miércoles, 6 de abril de 2016

MALAS INFLUENCIAS. Señor ten piedad. Cristo ten piedad.


Abrí los ojos a las 2 de la tarde, a mi lado Ernesto dormido y desnudo con el guevo parado, no aguanté y comencé a mamarlo hasta que abrió los ojos.
–¿Qué haces?

–¿Qué crees? -Me le quedé mirando mientras le pasaba la lengua a su glande y luego me lo metía a la boca de nuevo. Ernesto dobló la almohada y se la puso detrás de su cabeza para estar más levantado. –Lo mamas divino, que rico es despertar así. –Fui a mi mesita de noche y busqué un condón.

–Más rico será cuando me lo meta. Le coloqué el condón y me senté en su guebo. Me fui hacia delante y nos dimos un beso, me enderecé y comencé a moverme de arriba a bajo y en forma circular. Ernesto me agarraba las piernas, tenía los ojos abiertos más de lo normal. Me detuve.

–Me vas a hacer acabar. –Empecé a moverme más deprisa y no aguantó, se vino.

–AAAAAAAHHH Marico, que divino estuvo eso.

–Un rapidito para irnos a desayunar. –Le di otro beso y salimos del cuarto en interiores. Cuando estábamos fuera del cuarto escuchamos unos gritos que venían del cuarto de Guillermo. –Ven vamos a acercarnos, debe estar tirando.



–¡Dale coño, dame duro, soy tu hembra! Ay, Ay Ay, me duele!

–¿Tú no querías guebo? Aguanta perrita ¿Quieres más duro? -Empezamos a escuchar como sonaba la cama, Ernesto estaba impresionado.



–¿Quién se lo estará cogiendo? ¿Tu exjefe?

–Shhh, no creo.



–EEEEIIIIIHHHEEEIIHHH EEEEEEEIIIIH

PUM PUM PUM Sonaba la cama con cada embestida.

–¿Viste como gime? Parece una puerta sin engrasar. Jajajaja



Nos fuimos de ahí a la cocina a preparar desayuno/almuerzo



–François esta mañana quedé impresionado con lo que te pasó, te orinaste encima.

Me daba vergüenza hablar de eso con Ernesto pero bueno ya estábamos muy en confianza.

–Chamo, ese carajo me pone mal, cuando lo tengo cerca me pongo sedita. Y me estaba ahorcando, yo sentía que me iba a dejar ahí pegado. Cuando hicimos el amor en la playa -porque no fue que me echó una cogida, me hizo el amor como nunca lo habían hecho-, me sentí muy bien, protegido, sin miedo, pero en condiciones normales, le tengo miedo cada vez que aparece.

–¿Pero te gusta el tipo? Marico no le has visto la cara.

–Eso es lo que más morbo me da, no saber quien es, y sí, me gusta, no sé si enamorado es la palabra, me suena demasiado grande, pero ese tipo me atrae.

–¿Pero tú estás claro que el pana es un asesino? Puede ir preso o lo matan o peor aún, que te involucren a ti en sus asuntos.

–Todo eso lo he pensado Ernesto, pero a mi se me olvida todo cuando me escribe, se me aparece, me habla.

–Ten cuidado, ten mucho cuidado con ese tipo. Hablando de otra cosa, ¿Qué pasa con Tomás? También te gusta.

–Ahí lo tengo menos claro. Él no me atrae, como pareja, pero entonces lo veo con alguien y me da arrechera, yo no sé si es por ego porque sé que yo le gusto que jode, más bien está enamorado de mi, entonces al verlo con otro me molesta porque no me es fiel y no es fiel a lo que siente.

–Maaaarico, tú te montas unas historias. ¿pero qué vas a esperar si no le paras? Tiene que buscarse a otro.

–El peo es que Tomás está en muy malos pasos, está de su cuenta y está cometiendo errores que luego lo va a pagar caro.

–¿Tú crees?

–Él no bebe Ernesto y no sale a discotecas…



Nos preparamos un perico con tocineta, pan tostado y jugo de naranja y nos sentamos a desayunar en el comedor.

–Déjame buscar mi celular a ver si me respondió el policía.



–<Gracias por escribir. Ya guardé tu número. El lunes y el martes estoy libre cuadremos>



–¿Te lo vas a tirar?

–¡De bolas! ¡Está buenísimo!

–Verga pero tú no pierdes chance. Dígame cuando salga la porno, no joda que se preparen.



En eso escuchamos la puerta del cuarto de Guillermo.

–Vamos a ver quien es el tipo. –Lo primero que vimos fue una sotana negra.

–¿Carlos? ¿Qué haces tú aquí?.

–François ¡Qué sorpresa! Ahora estoy en la iglesia de esta zona, ¿Tú vives aquí?

–Si, esta es mi casa. ¿Tú conoces a Guillermo?

–Lo conocí ayer, eh me quedé a dormir aquí. –Ernesto estaba impactado, primero al ver a un cura que acaba de tirar y segundo lo bueno que estaba.

–Coño, que ya deben haber tirado que jode.

–5 veces me lo cogí. –Ernesto se atoró con el perico y tosió. –¿5 veces? -Dijo.

–Se quedó dormido, ya estaba un poco aburrido esperando pero quedó agotado.

–No me extraña, desde afuera se escuchaba la cama.

–Jajaja que pena.

–¿Quieres desayunar con nosotros y así repones energías?

–Acepto la invitación. Pero yo todavía puedo con 2, si es que quieren que me los coja.

–Bueno, primero siéntate, sírvete café mientras te hago el perico, luego vemos lo otro. –En eso me suena el celular, el de Jack.



–<Quiero pedirte disculpa por lo de esta mañana…no debí maltratarte, no es la manera>

–Ya vengo chicos, voy a atender una llamada. –Me fui al cuarto a escribir.



–<Me debes muchas explicaciones, te disculpo. Te pido que la próxima vez me muestres la cara y hablemos>.

–<Te dije que eso será pronto. Cuídate mucho, Feliz fin de semana>.

–<Quiero tenerte en mi cama Jack, ya no sé como decirlo>

–<Yo no quiero ser un tire más en tu vida François, entiéndelo, no quiero ser un número en tu lista. Quiero ser el hombre que rompe esa lista para comenzar de cero contigo, feliz tarde>

–<Creo que con eso también tiene que venir con que dejes de hacer lo que haces, asesinar gente>.

Como siempre no recibí respuesta. La bola ahora estaba en su terreno, regresé al comedor.

Carlos estaba sentado dándole la espalda a la mesa, Ernesto no estaba, cuando me acerco lo encuentro agachado mamándole el guebo al cura que se lo sacó por entre la sotana mientras bebía jugo de naranja.

–Comenzamos sin ti, pero puedes acercarte y me lo maman los dos.



Por supuesto ya se me había parado. Aunque en mi mente estaba Jack no iba a perderme este regalo del cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario