miércoles, 15 de junio de 2016

SODOMITA. Capítulo 10.


Eran las 11:30 de la noche, tenía 4 llamadas perdidas de Gonzalo y un mensaje de voz.

<<Darwin por favor ¿dónde estás?, escríbeme aunque sea, ¿estás bien? La ciudad está peligrosa, es muy tarde>>



–<Estoy bien, con unos amigos> -Le escribió.

–<No llegues borracho de nuevo por favor>

Lo que voy a llegar es cogido y con plata. –Decía mientras se detuvo en la esquina de la calle que apenas estaba iluminada por el poste de luz de la otra esquina.



­–¿Tú qué? –Un muchacho que apenas se llega a la mayoría de edad se le acercó a Darwin.

–Trabajando papá.

–Piérdete, este es mi zona y mis clientes.

–La calle es grande, vete a otra esquina. –El muchacho sacó una navaja y se la apoyó en el abdómen.

–Te arrancas o te saco las tripas aquí mismo.

Darwin  palideció y se recriminó el no haber traído su navaja de cuando vivía en la calle. Empujó al muchacho y salió corriendo a la siguiente esquina. Ahí habían unas mujeres, eran transexuales.

–Mi niño, tú eres nuevo aquí. Ten cuidado con ese, es peligroso. Es un menor pero no come cuento para matar a alguien, saliste caballo blanco, un instante más y te deja frío en la calle.

–Gracias por el dato.

–No me des las gracias, en la calle no hay amigos, cuídate. –Se alejaron de él para atender a unos clientes.



Se apoyó del poste y ahí como si fueran las 3 de la tarde sacó el celular para revisar los mensajes. Le respondió a Gonzalo. –<Estoy matando unos tigritos con unos panas>

–<Es casi la 1, ¿a que hora piensas venir?>

–<No sé>



Un carro se detuvo en la esquina justo donde estaba Darwin, bajó la ventanilla del copiloto.

­–Chamo, ¿Cuánto?

Darwin estaba distraído con el celular cuando el hombre lo abordó. –Eh… 4.000 con todo.

–Móntate. –Se montó en el carro y al ver al tipo le recordaba a alguien pero no sabía a quién. Un señor de casi 50 años, el cabello gris, con un abdómen abultado, estaba de traje pero se había quitado la corbata.

–Estas tiernito, si te portas bien te doy algo más. –Le puso una mano en la pierna y el brillo del anillo dorado le advirtió que era casado.

–¿Estás casado?

–¿Eso te importa?

–No para nada. –Miro en el bolsillo de la puerta y había un volante, era de propaganda política y ahí se acordó quien era. Cogió con cuidado el volante y lo leyó:

“Somos PSU, somos mayoría

–Rogelio Beltrán DIPUTADO–“ –La foto del volante era del hombre que tenía al lado.

–¿Tú eres diputado?

–¿De dónde sacaste ese volante?

–Disculpa estaba aquí en la puerta.

–Dame acá. –Se lo quitó de la mano, lo arrugó y lo botó por la ventana.

–Mosca carajito con una vaina.

–Tranquilo, yo vine por sexo y dinero, yo ni sé quien eres.

 -El hombre le dio 2000 por delante –Luego te doy el resto.



Llegaron al hotel, cuando estacionaron –Mosca carajito, como cuentes algo te vas a acordar de mi.



Entraron al cuarto, era mínimo, las paredes estaban pintadas con gotelé blanco bien marcado, sólo la decoraba un cuadro de un paisaje de río y un cable medio caído que iba al televisor desvencijado en una mesita en el peor estado. El aire acondiconado sin la carcaza delantera. La cama achinchorrada con sábanas de flores desteñidas y percudidas. El baño con un pequeño lavamanos sujetado con unos tubos, la poceta manchada por el uso y la ducha sin cortina y un tubo que salía de la pared sin baldosas. No había agua caliente.

–Quítate la ropa. –El hombre se desnudó, su interior era blanco de los clásicos, que le tapaba todo, las pantorrillas llenas de várices. Una barriga algo grande y dura, cubierta de vellos. Su pene era pequeño pero grueso, los vellos lo hacían ver aún más pequeño de lo que realmente era.

Comenzó a jalárselo para excitarse. –Acércate y ponte a mamar. –Darwin se sentó en la cama, tomó con sus dedos índice, medio y pulgar el diminuto pene y se lo llevó a la boca.

Rogelio apenas sintió la humedad de la boca se estremeció y botó aire por la boca haciendo ruidos. Sonó su celular. Darwin había logrado poner el pene duro y estaba concentrado en su trabajo, estaba cómodo, el pene ocupaba sólo una parte de su boca.

–<Aló, hola mi amor ¿cómo estás?>

–<Bien cariño, ¿Dónde andas?>

–<Sigo en el Congreso>

–<¿Todavía? pero si te estoy llamando a tu oficina y no atiendes? –Rogelio le empujaba la cabeza a Darwin para que se lo mamara completo.

–<Mi amor estoy en uno de los salones con unos compañeros del partido, más tarde salgo, acuérdate que mañana hay sesión> Mama, trágate las bolas también. -Le sususrraba a Darwin que seguía en lo suyo sosteniéndose de las caderas de Rogelio.

­­–<A que raro eso mi amor porque yo vi tu carro entrando al hotel Orly>

A Rogelio se le cayó el celular de la oreja.

–ÁBREME LA PUERTA COÑO DE TU MADRE, MARICÓN, ¿SESIONES EN EL HEMICICLO? SESIONES DE SEXO CON CARAJITOS, PERVERTIDO.

–Voy a abrirle, es mi esposa, toma tu dinero y esto más por los inconvenientes pero yo abro y te largas, vístete YA.

Rogelio abre la puerta. Un mujer enfundada en unos leggins de leopardo y una blusa negra, su cabello recogido en una cola, de su cuello guindaban 3 collares de oros con incrustaciones de piedras preciosas, sus manos la adornaban varios anillos y unas acrílicas decoradas.

Darwin no esperó que la mujer entrara y salió corriendo de la habitación, en el pasillo varios huéspedes habían salido para ver que pasaba, a los lados de la puerta estaban 2 guardaespaldas, uno de ellos detuvo a Darwin sosteniéndolo de la franela.



–Déjalo ir Yorman. –dijo el diputado.

–BIEN BONITO, ME MONTAS CACHOS CON UNOS CARAJITOS Y TE LOS TRAES A ESTA POCILGA. ¿TUS AMIGOTES DEL PSU SABEN QUE ERES MARICO? LO SABE EL PRESIDENTE? SI QUIERES YO LE HABLO.

–¿Quieres bajar la voz? –Darwin se quedó en la escalera escondido escuchando todo.

–NO BAJO LA VOZ UN COÑO, QUE LA GENTE SE ENTERE, SEÑORES EL CANDIDATO ROGELIO QUE SE RELANZA PA DIPUTADO ES UN ROLO DE MARICO, UN MARICO QUE SE COGE A CARAJITOS, Listo mi amor lo dije, ahora te vistes y te espero afuera.

Darwin bajó corriendo las escaleras y se volvió a esconder en el estacionamineto.

–BASTANTE RIAL QUE TE HE DADO PA TU CAMPAÑA PARA QUE  TE GASTES LOS REALES CON CARAJITOS, ACUERDATE QUE LA QUE TIENE LA PLATA AQUÍ SOY YO, TE PUEDO CORTAR EL CHORRO E PLATA A VER QUE VAS A HACER, A VER SI ME RESPETAS UN POCO.

–¿Tú puedes callarte? No tienes que gritar.

–MAÑANA VOY A MANDAR A CERRAR TODOS ESTOS HOTELES A VER DONDE VAS A IR, MONTATE EN EL CARRO.

–Estás borracha otra vez.

–Para aguantarte a ti hay que estar borracha.



Salieron del estacionamiento. Darwin tenía el corazón acelerado. Salió del hotel y se fue a una arepera. Eran las 4 de la mañana. Se puso a contar el dinero que le dio el diputado. 5 mil, no lo podía creer.

–Que arrecho por una media mamada me dieron 5 palos, ojalá fuera así siempre. Pidió un par de arepas y una cerveza para luego irse a casa.

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