lunes, 19 de septiembre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 4 Capítulo seis


Sexo, muerte, sexo.



Carmelo se fue a la sala de autopsias para hablar con el otro médico que estaba haciendo los análisis y exámenes al cadáver.



–Doctor menos mal que vino. Aquí hay unas incongruencias en los análisis. ¿Claudia habló con usted?

–Si, vine a ver que pasa. Luis y Arturo dejen eso y vayan a almorzar yo me quedo sacando el resto. Muéstrame los resultados en la pantalla.

Carmelo se puso detrás del joven y cuando abrió el archivo con los resultados, le clavó una inyectadora en el cuello y se la vació completa hasta que cayó al suelo.

Cerró la puerta con llave, desnudó el cuerpo y lo metió en la cava de los muertos no identificados ni reclamados.

Borró los resultados y los alteró. Terminó la autopsia al cuerpo de la miss y lo metió en una de las gavetas de conservación.

Cuando llegaron los otros médicos preguntaron por Claudia y el otro muchacho y Carmelo les dijo que se fueron a almorzar.

–Vayan con el equipo de rescate a un levantamiento de dos cadáveres en la autopista Sur 7.

Luego de trabajar con otro cuerpo. Esperó en su oficina a que todos se fueran. Sacó el cuerpo de Claudia, lo cargó e hizo lo mismo que con su compañero. Se encargó de etiquetarlos como cuerpos sin doliente con fecha de hace 6 meses, lo que significaba que pasarían al crematorio en los próximos días. Les desfiguró los rostros con ácido y los dejó en la cava.

Regresó a su oficina. Su cuerpo parecía una hoja al viento temblaba, tenía escalofríos y comenzó a sudar.

–¿Qué hice? ¿qué hice? Maté a 2 personas. -Sentado en la silla se movía hacia delante y hacia atrás temblando, buscó un par de pastillas de acetaminofén y se las tomó, cogió las llaves de su carro y se fue.

Tomó la autopista.

–Quiero tirar, necesito sexo, necesito sexo, eso me calma por favor quiero tirar. –Iba manejando aún temblando y con taquicardia. Sale de la autopista para entrar a una urbanización, mientras baja para llegar a su casa, ve a lo lejos un carro y una moto detenidas y las siluetas de 3 personas, al acercarse un poco más escucha 2 detonaciones y un cuerpo cae, la moto arranca con 2 personas mientras la otra persona queda tendida en el asfalto.



Nadie sale, nadie se asoma y Carmelo apaga las luces de su carro y suelta el freno de mano dejando que la gravedad haga el resto hasta llegar al cuerpo. Abre con cuidado la puerta y la apoya, toma el arma y se la coloca en el bolsillo de atrás.

Siente como en su pecho le brinca el corazón, baja la mirada y el cuerpo es de un hombre. Sin pensarlo mucho abre la puerta del copiloto del auto que está ahí. Levanta el cuerpo y le desabrocha el pantalón. Pone sobre el asiento el tronco del hombre dejando colgadas por fuera del auto las piernas.



Carmelo desabrocha su pantalón y se agacha hasta estar frente al cuerpo. Le abre las nalgas y lo penetra. –Wao…aún caliente, como me gusta. –Lo tomó de la cabeza y terminó de penetrarlo. Luego de escasos minutos Carmelo estaba a punto de correrse.

4 personas estaban en la planta baja del edificio que está justo donde ocurrió el asalto. Iban a salir a ver que había pasado.

Carmelo se descarga dentro de el cuerpo de la victima y se levanta. Su frente brillaba por el sudor, pasó la parte anterior de su mano por la frente y boca para secarse el sudor.

Se agachó para subirse los pantalones.

–¡Ahí hay alguien! ¡Vengan! –Uno de los vecinos tomó un tubo cercano a la salida y los otros 3 se pusieron detrás de él. Carmelo se subió el pantalón y volteó poniendo su mano atrás para coger su pistola.


La taquicardia y el dolor de cabeza se apoderaron de él.

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