miércoles, 25 de noviembre de 2015

MALAS INFLUENCIAS. Nuevos horizontes. #FrançoisSomosTodos


Luego de dos semanas con la puerta trasera clausurada, mi vida sexual como activo tampoco había avanzado. Pero ya mi culo estaba recuperado.

El novio de mi mamá me había ofrecido dar clases de inglés a unos clientes de él que trabajaban en Caracas, le dije que sí pero sería en las noches pues mi trabajo era hasta las 5 de la tarde. Todos aceptaron y comencé las clases. Se me daba bien lo de enseñar.

Ya tenía también dos semanas que había empezado con las clases de inglés en esa época. En el trabajo las cosas estaban estresantes pero igual me iba a las 5 de la tarde para poder cumplir con mi nuevo trabajo.
Los viernes no daba clases así que estaba más relajado en el trabajo. Uno de esos viernes mi jefe me llama para reunirnos y conversar sobre unos compuestos. En eso tocan la puerta y era el niño de la limpieza, le hago señas al jefe diciéndole que el carajito es gay y pasivo. A mi jefe se le dibujó una sonrisa.

–Ven acá chamito. –Le dice mi jefe. –Ven acá, frente a mi –Le baja el cierre de la braga y se la quita, volteándolo. –¿Tú crees que este culito aguante a mi pana?.
–No, pero igual lo puede intentar. –Le dije, mi jefe se levantó y volteó al carajito para que viera. Se bajó el panatalón y el interior. Cuando ese niño vio aquello se asustó y se echó para atrás, a mi me empezó a doler el culo de una.
–No, yo no quiero, no, no –Lo agarré del brazo y lo puse de frente a mi jefe. –Deja el miedo que él te lo va a meter despacito.
El mastodonte de mi jefe abrió la gaveta secreta y sacó el pote de vaselina, el culo me estaba palpitando. Metió la mano y le echó una cantidad generosa de esa pasta que huele a petróleo en su delicado culo lampiño y blanco. Mi jefe agarró su guevo y lo iba dirigiendo al pobre niño que estaba asustado al ver aquello crecer rapidamente. Comenzó a meterle los dedos, que parecían un guevo de tamaño promedio así que ya empezaba a cogérselo, hasta que puso el glande en la puerta y entró.
Le tuvo que tapar la boca al carajito que iba a empezar a gritar.
–Márcame la extensión de mi secretaria y ponme el auricular. -Me dijo.
–<<Aura, no me pases llamadas y que nadie entre, nadie, ni tú>> Colgó.
Mientras él hablaba yo me unté de vaselina mi culo porque yo no iba a perder eso.
El niño estaba tumbado boca arriba sobre el escritorio y yo me puse sobre él ofreciendo mi culo al jefe que ya tenía medio guevo adentro del niño, que yo no dejaba que gritara porque le estaba cayendo a besos.

De repente, mientras lo besaba, grito en mi boca. Mi jefe lo había penetrado por completo y sin reparo. Me volteé y lo miré –Ahora a mi –le dije. Sacó lentamente su guevo del culo del niño, que me imagino era un túnel de metro. Ahora iba hacía mi. Me encomendé a todos los santos, pedí que no me doliera, apreté los ojos y aflojé el culo.

–Chico pero ya te entra facilito, una sedita. –No podía creer que aquella pitón ya había entrado.
–Métemela a mi otra vez, anda, dale
–Espera que voy yo, coño.
Dos hienas peleando por carne. Ahora el hombre se turnaba, me lo metía a mi y luego a él y así estuvo, mientras nosotros nos besábamos.
Mi jefe se estaba deleitando con un par de culos frente a él. Cuando volvió a metérmelo escucho que abren la puerta, que estamos frente a ella.

–Llevo rato llamándote al celular, ¿qué hací…as? –La esposa del jefe con el celular en la mano, lo primero que hace es tomarnos unas fotos. Mi jefe se sube los pantalones yo brinco del escritorio y el niño se escurre hasta caerse al piso.

–¡Maldito maricón! ¿Es por esto que siempre te quedas hasta tarde trabajando? Te voy a hundir, quiero el divorcio pero primero todo el gremio médico y faramcéutico se va a enterar. ¡Enfermo!
Nunca había visto a mi jefe tan callado y aguanntando el chaparrón. Se quedó inmóvil…y yo.
–¡¡¡FUERA DE AQUÍ, FUERA!!!
–Pero jefe como vamos a salir, su esposa debe estar ahí afuera.
–SALGAN.

Primero salió el chamo de la limpieza, luego yo y ¡Bingo! Me agarró la esposa.
Aura estaba detrás de ella sonriéndome, creo que sabía de la bacanal de ahí dentro y dejó entrar a la tipa.
–No me esperaba esto de ti. Tú que has venido a mi casa y te has comido mi comida, y ahora revolcándote con mi marido. Me imagino que está no es la primera vez que lo hacen.
–La segunda. –Me salió del alma, tanto así que Aura abrió los ojos como platos al oirme.
Luego de decir eso lo único que recuerdo es un pito en el oído. La cachetada que me dio esa mujer rodó mis dientes 2 grados a la izquierda.  Cerré los ojos y lo próximo que escuché fue el portazo y los gritos de la tipa hacia su esposo, mi jefe.

–Por enfermo y desviado te pasan las cosas.
–Vieja frígida, vaya a masturbarse al baño para que se le quite la envidia. –Mi madre siempre me dice que hay que respetar a los mayores –todavía me lo dice– pero es que esta tipa no merece respeto –buen, yo tampoco, lo que hice fue grave, pero eso es otro peo.

Al día siguiente cuando llegué a  la oficina me esperaban en el despacho de mi jefe, él, el director de RRHH y la esposa cornuda.

–Lee este documento, va a ser tu liquidación, una muy buena y abultada cajita feliz para que renuncies y el incidente quede olvidado de ambos lados.
-Eso me lo dijo el de RRHH y me puse a pensar si mi jefe le habrá contado lo del “incidente”.Vi a los ojos a mi jefe y me bajó la mirada, estaba tenso.
Lei el documento y sí, era una buena liquidación, firme sin pensarlo, una compensación muy buena. Firmé y salí.

Recogí todas mis cosas del cubículo. La gente me miraba y susurraba, no sé si sabían algo, ya no me importaba, me iba a ir. Pero antes, tomé mi pendrive y vacié la computadora de varias fórmulas y compuestos que yo había creado, no pensaba regalarle eso a ellos.

Ahora comenzaba una etapa nueva, de profesor de inglés. A ver que me deparaba el destino, a lo mejor el negocio está ahí y sería docente.
Cuando monté la caja  en el carro recibí un mensaje. Era mi jefe.
–<<Lo siento, no te pierdas>> Sinvergüenza el hombre.

Luego me enteré que la mujer es la de los reales y la que lo puso en el laboratorio. Del niño de la limpieza me enteré que lo botaron, pero me escrbió para decirme que seguía en pie lo de ir a su casa. Sólo pensar en ir a La Vega, me daba escalofríos.

Hasta luego.

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