Gonzalo
estaba viendo una película a todo volumen, eran pasada las 12 de la medianoche.
Darwin salió de su habitación y entró a la de Sebastián, se metió en la cama y
de una vez se fue directo a hacerle sexo oral amigo.
Sebastián
acostado boca arriba y Darwin en su entrepierna. Una mano sobre su cabeza lo
obligaba a quedarse con el pene en su boca, recorría el miembro con su lengua
mientras la saliva se salía por la comisura de la labios. Se dio la vuelta para
que Sebastián chupara su culo.
Lo
mordía, pasaba su lengua de arriba a abajo e intentaba meterla para dilatarlo.
Comenzó a meterle un dedo, luego 2, 3 y hasta 4.
Se
incorporó en la cama y volteó al muchacho para penetrarlo. Lo puso en 4 y él,
parado en la cama se puso en cuclillas para meterlo. Lo hizo de una vez, los
dedos habían hecho su trabajo y entró completo. Darwin comenzó a gemir y tuvo
que taparle la boca con un puño de sábana. Le abría las nalgas lo más que podía
y lo volvía a penetrar.
Se
pusieron de pie y pegados a la pared volvió a embestirlo. –Me está doliendo. -Dijo
–Aguanta.
–Es
que lo tienes grueso.
Se
acostó en la cama. –Vente pues, siéntate encima y métetelo tú. –Darwin ahora
tenía el control y empezó a metérselo poco a poco hasta que se sentó por
completo.
–Ahora
cabalga, ponte perra.
El
muchacho empezó a moverse, primero moviendo la cadera de manera circular para
luego subir y bajar y después adelante y atrás. Un rato así y decidió bajar, le
quitó el condón y comenzó a mamarlo de nuevo hasta hacerlo acabar.
–Ahí
viene la leche, ¿la quieres?
–Mjmjmj
–Respondió Darwin con el pene en su boca. 3 fuertes chorros inundaron su boca,
con cada descarga lanzaba un gemido. Tragó todo, se echó a un lado de la cama.
Sebastián lo abrazó.
–¿Quieres
volver con tu novio?
–Si,
de verdad quiero mucho a ese carajito, apenas 3 meses y me siento muy bien con
él.
–Pero
como que en el sexo no te hace mucha gracia.
–Si
vale…si, me gusta.
–No,
no te gusta, sino no tiraras conmigo a cada rato.
–Rodrigo
es muy clásico, no inventa mucho, mama guevo normalito, bien, Pero la paso bien
pues, disfruto el sexo.
–Pero
te gusta como lo haces conmigo.
–Anda
vete a tu cuarto.
–Ay
ya va, déjame un ratico aquí abrazaditos, me gusta eso.
Suena
el despertador de Gonzalo como cada mañana, y como cada mañana lo acompaña una
erección que relaja masturbándose. Se ducha, se viste y abre la biblia.
"Huyan
de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan
fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su
propio cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo,
quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son
sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su
cuerpo a Dios" -1 Corintios 6:18-20.
Cierra
la biblia y se va a la cocina. Al ver que no está Sebastián se preocupa y va
primero al cuarto de Darwin, abre la puerta con cuidado, mientras lo hace toca
su entrepierna. Ve hacia la cama y no hay nadie y la cama está tendida.
Va a
la habitación de Sebastián y toca la puerta.
–Sebastián,¿estás
ahí?
Sebastián
abrió los ojos y despertó a Darwin.
–Es
Gonzalo marico es Gonzalo, métete en el baño y dúchate.
–PASA.
–Hola,
¿dónde está Darwin?
–Se
está duchando, ¿por?
–Mmmmmm
pero su cama está arreglada. -Gonzalo empezó a ver en la cama pero escuchó la
ducha.
–Epa
no te acerques que estoy desnudo. A lo mejor hizo la cama antes de venir a
abañarse.
–¿Tú
duermes desnudo?
–Si
pues, siempre.
Miró
al piso y vio el empaque abierto de un condón, Sebastián también lo vio.
–Mosca
con lo que haces en este cuarto, no me gusta que duermas desnudo. –Sebastián se
levantó de la cama envuelto en la sábana.
–Bueno,
sal que me voy a duchar.
–Pero
se está duchando Darwin, ¿no te irás a bañar con él?
–¿Qué
dices Gonzalo? Anda, déjame solo.
–Ya
va, que voy a hablar con Darwin.
–¿No
puedes hablar con él cuando salga?
Gonzalo
entró al baño. Cerró la puerta y se quedó viendo hacia la cortina. Darwin cerró
la llave del agua y corrió la cortina, al ver a Gonzalo se asustó y casi se
cae.
–¿Qué
pasó, qué haces aquí? –Gonzalo se le quedó viendo, contemplando su cuerpo
mojado.
–¿Me
puedes pasar la toalla? ALÓÓÓ.
–¿Vas
a venir a Salón conmigo?
–No
sé, tengo que ir a la zapatería, voy tarde.
–Ya
se que te botaron, que ahora me vas a explicar eso. Mientras no tengas empleo
te vas al Salón
–Yo
voy a conseguir trabajo rápido, no me fastidies con la iglesia Gonzalo que
fastidio, qué empeño.
–Te
espero afuera.
–Gonzalo,
la verdad es que te pasas con Darwin, déjalo ser, no lo obligues, no es tu hijo
y si así lo fuera, tampoco.
–Esa
fue la condición de traerlo a mi casa, acercarlo a Jehová.
–Pues
lo estás ahuyentando.
–Tú
le estás metiendo ideas en la cabeza y otras cosas más le estás metiendo, que
yo no me entere.
Sebastián
se duchó y vistió rápido y se fue sin desayunar. Antes de ir al trabajo pasó
por casa de Rodrigo. Tocó el timbre.
–¿Qué
haces aquí? ¡No puedes estar aquí!
–¿Por
qué? Soy un compañero de trabajo. Deja el miedo. Vine a arreglar las cosas
contigo.
–¿Quién
es Rodrigo? ¿Qué tienes que arreglar con este señor? –La madre de Rodrigo lo
miró de arriba a abajo.
–Soy
un compañero de trabajo señora, buenos días.
–MMMM
nunca lo había visto.
–Mamá
me voy que ando retrasado. Chao. –Cerró la puerta y se fue con Sebastián.
–Que
sea la última vez que te presentas en mi casa de sorpresa.
–¿Eso
quiere decir que seguimos juntos?
Hubo
un silencio.
–Perdóname,
soy un estúpido, si, tienes razón tiré con Darwin, varias veces, ya listo lo
dije, pero es sólo eso, te lo juro, no hay más nada con él. Lo de ayer fue
invento.
–Pero
siguen viviendo juntos, lo vas a seguir viendo.
–El
Darwin tampoco quiere saber de mi, se molestó por no decirle nada, él pensaba
tener algo conmigo, pero él, yo no. Perdóname vale, anda, por fa, por fa,
perdón, me arrodillo ¿sí? –Se arrodilló.
–Ya,
ya, ya, levántate, no lo sé, la verdad estoy molesto.
–Te
invito el desayuno para que se te pase esa molestia con el café. –lo abrazó y
le dio un beso en el cachete.
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