miércoles, 20 de abril de 2016

MALAS INFLUENCIAS 7. Embarazo ¿no deseado?.


Era jueves, ya habían pasado 3 días de haber visto a Jack y hablado con David. No le iba a dar clases a los gemelos pues Arlindo se los llevó de paseo. Quería ganarse el afecto y respeto de los chamos.


Decidí irme al sauna, me llevé el traje de baño para estar en la piscina, quería relajarme y no pensar. Al llegar pedí cabina privada me puse mi speedo y me fui directo a la piscina a lanzarme unas cuantas brazadas. Como no tengo casi guebo entre las piernas, una vez que salí se me marcaba más de la cuenta el muñeco. Por supuesto, unos que estaban en la tumbona clavaron sus ojos en mi traje de baño, yo seguí a las duchas y entré al vapor. Me siguieron.



Me senté y me deslicé un poco y abrí las piernas, de repente uno de los que estaba en la piscina se me sienta al lado y poco a poco más cerca de mi, hasta que a escasos centímetros me pone su mano en el muslo y la va moviendo hacia mi paquete. Yo lo dejo, al ver que no pongo resistencia me saca el guebo de la licra y comienza a mamarlo. –Lo tienes enorme, que rico. –Vas a tener que echarle bolas para que se pare. –¿No se te para?. –No tengo ganas de sexo pero tu mama yo no tengo problema. –Me bajé el traje de baño a medio muslo y el muchacho fajao tragándose todo eso.



Luego de un rato dándole, se detiene. –Ya va, déjame salir a tomar aire y agua, ya vengo no te vayas. –Me dejó el guebo medio parado, cerré los ojos y de repente siento que me lo vuelve a mamar, abro los ojos pero no era el chamo, era un tipo pasado los 45 años, estaba frente a mi agachado y mamando, más bien lamiendo. Regresó el muchacho y se volvió a sentar a mi lado y comenzó a masturbarme mientras el otro mamaba. Cuando el hombre se apartó para descansar el otro volvió a metérselo y el tipo se acerco, ahora los dos se deleitaban.

El hombre se levantó y me habló al oído:

–Ve a mi cabina y me coges, 112. -Se fue.

–Me coges a mi primero. -Me dijo el chamo.

–A ninguno de los dos, dame un chance para ducharme y dar una vuelta.

Salí de ahí cansado, me duché y fui a la zona de la piscina a echarme en una tumbona. Tomé el periódico para ponerme al día con las noticias.



>>HALLADO MUERTO PRESUNTO SICARIO CON 14 TIROS.<<

No poseía identificación pero su chaqueta llevaba bordado el nombre de Jack igual el casco que cargaba puesto. Se maneja el ajuste de cuentas como móvil por el ensañamiento.



Me levanté de la tumbona con el corazón galopando en el pecho y sudando frío, las manos me temblaban. Lancé al piso el periódico y salí corriendo a la cabina a buscar el celular de Jack.



–¿Ya te vas?

–Si.

–¿Te acompaño mientras te vistes?. –El chamo hablaba y yo cada vez más lejos de él por las escaleras.

Llegué a mi cabina y no podía abrir la puerta, la cabina 112 estaba abierta y dentro el hombre que me lo mamó en el vapor.

–¿No vas a entrar?

–No, me tengo que ir.

–¿Pasa algo?

–Pasa de todo. -Le cerré la puerta en la cara.

Le envié un mensaje. <<¿Dónde estas?>>

Me vestí, salí de ahí y volví a escribirle. <<Jack, estás bien?>> -Me monté en el carro, me coloqué los audífonos y por primera vez desde que me dio el celular , lo iba a llamar. La contestadora de una vez. No podía manejar, estaba nervioso y sudando copiosamente. Volví a llamar una y otra vez y lo mismo.



No sabía dónde ir, qué hacer, sólo manejaba. Sonó el celular y mi corazón se detuvo por un segundo, pero era mi celular. Era David, atendí.

–<<David>>

–<<Ya lo decidí, voy a abortar y es hoy, ahora en un rato, ¿me acompañas?>>

Colgué la llamada y estacioné el carro, apoyé la cabeza en el volante y me puse a llorar. Me tocaron el vidrio de la ventanilla con fuerza, al principio pensaba que era un ladrón, pero era un policía.

–Ciudadano aquí no puede estacionar circule.



Encendí el carro y tomé el canal, volvió a sonar el celular.

–<<François, esto es importante para mi, yo sé que no es lo que quieres pero yo no puedo con esta responsabilidad, yo estoy en otros asuntos ahora. Necesito tu apoyo>>

–<<Tranquilo David, te acompaño, ¿Dónde es?>>

–San Bernardino, es más arriba del Centro Médico, quinta Soila, nos vemos allá en un rato>>

–<<Ok, ya voy para allá>>

Colgué la llamada e hice otro intento de llamar a Jack. Nada. Le di 4 coñazos al volante.

Mientras estaba en la cola, me metí en internet y puse Sicario>Noticias, a ver que salía. No había foto ni nueva información, lo mismo rebotado en toda la prensa.



Llegué a San Bernardino, conseguí la casa y había puesto al frente y ahí me estacioné.

Y estaba David esperando que lo llamaran.

–Hola, qué tráfico, disculpa

–Tranquilo, falta un ratico, gracias por venir.

–Te dije que te apoyaría en todo. –Las manos me seguían temblando y David lo notó.

–¿Te pasa algo? Te noto nervioso.

–Un amigo que está desaparecido.

–Wao, si quieres ve y resuelve.

–No tranquilo, luego me encargo de eso, primero tu asunto.



–Señor David, pase. –Dijo la secretaria.

Yo me quedé afuera leyendo una revista, en realidad era pasando las hojas de adelante hacia atrás y viceversa, mandé otro mensaje y volví a llamar. Nada



Media hora después salía David, me pareció rápido, pero no tenía ningún referente de cuanto tarda esa operación. Salió con los ojos hinchados de haber llorado, se acercó a mi y me abrazó. Se puso a llorar, yo también.

–Ya…tranquilo, todo va a estar bien.

–No lo hice, no pude François, no pude hacerlo. –En eso salió el médico, un hombre alto, rubio, con el cabello medio largo en los hombros y los ojos verdes oscuro, muy atractivo.



–David, yo vivo de esto, pero has tomado la mejor decisión. –El hombre me vio a los ojos y me intimidó. –Buenas tardes, esta es mi tarjeta, si necesita de mis servicios. -Me guiñó el ojo. –Llámame. –me dijo en silencio.



–Vámonos, ¿quieres tomarte algo?

–Algo que pueda tomar sigo embarazado jejeje.

–Un jugo natural. –Me sonreí y lo abracé.



Hablamos un buen rato. David tomaba jugo y yo cervezas. Luego de conversar sobre lo que vendría, la consulta al ginecólogo, gastos y todo lo que conlleva un embarazo, lo dejé en su casa.



Te voy a proponer algo, cuando ya sientas que no puedes ocultar la barriga, deja el trabajo y yo te pago el equivalente de tu sueldo.

–No chico, ¿tú estás loco? Meto un reposo y lo extiendo, yo me invento algo.

–Bueno, si eso no se da ya sabes el plan B ¿ok? Cuídate. –David me dio un beso en la boca.

–Gracias por estar aquí.

–Dale, tranquilo.



Llegué a mi casa, estaba mareado por las 8 cervezas que tomé y sin comer nada, seguía pensando en Jack, sin saber si estaba vivo o muerto, tomé un vaso de agua y me fui a mi cuarto. Cuando enciendo la luz me eché para atrás del susto.

Era Jack sentado en mi sofá.



–Ya pensaba que no venías, llevo 2 horas esperando.

Mi reacción fue caerle a golpes y reclamarle que no contestara mis mensajes ni llamadas, él no abrió la boca, recibió los golpes en silencio y sin moverse, me abrazó y yo arranqué a llorar.

–¿Ves? Si te importo, si me quieres, si estás enamorado de mi, cálmate, estoy bien, completo, sano y salvo. –Le di un beso en la boca.



Asesinaron a un amigo de la banda por error, pensando que era Jack, cuando encontraron el cuerpo le pusieron las pertenencias de él para despistar al enemigo, un capo de la droga muy pesado. El celular lo quemó, la línea la desapareció del sistema. Me entregó otro celular y el que tenía lo quemó también ahí en mi casa, y la línea ya la iban a suspender.



–¿Pensaste que había muerto? Leíste la noticia en prensa.

–No sabes lo mal que pasé la tarde, estuve con David que al final no abortó y nos fuimos a beber, bueno yo.

–Ah finalmente lo va a tener, que bueno, ahora sienta cabeza, vas a ser papá.

–¿Te quieres quedar a dormir conmigo?. –Luego de pensarlo unos segundos, respondió.

–Ok, pero no haremos nada, no estoy de ánimos para hacerte el amor, quiero dormir.

–Pareciera que no, lo tienes parado. –se lo toqué y apreté.

–Para que veas que él tampoco sufrió daños.

Me abrazó y me besó como aquella noche en la playa.



–Tu amiguito Guillermo se puso histérica cuando me vio entrar al apartamento, lo tuve que silenciar, trancándole la vía de oxígeno en el cuello para que se desmayara, ya debe estar despierto o dormido de nuevo.

–¿Pero no le hiciste daño?

–No, habrá sentido un mareo y ya. ¿Quieres que duerma desnudo?

–Quiero que te quites el pasamontaña.

–Dormiré vestido.

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