sábado, 4 de abril de 2015

SERENDIPIA 7

Roberto esperaba el fin de semana a su sobrino Gonzalo que llegara al apartamento. Ya habían cuadrado una semana antes para que lo ayudara con algunas tareas del colegio pues su mamá se iba de viaje de trabajo.

–¿Y de qué es la exposición?
–De animales en extinción, un trabajo de Ciencias, tengo que buscar información, notas de prensa, artículos, documentales que se han hecho y bueno recopilarlo, necesito usar internet y transcribir cosas, copiar y pegar.
–Un trabajón entonces.
–Si…¿me vas a ayudar?
–Bueno para eso viniste, a que te ayudara.

Luego de tomarse un refresco ambos, se pusieron a buscar información,copiaban y pegaban la más importante que conseguían. En un descanso Gonzalo abordó el tema pendiente de hace unas semanas.

–Después que terminemos, ¿hacemos lo que te pedí la otra vez?
Roberto se le quedó viendo a los ojos –Ya veremos, ya veremos. Voy a servirme una copa de vino, ¿quieres tomar algo?.
–Ay sírveme a mi un poquito de vino.
–Estas muy chiquito para estar bebiendo alcohol.
–Ay tío, ya yo bebo con mis amigos, además estoy en tu casa, no va a pasarme nada.
Roberto se imaginó a su sobrino borracho teniendo sexo con él en su cama.
–Pero sólo un poco.

Luego de tres horas de buscar informción y de tres copas de vino cada uno, decidieron parar y Roberto se fue a dar un baño, estaba algo mareado.

–<<Le pusiste el polvito en la copa?>>
–<<Sí mamá, ya le hizo efecto, se va a duchar y voy a aprovechar para hacer lo otro, te dejo>>

Entró al cuarto de su tío, buscó la pequeña cámara que tenía su tío y la puso en el mueble que está frente a la cama, midió la distancia y la altura, y la tapó con una franela blanca. Esperó a que su tío saliera de la ducha para comenar a grabar. Trajo otra copa de vino y la puso en la mesita de noche. Se quitó la ropa y se quedó en interior. Roberto salió.

–Hola tío, comencemos, enséñame lo que sabes –Le dio la copa de vino con otra c´åpsula que le echó y Roberto se la tomó de un trago.
–Carajito estás jugando con fuego.
–Eres tú el que quiere quemarme.

Roberto se le acercó y le quitó el interior. Le agarró la cabeza y la acercó a su pene para que lo mamara. Luego de unos segundos empujó a su sobrino y lo volteó, le puso lubricante entre las nalgas y se acostó sobre él comenzando a penetrarlo.

Cuando tenía a su tío cerca, le dijo al oído que lo amarrara. Robertó se levantó y buscó unas cintas.
–Tío no me des duro por favor, no lo hagas.
–Te voy a dar duro ¿No quieres aprender? –Comenz´ø a amarrarlo y Gonzalo se quejaba que estaba muy apretada la cinta –Me duele tío, me duele–
Roberto sólo le decía que aguantara y lo penetró de una vez. Gonzalo gritaba y gemía, Roberto lo penetraba sin  delicadeza.
Gonzalo volvió a susurrarle al oído para que lo volteara. Lo hizo y se puso de manera que se le viera la cara en la grabación. Comenzó a gritar y decir que le dolía pero su tío no le prestaba atención o simplemente le decía que se callara.

Volvió a voltearlo y siguió penetrando a su sobrino. Nuevamente le volvió a susurrar al oído –Échame la leche adentro–. Bastaron esas palabras para que Roberto se corriera dentro de su sobrino.

Robertó cayó en la cama como un plomo, no volvió a moverse. Gonzalo aprovechó para revisar la grabación, se había cortado antes de terminar pero había grabado lo suficiente.
Tomó con un paño la çeamara y la limpió igual que la cinta que guardó en la mesita de nosche y la cámara la dejó en un rincón luego de hacer que su tío dejara sus huellas en ella.

Buscó una aguja y se pinchó el dedo, dejando  caer unas gotas de sangre en lás sábanas, en el baño y en la alfombra. Con las cintas  se hizo daño en las muñecas para que tuviera rozetones en ellas.

Fue a la cocina, tomó una sartén y valiéndose de su fuerza se dio un golpe con ella en la cara, lo que hizo que se mareara y cayera al piso. Al reponerse se levantó, guardó la sartén y se fue de l apartamento sólo con la franela y el interior puestos. Comenzó a llorar, pero no había nadie en la calle.
Caminó hasta el módulo de la policía más cercano. Al llegar tocó la puerta saludó y cayó al piso desmayado.

Luego de un rato despierta y Gonzalo no ice nada, sólo repite que se lo violaron. La policía opta por llamar a la policía científica para hacerle los exámenes forenses correspondientes y descartar una violación.

Mientras Gonzalo espera sentado en una oficina solo. Aprovecha y llama por teléfono a su mamá.
–<<Listo, estoy en el CICPC, no puedo hablar, luego te explico>>
Se volvió a sentar sonriendo hasta que entró un policía y su rostro volvio a quedar mirando hacia la nada.

1 comentario: