Amadeo y Andrés.
Un apartamento tipo estudio era el lugar
del encuentro. Dos hombres esperaban a un tercero para tener sexo. Uno activo y
el otro pasivo, el tercero que llegaría es versatil.
Este sería el último cliente que
atendería Amadeo, era un compromiso ya adquirido por el que le iban a pagar una
fuerte cantidad de dinero.
Dos hombres de 50 años teniendo sexo con
un joven de 21 años. La fantasía de dos maduros.
Tocaron la puerta, uno de los caballeros le
abrió, al ver a Amadeo se emocionó, estaba en toalla. Cuando el muchacho entró
se la quitó y besó a Amadeo en la boca, mientras el otro hombre iba por detrás
del muchacho para besarle el cuello y quitarle la ropa. Cuando ya estaban
desnudos, el señor que estaba por detrás de Amadeo se detuvo.
–Antes de seguir, vamos a hacer lo
acordado.
–Ok –Dijo Amadeo.
Abrió su bolso y sacó dos hojas de papel y
se las entregó al señor.
–Muy bien, me gusta.
–Ahora quiero ver las de ustedes –Dijo el
muchacho
Le entregaron cuatro hojas, el hombre que
lo había recibido en toalla se agachó para hacerle sexo oral al joven mientras
este revisaba los exámenes de VIH y verificar que también estababan negativos.
–Perfecto, comencemos.
Mientras uno le hacía el sexo oral, el
otro disfrutaba el beso negro que le hacía al muchacho. Al cabo de un rato, uno
de los hombres, el activo, les dijo a ambos que se lo mamaran a la vez. Los dos
se agacharon mientras que el hombre les daba cachetadas a los dos.
Unos minutos después el hombre pasivo se
fue a la cama y se colocó en cuatro esperando por Amadeo que se colocó
lubricante en su pene y en su culo pues el otro hombre lo penetraría a él.
Los empujones del activo hacían que
Amadeo penetrara al pasivo y en ese vaivén los tres estaban excitados, más aún
el muchacho que estaba entre los dos. Luego el activo retiro su pene para
penetrar a su pareja y este le haría sexo oral a Amadeo.
Asi estuvieron hasta que el pasivo se
corrió sobre las sábanas.
El activo le preguntó a Amadeo si quería
penetrarlo y este contestó que no tenía problema. Se pusiron de pie al borde de
la cama y Amadeo penetró al activo mientras su pareja se lo mamaba.
El muchacho aprovechó la excitación y el
morbo para darle con fuerza lo que hizo que el activo se corriera en la boca de
su pareja para luego este besarlo y pasarle su semen. Amadeo retiró su pene
para que el pasivo continuara el sexo oral hasta hacerlo acabar y hacer lo
mismo que su pareja.
Al correrse en la boca del hombre, este
se levantó y le dio un beso a Amadeo que no le agradó la idea de probar su
semen pero lo aguantó pensando en el dineral que recibiría.
–Toma, estuvo muy muy bueno esto –Cuatro
pacas de billetes sobre sus manos –La próxima vez será más dinero.
–Me parece muy bien Lo siento pero este
trabajito llega hasta aquí. Estaremos en contacto.
Llegó al hotel donde se estaba hospedando,
se quitó la ropa y se metió a la ducha.
–Huelo a sexo por todos lados así no
puedo salir.
Al salir del baño revisó su celular y
tenía un mensaje de voz –Debe ser mi cieguito.
–<<Mi amor espero que ya estés
desocupado, cuando oigas este mensaje sales y te vienes a esta dirección
Urbanización Las Lomas, calle Los pinos,
residencias Bucare piso 6 hay solo un apartamento, te espero.>>.
A Amadeo se le aceleró el corazón –Mi
cieguito ya alquiló un apartamento Dios, ya voy a vivir con él –Terminó de
vestirse y salió.
Al llegar al edificio, le paga al taxista
y sale del carro –Gracias.
Llega a planta baja y está el vigilante.
–Buenas tardes, voy al piso 6
–¿Su nombre?
–Amadeo
–Pase adelante señor Amadeo, cuando
llegue al ascensor espere adentro para que llamen y suba.
Mientras subía por el ascensor veía cada
detalle –Esto debe ser
carísimo, el alquiler será una barbaridad, puro lujo.
Se abrió el ascensor y ya estaba dentro
del apartamento. Unos ventanales inmensos donde entraba toda la luz que llenaba el espacio, piso de mármol
crema brillante, no había muebles, sólo la cocina estaba totalmente equipada, parecía industrial, todo en acero, tope de
marmol negro, una cocina de cuatro hornillas grandes y una larga adicional
entre ellas, nevera gris, microondas. Amadeo no podía creer lo que veía.
–Bienvenido a nuestro hogar –Apareció de
la nada Andrés con un ramo de rosas rojas.
Amadeo no podía borrar la sonrisa de su
rostro.
–Deja de sonreir y di algo
–¿Qué quieres que diga? ¡esto me parece
hermosísimo!
–Que bueno que te ha gustado, voy por
buen camino.
–Pero todavía no podemos mudarnos, no hay
nada aquí y esto debe costar una millonada en alquiler, tú estás loco.
–Bueno, he pagado y sigo pagando una
millonada, pero no en alquiler, este apartamento lo compré hace cuatro años y
lo sigo pagando y le he ido haciendo las cosas poco a poco, todavía faltan
cosas, no pensaba habitarlo aún pero tú apareciste y precipitaste las cosas.
–¿Tú quieres que yo viva aquí en tu
apartamento?
–Nuestro apartamento porque a partir de
hoy lo pagaremos entre los dos y lo equiparemos entre los dos, por eso es que
no hay muebles, quiero que tú los escojas.
–No sé que decirte cieguito, me has
dejado…uf, sin palabras.
–Sólo tienes dos opciones de respuesta,
si o no, yo espero que sea la primera opción pero eso te lo dejo a ti, siempre
te he dicho que tomes tus decisiones y yo la respetaré, esto seguirá siendo mio
si dices no, pero si dices si, será nuestro.
–Nuestro, claro que si, si, si , si
quiero, acepto, ¡quiero vivir contigo!
Tomó el ramo de flores y abrazó a Andrés
dándole un beso en la boca.
–Mi amor, eres la persona más maravillosa
que he conocido en mi vida, ya sé que me dirás que apenas tengo 21 añitos, casi
22 pero es la verdad.
–Y tu has sido una extraordinaria
sorpresa que llegó a mi vida en el momento preciso –Volvieron a besarse y Andrés
lo llevó a la habitación principal.
–Ya decía yo que no todo podía estar
vacío, aquí está la camota.
–Claro, hoy dormimos aquí y ahora haremos
el amor.
–Pero no tiene sábanas
–¿Y eso te va a detener?
Unos segundos mirando la cama, se sonrió
y comenzó a quitarse la ropa para luego quitársela a Andrés. Lo cargó y lo
llevó hasta la cama para luego fundirse en un beso y recorrer su piel a besos.
El calor llenó la habitación, sus cuerpos brillantes bañados por el sol, se
juntaba, se erizaban, cada dedo que recorría la piel era un escalofrío que les atravesaba
el cuerpo. Sus penes se rozaban, mojados en sudor se adherían uno al otro hasta
que la rigidez los separó. Un giro en la cama y ambos se dieron placer. Sus
bocas invadidas por completo del pene del otro y así hasta que ambos
explotraron su pasión deleitándose con el semen de cada uno.
Exhaustos por el calor, se tumbaron en la
cama quedándose dormidos varios minutos hasta que despertaron para irse juntos
a estrenar la amplia ducha
Mientras les caía el agua caliente Andrés
habló.
–Hoy es el comienzo de una hermosa
historia que no tendrá final.
–Y hoy comienza una nueva vida para mi y
comienza contigo por el resto de nuestras vidas.
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