lunes, 9 de noviembre de 2015

Estreno: MALAS INFLUENCIAS. De donde vengo, a donde voy #FrançoisSomosTodos




Bueno, aquí estoy frente a la computadora pensando que escribir. Estoy de vacaciones y no saldré de viaje pues tengo trabajos pendientes –más adelante les cuento de que se trata- así que, como tengo tiempo libre, quiero contarles de mí.



Me llamo François (Fransuá) Gota Puyol, tengo 30 años, soy químico pero no ejerzo, doy clases de matemáticas e inglés en dos colegios y aparte también doy clases particulares de ambas materias tanto a estudiantes como a empresas –el inglés en las empresas– así que tengo la semana bien bien complicada pero no me quejo, gano bien.



A lo mejor se están preguntando porque me llamo Fransuá – o no– pero igual les diré. Mi madre era fanática del Marqués de Sade, el famoso escritor francés Donatien Alphonse François de Sade que escribía historias de sexo, sadismo y cosas retorcidas, no me imagino a mi mamá practicando esas cosas con mi papá –tampoco me lo quiero imaginar-pero bueno, así dice mi acta de nacimiento y mi cédula y creo que ha influído en mí, ese escritor.



Nací en una familia con dinero, no somos millonarios ni burgueses, pero podemos darnos nuestros lujos. Soy hijo único con tres primos. Una familia pequeña y nosotros somos tres, bueno dos.



Cuando nací, el médico que me recibó era gay –años después mi mamá me lo dijo–.Su novio era pediatra así que se podrán imaginar en que ambiente me muevo. No puedo decir que esos médicos influyeron en mí para que yo fuera gay, pero desde que nací tuve cerca la pluma. MI PRIMERA NALGADA ME LA DIO UN GAY y mira que me encantan las nalgadas.



Creo que mi mamá sabía que yo lo era desde que llegó a la casa cuando apenas tenía 48 horas de nacido y desde ese momento soy lo más grande  en su vida y me ama por sobre todas las cosas, ella es mi confidente. Antes les había dicho que somos dos pues hace 29 años 11 meses y 28 días cuando mi mamá y yo llegábamos a casa con mi tío, pues mi papá estaba de viaje –él trabaja con importaciones y siempre está viajando- y no pudo estar en el parto y no pudo estar porque estaba retozando en la cama donde durmió con mi mamá por 5 años, con la que iba a ser la madrina de  Fransuá, o sea yo.



Mi mamá los vió, fue a la cuna y me dejó ahí, mi tío se le fue encima a mi papá pero mi mamá con toda la calma del mundo lo detuvo, le dijo  a mi papá que recogiera su ropa y que no volviera. Y no volvió, la demanda de divorció fue inmediata. El haber cachado a mi papá con las manos en la masa –en este caso con el guevo en otra cuca– facilitaba las cosas y vaya que las facilitó, lo que pidió mi mamá, mi papá se lo dio.  Aparte la mesada que me pasaba a mi era algo escandaloso.

Mi mamá no escatimó en abogados para que pagara por lo que hizo y bueno y mi “no madrina” quedó rayada en todo el círculo de amistades.  Mi mamá nombró de madrina a una prima, el padrino, un amigo de la familia.

La pluma me perseguiría  por los próximos años.



Comencé a tener relación directa con mi papá a los 5 años de edad, me iba a buscar y me llevaba a parques, a la playa, viajes, lo que yo pidiera me lo daba. La relación con mi mamá se mantuvo cordial hasta que cumplí 20 años, hablé con ellos e hice que hablaran, hasta que se hicieron panas.



Volviendo a mi padre, él  siempre estaba con la mujer que iba a ser mi madrina, por lo menos cuando yo tenía 5 años era ella, mi mamá luego me echaría el cuento de quien era ella, pero después no la vi más. Desde los 5 años hasta los 15 a mi papá lo vi con más de 10 mujeres, yo no podía encariñarme con ninguna pues cuando ya me sentía bien con la mujer, desaparecía y no volvía a saber de ella. Mi papá era un semental y un buen amante.

De él heredé lo puto y las dimensiones genitales, de eso hablaremos más adelante.



Mi primer acercamiento con el tema gay -sin saberlo- fue a los 8 años. Primero en los vestidores de un stadium de beisbol que me llevó mi papá. Me acompañó al baño una de las mujercitas de mi papá pero se quedó afuera, yo me confundí de puerta y entré a los vestidores de los jugadores.

Al entrar la gran mayoria estaban desnudos, hacían chistes, gritaban, algunos se estaban secando, mientras sucedía eso,  gracias a mi estatura tenía en mi visual los guevos de todos esos hombres fornidos; se los jalaban, lo sacudían, otros se les movía de un lado a otro mientras echaban broma entre ellos, habían penes de todos los tamaños y colores. Volteé la mirada y habían unos duchándose, veía como la pastilla de jabón recorría sus bolas, sus vellos, como retraían el prepucio para limpiar bien esa zona. Yo estaba hipnotizado hasta que un mastodonte de esos me gritó.

–EPA CARAJITO ¿QUÉ BUSCAS? AQUÍ NO PUEDES ESTAR.

–Estaba buscando el baño.

–Es al lado pero bueno usa el de aquí rápido.

Hice pipí lo más rápido que pude, cuando estaba a punto de salir del cubículo, dentro del vestuario estaba la noviecita de mi papá que debía tener la misma cara que yo cuando entré.

Todos, absolutamente todos se taparon con las manos su genitales.

–Ay disculpen, estaba buscando a mi hijo.

–Yo no soy tu hijo –en un intento de que me dejara solo en el vestuario unos minutos más, pero no funcionó, me sacó jalándome del brazo.

-¿Qué hacías metido ahí?

–Me confundí, déjame no me aprietes.

–No me hagas molestar que le digo a tu papá.

–¿Qué le vas a decir? Yo le puedo decir que tú me tratas mal.

–Vamos a buscar a tu papá que debe estar preocupado. –se quedó como una seda pero igual la acusé con mi papá. Ella duró poco.

El segundo encuentro fue en el colegio, -esto no se lo he contado a mi mamá y miren que yo le cuento todo a ella- estaba en el baño lavándome las manos cuando de pronto entran 5 estudiantes del 9no grado para ver a quien fastidiaban y bueno, estaba yo solo ahí. Cerraron la puerta y me rodearon, era lo que se llama ahora bullying.



Todos a la vez, como si hubiesen practicado la coreografía, se bajaron el cierre y comenzaron a sacarse los guevos, 5, ahí cerca de mí, más cerca que en el vestuario de aquellos hombres gigantes.

Debo confesar que estaba nerviosísimo, creo que hasta estaba sudando a borbotones y
sentía calor, pero lo hice, comencé a tocarlos, eran suaves, no todos estaba parados, sólo el líder, el que dijo pipís, lo tenía duro, ese era el morboso, yo creo que ya no era vírgen. Cuando ya me estaba encorvando para experimentar mi primera felación se escuchó la puerta que intentaban abrir. Comenzaron a golpear y preguntar si había gente.
Los muchachos se pusieron nerviosos y yo más, me escondí en un cubículo mientras
abrían la puerta, al escuchar que abrieron, bajé la poceta y salí como si nada.

Una vez afuera, el muchacho pipís se me acercó.
–Te salvaste por ahora -En ese momento me vino la imagen del presidente Chávez y me
sonreí. –La próxima nos mamas los pipís -otra vez la palabrita.
Más que asustarme, me emocionó, no sabía porque sentía esas ganas de hacer lo que
me habían dicho y nos interrumpieron tocando la puerta. Esperé por semanas
quedarme solo en el baño, es más me iba al baño sin motivo y nada, luego me
enteré que el muchacho pipís lo
botaron por mala conducta. Pero esto no
acaba aquí.


En fin, que en mis años de explorar mi cuerpo, de relacionarme con el mismo sexo y
descubrir más pipís, despertó en mi el morbo. Por cierto, mientras me decía que
por ahora me había salvado, me percaté que mi pipí crecía, fue mi primera
erección que yo recuerde.


Hasta aquí por hoy.

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