sábado, 23 de abril de 2016

MALAS INFLUENCIAS. Mi hijo en 3D.


Luego de cerrar la puerta cuando se fue Jacobo, regresé a la fiesta. El Karaoke seguía activo, Arlindo, Humberto y unos amigos de este se habían apoderado del micrófono. Abel hablaba con David, me imaginaba de que hablaban, Caín dándose los besos con Juan el chamo de la limpieza, por supuesto lejos de ahí. Los amigos de los gemelos jugando con la cónsola.


–¿De verdad me vas a mostrar? Nunca he visto una en vivo y directo?

–Jajajaja si eres curioso vale.

–Demasiado curioso diría yo. Deja el fastidio Abel.

–Ay François deja de ponerte ahora correcto “uy uy que cosas son esas Abel”.

–Déjalo François, sólo va a ver, vamos a un baño.

–A mi cuarto mejor. -Dijo Abel



Abel es demasiado intenso y morboso, más que su hermano que ya es decir bastante.

Llegaron al cuarto y David se desabrochó el pantalón, cuando se subió la camisa se le notaba una pancita, me entró un escalofrío por la espalda pero a la vez una emoción.

Abel se agachó y David se bajó el interior.

–Waaao, qué loco, tienes la barriga llena de pelos y luego ves esto, es como freaky.

–Jajajaja algo.

–¿Puedo tocarla?

–ABEEL

–Déjalo, no hay problema.



Abel le pasó la mano y se sonrió. –Se siente bien jeje.

Salí del cuarto y escuché voces en el cuarto de Caín. Abrí la puerta con cuidado y me quedé viendo. Estaba tirando con el Juan el chamo que era de la limpieza. Lo tenía en 4 y lo tenía agarrado por las caderas mientras lo penetraba. Cerré con cuidado y les dije a los otros para bajar a la sala.

Ya se había apagado el karaoke y estaban recogiendo. Abel despidió a sus amigos y Humberto hacía lo mismo con sus amigos.

–¿Dónde está Juan? –Preguntó Arlindo.

–Está en el baño. -Le dije. Humberto me vio sabiendo que mentía y se me acercó.

–Está con Caín, un regalito de cumpleaños, déjalos.



Ya cuando nos quedamos solos los gemelos Humberto y yo recogiendo, Abel se acerca a su papá.

–Papá hoy vi una cuca de cerquita, en close up.

–¿Qué coño estás diciendo?

–La de David. –Humberto me miró. –Abel insistió y David accedió. –Le dije

–Coño carajitos ustedes son una vaina, se los paso porque es su cumpleaños, bueno ya son las 2 de la mañana, ya pasó. Y tú Caín, bien ¿no? Te tiraste al  exnovio de Arlindo.

Tanto Humberto como los gemelos, y bueno, yo también, estábamos pasados de tragos.

–Ay papá era mi cumple, no pude con los strippers me tocó este chamo.



Terminamos de recoger y nos fuimos a acostar. Como Arlindo no pudo quedarse, Humberto me pidió que durmiera con él. –te prometo que no va a pasar nada. –Y pasó y 2 veces.





Como le había prometido a David, lo iba a acompañar a sus visitas al ginecólogo y a todo lo que necesitara.

El consultorio de ginecólogo era en una clínica, al llegar le dije a David que subiera y se anotara, yo iba al baño y a comprar algo de comer y tomar. Cuando lo dejo en el ascensor me volteo y me tropiezo con alguien, del golpe le tumbo los lentes, era un médico.

–Disculpe, no lo vi. -Le dije. Levanté la mirada y era un hombre blanco y pelirrojo con los ojos azules, tenía hasta las pestañas pelirrojas, de una me imaginé su guebo rodeado de pelos naranjas y me excité.

–Tranquilo, no hay problema, además un tropiezo muy agradable. –Me sonrió, le di sus lentes y me fui al baño.

Para mi sorpresa el hombre me siguió y entró. Se puso en el urinario que estaba a mi lado, no había separador.

–Si eso es así dormido, no me lo quiero imaginar despierto. –Comencé a pajearme para que comenzara a ponerse duro.

–Ya no tienes que imaginarlo, míralo. –El tipo me lo agarró y yo seguí orinando.

–Lástima que ahora no pueda, tengo consulta, dame tu número y luego te escribo.



El tipo salió del baño y yo me quedé con el pana alerta. No podía metérmelo en el interior y menos con el pantalón. Comencé a masturbarme. Entró el de la limpieza pero yo estaba fajao, cerré los ojos y cuando estaba a punto, tenía al señor al lado mío pajeándose.



–Apunta al desagüe , no me vayas a echar la vaina esa en el piso, que me toca limpiar. Acabé, un chorro de leche acumulado solté en ese urinario.

–Nojo chamo andabas cargado, no habías tirado papá,  AAAHHH me toca a mi, mira, mira, mira, AAAHHH. -3 chorritos goteados sacó el carajo, más fue el escándalo que la descarga. –Dame una vainita ahí pal café anda.

–Le di 100 bolos y me fui relajadito.



Subí al consultorio, vi a David y me senté con él.

–Coño, te tardaste ¿qué estabas haciendo?

–Nada, fui al baño a hacer número 2 y luego a comerme algo.

 –Ya llegó el doctor y estamos de terceros. No sabes el doctor, está buenísimo, es pelirrojo pero bello y unos ojos que te mueres, ya lo vas a ver.

Abrí los ojos pero disimulé. –“Ya lo vi y me agarró el guevo”. –Pensaba.



Ya nos tocaba y entramos. El médico al verme se sonrió pero disimuló ante David.

–Soy el doctor José Andrés Loaiza, mucho gusto siéntense.

–Gracias Doctor, el doctor Henríquez me lo recomendó, ya sabe por el tema que David es transexual y no queríamos sentirnos incómodos con alguien que no maneja el tema.

–Perfecto no hay problema y gracias por confiar en mi y bueno cuando veas a Henríquez me lo saludas. Mientras veo tu historia, ve al bañito y cámbiate, ponte esta bata.



David se fue y José Andrés se levantó de la silla y me dio una lata. –Que agradable sorpresa coño, ahora más que nunca quiero revolcarme contigo, lástima que estés empatado.

–No, David no es mi pareja, simplemente quedó embarazado, soy el padre de la criatura, ahí viene.



Hablaron unos minutos,  José Andrés le dijo que suspendiera el tratamiento hormonal mientras transcurre el embarazo, que se chequeara la tensión pues la tenía alta y eso no es bueno para el embarazo. Se acostó para hacerle una revisión vaginal y luego el eco.



Mientras le hacía el eco e iba tomando las medidas yo le miraba el cabello y los ojos, él levantaba la mirada y se sonreía.

–Tienes 12 semanas, mira podemos ver si se deja, si es niña o niño, no creo que se deje. –Se quedó callado y luego habló. –Casi seguro que es niña, pero lo confirmamos en la próxima consulta. De momento todo marcha bien, los latidos perfectos, medidas bien. Cuida la tensión, vamos a ver como evoluciona el feto con el residuo de los medicamentos que has tomado.

–Los dejé de tomar apenas supe que estaba embarazado.

–Ok. Vístete y ahora te doy unas recomendaciones y lo que puedes hacer y no, pero yo te veo bien.



David se fue a cambiar y José Andrés se vino hacia mi.

–Muéstrame tu guebo, ¿es así de naranjita como tu cabeza y brazos?.

Se bajó el pantalón y una mata naranja de pelos se asomaba, bajó más y sacó un guebo blanco y grueso, tenía ganas de comérmelo en ese momento.

­Esta noche te llamo y cuadramos algo, para hoy o mañana. ¿te parece?. –Me dijo

–Si claro. –salió David y José Andrés le dio unas últimas indicaciones, le mandó unos exámenes y que fuera al cardiólogo.



Nos despedimos de él, me picó el ojo y me hizo un gesto de que me llamaría. Salimos.



–Le gustaste al doctor.

–¿Qué?

–Ay no te hagas el guebón François, los vi.

–Bueno sí, me gusta el tipo, vámonos.

–No me jodas al médico mira que me cae bien, luego no me quiere ver porque está contigo y tal.

–No vale, yo no me voy a empatar con él, un tiraíta y ya.



Dejé a David en su casa y me fui a la mía. Recibí un mensaje de Jack.



–¿Te gustó como quedó la fiesta de los gemelos? ¿Te gustaron los stripper?

–Todo quedó perfecto. ¿Cómo sabes que habían stripper?

–Yo lo sé todo. Te tiraste a uno.

–Eso no tienes manera de saberlo.

–Te gustó como te lo hizo, te dejó pensando, te acordaste de muchas cosas. Nadie te ha hecho el amor así, nadie François. Que bueno que todo salió bien. Feliz noche.

–Espera, ¿Qué quisiste decir con eso?

No hubo respuesta y las dudas se agolparon en mi cabeza, pero algo me decía que Jack estuvo esa noche en la fiesta.

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