viernes, 20 de mayo de 2016

MALAS INFLUENCIAS. Temporada Final. Y volví a caer.


 Esto me lo contaron luego pues no estuve presente.

Jack estaba en la entrada de la Universidad apoyado en su inmensa moto, estaba con un jean negro y una franela blanca ajustada que se le marcaban sus ya grandes pectorales, sus ojos, tras unos lentes oscuros. Tanto mujeres como hombres que entraban y salían de la Universidad se le quedaban viendo. Esperaba a alguien.



Salía Abel, estaba entregando varios documentos para su inscripción, pasó frente a Jack.

–Hola Abel, ¿cómo estas?

Abel se detiene. –¿Perdón, te conozco?

–No formalmente, mucho gusto, soy Jack, el famoso Jack, el novio de François.

–Ah así que tú eres Jack, disculpa aquí el novio de François soy yo hasta que él diga lo contrario.

–Móntate en la moto y te lo explico.

–No chamo, tranquilo, no me voy a ir contigo

Jack lo agarró por la cintura y lo alzó para montarlo en la moto. –Agárrate bien porque voy a ir rápido. –Abel se aferró a a Jack y apretó las piernas contra la moto.



Llegaron a un café en La Castellana para poder conversar con calma.



–Mira chamito, yo no te tengo rabia, ni quiero ser tu enemigo y tampoco quiero que me tengas arrechera, pero François no es para ti, no está enamorado de ti, es más yo no sé que hace empatado contigo y con esto no quiero decir que seas una mala persona o que no le convienes, sencillamente no te ama, te quiere, eso sí, te adora y haría lo que sea por ustedes dos y por tu papá.

–¿O sea que François está terminando conmigo a través de ti? ¿Por qué no viene él y me da la cara?

–Porque él no sabe que yo estoy aquí, si se entera me mata. Vine porque quería ser franco contigo, François y yo estamos enamorados y prácticamente estamos viviendo juntos.

–Ah fíjate eso no me lo ha dicho, que bolas tiene.

–Te lo va a decir hoy pero yo me quise adelantar Abel, yo no quiero que le tengas arrechera y a mi menos, si yo los he protegido y todo, no quiero herirlos y hacerles daño, quiero ser tu amigo, tu aliado.

–Yo sé que François no me ama, pero yo quería estar con él, ser su novio y ver si así él se enamoraba de mi y te olvidaba, pero no te olvida desde hace meses y menos cuando te secuestraron, he vivido bajo tu sombra, en parte mi culpa por alentar esta relación que no iba a ningún lado. Además fue empatarme con él y se me dispararon los celos, en cada tipo que veía en la calle para mi era un potencial tire y eso me ponía mal y la verdad que el poco tiempo que estuvo conmigo no estuvo con más nadie.

–François es una persona difícil y necesita ayuda para su problema de adicción al sexo, quiero ayudarlo.

Abel se puso a llorar. –Yo lo amo Jack, lo amo mucho más de lo que él se imagina, pero no puedo retenerlo a mi lado si él no quiere. –Jack lo abrazó. –Te entiendo Abel pero a François no lo vas a perder, él va a estar para ti cuando quieras.

–No te lo lleves lejos por fa. –Decía Abel aún con lágrimas en los ojos.

–Eso no va a suceder, además tú eres tío de Rebeca.

Le sacó una sonrisa a Abel. Se tomaron otro café y lo llevó a su casa.







6 meses han pasado y más feliz no había podido estar. Jack -así lo conocí y así le sigo diciendo- se mudó desde hace unos meses y de momento ha sido una luna de miel y un derroche de fidelidad de mi parte que jamás, jamás hubiese yo pensado. Rebeca estaba enorme y muy mala conducta, gateaba, gritaba y quería agarrar todo. Yesenia ha sido de gran ayuda, siguió conmigo, es una  muchacha trabajadora y ama a Rebeca. Jack le compra de todo y no sé como hace pero siempre trae leche de fórmula y pañales por bultos.

En el trabajo me iba estupendo, seguía con mis clases de inglés y química y mis asesorías en Valencia  semanales. Y ya tenía en la calle 2 películas porno, iba por la tercera, si me dejaban, claro. Jack invirtiendo su dinero y trabajando en la empresa, ya tenía más de 6 meses ahí.



Los gemelos estaban a punto de cumplir su mayoría de edad así que les organicé un fiestón en su casa. Caín ya tenía casi 3 meses fuera del país pero lo hice venir para celebrar su cumpleaños con su hermano. Humberto me agradeció el haber convencido a Caín de venir, lo fui a buscar al aeropuerto pues Humberto no podía.



–Lo vamos a hacer en el salón de fiestas del edificio, hay Dj, strippers, karaoke, juegos, y Pole dance de hombres.

–Coño marico, te botaste. ¿Y cómo te va con Jack? ¿Sigues monoguevo?

–Ja,ja,ja si, sigo monoguevo ¿y tú?

–Me he tirado a media Harvard, aunque el estudio es rudo allá busco tiempo para tirar.

–Vaya, saliste a mi en mis tiempos de juventud.

–Si pero espero no ponerme como tú de aburrido ahora. Mira que me dejaste con las ganas aquella vez cuando te empataste con mi hermano y no quisiste tirar conmigo.

–Estaba en otro peo.

–¿Mañana te vas a dejar coger? Es mi cumpleaños.

–Ya veremos.

–No joda te dije eso y se te paró el guebo, uf.





Llegó el día de la fiesta, 40 personas invitadas, de mis amigos estaba Ernesto, Carlos el cura y dos de mis compañeros de película. Yo estaba feliz de verme compartiendo con Jack y mis amigos, todos juntos.



En un momento del rumbón mientras estaban los del Pole dance, me quedé hablando con Ernesto mientras que Jack, extrañamente se fue a un rincón a hablar con Carlos y ahí estuvieron un buen rato.



Luego de un rato de beber, compartir con los gemelos, ayudarlos en sus competencias que les armé con sus amigos, nos instalamos  a ver a los Strippers. Jack me dijo que se iba a ir con Carlos para hablar de negocios, me sonó como raro. –Tranquilo mi amor, yo luego te explico todo ¿ok? No te imagines lo que no es.



Se fue Jack y me uní al grupo. Los gemelos, Humberto y yo nos habíamos bebido hasta los tragos de los demás a las 2 de la mañana se había ido el último, Ernesto, que se fue en taxi.



Subimos los 4 al apartamento luego de recoger un poco para mañana terminar de limpiar con la conserje, que le pagamos aparte para que nos ayudara.



–¿Qué les pareció el rumbón que les armó el sinvergüenza este, muchachos? –Humberto los abrazó y les dio un beso en la cabeza a ambos.

–Quedó arrechísimo todo, de verdad. –Dijo Caín y Abel lo secundó.

–Pero François me debe algo todavía, le dije que quería sexo, que me lo quería coger.

Me reí. –Regalo es regalo, tendré que dártelo ¿no?

–¿Y si tiramos los 4? Y así todo queda en familia, porque somos una familia. –Dijo Abel.

–Ustedes se están volviendo locos, soy su padre. Humberto hablaba pero la borrachera podía más que él. Abel y Caín comenzaron a besarse y eso me voló los tapones y besé a Humberto que se tambaleó y caímos en su cama. Le quité el pantalón y comencé a mamarle el guevo, él mientras se desabotonó la camisa, al verle el pecho peludo me excité más, mi celular sonaba, era Jack.

Me fui hacia delante poniéndome sobre Humberto y lo besé, Caín se acercó para chuparme el culo y Abel, sin que su padre se diera cuenta, comenzó a mamarle el guevo.

Me bajé de encima de Humberto y me quedé en 4 esperando a que Caín me cogiera. Abel se sentó sobre el guevo de Humberto y se lo metió. –Me estoy cogiendo a mi hijo, me estoy cogiendo a mi hijo. –Repetía, lo callé besándolo mientras los hermanos se besaban entre ellos.

Nos cambiamos, ahora Humberto me cogía a mi y Caín a su hermano que le empezó a dar duro. –Se lo quiero meter a papá, ¿se va a dejar?

–Prueba. –Le dijo Abel que comenzó a besarme. Me bajé y agarré a Abel para cogérmelo.

­–Cógeme como cuando fuimos novios, dame rico.

Caín le levantó la s piernas a su papá pero no quiso así. –Métemelo en 4. Creo que mañana me voy a arrepentir de esto. Caín tenía el guebo duro, sus ganas de penetrar a su papá eran inmensas. Lo metió. Humberto apretó las sábanas aguantando



Abel y yo estábamos sentados, él sobre mi.

–Aprovecha que puedes cogerme, porque Jack es demasiado activo. –Agarré por los hombros a Abel y lo bajé para que se metiera toda mi verga, sus ojos se pusieron blancos al sentir que le llegaba a sus entrañas



Humberto se fue hacia un lado tumbando a Caín.–¡Ahora te voy a coger yo carajo!.

Caín nunca había sido penetrado y ahora su padre estaba a punto de hacerlo. Se colocó bastante lubricante y le echó en el culo. Con sus manos bañadas en gel lo agarró por los hombros para que no se moviera y empezó a empujar, empujar, empujar. Caín estaba tenso, apretando los ojos y agarrado del borde del colchón, me le acerqué a su boca y lo besé para que se relajara. Humberto terminó de meterlo hasta el fondo. Se echó para atrás hasta acostarse para que Caín quedar sentado sobre él y se moviera.

–Muévete carajito, aprende a cabalgar. –Caín comenzó a disfrutar de la cogida cuando se corrió sobre las sábanas, Abel se vino al mismo tiempo que él mientras seguía cogiéndomelo.

Humberto se levantó en la cama, me levantó a mi y nos pajeamos, bajo nosotros los gemelos esperaban la leche para recibirla en sus bocas. Cerraron los ojos y sus caras fueron cruzadas por tiras de semen que cayeron en sus ojos, boca, orejas y pelo.



Los gemelos se fueron a su cuarto. Yo me quedé a dormir con Humberto que no se movió más, quedó boca abajo.



Al día siguiente abro los ojos y busco mi celular, 3 llamadas perdidas de Jack, veo la hora 12:47 de la tarde, me volteo y veo a Humberto en  la misma posición. Lo muevo para que se despierte pero no logro que abra los ojos. Teníamos que limpiar el salón de fiestas. Voy al baño a orinar y busco agua, estaba sediento y con un dolor de cabeza terrible.



Regreso y vuelvo a mover a Humberto, lo siento frío, no se despierta, llamo al 911 y a los gemelos.

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