viernes, 5 de junio de 2015

FINAL DE TEMPORADA Se me antoja quererte 10

Adriano y Américo

Adriano, ya estaba saliendo del trabajo para ir a buscar su carro en el taller. Toda la tarde estuvo recibiendo mensajes y cadenas de Américo, algunos los leía otros no, el día estuvo lleno de trabajo.

Al llegar a la planta baja de la torre donde trabaja se consiguió a Américo.
–¿Qué haces aquí? Ya te dije que terminamos, no quiero saber de ti.
–Esta mañana hicimos el amor en tu oficina.
–Esta mañana me tenías amenazado con una navaja, me violaste practicamente.
–Pero te gustó.
Hubo un silencio de varios segundos y volvieron hablar.
–Me tengo que ir, me están esperando.
–Yo te llevo al taller para que busques el carro.
–¿Qué te pasa? ¿cómo sabes eso?
–Te he estado siguiendo, eres mi novio, anda vamos que te van a cerrar

Luego de varios minutos de estira y encoje, Adriano accedió a que le diera la cola. Durante el recorrido iban discutiendo de que ya no eran novios pero Américo insistía que sí, que se amaban y deberían luchar por lo que sienten dejando atrás lo pasado.

–¿Pero cómo atrás? Si lo trajiste tú al presente al decirme que me conocías y me estuviste siguiendo por años. ¿Te parece normal eso?
–Es que yo te amo desde siempre mi amor.
–No me digas mi amor Américo, sí, te amé en esos ocho meses pero tumbaste toda posibilidad de relación con esa confesión tan bizarra y retorcida. ¿Sabes que te puedo denunciar por acoso?.
–No serías capaz, yo te amo y me amas, hicimos el amor
–COÑO ¿QUE AMOR? ME VIOLASTE EN ESE BAÑO.
Américo frenó el carro.
–Te voy a pedir que no me grites porque yo no estoy discutiendo contigo, hablamos de manera civilizada. Te estás poniendo violento.
–¡Ja! Ahora el violento soy yo. Américo me das miedo, de pana guevón. Tú no estás bien.
–Yo lo que sé es que te amo mi amor y quiero seguir a tu lado, no he dejado de estarlo, ya llegamos, ve a buscar el carro que yo te espero.

Adriano entró a buscar el carro,  pensando el dineral que iba a ser.
–Esto me va a arruinar la quincena–Pensaba.
Le dieron la factura con todo lo que habían hecho.
–Pero aquí no dice cuanto es.
–Fueron cinco millones de bolívares
–¡Dios mio! aceptan divisas supongo
–Si señor pero el servicio ya está pagado, no debe nada.
–¿qué? ¿cómo es eso?
–Al mediodía vinieron a pagar el servicio del carro y nos avisaron que usted vendría en la tarde a retirarlo.
–Coño de la madre, coño de la madre, este fue Américo, ¡verga con este loco de mierda!
–Ok, gracias señorita, ¿ya me lo puedo llevar?
–Sí claro, el mecánico tiene las llaves de su carro.
 Salió del taller con el carro pero Américo ya no estaba.
–Este gran carajo se fue, de bolas, sabía que le iba a formar un peo.
Mensaje.
–<No me odies, pagué el servicio del  carro, feliz mesario>
–<Ahora espero que tu regalo esté a la altura del mio, besos te amo>

–Este tipo está mal, está mal, ya me estoy cagando, ¿qué hago, qué hago?
Llegó a su casa y de nuevo Américo estaba ahí, fuera de su carro y con un ramo de nueve rosas rojas. Adriano estacionó el carro y se acercó.
–Américo, voy a ir a la policía, tú estás mal de la cabeza.–En un descuido Américo se le acercó y le plantó un beso en la boca, algo que a Adriano lo hizo ceder unos segundos hasta que reaccionó y se apartó.
–¿Estás loco? ¡¡¡Estamos en la calle me puede ver alguien!!!
Américo se arrodilló y extendió el ramo para que Adriano lo tomara.
–Perdóname, se que he hecho locuras y te he atormentado, te pido perdón por eso, pero también te pido que lo pienses y vuelvas conmigo, yo te dejo quieto y tú lo piensas y me llamas, ¿sí? No quiero perderte, eres todo lo que tengo en esta vida, no me dejes.
Adriano apretó las flores y comenzó a dudar y bajó la guardia.
–Párate del piso por favor. Está bien, te perdono, no quiero verte cerca de mi, déjame respirar y decidir que hacer.
Adriano comenzó a caminar hacia el edificio y Américo entró a su carro pero viendo a su novio entrando.
Un vez en planta baja, se dio cuenta que no podía subir con las flores a la casa, su mamá le iba a  hacer preguntas, Vio un jarrón en una mesa del lobby y las puso ahí. Se montó en el ascensor.

Entró a su casa y recibió un mensaje.
–Despreciaste mis flores, ya veo que lo que te dije no te importó, así me pagas, gracias>
Saludó a su mamá, entró a su cuarto, le quitó la batería y el chip al celular y lo botó a la basura. Se lanzó en su cama a llorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario