lunes, 1 de febrero de 2016

MALAS INFLUENCIAS 4. Los gemelos satíricos


Una semana después de haberme confesado lo del vih, Tomás pidió 15 días de vacaciones en la empresa para poder hacer con tranquilidad todas las diligencias médicas.



Lo primero que hicimos fue ir para que se hiciera el examen confirmatorio. Eso fue el lunes siguiente luego de la confesión. Efectivamente dio positivo, cuadramos la cita con un médico privado y fuimos a la consulta.



El médico, que era infectólogo, tranquilizó mucho a Tomás hablándole del cuidado y protección que debe tener él y para sus encuentros sexuales. Le mandó a hacer 3 exámenes, un perfil 20, Carga viral para saber cuanto virus hay en la sangre y el tercero de Población linfocitaria, para saber con que cuenta el organismo para contrarrestar el virus.

Dependiendo de los valores, se verá si comienza un tratamiento o se posterga para más adelante.



El médico nos preguntó si eramos pareja, yo le dije que no, un brillo en los ojos particular se le vio al hombre. Le dije que tuvimos 2 encuentros sexuales pero con proteccíon pero yo seguía negativo.

–Es bueno tener el apoyo de un buen amigo y de la familia, no sé si se lo has contado, pero creo que es lo mejor para que te ayuden. No es fácil para la familia enterarse de eso y menos si no saben que eres gay.

–Yo le recomendé doctor que no hablara con su familia hasta saber exactamente cual es el estatus de su condición, para luego poder hablar y explicarles bien.

–Me parece una decisión acertada, aquí tienen mi tarjeta por si necesitan hacerme una consulta o lo que sea, no hay problema.



Charlamos unos minutos más sobre la crisis de los medicamentos y la situación del país y luego nos fuimos, se despidió, le dio un apretón de mano a Tomás y a mi también pero apretándome más fuerte colocando su otra mano sobre la mía que tenía agarrada, aprovechó  que Tomás se volteó y me dijo en voz baja –Llámame– .

Nos fuimos de ahí y le dije para ir a casa de los gemelos para que los conociera y así se distraía. Aceptó.



Llegamos al apartamento, nos abrió Abel que me abrazó y me dio un beso en el cachete, al ver a Tomás se lo presenté,  él es Tomás un buen amigo.

–Hola Tomás, me llamo Abel, mi hermano Caín ya baja, somos gemelos, igualitos –se mordió los labios.

–Abeeeel.

–Caín y Abel, qué cómico. –Dijo Tomás.

–Siéntate en el sofá yo voy al baño. –Tenía unas ganas locas de beber , me traje un carterita, entré al baño y me bebí medio envase. Sonó el celular.

–<Me gusta que ayudes a tus amigos, cuida mucho a Tomás, él si es buen tipo. Jack>

Cada vez que recibía un mensaje de este tipo me entraba un escalofrío.

–<¿Y quiénes son los malos?>

–Tu psicólogo y yo, no te fies de él. Jack>

–<Pero de ti si me puedo fiar, eres un asesino>

–<Puedes confiar en mí con los ojos cerrados. Jack>

–<Tú me asustas Jack, cada vez que te apareces se me mete el miedo en el cuerpo>

–<Me parece bien que sientas miedo, eso te mantiene alerta y pendiente de todo. Estoy más cerca de ti de lo que parece y estoy tan lejos de ti que no sabrás quien soy…por ahora. Jack>

Me bebí toda la carterita de ron y respondí. -<Quisiera conocerte, saber de ti, ver tu rostro, hablar contigo>

No recibí respuesta, me puse a orinar. Me fui a la sala.



–¿Y tú eres solo amiguito de François, no han tirado? Abel le puso la mano cerca de la entrepierna.

–Abel, deja al carajo tranquilo, Tomás se estaba poniendo nervioso.

–Ustedes son demasiado confianzudos.

–Yo diría que bastante. –Me acerqué a la sala.

Abel deja a Tomás él ahora está pasando por una situación difícil.



–¿Tomás quieres cocinar algo? Yo voy a recostarme un ratico, tengo dolor de cabeza, aquí hay de todo. –En realidad quería encerrarme y beber,  me fui al cuarto de Humberto y agarré una botella de whisky y me acosté en la cama a beber y me quedé dormido luego de media botella.



Mientras tanto en la cocina –esto lo supe luego, cuando me contó Tomás–Mi amigo estaba cortando unos vegetales en el mesón, frente a él estaban los gemelos,  Caín estaba apoyado en una saliente de la pared y Abel lo besaba en la boca, cuello y pecho. Tomás levantaba la mirada y volvía a bajarla para seguir cortando. Abel le quitó la franela a su hermano y comenzó a chupar y morder las tetillas, iba bajando lentamente hasta llegar al ombligo. Tomás estaba sudando pero no podía dejar de verlos.



Le bajó el boxer y comenzó a mamarle el guevo a su hermano, este veía a Tomás mientras cortaba que ahora lo hacía sin ver, no dejaba de ver a los gemelos. Caín ya lo tenía totalmente parado y levantó al hermano del suelo para voltearlo y ahora ponerse Abel contra la pared. Caín lo penetró, Abel gemía y ahora ambos veían a Tomás que estaba parado en el mesón sin cortar y con la entrepierna abultada.

–Ven acércate, no mordemos, mámamelo a mi. –Luego de unos segundos Tomás decidió acercarse, se colocó al lado de Abel, que su hermano seguía penetrando y le agarró el güevo  masturbándolo.

–Métetelo en la boca. Tomás se agachó y lo hizo, estuvo mamando durante unos minutos, su cuerpo no dejaba de temblar y en su mente pensando que todo eso estaba mal, eran menores de edad y el tenía vih. Se levantó y Caín le dijo que se bajara el pantalón.

–Quiero cogerte.

–No...no, chamo, eso no.

–Tranquilo, tengo condones.

 Tomás se quedó congelado al escuchar eso, se imaginó que los gemelos ya sabían.

–Ya va, ya va. ¿François habló con ustedes de mi?

–Si, siempre nos habla de ti cuando viene.

El corazón le latía aceleradamente y la respiración la tenía entrecortada. –¿No tienen problema que tenga vih entonces?.

–¿QUÉ? ¿Tienes sida?

Tomás volvió a paralizarse, no podía creer que 2 adolescentes lo pusieran tan nervioso.

–No, tengo vih, no sida, tengo el virus, no estoy enfermo.



Abrí los ojos y tenía un fuerte dolor de cabeza,  agarré la botella y me bebí un trago. Me fui al baño a orinar y revisé ambos celulares.

–<Hola ¿estás en mi casa? En un rato voy para allá> -Era Humberto,  me asusté y me eché agua fría en la cara. Revisé el otro celular.

–<Tranquilo, que me vas a conocer, me has visto pero ahora me vas a conocer, pronto>

Bajé a prepararme un café, vi que las verduras estaban a medio picar, escucho ruidos que vienen del cuarto de servicio, cuando me acerco oigo gemidos.

 Cuando entro veo a Caín que se está cogiendo a Tomás, lo tenía en 4, Abel estaba en la misma posición al lado esperando, pero me vio, yo me estaba tocando el guevo y Abel se acercó y me bajó el cierre.

–Métemelo tú, mi hermano me ignora. –Me dio un beso en la boca y sintió el aliento a alcohol.

–¿Otra vez estás bebiendo? Caín, Caín François está rascado de nuevo.

Caín se detuvo y la vergüenza de Tomás era evidente, se taó conlas sábanas.

–Y luego me dices puta a mi, y te estabas tirando a los gemelos,. LOS GEMELOS SON MIOS MAMAGUEVO, ME LOS COJO YO.

–Profe, profe, profe, deja la gritadera y vamos a ducharte y te tomas un café. Tomás porfa monta un café fuerte.

–Si, si, ya voy. –Tomás no podía con la vergüenza, quería irse. Me ducharon, me vistieron y me dieron el café. Me acostaron en el cuarto de Humberto.



Al llegar Humberto los gemelos le contaron que me había emborrachado y que estaba en su cuarto, le comentaron de Tomás que era amigo mio. Subió a su cuarto y se sentó a mi lado en la cama.

Me despertó acariciándome la cabeza., cuando abrí los ojos me sonrió.

–Mira carajito ¿hasta cuando vas a joderte la vida? ¿Quieres morirte con esa bebedera que tienes? Te voy a llevar aun sitio para que te curen, no pudes seguir así.

–Yo me controlo, solo lo hago para dormir y no tener pesadillas.

–Esa no es la manera de enfrentar las cosas por las que has pasado. –Humberto me acariciaba la espalda.

–Ya no he tenido más pesadillas.

–Claro si te la pasas borracho. ¿Y cuándo lo dejes? ¿qué harás? Te tienes que enfrentar a eso. Necesitas ayuda.

–Necesito sexo, quiero hacer el amor contigo. –Humberto se levantó y comenzó a quitarse la ropa, al verle el pecho teminé de erectarme. Se fue al baño a ducharse. Yo me quité la ropa, al sacarme el pantalón vi la bolsita con el polvo y me le quedé viendo. Me agaché a recogerla.

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