sábado, 9 de abril de 2016

FINAL DE TEMPORADA. Malas Influencias CAPITULO DOBLE


La orgía de mi vida.



8 puntos de sutura en la cabeza para Arlindo y un rato acostado en una camilla Caín para que se le pasara el mareo por el desmayo. –No puedo ver sangre. -Me dijo.



–¿Y qué hacía Arlindo en el baño de los niños? –Me preguntó Humberto.

–Mira Humberto, te lo voy a decir, me estaba duchando y Arlindo entró desnudo y tiramos, cuando los gemelos entraron al baño, Arlindo los vio y se asustó resbalándose y bueno ya sabes el resto.

–¿Y por qué tiraron? ¿Por qué permitiste que pasara?

Me estaba poniendo nervioso con la pregunta pero seguí. –Ah bueno, yo al principio le dije que no, que él era tu pareja y me dijo que no importaba si ya habíamos tirado los 3 juntos.

–Una cosa es que lo hagamos los 3 y otra que él o yo lo hagamos por nuestra cuenta con otras personas.

–Eso ya lo hablarán ustedes, no sé cuales son los términos que acordaron.

–Ya lo sabes tú, así que te agradezco que no vuelva a ocurrir.

–Humberto no es para tanto, yo no sabía, él me dijo eso y yo accedí.

­–François, suficiente que yo tolere que te hayas acostando con mis hijos que son menores, pero no que ahora te tires a todos los que vengan a mi casa.

–Bueno Humberto discúlpame, no va a volver a pasar quédate tranquilo. Me voy a ir, si necesitas algo avísame.

–Por favor llévate a mis hijos a la casa, yo me quedo con Arlindo esperando que le den de alta.

–Seguro cuenta con eso. –Me agarró del brazo y me trajo hacia él poniéndome en frente.

–Gracias por estar en mi vida y cuidar de mis hijos.

Nada que agradecer lo hago con todo el gusto. Hablamos. –Le di un beso en la mejilla y me fui.





Llegó el sábado, día de la orgía. El día que salía de la clínica los muchachos del estudio me dijeron que no podían ir y cedieron sus pases a otras personas, así que me tocaba ir solo a ese lugar. Me daba un poco de nervios pero igual fui.



Al llegar a la casa, el control de entrada era estricto, te revisaban de pies a cabeza, el bolso y el celular lo dejarían a resguardo, la entrada la pasaban por un lector que escaneaba el código de barra donde estaba toda tu información, nombre completo, edad, clave de acceso.



Íbamos entrando de 10 en 10. Llegábamos a un pequeño salón donde nos quitaríamos al ropa y la guardábamos en nuestros bolsos que se quedarían en un cuarto. Nos entregaban una pulsera numerada para retirar luego nuestras pertenencias. Nos quedamos desnudos en ese salón. Las 9 personas que estaban conmigo eran variadas, un par de tipos con buen cuerpo, unos penes decentes, un flaco lampiño con un guebo que le llegaba a medio muslo, un gordito peludo con un miseria de guebo, entre tanto pelo no se veía casi nada, que por cierto no me quitaba la mirada de mi entrepierna. El resto, gente normal, agradable a la vista, uno de ellos era muy pero que muy loca, pero era guapo.



Entramos a una enorme sala con varios sofás puestos de manera cuadrada enfrentados pero bien apartado uno del otro, varios puf en distintos lugares, unos eran cuadrados, había música, La luz era escasa pero se podía ver bien lo que pasaba alrededor. Al fondo había una barra donde estaban cientos de botellas; vodka, whisky, ron, vino y otras que eran para mezcla de cocteles, hielo, vasos y algunas cosas para picar, era selfservice.



Cuando entramos a la sala ya estaban ahí 20 personas conversando, otras acostadas besándose. Faltaban por entrar 20 personas más para ser en total 50. Nos advirtieron que no hay límite en cuanto al sexo, siempre y cuando la otra persona esté de acuerdo, no se puede obligar a nadie a hacer algo. Recomiendan el uso del condón, que de eso había por todos lados, pero ya era potestad de los involucrados usarlo o no.

Cuando entraron los últimos 10, en ese lote estaba el psicólogo al que fui aquella vez, el Dr Bruce. Él me vio y no me reconoció pero se me quedó viendo. Me fui a la barra a prepárame un trago.



–Yo quiero que tú me cojas antes que empiece el peo aquí.-Me volteé, era un chico un poco más bajo que yo, rubio de barba y ojos verdes. –Mucho gusto me llamo Víctor.

–François

–Mmmm como el Marqués de Sade, interesante. –Se agachó y comenzó a mamarlo. Lo sostenía con una mano mientras me lo mamaba, mi guebo iba creciendo en su boca, él subía la mirada y me veía a los ojos mientras mamaba. –Me lo vas a meter completo. -Me dijo.



Se levantó y me dijo para irnos a uno de los puf cuadrados. Tomé un condón y un sobre de lubricante. Se montó en el puf y se puso en 4 y yo el condón. Comencé a penetrarlo mientras él se abría las nalgas. Un hombre se me acercó y comenzó a pasarme la mano por la espalda, cuando ya tenía clavado al catire el hombre me tocaba las nalgas y bajaba la mano para agarrar mis bolas, quité la mirada del culo del catire y este ya estaba mamándole el guebo a 2 tipos. Había comenzado la orgía. Al alzar la mirada habían pequeños grupos en distintos lugares, conmigo estaban 5 personas. El culo del catire era blanco, blanquísimo y sin un pelito, todo lisito. Ya tenía el culo abierto y mientras mamaba 2 guebos, gemía.

–Chamo, que se de la vuelta y nos lo cogemos y que te lo mame a ti y al pana. –Víctor se volteó y comenzó a mamármelo de nuevo, el hombre que me metía mano fue a buscar un condón y regresó. –¿Quieres que te coja?. –Me dijo. ­­–A eso vine.



Hacía movimientos rápidos y cortos para metérmelo hasta que me penetró por completo, y comenzó a darme nalgadas y me masturbaba con Víctor todavía con mi guebo en su boca. Se acercó a mi el osito con su pipí, se agachó y compartió la felación con el catire, se turnaban para mamar guebo y bolas. Cada empujón del hombre que me cogía era entrar más en la boca de unos de mis mamadores.

–Te voy dejar una ratico, me voy a coger al gordito.

El tipo se fue por detrás del oso y se lo metió, el carajo comenzó a quejarse del dolor pero el hombre lo inmovilizó para penetrarlo más, unos segundos después volvía a mamármelo.



Llegó un tipo por detrás nuevamente y me haló hacia él dejando Víctor y al oso ahí en 4. Era uno de los carajos de buen cuerpo que estaban en mi grupo.

–Mi amigo y yo te queremos coger, deja a esos ahí, te vamos a dar bien duro.



Nos fuimos al sofá, uno de ellos ya tenía el condón puesto y me penetró de pie, luego me agaché para mamarle el guebo al otro. El que me cogía me haló hacia el sofá y se sentó sentándome yo encima de él. Terminó de penetrarme. El que estaba de pie me echó las piernas  hacia mi pecho acostándome en el otro tipo, se agachó y empezó a meterlo poco a poco, echó más lubricante y empujó más, yo apretaba los ojos aguantando. Lo metió por completo y se movía. Me agarró el guebo para pajearme.



Unos minutos después, me cogía el que estaba de pie mientras le mamaba el guebo al otro que ya se había quitado el condón. La embestidas que me daba el tipo me hacía moverme entre ellos. Se acercaron 3 tipos, 2 de ellos se cogían a los 2 que me habían cogido, el tercero me acercó su verga para mamárselo. Llegaron 2 más, así que ya eran 4 guebos mamando.



Se retiraron de mi culo y me fui con los 3 a los que se los mamaba. Me dijeron para buscar unos tragos. –Ese culo ya lo debes tener abierto. -Me dijo mientras me metía unos dedos para comprobarlo.

–¿Te gusta esto? –Agarró un hielo y me lo metió por el culo, eso me excitó, lo expulsé y él lo atajó y me lo metió en la boca.

–Te vamos a coger los 3 ahora, ¿quieres?



Me pusieron en 4 en el piso, uno de ellos flexionó la piernas y así entre parado y agachado me lo metió mientras los otros frente a mi me metían sus vergas en la boca.

Se acercó Víctor y, acostándose en el piso boca arriba, se fue debajo de mi para seguir mamando mi guebo. Ya no aguantaba más y le dije a Víctor que me iba a venir, me lo apretó y dejó que me corriera en su boca. Los 3 carajos que estaban conmigo comenzaron a masturbarse. Yo sentado en el piso y ellos de pie. Uno detrás de mi y los otros frente a mi.

El de atrás se vino primero, unas lenguas de semen atravesaron mi cara, cayendo en mi pelo y algo en el pecho, los dos de enfrente se corrieron a la vez uno apuntó a mi pecho y el otro a mi cara, tu ve que cerrar los ojos pues sus chorros salía  a gran velocidad. Víctor se había ido.



Me fui a unas duchas que estaban apartadas de la sala. 4 duchas en línea sin separación, estaban ocupadas, esperé. Mientras lo hacía llegaron los 2 tipos que les había mamado el guebo.

–Tenemos que cogerte, no creas que te vas a librar. –Me sonreí. –Seguro, me ducho, me tomo algo y le damos.



Me fui a la barra, ahí estaba Víctor. –Verga esta vaina es demasiado arrecha yo quiero repetir otro día.

–Pero si todavía quedan horas para seguir tirando.

–Yo sé, pero quiero más, ahora doy una vuelta a ver que veo.

–¿Quieres una piña colada? Me voy a hacer una.

–Si dale.



Mientras tomábamos la piña colada nos pusimos a conversar de nuestros trabajos y si teníamos pareja. Víctor tenía y le dijo que estaba en un congreso en el interior del país, él es odontólogo.

–¿Y con tu novio no disfrutas del sexo?

–Si claro, pero es que esto me encanta, varios hombres disponibles para que te cojan. Y a él no le gusta esto.



Seguimos hablando y se me acerca Bruce.

–Hola, yo te conozco de algún sitio, pero no recuerdo, capaz te cogí.

–A lo mejor. -Le dije sin darle explicaciones.

–Mi amigo que está allá te quiere coger conmigo, ¿quieres venir?

–¿Me puedo apuntar?. –Dijo Víctor.

–Claro, vengan los 2.



El amigo de Bruce tenía el condón puesto y nos dijo que nos pusiéramos en 4 que nos iba a coger a los 2 y mientras le mamábamos el guebo a Bruce.

El tipo me daba 4 empujones a mi, me lo sacaba y le hacía lo mismo al catire y así iba. Cuando le estaba mamando el guebo a Bruce que me le quedé viendo, el también me miraba, escrutándome, recordando de donde me conocía.

Abrió los ojos y su rostro cambió. Me había reconocido.



Me levantó del piso hablando fuerte diciéndome que ya sabía quien era yo . –TÚ FUISTE EL QUE ME ROBÓ EL TALCO COÑOEMADRE. –Me soltó un golpe que me lanzó al piso y se me fue encima, su amigo me levantó para que me siguieran golpeando pero se atravesó Víctor y el puño que le dieron lo dejó tendido en el suelo, la gente comenzó a movilizarse y a gritar, la música se detuvo. Como cosa extraña, empezaron a caerse a coñazos gente que no tenía nada que ver, yo le lancé coñazos a Bruce, pero el amigo me sostenía.



Haciendo un paréntesis lo que voy a contar me lo dijo Jack.



Jack estaba fuera de la casa, la calle era ciega y la casa era la última de esa urbanización, era silencioso todo por ahí, cuando Jack ya no escuchó la música se incorporó y esperó unos minutos pero empezó a escuchar gritos y cosas que se rompían. Sacó su arma y al ver a los 3 vigilante entrar a la casa, corrió y antes que cerraran la puerta la detuvo y los apuntó.



–¡Salgan de aquí!. –Uno de ellos sacó un arma y Jack le disparó. Tomó el arma y apuntó a los 2 que se salieron de la casa. El disparo alborotó más a la gente.



Como pude me solté del tipo y logré esconderme, cuando escuché el disparo me vino a la mente Jack pero lo que quería era salir de ahí, aquello era un caos de gente, aparte de los 50 había llegado más gente, que serían los que estaba ya en la casa, llegué al salón de los bolsos y ahí estaba. Vi a Jack y en ese momento todo se detuvo.



–Busca tu bolso. –Escuche decirle pero en cámara lenta. Entré al lugar vi mi número en la muñeca y agarré el bolso, cuando salgo Jack me agarra de la cintura y me alza para sacarme, la fuerza de este carajo es impresionante. Cuando me tiene cargado viene corriendo Bruce.



–¡NO TE VAS A IR DESGRACIADO!. –Jack vuelve a sacar el arma y le dispara en la pierna tumbándolo en el suelo, los que venían detrás de él se detuvieron en seco.

Jack y yo salimos de la casa, afuera en la calle habían 5 mujeres viendo hacia a la casa. Nos vieron. Me vieron desnudo y se echaron hacia atrás al ver el arma. Nos montamos en la moto y arrancó.



Llegamos a un terreno abandonado cerca de ahí, apagó la moto.

–Vístete.

–Jack, gracias, ¿cómo supiste que…?

–Vístete François

–Jack, espera…desde que apareciste en mi vida no hago más que estar envuelto en algún peo. Tú me asustas Jack, le acabas de disparar a 2 personas

–Vístete o no respondo. –No sé  a que se refería con eso.

–¿Qué me vas a matar a mi también?. –Me agarró por el cabello por la parte de atrás de la cabeza y me acercó a él besándome y así estuvo varios segundos.

–Si no te vistes ahora voy a cogerte aquí mismo. -Pero llegó gente.



–¡HEY! ¿QUE HACEN AHÍ?. -Nuevamente Jack sacó el arma y los 3 tipos salieron corriendo. Y encima con el pasamontañas puesto. Me vestí y fuimos de nuevo a la casa a buscar mi carro. No había gente y sólo estaban 3 carros incluido el mío.



Me monté en el carro y salimos de la calle ciega, al tomar la calle principal, venía en sentido contrario una patrulla. Seguí de largo y Jack atrás. Los nervios me atacaron en ese momento y tuve que frenar, el cuerpo me temblaba.

–¿Qué te pasa?

–No puedo manejar.–Estaciónalo y yo lo busco luego, móntate que te llevo a tu casa.



Subió conmigo al apartamento, me quitó la ropa me hizo un tilo y no se fue hasta que me lo bebí.

Salió del cuarto y se encontró de frente con Guillermo. Lo vio y entró en pánico.

–No, no. No me haga nada, llévese lo que quiera, yo no llamo a la policía.

–¡CÁLLATE LA BOCA! –Le dio una cachetada y se fue. Guillermo quedó con una mancha en su pantalón caqui. Se había orinado un poco.





La vida te cambia en un instante.





Cuando llegué a mi casa y Jack me dio el tilo, me lo tomé con unas pastillas para dormir que me noquearon hasta el domingo a las 2 de la tarde. No quería pensar ni saber de nada ni de nadie. Saber que sobre mí hay más víctimas me inquietaba.



Al salir de mi cuarto para comer algo, Guillermo que ya estaba sentado en el mesón de la cocina me lanzó el periódico. Él ya estaba almorzando y yo iba a desayunar.

Comienzo a leer la página de sucesos.



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Un muerto y un herido es el saldo de una discusión en la casa donde se realizaban encuentros sexuales. La casa está ubicada en La Florida<<



Doblé el periódico y me puse a hacer el desayuno. Jack había matado a alguien en esa casa y a Susana y quien sabe si a más personas, sin contar lo que hace en su trabajo.



Guillermo salió con unos amigos y yo me quedé en casa. Mi celular sonó.



–<Ya que no me has dicho nada, pregunto yo, ¿nos vamos a ver esta semana?>

Era Agustín, el policía de Chacao.

–<Hola, disculpa, he tenido una semana complicada, te parece si nos vemos el martes en la mañana en mi casa?>

–<Perfecto, pásame la dirección y ahí estaré> -Le pasé la dirección y a los 10 minutos me escribió David, el paramédico, el que aún conserva su vagina.



­–<Hola, quiero verte, ¿Cuándo puede ser?>

–<Hola, ¿puedes el martes en la tarde?

–<Ok, después de las 3 estoy libre>



Ya tenía el martes ocupado con 2 tiradas.



Llegó el martes. Eran las 9:05 de la mañana y suena el timbre. Al abrir era Agustín.

–Normalmente los mañaneros los hago amaneciendo con la persona no yendo a sus casas. –Entró y me dio un beso en la boca que no me dejó ni pensar.



–¿Tu eres así de violento para todo?

–Yo soy lo violento que tu quieras.

–Ya nos estamos entendiendo. –Sacó las esposas y me la puso en la muñeca.

–Vamos a la reja esta. –Nos fuimos hasta la ventana de la sala, cruzó las esposas entre los barrotes y me puso el otro lado en la otra muñeca.

–Estas detenido por puta. -Me dejó ahí y fue a la cocina y buscó unas tijeras. Metió las tijeras entre mi piel y el bermuda por la parte de atrás y cortó la tela junto con el interior, cortó un pedazo de la franela y luego la haló con las malos para rasgarla, Me quedé con la ropa puesta y rota pero con el culo al aire.

Se bajó los pantalones y se puso el condón y lubricante. Me abrió las nalgas y empezó a meter su guebo mientras con su mano me sostenía con fuerza mi cabeza por la frente. Una vez que me tenía penetrado me embestía y con cada empujón me aprisionaba a la pared y así una y otra y otra y otra y otra vez hasta que me soltó las esposas y me volteó para besarme. Agarré sus nalgas velludas que parecían 2 rocas, toque su pecho y sus abdominales y también parecían de piedra cubiertas de pelo, le quité el condón y se lo mamé, mas bien me cogía por la boca, me agarró del cabello y me obligaba a metérmelo completo. Me levantó por el brazo y me alzó para llevarme al cuarto.

Me tiró en la cama boca abajo, se puso otro condón y se fue encima de mi. Movía las caderas como un experto, lo hacía despacio y luego rápido y con fuerza, yo levantaba el culo y ese hombre me penetraba hasta el fondo. Así como estábamos nos levantamos y sin sacar el guebo nos pusimos de pie, se dio la vuelta y caímos en la cama ahora boca arriba.



–Ahora muévete tú, ponte bien perra. –Dándole la espalda me empecé a mover subiendo y bajando y hacia delante y hacia atrás. –Coño que rico se te ve ese culo abierto, sigue anda, sigue.

Me dijo que me volteara sin sacarlo, me echó hacia delante y empezó a moverse él rapidísimo. El culo me lo tenía enrojecido y abierto. Me sacó de encima de él y en la posición misionero se le desató la furia y me cogía con fuerza y rápido.



Cada 3 empujones me escupía y me daba una cachetada. –¿Te gusta perra? ¿Te gusta?

Otra cachetada y otra escupida. Ese hombre me estaba enloqueciendo. Sacó su verga, se levantó y me puso en 4. Antes de meterme el guebo metió dos dedos de cada mano en mi culo y así con el culo bien abierto me lo metió junto con los dedos. Sacó los dedos y me los metió en la boca. Me volvió a dar durísimo hasta que se detuvo y lo sacó retirando el condón y acabándome en el culo y en las nalgas.



Con su guebo restregó el semen por todos lados y como aún lo tenía parado se puso otro condón y me siguió cogiendo en 4 hasta que  varios minutos después volvía a correrse ahora dentro de mi. Se echó a un lado de la cama y quedó boca abajo. Yo quería acabar así que me puse un condón, lubricante y sin preguntarle se lo fui metiendo.

–¿Quieres?

–Si, dale.-Y se lo clavé completo. Sentí la presión de su culo pues le dolía y apretó. A mi me faltaba poco para acabar así que le di rápido y me dijo –Dame la leche en la boca.-Retiré el condón y le avisé. Ese hombre se engulló mi guebo hasta que sintió aquella leche tibia inundando su boca.



Los dos quedamos agotados. Media hora después nos levantamos para ducharnos juntos. Mientras nos caía le agua caliente nuestros guebos se volvieron a levantar y nos turnamos para mamarnos. Volvimos a acabar. El ya casi no le salió nada era su tercera corrida.



Salimos de la ducha y le propuse desayunar en mi casa. –Así repones fuerzas debes estar reventado. –Le dije y aceptó, preparamos juntos el desayuno.

–¿Te gustó este mañanero?

–Coño sí, que jode, me dejaste seco y cansado jejeje.

–Era la idea  ¿no?.



A la hora nos despedimos y me dijo que teníamos que repetir, y yo acepté poniendo mi casa a la orden nuevamente.

–Puedo venir el lunes y el marte si quieres. –Me dio un beso en la boca con lengua, hasta la tráquea.





­–<Hola, ¿dónde nos vemos?> -Me escribía David

–<Si quieres en mi casa, así estamos más cómodos para tirar>

–<Ok, dame tu dirección ya voy saliendo para allá>



Llegó David, se había presentado en mono, así que cuando entró le metí la mano y la llevé directo a su cuca, le metí los dedos, no sé por qué pero me daba morbo eso. Le metía los dedos y lo besaba.



–Ya va, ya va François, que yo no vine para esto.

–¿Ah no? ¿Y entonces? Pensé que estábamos claros.

–Te dije que quería verte, asumiste otra cosa.

–Ooooookey, ¿para que viniste?. –Abrió el bolso cruzado que tenía y sacó un papel que estaba doblado en 3, era como un examen, me lo entregó.



–Estoy embarazado, embarazada, bueno embarazado.

–¿QUÉ? YA VA, ¿TU NO ESTABAS…NO TE VACIARON POR DENTRO?

–No, pero el médico me dijo que las probabilidades de quedara embarazado eran mínimas porque estoy hormonándome y todo el sistema reproductor femenino se atrofia, pero mira, los milagros ocurren.

–¿Y por qué me dices esto a mi?…no entiendo

–¿Tú que crees François? El bebé es tuyo, tengo 8 semanas de embarazo.

Yo me quedé helado y palidecí, el corazón comenzó a bombear a toda velocidad, sentía como la sangre corría por mis venas. –¿Y qué vas a hacer? ¿qué vamos a hacer?

–Por eso estoy aquí. Yo no quiero tenerlo y por tu cara tú tampoco.

Me senté en el sofá a pasar el susto o quien sabe que era lo que estaba sintiendo, pero la película de mi vida me pasó por el frente, me vi de niño y se me instaló el miedo en el cuerpo.

–Yo no sé que decirte, yo…yo…no estaba en mis planes ser papá ni ahora ni nunca.

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