sábado, 29 de junio de 2013

TRIPLE EQUIS. Mi primera vez, romanticismo cero

Ayer, después del colegio me fui a un centro comercial cercano y entro a uno de los baños a curiosear, estaba nervioso, bueno tengo 16 años y aún virgen.
Entro al cubículo de la poceta y cierro la puerta sin pasar el pestillo. En los urinarios, un señor de unos 40, 45 años orinando o que se yo haciendo que, lo cierto es que se dirige al lavamos y mira a través del filo de la puerta donde yo estoy, yo también miraba…se acercó abrió la puerta con el pantalón abierto y su pene casi erecto al descubierto. Me levanto y luego me agacho para introducirlo en mi boca, me levanta y me dice si quiere me coja, le digo sí, me bajó con fuerza los pantalones, sacó un condón y sin preámbulo introdujo su pene con tal fuerza que el dolor fue intenso y no había donde moverse. Me tapo la boca y me sujetó con fuerza, dio otro empujón para terminar de penetrarme. Comenzó a darle muy duro y rápido, todavía tapaba mi boca pues yo intentaba gritar.
Sentía un dolor tremendo pero fue cediendo hasta sentir algo de placer, cosa que duró poco, pues se corrió muy rápido (en ese momento no sabía de tiempos). Se quitó el condón y se fue. Yo quedé ahí, adolorido y desvirgado de la manera más horrible, nunca pensé que mi primera vez iba a ser así. Salí del baño y me fui a casa con una sensación de querer más…

miércoles, 26 de junio de 2013

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PECADO CAPITAL 3. Ira

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Guanta estaba en su casa atendiendo a sus hijos, se sentía miserable planificando su venganza pero no podia echar hacia atrás, la rabia eras más fuerte que todo.

 –Vas a pagar caro, muy caro todo lo que estás haciendo–. Entró al facebook y consiguió la cuenta de Tabay, –Mmmm interesante…tiene una relación con África…Hola África quiero ser tu amiga–.



***

Trinidad, en un descuido entró a la celda la máxima donde se encontraba “La Jefa” dando algunas órdenes, tenía puesta la mancuerna en la mano; le había dado un par de golpes a un niño de 12 años que no quería hacer caso y ahora era la diversión de 20 presos.

–Caramba Trinidad, bienvenido, parece que tienes ganas de experimentar–. Le dió un golpe en la cara que lo lanzó al piso. –Cometiste un error entrando aquí mariquita– lo tenía agarrando del cuello mientras lo veía fijamente a los ojos. Lo arrastró por los pelos frente a otro grupo de jóvenes, el más jóven tenía 15 años.

–Muchachos, aquí tienen a esta negrita para que la disfruten–Se acercó al oído y le dijo: –Luego de esto vas a entrar a mi círculo de confianza, esto va a ser tu graduación, pero te arriesgas a contraer cualquier enfermedad, todos estos carajitos tienen alguna venérea, pero no sabemos quién…y no hay condones chico, disfruta el festín–

 La Jefa salió de la celda y cerró con candado. Quíbor y Tocuyo lo desnudaron y comenzaron a golpearlo. Lo montaron en un gran meson de madera, lo colocaron boca arriba en el borde del meson, le amarraron los brazos en los extremos y las piernas alzadas hacia atrás también amarradas a unas cadenas que colgaban del techo. A lo lejos se escuchaban los quejidos del niño mientras 30 jóvenes lo violaban uno detrás de otro y de vez en cuando se escuchaban golpes.
Se acercó al mesón el primer muchacho, otro se montó y se fue directo a la cara de Trinidad para que le hiciera sexo oral, se sentó en sup echo mientras le introducía el pene en la boca.  Sin ningun gesto de sentimiento el otro muchacho penetró sin lubricación ni protección. Trinidad pegó un grito que lo cayaron con un fuerte golpe en la cara. Comenzaron a pasar uno por uno, se intercambiaban entre su ano y su boca no importaba como saliera el pene, sucio o limpio iba directo a la boca de Trinidad.
El siguiente que venía a violarlo era cada vez más salvaje que el anterior. Algunos acababan dentro de él, otros en su boca. Trinidad estaba al borde del colapso, su ano estaba dilatado al doble de tamaño, por ahí habían entrado manos y palos. Se acercaron otros muchachos más para seguir con la violación.
Trinidad comenzó a agitarse y convulsionó, algo que a los demás no los distrajo y continuaban con la aberrante escena. Cuando quedó quieto el cuerpo, lo desencadenaron y lo tiraron al piso. –Llamen al médico pa' que se lleven al muerto, sáquenlo de aquí– dijo el mayor de la máxima.
–Coño de la madre, la idea no era que muriera, ¿quién permitió eso? Ustedes estaban a cargo par de inútiles. Quíbor ve a averiguar al servicio médico– Tocuyo se quedó ahí custodiado por un para de jóvenes más. La Jefa se acercó, se colocó una mancuerna encada mano y no paró de golpear a Tocuyo hasta verle la cara destrozada y muerto. Agitado por el esfuerzo y la rabia le dijo al cuerpo inerte de Tocuyo: –Aquí decido yo quien coño muere y acabo de decidir que tú–

Quíbor entró a la celda corriendo con información. –Jefa, no está muerto, pero sí delicado, lo trasladaron a un hospital cercano–Ustedes dos, llévense a Quíbor ya saben a que sitio– Quíbor vió a su primo tendido en el piso y ensangrentado. Lo agarraron por los brazos, salieron del reclusorio y lo lanzaron por un barranco bastante profundo y fue a dar al fondo justo donde habían otros cadáveres de niños que no cumplían las órdenes de La Jefa.

sábado, 22 de junio de 2013

TRIPLE EQUIS. Con el closet abierto. Mes del orgullo gay.

--> Llegaba al automercado en taxi y al bajar del auto fui directo al baño a orinar. A mi lado un hombre alto, fuerte y velludo me miraba y se sonreía, hice lo mismo y me asomé a ver su pene. Se lo tocó y con las mismas se lo guardó. “Hasta luego” me dijo, salió del baño y entró al supermercado.

Nos cruzamos en los pasillos, al terminar de pagar y salir, se me acercó “¿Tienes carro, te doy la cola?”. Le dije que sí. Ya en el carro y sin perder tiempo se saca el pene y me dice “ponte a mamar” me baja la cabeza y la dirige a su entrepierna.
Comienzo el sexo oral y al instante empieza a decir cosas y una de ellas me indignó: “ustedes los maricos maman guevo divino coño”. Me aparté, en su mano derecha tenía un anillo. “¿Cómo es la vaina? ¿y tú qué eres?”. “Yo estoy casado y con chamos, me gustan las mujeres, sigue mamando que me tengo que ir y te voy a llevar”. Yo seguí, mis ganas eran mayores que mi indignación.

Nos volvimos a ver; almuerzos, cine, cenas, paseos. Tres meses en una relación que no iba a ningún lado, pero él era amable, atento, jodedor y siempre quería –y lo hizo– pagar todo. Siempre que hablamos de sexo y los gays, se refiere a “ustedes los gays”, eso me reventaba y se lo reclamaba.
Cuando pudo cuadrar, fuimos a un hotel para tener sexo. Solo habíamos tenido oral de mi parte. Nos desvestimos, no hubo contacto previo. Quedamos desnudos, de pie y me dijo “tírate en la cama” me puse boca arriba y se me lanzó encima. Intenté acariciarlo y besar su cuerpo pero él me evadía. Antes que me penetrara lo fui a besar en la boca y me detuvo poniendo su mano en mi pecho “Eh eh eh yo no beso a hombre mi pana, eso es de maricos y ya te dije que lo que quiero es cogerme un culo”.

Me penetró. Debo reconocer que tiraba muy bien. Pero su homosexualidad machista enclosetada me tumbaba las ganas. De nuevo su frase: “Uf ustedes los maricos saben culear, mejor que las tipas”. Ni una caricia, ni un cariño. Sexo animal, básico y sin sentimientos. Me detuve. “apártate por favor, para, no quiero seguir”. “¿Qué pasa?, no he acabado, dame culito. Coño ustedes los maricos si se enrrollan”.

“Pana yo no busco sólo sexo, busco una relación, quiero alguien que esté claro con su sexualidad y no enclosetado, casado y encima se crea que no es marico. Anda pal coño. Ojalá  nunca te enamores de un tipo porque ahí te vas a enterar de lo que va esta vaina GUEVÓN”, me vestí y me disponía a salir. “epa ¿y no me vas a pagar la mitad del hotel?” “Llama a uno de esos maricos que te coges que te lo pague. Aunque lo niegues mil veces eres marico, eres bisexual, vas a tener que vivir con eso.” Ahí se quedó, desnudo, pensando en el coitus interruptus