lunes, 30 de noviembre de 2015

MALAS INFLUENCIAS 2. Mis nuevos alumnos. #FrançoisSomosTodos


Llegaron los 30 años y con ellos el fin de mis días con la carrera que me apasiona: La Química. Luego del incidente en el laboratorio hace 5 años, sólo daba asesorías  de vez en cuando a empresas. Ahora dedicaba mi tiempo laboral entre clases de inglés a empresas, clases de matemáticas y química a dos colegios.
Hoy comencé mis clases particulares de química a domicilio. Pero antes de entrar en materia vamos a contarles un poco lo que ha pasado.



Atrás dejé a mis compañeros del laboratorio, ahora tengo gente importante en otras empresas a las que le doy clases de inglés y también sexo.

Tomás lleva detrás de mi más de 5 años. No sé que le pasa a él definitivamente, ya no sé como explicarle que no quiero novio pero el insiste en salir conmigo y tener sexo y que duerma con él, si eso lo hace feliz lo hago. Pero cuando lo embarco o le digo que no puedo porque tengo un tire, se arrecha y me forma un peo como si fuésemos pareja. Se le disparan los celos y me arma unas escenitas en la calle.

No lo mando pal carajo porque le tipo tira divino. A veces siento que le hago daño pero él se lo busca.



Al niño de la limpieza, Juan me lo cogí un par de veces más en un hotel –que yo pagué por supuesto- y de Yenderson supe hace poco, me lo conseguí en la cola de un banco y me pidió el número pues lo había perdido. Él salió del banco y a mi me faltaba una persona para que me atendieran. Al salir de ahí me esperaba el malandro.



–Conozco un sitio en el sótano donde nadie va, te puedo dar palo ahí siquieres catire. -Se tocaba el guevo restregándoselo. Era tan niche ese negro que me daba morbo.

–Ok, yo te sigo.

–No me sigas, vente conmigo de una.

Bajamos hasta el cuarto sótano, pocos carros y poca luz. Cruzamos hacia la izquierda y había un carro abandonado.

–Vete por detrás y bájate el pantalón.

Hice lo que me dijo pero primero le di el condón.

–Que vaina, otra vez con esto.

–Póntelo y me das duro como te gusta, sin eso nada.

 Se echó saliva en el guevo y lo acercó a mis nalgas, estábamos de pie. Abrió las nalgas con una mano y con la otra me presionó la cabeza contra la pared.

–Te voy a dar duro sifrinito –me susurro al oído, esa vaina me excitó aún más. Me estaba dando con todas sus fuerzas, ni siquiera se había bajado los pantalones, se sacó el guevo por el cierre. Sentía como empujaba mi próstata, estaba a punto de acabar sin pajearme.

La cara la tenía pegada a la pared y sin saber que había ahí, esa zona olía a baño, pero el negro faja’o dando empujones y haciendo sonidos raros.



De pronto veo en la pared un haz de luz que se mueve para todos lados, intuyo que es una linterna y por supuesto viene acompañada de un vigilante.



–Ey, ey, ey, salgan de ahí, salgan de ahí. –Yenderson no le paró bolas al tipo, yo tampoco. El vigilante se acercó hasta nosotros iluminándonos, cuando estuvo cerca apagó la linterna y se bajó el cierre para sacárselo y pajearse mientras nos veía.

–Todavía no acabo.–Dijo el negro.

–Tranquilo, tengo tiempo, sigan ahí. –Dijo el vigilante.

Entre la penumbra le vi el guevo al vigilante y lo vi a él, era un tipo como de 35 años, no era feo pero era otro malandro. Yenderson seguía cogiéndome, estábamos sudados, pero el negro no paraba y ahora me abría las nalgas con sus dos manos. El vigilante se acercó para acabarme en la nalga.

Yenderson sacó el guevo, se jaló el condón y comenzó a masturbarse hasta acabarme en las nalgas también. Se limpió el guevo con  mi culo y el sudor con mi franela. Me tocó subirme el pantalón con ese culo glaseado...

–Mi pana ¿tienes algo de fuerza pa’ unas birras? –Me dijo el vigilante.

–Pa mi también papá, ando pegao. –Dijo el negro. La cogida me salió el 1000 bolos pero el Yenderson se ofreció pa cuidarme y el que se metiera conmigo que él lo quebraba.. No es lo que me complace oir, pero uno nunca sabe cuando puede ser beneficioso tener amiglos en los estratos más bajos, a veces ellos resuelven mejor que otro tipo de gente. Me fui a buscar el carro directo a mi casa a quitarme el pegoste.



Bueno, entrando en materia.

Gracias a una de mis alumnas de inglés conseguí darle clases a dos chamos de bachillerato en su casa, tienen 16 años. La madre me contrató para que los pusiera al día –Son flojísimos, no quieren estudiar y su papá me pidió que les buscara profesor –Me dijo en una de nuestras conversaciones por teléfono. Me pareció una madre que quiere tener a los hijos entretenidos para que no la ladillen.



Llegué al apartamento. Un penthouse de dos pisos y una megaterraza, en ese apartamento había dinero. Eran como 200 mts2, inmenso.

Me abre la puerta la madre de los chamos, no la conociá y a ellos tampoco, hoy me reuniría para hablar sobre  la metodología de las clases.

Era una mujer de unos 25 años, no más, así que no podía ser la madre de estos chamos.



–Buenas tardes. ¿Usted es la señora Susana?

–Buenas tardes, sí, pero no me digas Señora, dime Susana. –Se sonrrió y se pasó los dedos por entre las tetas.

–Esta bien, pero, tú no eres la mamá de los muchachos.

–pasa, noooo chicooo, no son mis hijos, soy la madrastra, hijos yo no quiero, Ya van a bajar para que los conozcas.

Me senté en el sofá frente a las escaleras que van al piso superior. De repente se escucha un escándalo, veo unas piernas y se detienen y comienzan a bajar despacio, comienzan a descender los niños, delgados sin ser flacuchos, blancos, le veo los rostros, son hermosos, casi rubios y gemelos, sí gemelos, dos niños bellos con una cara de tremendos que cuando me vieron se detuvieron y se sonrieron.

–Ahí está el par de joyitas. Bajen, él es Caín y él Abel. Imagínate por donde viene lo desastrozos que son. Sus padre que no sé en que estaban pensando.

–Mucho gusto, soy François.

Caín me dio la mano con fuerza y antes de soltármela me arañó la palma con su dedo anular. Abel me dio la mano demasiado floja. Ahí supe que ambos eran gais. Caín activo y Abel el pasivo.

Nos sentamos los 3 para conversar sobre el plan hasta que sonó el timbre. Susana abre la puerta y entra un hombre corpulento, con una camiseta dos tallas menor que la que usa que le marca los pectorales y los abdominales, carga un mono que le marca el paquete y a leguas se ve que no tiene interiores.



–Voy a subir con el técnico a revisar los aires de arriba, ustedes cuadren como van a ser la clases, mi opinión es que sea 3 veces a la semana pero háblenlo. Hasta luego. –cuando subieron tanto los gemelos como yo le vimos el culo al tipo; 2 rocas bien paradas.

–Caramba, los técnicos ahora vienen papeaitos.

–No chico, ese no es ningún técnico, ese es uno de los tantos tipos que se tira la puta esa en nuestra casa –Dijo Caín, yo me quedé impactado. Mientras Caín me explicaba, Abel tenía su pie en mi entrepierna, no dije nada solo lo vi a los ojos y le quité el pie. Se sonrrió.

–¿Y por qué no le dicen a su papá?

–No nos va a creer, mi papá está enamorado hasta el asco de esta tipa y además ella nos pilló cogiéndome a mi hermano y nos amenazó con contarle a mi papá y él es homofóbico, odia a los gais y  nos advirtió que si salíamos desviados nos botaba de casa.

–Vaya.

–¿Tú eres versatil?

–¿Perdón? –Me quedé en shock con la pregunta.

–Si eres versatil.

–Mmmmm si, si soy.

–Que bien, podemos hacer el trensito.

Caín dijo eso y a mi se me paró el guevo.

–Vamos a organizarnos, tenemos que hablar de cómo les voy a enseñar la materia.

Estuve hablándoles de venir 2 veces a la semana 2 horas cada día y estuvieron de acuerdo, me explicaron donde fallaban y bueno yo iba a hacer un esquema de estudio.



Abel volvió a poner el pie sobre mi.

–François tiene la verga dura y es grande. –Le dijo Abel a su hermano.

–¿Ustedes se dan cuenta que son menores de edad?

–¿Y? Queremos tirar con un tipo como tú.

–Bueno, ya tenemos cuadrado los días que vendré así que luego hablaré con sus papás.

–¿Quieres oir como grita la perra esta mientras se la cogen?

–Me tengo que ir.

–Ven sube con nosotros. –Me halaron para subir y nos pusimos en la puerta.

Susana estaba gritando, de repente gemía y volvía a gritar.

–Vamos a ver si la puerta está abierta. –susurró Abel, que le dio vuelta al pomo muy despacio. Abrió. Estábamos en una posición que no nos podían ver pero nosotros a ellos sí. El tipo le estaba dando duro, le veíamos las rocas que tenían por nalgas el fulano técnico, eso me puso más duro. Abel tenía su mano en mi paquete, cerró la puerta despacio y se volteó.



–Te lo quiero mamar, sácatelo.

–No seas puta Abel, deja que venga otro día y se lo ofrecemos, hoy no. –Agradecí el gesto de Caín aunque me excitaba la idea y quería hacerlo ya.



Salí del apartamento y me tuve que acomodar el guevo, estaba demasiado prensado. Al salir del edificio encendí el templo gay del sexo concentrado en una aplicación; el Grindr

Un tipo bello que Grindr me dice que está muy cerca de mi, así que le escribo.



–<<Hola, ¿Dónde estás? Tengo ganas de tirar?>>

20 seg después...

–<<Hola, en el edificio Rosal Plaza>> Volteo y es el edificio donde acababa de salir.

–<<Estoy en el edificio, que piso y apartamento es>>

–<<Piso 6 6B estoy con mi papá>>

–<<¿Entonces no subo? –Que ladilla pensé.

–<<Si vale, tranquilo, sube, te espero>>.



Bien, en una próxima entrega les cuento que tal con el pana. Bye.

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