martes, 28 de julio de 2015

SE ME ANTOJA QUERERTE 7

Andrés y Amadeo

Andrés había cuadrado con Amadeo para verse tempano en la mañana antes de ir ala Universidad, entraba más tarde, aprovechando que en el bufete no tiene horario de entrada lo esperaba para desayunar juntos.

Mientras lo esperaba  en un banco de la plaza dos muchachos se le acercan para pedirle que si le podía cambiar un billete de 100 por dos de 50. Andrés, oliéndose la malicia de los jóvenes sacó los dos billetes de 50 para entregarlos y recibir el otro billete. Le estaban entregando un billete de dos.

–Soy ciego pero no estúpido –haló sus billetes de 50 pero los muchachos comenzaron a forcejear con él para quitarle el billete, la billetera y el maletín. Entre los golpes, Andrés sin soltar nada le daba golpes con su bastón, pero estos se lo quitaron y lograron quitarle el maletín, pero Andrés se les abalanzó.
–¿PERO ESTE NO ES CIEGO PUES? –Mientras ocurre la pelea hay transeúntes que pasan y otros que ven a lo lejos pero nadie interviene.

Cuando intentan zafarse, a lo lejos llega corriendo Amadeo que coge a uno de ellos del pelo y lo jala, cuando lo tiene en el piso comienza a golpearlo una y otra vez, pero el otro muchacho logra huir con el maletín.
Amadeo no para de darle golpes hasta que aparece la policía y los separa. El muchacho visiblemente agresivo y ofuscado quería seguir golpeando al ladrón pero otro policía retiene a Amadeo. Todos, incluido Andrés van a la policía municipal a rendir declaraciones.

El muchacho que intentó robar a Andrés lo estaba atendiendo un médico de la alcaldía.
–No joda, al mamaguevo ese lo atienden pobrecito y aquí uno retenido quien sabe hasta cuando.
–Quédate tranquilo que ya nos vamos a ir.
–¿Te hicieron algo esos idiotas? Lástima que el otro se fue.
–No, sólo unos jalones, nada grave. Gracias por ayudarme, por primera vez me sentí inútil e impotente, por mi mente pasó extrañar poder ver, fue una sensación extraña, nunca me había pasado. Creo que sobrevaloré el poder de mis otros sentidos.
–No chico, no digas eso, si nos pasa teniendo los cinco sentidos en esta ciudad que es bien maldita.
–No hables así Amadeo.
–Es la verdad, esta ciudad es un infierno y encima van y ayudan al guevón ese a curarlo.
–Le partiste la nariz
–Le quería partir todos los huesos.

Se levantó de la silla y se fue directo donde estaba el muchacho.
–Te vienes a meter con un carajo que está ciego que no se puede defender ¿verdad? Métete conmigo –Volvió a lanzarle un golpe que lo tumbó con todo y silla y comenzó a darle patadas hasta que llegaron dos funcionarios a detenerlo.

–¡AMADEO QUÉDATE QUIETO!
–Su amigo queda detenido señor. Usted espere mientras le toman la declaración.

40 minutos después daba declaración Andrés y el ladrón. Andrés solicitó ver a Amadeo para hablar con él antes de declarar.

–Hace un rato te di las gracias por  haberme ayudado pero ahora me estoy arrepintiendo.
–Coño es que me da arrechera que están robando a la gente y más a una persona discapacitada.
–Bueno ya, cálmate, a ese tipo lo van a dejar detenido aquí y tú y yo nos vamos a ir luego que des tu declaración.

Amadeo rindió declaración y luego de conversar un buen rato con los policías, lo dejaron libre, pero lo iban a dejar 24 horas detenido por desacato.

–Ya no voy a ir a la Universidad, no llego.
–Yo tampoco iré al bufete, ya dije que estaba en este inconveniente. De hecho mi jefe metió la mano también para que salieras, conoce al  director de la policía.
–Ahora te tengo que agradecer a ti.
–Sí…y mucho je, je, je me vas a invitar el desayuno / almuerzo.

Y Amadeo lo invitó a almorzar. Un restaurante relativamente nuevo cerca de las faldas del cerro que domina la ciudad.

–¿Y puedes pagar esto?
–Si, tengo dinero.
–Ah claro, es verdad que ayer trabajaste. ¿por cierto como fue tu primer día de trabajo?
–Ja, ja, ja ¿de verdad quieres saber?
–Te pregunté, obvio que quiero saber.
–No lo vas a creer, mi primer cliente fue el novio de mi abuelo.
–¿Qué? ¿El novio de tu abuelo?
–Si, bueno ex.
–Ah bueno, bueno, eso te exime de culpa.

Amadeo se le enrojeció la cara de la pena pero luego se rieron. Le contó lo que sucedió luego con su abuelo cuando llamó a su ex para proponerle vivir juntos cuidando a Daira –mi abuelastra–.

–Como te dije hace unas semanas Amadeo, ten cuidado, esta vez fue el novio de tu abuelo, pero luego puede ser un mafioso o un sádico, un narco y puedes estar en peligro, ese mundo es muy duro.
–Tranquilo, trabajo con mi ex.
–Ay Amadeo, tu ex no es tu amigo, que te quede claro.
–Te preocupas mucho por mi. Pareces que estás enamorado de mi, o peor, que eres mi novio.
Se hizo el silencio y Andrés se levantó para ir al baño.

–Creo que la cagué… –Se levantó y se fue al baño.

Entró al baño, vio a Andrés y reviso que no hubiese nadie. Pasó el cerrojo de la puerta.
–¿Qué estás haciendo?
–Discúlpame, no quise decir eso.
–No, tienes razón, me preocupo demasiado.
Amadeo le dio un beso en la boca que duró varios segundos, fue correspondido.
–Yo también estoy sintiendo cosas por ti. Cuando estaba con este tipo, te me viniste a la cabeza y no te saliste e ahí.
–Lo sé, recordaste lo que te dije en el parque. Te sentí Amadeo, te ví.
Volvieron a besarse.
–Estás a tiempo de dejar ese trabajo.
–No lo voy a hacer.
–¿Por qué?
–Porque quiero independizarme, vivir en mi propia casa y llevarte conmigo.

Un tercer beso apareció y fue interrumpido por alguien que le daba vueltas al pomo de la puerta.

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