jueves, 1 de octubre de 2015

Se me antoja quererte 9 #SMAQ


Débora y Alejo.

Ya habían pasado dos semanas desde que Débora terminó su relación con Alejo. Ella se estaba encargando del nuevo local y su ex del salón de belleza que tiene ella en el oeste de la ciudad.

Como estaba todavía con mucho sueño decidió irse en taxi al nuevo local. Mientras bajaba a la parada se le atravesó en el camino Rendel.



–Hola Arquímedes, ¡mira! Sigo vivo.

Débora, se tensó y comenzó a temblar –Déjame tranquila por favor, ya no sé como decírtelo.

–¿Cómo te voy a dejar tranquilo si tú me gustas y no me paras Arquímedes, bueno Débora porque te volaron tu verga, ahora tienes una cuquita –le agarró con la mano la mandíbula y se la apretó –¿Tú te acuerdas lo que te dije? Que no te operaras porque te ibas a arrepentir, te quiero macho, con pelos, con un guevo entre las piernas y vienes y te operas. Te jodiste Arquímedes, te jodiste –Seguía apretándole la mandíbula. Débora comenzó a llorar. Rendel la soltó –Arranca.



Débora comenzó a temblar y casi no podía caminar, cuando ya estaba cerca de la parada una moto se le planta enfrente.



–Móntate.

Un brinco la hizo dejar de temblar. –Estás loco, me acabas de amenazar y pretendes que me vaya contigo.

–Yo te llevo donde me digas, móntate.

–Yo me voy en taxi

Rendel sacó el arma y la apuntó – Te montas que yo te llevo a donde vayas.

–Débora no le quedó más remedio que montarse, se sujetó apretando las piernas contra la moto y sujetándose en la parte de atrás con las manos

–Sujétate fuerte porque voy a ir rápido. ¿Dónde vamos?

–Al este cerca de la plaza Italia.



Alejo iba subiendo por la calle para ir rumbo al salón de belleza, al doblar la esquina vio pasar a Débora montada en la moto de su primo.

–¿Pero que hace Débora con mi primo? ¿Se volvió loca? _Comenzó a llamarla al celular sabiendo que no le iba a atender pero para que supiera que la estaba llamando.



Cuando tomaron la autopista, Rendel aceleró aún más y comenzó a llorar, una mezcla entre rabia e impotencia por no tener a la persona que quiere. Al llegar a la plaza, Débora se baja de la moto y se quita el casco.

–Gracias por traerme, no hacía falta Rendel.

–Tranquilo, no me cuesta nada pero hay gente que si le cuesta hacer cosas por otros -Aceleró la moto y se fue, Débora se quedó con el casco en la mano.



Al llegar al salón de belleza Ramiro, su socio, le tenía una sorpresa.



–Me tomé el atrevimiento de coordinar una entrevista con la revista LOOK! Para promocionar los salones de belleza y para hablar…mmmm de ti, que eres transexual.

Débora cerró los ojos pensando que no le participan las cosas sino que se las imponen, pero accedió. –¿Cuándo es la entrevista?.

–Hoy a las 2 en una hora vienen a maquillarte y prueba de vestuario, van a tomarte unas fotos en el local y en la plaza.



Ya maquillada, con los vestidos escogidos para cada locación y todo dispuesto,  comenzó a las tres y cuarto la entrevista, luego harían las fotos al final de la tarde.



–Que tu recuerdes, ¿a que edad sentiste que no eras niño?

–Desde que tenía cinco años, recuerdo que me ponía las blusas de mi mamá, me ponía los tacones aunque me caía ja, ja, ja, pero sentía que eso era yo.

–Tu familia ¿Cómo lo tomó?

Débora cerró los ojos y suspiró, recordó el momento en que asesinó a su padre.

–Mi madre ha sido mi gran apoyo, mi madre y padre, mi pilar, todo lo que he logrado se lo debo a ella, esto que tenemos aquí aparte de Ramiro, mi socio, es gracias a mi madre que me impulsó y me apoyó desde el primer día. –No dio más información de su familia.

–¿Cómo ha sido la receptividad de la gente, de tu entorno al ver la transformación que has tenido?

–Bueno, hay de todo, la gente puede ser muy cruel, ignorante, que no sabe de lo que habla o lo que significa ser transexual, piensan que me gusta vestirme de mujer porque soyloquita”, hay gente que me insulta, otros me apoyan, otros simplemente me respetan y ya, lo importante es que la gente en contra es poca pero lamentablemente hace mucho daño.

–Has visto amenazada tu vida por ser abierta a lo que eres y decirlo a los cuatro vientos.

Volvió una pausa y un suspiro y respondió.

–Si...me he sentido amenazada, no puedo decir que temo por mi vida pero si, han llegado bastante lejos.

–Una última pregunta ¿te sientes un ejemplo para los jóvenes que tienen o sienten que no pueden hablar o decir lo que de verdad sienten y viéndote a ti se atrevan?

–No quiero sentirme como un ejemplo a seguir, quiero que la gente me vea como una persona que lucha por lo que quiere, trabaja por un sueño y vive en total libertad.



La entrevista comenzó hablando del local y los servicios que prestan terminando con preguntas personales. Débora estaba consciente que esa entrevista iba a generar múltiples comentarios y también clientes así que se sintió satisfecha. Vendrían las fotografías que se prolongaron por casi tres horas.



Al terminar la sesión de fotos estaba agotada pero llamó a Alejo para saber para que la llamaba, previamente le envió un mensaje respondiéndole para decirle que estaría ocupadísima con la entrevista.



–<<¿Qué hacías esta mañana montada en la moto de Rendel? ¿Te amenazó? ¿Te hizo algo? Dime la verdad>>

–<<Tranquilo Alejo, no pasó nada, al principio se me apareció de repente y me dijo una cantida de estupideces, luego apareció con la moto y me dijo que me llevaba, yo no quería pero me apuntó con el arma y me monté, pero no pasó nada, me llevó al local y se fue>>

–<<No quiero que te pase nada bella, no quiero que te vayas sola para allá>>

–<<Tranquilo Alejo, yo me sé cuidar, no me va a pasar nada>>

–<<Cuando llegues a casa avísame para acercarme>>



Débora llegó a su casa rápido gracias a Ramiro que le dio la cola hasta su casa. Alejo la esperaba en la entrada del edificio.



Se abrazaron, Alejo se le llenaron los ojos de lágrimas.

–No quiero que te pase nada mi Débora, quiero protegerte.

–Ay Alejooo, no te pongas así.

–Rendel es peligroso y no creo que después que le disparaste se quede tranquilo.

–Sabes que cuando estaba en la moto e ibamos por la autopista, estoy casi segura que Rendel estaba llorando, ¿por qué? No sé, pero estaba llorando.

–Que no te confunda esa debilidad de Rendel, ten cuidado.



Alejo invitó a cenar unas arepas a Débora y aprovechó para contarle lo de la entrevista y las fotos.

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