Sacando lo peor de uno.
–Eso va a estar minado de locas.
–Ay obvio mi amor, es un bar gay, ¿qué esperabas
encontrar?. -Le decía Victor a Eduardo mientras este manejaba hacia le
Urbanización donde queda el local.
Estacionaron, cuando salían del carro Victor le
comentó del lugar.
–El cover son 1.000 incluye 4 cervezas
–¿Y te tengo que pagar tu entrada ¿verdad?
–Claro gordo, tú eres mi marido jeje.
–Deja las mariqueras, no empieces a hablar como si
fueras una mujer.
–Si papi. Ven, es allá la entrada, saca el dinero
que te cobran ahí mismo.
Victor saludó a los dos hombres que controlaban la
entrada y entró directo diciéndoles que Eduardo pagaba.
Mientras Eduardo caminaba, veía en la barra a
parejas besándose, tanto hombres como mujeres, unos con comportamientos más
afeminados que otros, algo que odiaba Eduardo.
–Maricaaaaa, ¿cómo estás?
–Marica viniste a verme que finoooo, en un rato
comienza el show. ¿Y ese macho viene contigo, es como grande?
–Yerson te dije que venía con mi novio. Eduardo, te
presento a Yerson, este es mi hombre marica.
–Hola mucho gusto.
–Aaau, aprietas duro, debes ser así para todo.
Eduardo lo vio con cara de pocos amigos.
–Mi amor él es uno de los que va a hacer el show
fonomímico, ya va a entrar a vestirse y maquillarse.
–Ok, pídeme una cerveza ando como seco, voy al baño.
–Te acompaño y luego te la pido.
Entraron al baño y estaba una sola persona. Victor
le hizo señas para entrar al cubículo de la poceta.
–Te lo quiero mamar.
–¿Aquí?
–Si, dale entra. –A duras penas entraban ambos en el
diminuto cubículo. Victor le bajó el cierre, sacó el pene de su novio y de una
vez se lo introdujo en la boca. Mientras jugaba con su lengua y lo succionaba,
sentía como iba creciendo en su boca hasta estar compleamente erecto.
Eduardo le empujaba la cabeza para que se lo metiera
todo.
–¿Te quieres tragar la leche?
Victor lo vio a los ojos afirmando con la cabeza.
Eduardo descargó todo su semen el boca mientras Victor tragaba e iba haciendo
sonidos de satisfacción.
–Esta noche cuando nos vayamos te cojo.
–¿Tendrás fuerzas para eso?
Eduardo le dio una bofetada suave. –Ay mariquito
deja que te agarre y te destroce el culo. Sal.
Al salir del cubículo estaba un muchacho que había
escuchado la conversación y vio de arriba abajo a Eduardo deteniendo la mirada
en su entrepierna que evidenciaba que hubo una erección previa. Eduardo apuró
el paso para alcanzar a Victor.
–¿Por qué coño tienen que estar besándose a cada
rato y delante de todos?
–Ay gordo, en este lugar se puede, en la calle capaz
le gritan cosas, la gente se libera aquí dentro, es nuestro escape.
–Si pero que drenen sus ganas en la intimidad.
–Yo te acabo de mamar el guebo en el baño.
–Estábamos solos y nadie nos vio.
–¿Qué sugieres que se vayan a besar al baño?
Que ridiculez.
–Me molesta eso.
Victor le robó un beso a Eduardo ahí en la barra, le
sujetó con fuerza la cabeza hasta que este le quitó la mano.
–¡Coño! Deja la vaina vale, eso no me gusta.
Se apagaron las luces y esta vez Eduardo besó a
Victor. Su pene volvía a despertar. Se encendieron las luces del pequeño
escenario.
Te va a gustar el show. Que rico ese beso que me
diste mi vida. En la oscuridad pero rico.
–Deja que te coja y verás que rico.
Salió el primer travesti imitando a Gloria Trevi y
comenzó a pasearse por el local buscando a alguien.
–Que no se le ocurra venir para acá porque me voy
pal carajo.
–Tranquilo que a la barra no vienen. –Victor se
sonrió mientras se acercaba Gloria Trevi envuelta en una boa de plumas doradas.
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