miércoles, 3 de febrero de 2016

MALAS INFLUENCIAS 4. Embarques, momentos y reencuentros.


El doctor retiró la sábana, sacó de su bata el gel para ecografía y derramó una cantidad considerable en mi guevo. Comenzó a masturbarme.
–Cuéntame tu vas pendiente de tópicos o haces de todo en la cama -Me estaba pajeando a una velocidad que estaba a punto de venirme.

–Hago de todo. -Me estaba estremeciendo y el frío del cuarto no ayudaba.

–Que bueno escuchar eso. Porque yo me quiero meter esto, pero también te quiero coger y hacerte otras cosas. –El tipo se dio cuenta que ya estaba a punto de venirme y se detuvo. 2 chorros salieron en linea recta y cayeron en su mano y dedos, las siguientes salpicadas en la sábana.

Retiró su mano y se la lamió. –No soy un loco, vi tus exámenes y estás negativo en todo. La tienes dulce. –Me limpió con unas toallas húmedas que también cargaba y me volvió a poner la sábana encima.

–¿Ya? ¿eso es todo?

–Si, estás convaleciente. No puedes agitarte mucho, toma mi tarjeta, están mis números me escribes al WhatsApp y te mando la dirección de mi casa para que me visites, vivo solo. Lindo el escapulario.

Se fue y yo miré mi pecho y efectivamente tenía un escapulario pero no sabía quien me lo puso. Venía con una tira delgada de cuero marrón y el escapulario también de cuero con la estampita de la virgen de Coromoto. Me imaginé en ese momento que había sido Humberto.



Un par de horas después desayuné y al rato llegó Humberto, había dejado todo listo para llevarme a casa, ya me podía ir.

–¿Tú me pusiste este escapulario?

–Eeeh no, te va a sorprender quien te lo puso.

–¿Caín?

–No chico, jajajaja

Bueno él no es tan dado a hacer cosas como estas como su hermano que a lo mejor eso es lo que me iba a sorprender.

–Fue Jack. -En ese momento sentí que la sangre se me congeló en las venas y estuve unos segundos sin modular palabra.

–¿Cómo sabes que fue él?

–Bueno, me lo imagino, Abel fue el que lo vio, un tipo alto, fuerte vestido de negro y llegó en una moto inmensa, tenía un casco puesto, preguntó por ti y entró, al verte, se acercó y te dio un beso en la frente y te puso esto en el cuello, eso lo vio Abel, que le dijo que hacía ahí y el hombre lo apuntó con un arma y salió disparado del cubículo.



No podía creer lo que estaba escuchando, tuve a Jack tan cerca y no lo supe. Cuando llegamos a casa de Humberto le escribí.



–<¿Tú me pusiste el escapulario?>

–<Hola, que bueno que ya estás en casa, sí, te lo puse, ahora es tuyo. Cuídalo que viene de generación en generación>.

–<¿Por qué te fuiste? Te hubieses quedado, quiero conocerte.>

–<No es el momento de conocernos>

–<¿Te puedo llamar?, quiero escuchar tu voz>

–<No tienes mi número, además aún no es el momento>

–<Contigo nunca es el momento. Quiero saber de ti, qué haces, tienes familia, hermanos>

–< Yo solo tengo a Dios que me protege y a mi Virgen y a través de ellos te protejo a ti>

–<¿Por qué me proteges? No soy un narco, ni un matón, ni nadie importante.

–<Para alguien si eres importante. Te protejo porque me da la gana de hacerlo. No te acerques de nuevo a las drogas, la próxima vez tomaré yo cartas en el asunto>

–<¿Eres gay?>

–<Jajajaja cuidate François, no te separes de los gemelos>.



No escribió más. Pero algo me decía que también era gay. Nunca había conocido a un sicario, ahora conozco a 2 y ambos gais, bueno, hay uno bajo sospecha.



Al día siguiente llevé a los gemelos al odontólogo, los esperé hasta que salieron y los llevé a su casa, les dije que tenía que hacer unas diligencias pero luego regresaría a su casa. Las ganas de beber  me estaban matando, necesitaba alcohol. La cocaína no la quise ver más nunca en la vida, el susto fue grande y no me quedaron más ganas de seguir metiéndome eso.



Me estaba orinando y entré a un restautrante, aprovecharía para tomarme una cerveza o un whisky, algo que tuviera bastantes grados. Entro y busco una mesa para pedir una cerveza e ir al baño. Cuando me paro de la mesa y camino escasos metros ¡Oh sorpresa! Frente a mi Luis Soto el técnico de los aires acondicionados y lo acompaña una bella mujer, Laura, ¿se acuerdan de Laura? Mi contraparte en la Universidad. Cuando los veo juntos me acuerdo cuando Ernesto me dijo que estaba saliendo con un tipo mayor que ella.



–Epa Luis  ¿cómo estás?

–Coño chamín bien y tú? Mira te presento a

–Laura, si yo la conozco, ella…-Laura me peló los ojos discretamente- Estudió conmigo en la Universidad, ¿cómo estás?

–Bien François ¿y tú?

–¿Son novios?

–Si, ya tenemos varias semanas saliendo  -Me dijo Soto. –Siéntate con nosotros.

–Bueno yo entré para tomarme algo e ir al baño, que a eso iba.

–Te acompaño, ¿me esperas mi amor?

–Bueno, sí.



–¿Tú que haces con esa mujer?

–Bueno pasar el rato, tengo ganas de estar con una mujer y esta es una diabla en la cama.

-No me  extraña, esta caraja es más puta que el carajo. Casi ella y yo hacíamos competencia a ver con cuantos tipos nos acostábamaos en la Universidad.

–Coño, pero ya debe estar calmada.

–¿Calmada? Esta es un saco de enfermedades venéreas.

–Verga no me eches esa vaina, mira que yo me la cojo sin condón

–Es un decir, pero nunca se sabe. Déjala ahí y nos vamos.

–¿Estás loco? Vine con ella como la voy a dejar tirada.

–Mírala, está hablando con un tipo, mira como se mueve y donde tiene  la mano, no está hablando con una amiga. Haz una cosa, págale la cuenta y un trago más y nos vamos pal coño.

–Aja ¿y salimos por donde?

–Por ahí. –Le mostré la cocina. –Estos seguro tienen puerta trasera.



Soto, fue a la caja y pagó la cuenta y dio un poco más para un par de tragos. –¿Nos podemos ir por detrás del restaurante? Ella no nos puede ver.

Nos guió por la cocina y salimos por el basurero, una manera poco digna de irnos pero así son las cosas cuando las ganas se juntan.



–Busca tu carro y nos vamos a mi casa.

–¿Qué carro? Ella me dio la cola, el mio está en el taller.

–Mejor, en el mio, luego te llevo a tu casa



Llegamos a mi casa y ese hombre se volvió como loco, la pasa bien con una hembra pero con un macho se le vuelan los tapones.  Le di un condón y de una me bajo los pantalones sin desabrochármelos, Aquel guevo grueso y tieso me lo acercó a las nalgas –¿Lo quieres dentro?.

–Te estás tardando. –Le dije. Me arrimó a la puerta de entrada y ahí parados comenzó a meterlo, con mis manos abrí mis nalagas pero él las sacó y me agarró los brazos poniéndomelos arriba de mi cabeza y ahí los sujetó. Lo único que se escuchaba era el golpeteo de la puerta, cada empujón hacía sonarla.



–Vecinaaaa, ¿todo bien? –La chismosa del edificio siempre preocupada, pero no sabía que mi mamá no estaba.

–TODO BIEN RAQUEL GRACIAS. -Aquella puerta estaba que se caía, Soto me estaba desbaratando la cadera. Me volteó. –Súbete a mi. -Lo hice, agarró su guevo y ubicó el culo y pa’ dentro otra vez. Mientras me lo metía me llevó al mesón y ahí me acostó. Me alzó las piernas y de nuevo los empujones. Me pellizcaba las tetillas y me daba cachetadas, una y otra y otra vez.



Me bajó de ahí y me llevó al fregadero, me subió la pierna al tope y de nuevo parados y con el culo expuesto me lo metió. –Aguantas guevo carajo –Yo volteé la cabeza y le di un lata. Me bajó la pierna y me sacó de la cocina.

–Túmbate en el piso. -Boca arriba me levantó las piernas y me las llevó hasta mi cabeza, lo más que pudo, se montó encima de mí y de nuevo ese guevo entró. Estaba tan encorvado y con las dimensiones de mi guevo, el glande lo tenía en mi boca, la abrí y me lo metí ¡Dios! No saben lo que es eso, mamarte tu propio guevo mientras te cogen.



–Como estás gozando coño y te mamas el guevo, acaba en tu boca que yo sigo aquí. –Logré meterme algo más que la cabeza y estaba a punto de venirme. Comencé a gemir, mientras los chorros cruzaban mi garganta y con cada expulsada apretaba el esfinter y Soto se volvía más loco.

–COÑO, COÑO, ME VENGO, TRÁGATE LA MIA. -Sacó el guevo y el condón y se fue a mi boca, me bañó los labios, el cachete, el pelo, el oído. Se tiró al piso con la respiración entrecortada, estaba agotado, tanto así que se durmió.



Su celular sonó y miré la pantalla, era Laura. –Voy a contestar  -Me dije, me fui al cuarto.

–<<Aló>>

–<<¿Luis?>>

–<<No Laura, es François -A microsegundos de soltar mi maldad– Luis está en el piso dormido, acabamos de tirar>>

–<<Eres un marico básico, que más quisieras tú>>

–<<Estoy con él, te voy a mandar una foto>> - Agarré mi celular para tomar la foto y como la tengo en el Whatsapp se la envié.

–<<¿Y ahora me crrees?>>

–<<Imbécil>>

–<<Perra>>



Desperté a Soto y se fue a duchar. Cuando salió desnudo y vi ese cuerpote se me antojaba de nuevo, pero se me quitaron las ganas al escucharlo.

–Yo debí empatarme contigo, me encantaría  amanecer abrazado a ti y desayunar juntos.

Suspiré y hablé. –Bueno vístete que yo tengo muchas cosas que hacer, cuadramos otro día y la pasamos bien.



Que manera de arruinar un tire vale.

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