martes, 26 de mayo de 2015

Se me antoja quererte SEGUNDA TEMPORADA Capítulo 2


Amadeo salía de la universidad, era mediodía y ya estaba libre. Llamó por teléfono a Andrés pero salió la contestadora enseguida.

–Déjame mandarle un mensajitoverga el pana es ciego, qué pilasle dejaré un mensaje de voz –Esperó que terminara de hablar la contestadora y habló.

–<<Hola Andrés es Amadeo, te llamaba a ver que hacías y si nos veíamos, avísame>>.

Se guardó el celular y siguió caminando rumbo al metro. Le vuelve a sonar el teléfono pero era un mensaje. Era su exnovio Aníbal.

–<Hola, ¿cómo estás? Ya saliste de la universidad? Quiero verte, puedes ahora?>

–<No he almorzado, ¿me invitas?>

–<Ok, acércate a la torre. Quiero cogerte>

–<Ya voy para allá>



Amadeo se sonrió, guardó el celular. Sabía que iba a comer en un restaurante caro, pero también sabía que a cambio tenía que tener sexo.

Aníbal tira rico, almuerzo fino y echo una tiraíta–Pensaba Amadeo–.



Llegaron al restaurante. Amadeo no lo conocía, ya por la entrada se notaba que era caro. Una fachada de vidrio, una puerta de madera y a lo alto colgaban helechos que llegaban justo por encima de sus cabezas. Piso flotante de madera, Mesas de acero y vidrio y unas sillas en aluminio. La carta era de platos de autor, fusiones, cada semana cambiaban el menú. Los postres eran de otro mundo. Dulces clásicos de la cocina criolla llevados a otro nivel. Amadeo estaba encantado.

–Este lugar está arrechísimo, ¿es nuevo?.

–Debe tener un mes, la comida es excelente.

–Todo es excelente aquí, burda de de pinga. Verga la tirada va a tener que estar a la altura de este restaurant, pusiste alto el listón.

Aníbal se aclaró la garganta y no le dio importancia al comentario, le entregó la carta a Amadeo para que eligiera un plato.

–¿Quieres tomar vino?

–Si, hoy me provoca vino.

–Me sales caro carajito.

–Tú me escribiste, no fui yo.

–Quiero pedirte disculpa por lo de la otra vez, no debí comportarme así ni golpearte –Aníbal le tomó la mano y luego le pasó la mano por la cara–.

–¿No te da pena que te vean tan cariñoso en un sitio público y con otro hombre?

–Mira a tu alrededor y cuenta cuantas mujeres hay.

Al voltear hacia atrás y echar un vistazo por todo el local se dio cuenta que había tan sólo cinco mujeres, de resto hombres, tres en una mesa, cuatro más en otra y hasta dos en actitud de pareja.

–¿En serio? Esto es un local gay?

–Bueno, en realidad no lo es, pero es gay friendly como dicen ustedes.

–¿Tú quieres volver conmigo?

–No me has dicho si me disculpas.

–Si, si te disculpo, pero  ¿me estás pidiendo que volvamos?

–Yo no he dicho eso, pero siento que me precipité al dejarte

–Estoy saliendo con un carajo, mayor que yo.

–¿De mi edad?

–No, mucho más joven–. No le dijo ni la edad ni que era ciego–.

–Bueno pero ¿qué tendrán, un mes saliendo?

 Llegó el mesonero y les tomó la orden, la pregunta se diluyó en el aire. Amadeo le preguntó por su trabajo y si estaba saliendo con alguien. Aníbal le dijo que no y no había tenido sexo desde la última vez con él que fue hace más de un mes.

–Marico pero te habrás hecho la paja ¿no? Porque tú eres tirón.

–Por eso te escribí, tú me pones quesúo y me das morbo y prefiero hacerlo contigo que con un extraño. Si quiero volver contigo.

Amadeo se atragantó con el vino y no supo contestar en el momento, bebió otro sorbo.

–Te voy a ser sincero, tú me gustas que jode, pero no estoy enamorado de ti, la paso muy bien contigo, me has enseñado burda de vainas, he conocido muchas cosas y lugares contigo, tiras rico, pero ya...

–Y te di buena vida y plata bebe. ¿No quieres tener eso otra vez?

–Si, si estás dispuesto a estar con alguien que sólo quiere tu dinero y tirar, aquí estoy.

–Acepto



Sonó el celular de Amadeo. Era Andrés.

–<<Hola chamín, disculpa es que tenía el celular apagado, estaba en reunión. ¿dónde estás? ¿nos vemos?>

–<Hola, ahora el que está ocupado soy yo, pero apenas me desocupe te llamo y nos vemos>

–<Vale, avísame, te me cuidas, un beso>

–<Igual>



–¿Es tu novio?

–No es novio, estamos saliendo apenas.

–¿Te cogió?

–No.

–¿Te va a coger hoy?

–No lo sééé

–Yo te voy a coger primero, te voy a dar tan duro que no te van a quedar ganas de que te coja otro hoy.

A Amadeo le estremecieron esas palabras y su pene buscaba espacio entre sus piernas.

–Mira como me pusiste–Aníbal le tomó la mano a Amadeo y se la puso sobre el pantalón para que notara su pene, que ya humedecía la tela.

–Estás lubricando.

Llegó la comida, la presentación de los platos sorprendió a Amadeo. La vajilla y la cubiertería eran de por lo menos hace 70 años o simulaba ser de esa época. Contrastaba con la modernidad del local, era lo que más llamaba la atención en el restaurante.



Al terminar de comer pidieron el postre, Aníbal se tomó un café negro y pidieron la cuenta. Amadeo vio de reojo la factura y el precio era una barbaridad, algo que en su vida el podría permitirse. Aníbal sacó su tarjeta de crédito negra.

–Mira lo que hago por ti, espero que en un rato me lo retribuyas.

–Eso que no te quepa la menor duda.

–¿Estás seguro que te vas a ver con el noviecito hoy? Te quiero en mi cama hasta que amanezca.

–Amaneceremos.

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