martes, 23 de agosto de 2016

A QUE NO TE ATREVES 2. Tercera Temporada


La amenaza.



Rogelio atendió la llamada, Bertha la hacía desde el nuevo apartamento.

–<Hola Bertha, ¿cómo estas?>

–<Qué haces con mi marido en un hotel?>

–<Estamos en el hotel viendo unas tiendas, estamos de pasada, vamos a tomarnos algo y nos vamos>

–<No te creo nada maricón, pero no te vas a salir con la tuya> -Colgó.

–<Chao Bertha, saludos>.

Rogelio cerró la llamada y pensó en decirle a Darío que su mujer sospecha que ambos tienen algo, pero luego lo dejó así.

–<¿Ya estás más tranquila? Estoy con Rogelio mi amor, no hay mujeres aquí, deja los celos, estamos recién casados>

–<Exacto, deberías estar conmigo y no con tu amiguito>

–<Vamos a estar juntos mi amor, ya lo verás, falta poco. Besos, te amo>

Rogelio escuchó eso y se le revolvió el estómago. Se fue al baño.



–¿Te sientes bien?

–Si, tranquilo. ¿De verdad amas a Bertha?.

–Sí, la amo, me casé con ella, la amo desde que la conocí y ya sé por donde vienes.

–No entiendo que haces conmigo y no con ella que están recién casados si la amas tanto, pero quieres tirar conmigo.

–Porque me gusta estar contigo, disfruto estar contigo. Soy bisexual.

–Eso me quedó claro. ¿No sé que coño le viste a Bertha para casarte con ella.

–Lo sabes muy bien, desde hace más de 5 años, es bella, inteligente, trabajadora, ehada para delante.

–Es una cuaima, es bicha, es histérica, una perra.

Darío se le acercó y le lanzó un golpe en la cara.

–Te arrechas porque te digo la verdad. ¿Sabes algo? Bertha sabe…

–¿Sabe qué? ¿Sabe qué Rogelio? Deja tú también los celos, ya me tienes cansado.

Rogelio comenzó a levantarse y se cayó, estaba mareado por el golpe. Darío lo ayudó a levantarse y lo sentó en la cama.

–Disculpa por el golpe, no quise lastimarte, mierda Rorro, perdóname, entiende, estoy enamorado de Bertha, sé que ella es de carácter fuerte, el rollo con mi papá la descolocó pues se cayeron nuestros planes, yo no tengo cabeza para pensar claramente, mi papá nos vio en ese cuarto, estoy seguro. Eso me tiene mal.

–Sal del clóset de una buena vez y manda todo a la mierda.

–¿Qué me ibas a decir de Bertha?

–Olvídalo.

–Dime.

–No, no vale la pena, lo que vale la pena es que termines de asumir tu peo y vivas tu verdadera vida.

–Eso lo decido yo, Rorro, no me puedes obligar a hacer algo que no quiero de momento.

–Como quieras, yo me voy a mi casa.

–¿Cómo te vas a ir, si me invitaste al hotel y lo pagaste? Nos íbamos a quedar a dormir juntos.

–Exacto, ya no, no me da la gana, disfruta de la habitación, yo me voy. –Se puso la camisa y salió de la habitación.



Darío se acostó en la cama mirando al techo. Unos segundos después, se acomodó el pantalón y salió corriendo de la habitación y bajó por las escaleras lo más rápido que pudo.

Llegó al lobby y vio a Rogelio en la entrada del hotel esperando un taxi.

–¡Rogelio! –Volteó

–No te vayas. –Lo haló del brazo hacia un rincón fuera del hotel.

–No me dejes Rorro, no me dejes, sin ti yo no puedo hacer nada, mi vida está incompleta, te quiero a mi lado.

–Vaya, ahora empezamos con la manipulación.

–No, no digas eso. Te quiero Rorro, estoy enamorado de ti. –Lo vio a los ojos y Rogelio le dio un beso en la boca, Darío respondió al beso.

–Sube, quédate conmigo. Mira como tienes ese moretón, ven que te curo, discúlpame Rorro.

–Esta bien, vamos. Me diste un coñazo marico.



Darío le puso hielo en la cara mientras se quitaban la ropa para ducharse y dormir

En la ducha Darío enjabonaba a Rogelio, recorrió su cuerpo, le pasaba la pastilla por sus genitales y luego entre las nalgas mientras se besaban. Rogelio se agachó para hacerle sexo oral, el agua le caía en la cara mientras mamaba.

Darío le colocó champú, disfrutando de lo que hacía su amigo.

Comenzó a masturbarse mientras seguía con el pene en la boca y lo hacía más rápido hasta que sintió como su amigo se corría dentro y él en el piso.



Terminaron de bañarse, Darío lo secó de pies a cabeza para luego tumbarse en la cama.

Rogelio dejó su celular en la mesita de noche se volteó para darle un beso a Darío.

–Buenas noches mi amor.

–Buenas noches Rorro.

–¿Sabes algo? Sé que es estúpido lo que voy a decir…pero no me importa que estés casado con esa bruja, yo me quiero quedar contigo mi amor. –Se volteó a verlo y se había quedado dormido.

–Mierda, no joda, hablando solo.



En eso suena el celular de Rogelio, ve la pantalla. Bertha. _¿Y ahora que querrá esta perra? No le voy a atender. –Colgó la llamada y se volteó para dormir. Volvió a sonar su celular pero era un mensaje.

–<Si no quieres que suba a la habitación, es mejor que bajes al lobby y me des la cara, basura>

A Rogelio se le aceleró el corazón, se levantó con cuidado de la cama y se vistió> Salió de la habitación y bajó a la recepción.



No vio a Bertha, sol estaba una persona sentada en uno de los sofás, leía una revista.

–<¿Dónde estás?>

Esperó unos minutos y subió a la habitación. No recibió respuesta.



–<<Tenías razón prima, están hospedados en el hotel, bajó al lobby>>

–<<Ese maricón me las va a pagar, gracias primito, eres un sol, nos vemos mañana>>

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