sábado, 30 de abril de 2016

FINAL DE TEMPORADA. Malas Influencias. Dominación. Sumisión.


Tenía 15 días de abstinencia sexual, no podía creer cuanto había aguantado sin estar con alguien. Ya era el momento de romper el claustro. A pesar de no saber de Jack y además de pensar en lo que me había dicho Humberto que quizás ya esté muerto, tenía ganas de tirar, pero para regresar al ruedo por la puerta grande, busqué la tarjeta que me había dado Nico el farmaceuta y llamé para ir a una sesión de sadomasoquismo.


Llamé a Nico para que me acompañara. Ernesto no quería y mis compañeros de la película estaban ocupados grabando otra. Por cierto, Ernesto y yo fuimos convocados a una nueva producción.



Como Nico ya había ido era más fácil llegar con él, ya conocía la dinámica y podía orientarme. Era un sábado.

Yo sería algo como un switch, puedo ser sumiso o dominante a la vez, pero Nico es sumiso.

–Yo recibo toda clase de humillación, tengo que obedecer y dejarme hacer todo, cuando sienta que han pasado el límite digo una palabra de seguridad previamente acordada para que el dominante se detenga.



Eso me pareció fascinante, sobre todo verlo, en este caso ocurrirían las dos cosas, verlo y vivirlo.



Nico se desnudó y se puso un traje de cuero que le cubría el cuerpo, dejaba al descubierto sus ojos, nariz, boca, el culo y los genitales. Tenía puesto un collar donde le engancharían una cadena. La cadena era para pasearlo como un perro por el lugar.

Yo estaba desnudo listo para ponerme mi interior de cuero, unos tirantes cruzados y un látigo.

Nico caminaba en 4 patas mientras el dominante lo llevaba, ordenaba que se detuviera y le mamara el guebo a uno de ellos que a su vez le orinaba la cara, para que cambiara de hombre, su amo le daba un latigazo en las nalgas, Nico caminaba hacia el otro hombre que comenzaba a orinarlo.

–Aquí tienes a tu sumiso, haz lo que quieras con él. Recuerda la palabra de seguridad, si la nombra te detienes. -Me dijo uno de los dominantes. La palabra era “Camioneta”.

Una de mis fantasías era hacer que la gente se tragara mi guebo por la boca empujándola y eso hice. Agarré por los pelos a mi sumiso y le metí mi guebo completo en la boca, se lo sacaba y se lo metía, una y otra vez, el sumiso sólo gemía y salivaba copiosamente. Lo dejé que mamara a su ritmo y le di latigazos en las nalgas.

–Voltéate. –Le dije



Detrás de mi estaba Nico que gritaba y gemía, le estaban metiendo varios dildos por el culo y creo que ahora lo colgarían del columpio para hacerle fisting.

Cuando mi sumiso se dio la vuelta me puse el condón y lo penetré, bastó un poco de lubricante y se lo metí de una. Gimió, duro, pero no dijo la palabra así que seguí embistiendo con fuerza mientras seguían los latigazos. Se acercó el hombre que me asignó el sumiso y lo orinó en la cara.

–¿Quieres meterle el brazo a tu sumiso?

–Si el quiere, si.

–Te estoy preguntando a ti, él no opina, obedece.

Entre 3 lo montaron en el columpio para luego darle latigazos en las nalgas y en sus bolas. Me puse un guante largo y me dieron un gel especial para este tipo de prácticas.



Fui metiendo un dedo, moviéndolo en todas direcciones, también de forma circular para luego meter otro dedo y hacer lo mismo y así poco a poco ir metiendo más dedos y dilatar el culo. Cuando ya había introducido 4 dedos y los había movido suavemente por varios minutos, comencé a introducir muy lentamente la mano.

Nico ya tenía adentro más allá de la muñeca.



–¡Me duele, me duele! – Gritaba Nico.

–Di la palabra y soltamos.

–¡No! Sigue, ME DUELE. –Yo estaba impactado, no parecía ni la voz de Nico.

Logré meter la mano completa hasta el comienzo de la muñeca, mi sumiso no decía nada. Estaba distraído mamando guebo y recibiendo la lluvia dorada de uno de los tipos de ahí.

Cuando comencé a introducir más el brazo, me permití abrir la mano adentro, eso estremeció a mi sumiso lo que hizo que se corriera en su abdomen.

Los otros tipos recogieron con su mano el semen y se lo restregaron en la boca.



Nico ya tenía adentro el antebrazo por la mitad, yo tenía la mitad de mi brazo dentro de mi sumiso, yo sólo me imaginaba como saldría mi brazo, pero esa imagen de ver ese culo dilatado me excitaba.



A Nico fueron sacándole el brazo lentamente, yo estaba a punto de hacer lo mismo.

Saqué mi brazo y cuando vi aquel culo abierto se me quitó cualquier excitación que hubiera tenido en ese momento. Una cavidad roja, con las paredes inflamadas, nada erótico. A Nico lo bajaron del columpio al igual que a mi sumiso, los hicimos caminar al centro del salón y ahí hicimos un circulo para masturbarnos y que les cayera todo ese lechero encima. Éramos 7.

7 tipos pajeándonos y de repente como por gracia divina los 7 acabamos a la vez, aquella lluvia blanca cayó en los rostros cubiertos y en las cabezas de esos dos sumisos. Cada uno se relamía con gusto.



Al rato cada quien se fue a cambiar y/o duchar según el caso, Estaba sentado en una butaca esperando a  Nico cuando veo salir a otra persona del cuarto. Me quedé helado al verle el rostro.

–Así que mi casero era mi amo el día de hoy, vaya, vaya, vaya.

–Vaya, vaya, digo yo, estoy en shock, pero aquí eras otra persona.

–Tengo que obedecer.

–Disculpen, ¿se conocen? –Dijo Nico.

–Si, él vive en mi casa, le alquilo una habitación.

–Amo y sumiso viven juntos, mmmm, lo deben pasar bien.

Miré a Nico con cara de pocos amigos.



–¿Me das la cola? No tengo carro. –Me dijo Guillermo.

–Si claro. Todavía no salgo de mi asombro. Te metí el brazo.

–Que tanto, ya me conociste completico, ya sabes todo de mi.



Nos fuimos los 3 en mi carro y fuimos a tomar unas cervezas a un bar gay. En mi mente estaba Jack y el culo dilatado de Guillermo.

1 comentario: