jueves, 6 de octubre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 5 Capítulo cuatro


Sacando lo peor de uno.



–Eso va a estar minado de locas.

–Ay obvio mi amor, es un bar gay, ¿qué esperabas encontrar?. -Le decía Victor a Eduardo mientras este manejaba hacia le Urbanización donde queda el local.



Estacionaron, cuando salían del carro Victor le comentó del lugar.

–El cover son 1.000 incluye 4 cervezas

–¿Y te tengo que pagar tu entrada ¿verdad?

–Claro gordo, tú eres mi marido jeje.

–Deja las mariqueras, no empieces a hablar como si fueras una mujer.

–Si papi. Ven, es allá la entrada, saca el dinero que te cobran ahí mismo.



Victor saludó a los dos hombres que controlaban la entrada y entró directo diciéndoles que Eduardo pagaba.

Mientras Eduardo caminaba, veía en la barra a parejas besándose, tanto hombres como mujeres, unos con comportamientos más afeminados que otros, algo que odiaba Eduardo.

–Maricaaaaa, ¿cómo estás?

–Marica viniste a verme que finoooo, en un rato comienza el show. ¿Y ese macho viene contigo, es como grande?

–Yerson te dije que venía con mi novio. Eduardo, te presento a Yerson, este es mi hombre marica.

–Hola mucho gusto.

–Aaau, aprietas duro, debes ser así para todo.

Eduardo lo vio con cara de pocos amigos.

–Mi amor él es uno de los que va a hacer el show fonomímico, ya va a entrar a vestirse y maquillarse.

–Ok, pídeme una cerveza ando como seco, voy al baño.

–Te acompaño y luego te la pido.



Entraron al baño y estaba una sola persona. Victor le hizo señas para entrar al cubículo de la poceta.

–Te lo quiero mamar.

–¿Aquí?

–Si, dale entra. –A duras penas entraban ambos en el diminuto cubículo. Victor le bajó el cierre, sacó el pene de su novio y de una vez se lo introdujo en la boca. Mientras jugaba con su lengua y lo succionaba, sentía como iba creciendo en su boca hasta estar compleamente erecto.



Eduardo le empujaba la cabeza para que se lo metiera todo.

–¿Te quieres tragar la leche?

Victor lo vio a los ojos afirmando con la cabeza. Eduardo descargó todo su semen el boca mientras Victor tragaba e iba haciendo sonidos de satisfacción.

–Esta noche cuando nos vayamos te cojo.

–¿Tendrás fuerzas para eso?

Eduardo le dio una bofetada suave. –Ay mariquito deja que te agarre y te destroce el culo. Sal.

Al salir del cubículo estaba un muchacho que había escuchado la conversación y vio de arriba abajo a Eduardo deteniendo la mirada en su entrepierna que evidenciaba que hubo una erección previa. Eduardo apuró el paso para alcanzar a Victor.



–¿Por qué coño tienen que estar besándose a cada rato y delante de todos?

–Ay gordo, en este lugar se puede, en la calle capaz le gritan cosas, la gente se libera aquí dentro, es nuestro escape.

–Si pero que drenen sus ganas en la intimidad.

–Yo te acabo de mamar el guebo en el baño.

–Estábamos solos y nadie nos vio.

–¿Qué sugieres que se vayan a besar al baño?  Que ridiculez.

–Me molesta eso.

Victor le robó un beso a Eduardo ahí en la barra, le sujetó con fuerza la cabeza hasta que este le quitó la mano.

–¡Coño! Deja la vaina vale, eso no me gusta.

Se apagaron las luces y esta vez Eduardo besó a Victor. Su pene volvía a despertar. Se encendieron las luces del pequeño escenario.

­Te va a gustar el show. Que rico ese beso que me diste mi vida. En la oscuridad pero rico.

–Deja que te coja y verás que rico.

Salió el primer travesti imitando a Gloria Trevi y comenzó a pasearse por el local buscando a alguien.

–Que no se le ocurra venir para acá porque me voy pal carajo.

–Tranquilo que a la barra no vienen. –Victor se sonrió mientras se acercaba Gloria Trevi envuelta en una boa de plumas doradas.

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