martes, 12 de mayo de 2015

SE ME ANTOJA QUERERTE 7


Amadeo y Andrés

–Entonces el señor te dejó, te maleteó pues–Le decía Andrés a Amadeo–.

–Mmmm buenono tan así..decidió terminar la relación y yo estuve de acuerdo.

–Ja, ja, ja eso no es lo que parecía con el escándalo que tenían en la calle, estoy ciego pero no sordo. –Estaban sentados tomando un café cerca del lugar donde Amadeo tuvo el incidente con Aníbal, su ahora ex.

Cada uno contaba la historia de su vida. Andrés le contó como quedó ciego y Amadeo le daba detalles de su relación con Aníbal. Según le iba contando se daba cuenta que estaba con el señor más por su dinero que por el amor que le tenía, aunque si lo quería mucho pero era una importante estabilidad económica que, aunque sus padres no eran pobres, más bien tienen dinero sin ser millonarios, no le daban lujos ni caprichos. Aníbal se los complacía todos. Mientras estaba con su pareja, tenía sexo con amigos y gente que conocía por internet –En Grindr se consiguen unos tipazos –Decía–.

–Espero que por lo menos te hayas protegido, tanto por ti como por el señor.

–Claro pana, en eso si estoy claro.

–¿Te das cuenta que si esto es una cita has comenzado muy mal tu presentación?.

Amadeo se puso rojo y se quedó en silencio –Eh buenoyosólo es un café.

–Tranquilo, tampoco es para que te ruborices, es broma, es sólo un café.

El muchacho no entendía como estando ciego podía saber lo que le pasaba.

–Estoy ciego, pero mis otros sentidos están alertas y no pases tus manos frente a mi.

Volvió a ponerse rojo y le pidió disculpas. Pidieron otro café.



Andrés sin embargo no tenía muchas experiencias ni en el amor, ni en el sexo. La gente lo rechazaba por estar ciego o lo utilizaban, aprovechándose de su condición; le han robado dinero y han utilizado sus tarjetas de crédito sin su consentimiento. Hasta lo han asaltado sin el percatarse en el momento, cosa que ha logrado perfeccionar con los años, ha practicado defensa personal para personas con alguna discapacidad.



–¿Pero eres virgen?

–¡No! Ya te dije que tuve un novio y he estado con gente, pero gente mala de alguna manera, por eso no me he relacionado mucho.

–¿Y por qué conmigo sí?

–No séalgo me dice que eres distinto. No bebas de mi café.

Amadeo estaba impresionado de su sensibilidad para percibir todo. Le llamaba la atención Andrés, sentía que estaba con el superhéroe DareDevil.

–A veces me gustaría tener poderes así que adivine vainas o tener fuerza descomunal, no sé.

–Jajajajaja Amadeo yo no tengo poderes, la verdad que no querrás estar ciego. Yo lo que he aprendido es a fortalecer mis otros sentidos para contrarrestar el que no tengo, pero eso se logra con práctica no con poderes especiales de los cómics.

Amadeo le pidió disculpas a lo que Andrés se le rió en la cara pues no había nada que disculpar.



–Necesito ir al baño–Dijo Andrés–.

–Te acompaño que yo también me estoy meando.



–¿Te ayudo?

–No, yo se donde me queda el pipí, tranquilo, orina en tu sitio que yo orino aquí.

Al baño entró otra persona y se colocó al lado de Amadeo, se puso a orinar y Amadeo le vio de reojo el pene, el hombre se dio cuenta y comenzó a tocarse y estirarse el pene mientras veía al muchacho. Andrés se sonreía, terminó de orinar y se fue al lavamanos.

 El hombre se fue del baño y Amadeo se acercó al lavamanos.



–Uf estaba cargado..

–¿De verdad? Parecía que estabas más pendiente del pipí del pana que de orinar

Amadeo volvió a sorprenderse.

–No te sorprendas.

–¿Pero qué sabes tú?

–Ninguno de los dos estaba orinando,  ¿qué quieres que piense?

–Bueno, mi pana yo puedo hacer lo que me de la gana.

–No y a mi me importa muy poco lo que hagas, es tu vida.

–No hice nada con el tipo sólo lo vi.

–No te estoy pidiendo explicaciones.

Hubo un silencio y salieron del baño.

–Ay carajito te hace falta aprender mucho, estás chamo todavía, no es que yo soy un viejo, pero bueno, te hace falta vivir y no me refiero a que tires como loco.

Amadeo se le quedó viendo unos segundos y se sonrió.

–¿Qué?

–Nonada, sólo que me caes bien mi pana y quisiera verte de nuevo.

–Tú también me caes bien y sí, también quisiera verte pero no puedo, nos encontraremos de nuevo.


Amadeo acompañó A Andrés al metro, lo dejó entrando en el vagón, quería asegurarse que quedó a buen resguardo. Volvió a salir a la superficie con una sonrisa en la cara. Sacó su iPod, se puso los audífonos y se fue caminando.

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