lunes, 16 de noviembre de 2015

MALAS INFLUENCIAS. El clóset le sentó bien. #FrançoisSomosTodos



Un año y unos meses después del incidente con los policías –Aquí entrenos, muy en el fondo y a pesar de lo humillante que fue y lo mal que me sentí, era una de mis fantasías, la cagó el policía jefe asqueroso e imbécil –me gradué, entregué tesis y ya era Químico de este país.



Mi mamá me pagó el pasaje y la estadía en la isla de Margarita, me fui con 5 de mis compañeros que nos graduamos, los otros -6 más-no sé que hicieron pero creo que alguno fue a la isla aparte.

Antes de irme a la isla por 10 días –en ferry, llevé mi carro y otro chamo el suyo– mi mamá me echó la cantaleta de cuando salía a rumbear o por ahí –“No te vuelvas loco con la tarjeta de crédito que después la tengo que pagar yo y tú no aportas nada”– Sé que lo dice de la boca para afuera porque después quería saber que le había comprado en la isla, pero así es mamá.
Más adelante seré yo quien le diga lo que ella me decía, pues correrá por mi cuenta parte de los gastos del hogar y de ella.

Llegamos a la isla y yo había decidido tener una habitación para mi. Ellos compartirían habitación; las 2 chicas en una y los otros 3 en otra. Entre ellos había un gay, no había salido del closet pero estaba seguro que era y este viaje lo iba a sacar del closet por los pelos o a empujones para cogérmelo, pero de que salía, salía.

Cuando llegamos al hotel, el botones que me atendió, estaba guapísimo, tendría unos años más que yo, el uniforme le quedaba perfecto, le marcaba el culo y el paquete –yo creo que me vio y se le paró, no es invento, se le notaba parado-. Le pedí que me subiera la maleta y mi bolso, a mis compañeros los atendió otro botones.

–¿Puedes poner la maleta en la cama y abrirla por fa?
–Sí como no –me dijo.
Me fui al baño a orinar y me quité el pantalón quedándome en interiores.
–Estoy reventao y me voy a dar un baño. –Me quité el interior –agarra el pantalón y busca la propina en mi billetera.
–Señor pero eso me lo tiene que dar usted, ¿cuánto voy a agarrar?
–Saca la billetera – Mientras buscaba la billetera en el bolsillo, lo tomé por detrás y le desabroché el pantalón hasta que cayera al piso. –Si me das culo y te mueves bien la propina puede ser grande.
–No me puedo quedar mucho tiempo. –Me dijo, tomé un condón de la maleta y el lubricante y le bajé el interior echándole una buena cantidad de gel en el culo.
–Tranquilo que yo lo hago rápido.
Puso sus manos en la cama para agacharse y esas nalgas se abrieron para dejar el culo –peladito– listo para que se lo metiera.
Despacito fui metiéndolo pues estoy consciente de mis dimensiones y lo escuhaba quejarse un poco apretándo el cumbrecama.
–Me duele
–Ya va a pasar, aguanta un poco –Lo terminé de meter con la ayuda de él que empujó hacia mi.
–Tragón, quieres llevar guevo. –Comencé a empujar y él a gemir, tenía las nalgas blanquitas y lampiñas, la verdad me gustan peluditas pero esas nalgas eran bellas y duras. Comencé a darle duro lo que hizo que sus gemidos aumentaran pero no aguantó y se corrió en la alfombra. Saqué mi guevo y le acabé en las nalgas.

Cuando se volteó tenía la cara roja y estaba sudado. Se subió el pantalón.
–¿No te vas a limpiar?
–No tengo tiempo –Se abrochó el pantalón y le dije que por lo menos se lavara la cara y se peinara. Le dí el dinero y se sonrió.
–Esto no suelo hacerlo –me dijo– Yo me sonreí –yo tampoco, que pena- le dije con sarcasmo.
–Anda vete y si necesito de ti, te llamo,
–Cuando quiera estamos para servirle, mi nombre es Pedro, mi turno termina a las 6 de la tarde
–Seguro Pedro, gracias.

Al día siguiente en la noche nos reunimos todos en la habitación de los 3 hombres y comenzamos a beber, en la mañana habíamos comprado varias botellas de ron, refresco y vainas para picar.
Ya pasadas las 11 nos habíamos tomado 3 botellas y quedaban 2 más, seguíamos hablando paja y cantando, ya las muchachas estaban a punto de ser cogidas por mis amigos. Uno de ellos se llevó a una a la habitación de ellas, el otro se fue a su cama y comenzó a cogerse a la chama sin importarle que estábamos nosotros 2 ahí.
–¿Qué hacemos?
–Irnos a mi cuarto, no me voy quedar aquí viendo como tiran, me voy a poner quesúo. -Le dije.

Nos llevamos un ron y comenzamos a beber de la botella. Me quité la ropa y me quedé en interior. Él estaba sentado en la cama como apenado.
–Ponte cómodo.
–No, no, así estoy bien.
–Deja la mariquera, estamos solos, quítate la ropa.
Se quitó la camisa y se desabrochó el pantalón sin quitárselo. Me acerque a él a escasos centímetros, mi guevo estaba medio parado y el bulto era grande, él no le quitaba la mirada. Le ofrecí la botella para que bebiera. Me bajé el interior y le acerqué la cabeza a mi guevo.
–Mámalo –puso resistencia unos segundos y luego abrió esa boca como una tragavenado, comíendose todo  el guevo. Yo quedé sorprendido la capacidad de su garganta para tragarse semejante verga pero bueno el carajo sabía lo que hacía. Mientras mamaba yo bebía y le echaba ron a mi guevo para que el bebiera.
El carajo se metía todo el guevo en la boca y lo sacaba como si nada. Luego de un rato, se sacó el guevo y levantó la mirada. –¿Tienes condones? Me lo quiero meter.
–Claro ya me lo pongo y te cojo.
–No, te dije que me lo quiero meter. –Me asustó un poco el tono que usó para aclararme el punto pero le dije ok.
–Acuéstate en la cama boca arriba –Hice lo que me dijo, tomó el empaque del condón, lo abrió, sacó el látex, lo estiró y me lo empezó a colocar.

–Te quiero reventar ese culo –Le dije.
–Shhh, se levantó poniendo sus piernas a ambos lados de mi, se agachó y me agarró el guevo apretándolo, se fue agachando hasta que la cabeza tocó su culo y empezó a meterlo, yo levanté mi cadera, para metérselo.
–¿te quieres quedar quieto? –Obedecí.
 Se lo fue metiendo el solo, lentamente, iba bajando, bajando, bajando, yo sentía como se calentaba mi guevo, me estaba excitando eso hasta que se sentó metiéndolo todo, todo. Se quedó así unos segundos con los ojos cerrados. Comenzó a mover las caderas de manera circular y yo sentía que iba a acabar. Se detuvo y se puso a brincar . Ese hombre se movía de una manera…era  un experto, yo no hacía nada, él lo hacía todo. Mientras más brincaba más gritaba.

Empezó masturbarse y gritaba más, yo no iba a aguantar mucho. Comenzó a gemir más fuerte y de repente, un par de chorros llegaron a mi cara y a mi pelo. Se descargó y su respiración era acelerada, se bajó, me quitó el condón y se puso a mamar de nuevo. Cuando tenía el guevo completamente dentro de su boca me vine y se tragó hasta la última gota. Se apartó, agarró la botella y se lanzó un guamazo de ron.
–Sí, soy gay. Ya puedes dormir tranquilo. –Se vistió y se fue.
–Verga este pana es un experto. Es un activo por ese culo y yo el más pasivo –Dije mientras me pasaba la mano por el pelo y sentí el pegoste de leche.
Me metí a duchar y me acosté en la cama.

Todavía quedaban días en Margarita.

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