lunes, 3 de octubre de 2016

A QUE NO TE ATREVES 5ta temporada. Capítulo1


El placer al límite.



Carmelo sacó el arma y cuando la gente salió del edifico, le dio un disparo al bombillo del poste más cercano para dejar a oscuras la calle.

–El que se acerque le disparo. Yo no lo maté, me voy a ir  y ustedes se van a quedar ahí sin moverse. -Iba acercándose a su carro.

–¿Y qué hacía dentro del carro?

–Cállate, no hables con él que tiene un arma.

Carmelo no dejaba de apuntarlos hasta que entró a su carro, lo encendió y aceleró a toda velocidad sin encender las luces. La cabeza le iba a estallar del dolor que tenía, pero tenía que ir a la morgue a resolver algunas cosas. Primero fue a su casa a ducharse y volver a salir. Faltaban apenas minutos para que amaneciera.



Su celular no paraba de sonar pero no atendió ninguna llamada, necesitaba llegar a la morgue. Hizo una llamada a un amigo.



–<<Hola Jorge, disculpa que te llame a esta hora pero eres el único que puede ayudarme>>

–<<¿Carmelo? ¿qué pasó ahora?>>

–<<Necesito que entres en el sistema de identificación y registro de la morgue y borres mi archivo genético y montes uno nuevo, inventado>>

–<<Es muy delicado lo que me estás pidiendo, voy a entrar en una página vinculada con la policía científica, pueden rastrearme>>

–<<Te pago lo que sea, esto debí hacerlo hace mucho pero se me fue de las manos. Házlo, créame un perfil nuevo>>

–<<Tu parafilia te va a llevar a la cárcel o la tumba Carmelo. Te voy a cobrar caro este favor>>

–<<Lo que sea, lo que pidas te pago pero hazlo ya, necesito eliminar eso, por favor, avísame>>



Cerró la llamada y se estacionó. Habían policías.

–¿Qué pasó? Ocurrió algo?

–Doctor siguen desaparecidos los médicos residentes, nadie sabe de su paradero y están revisando las cavas para ver si han ingresado aquí.

–Tengo que entrar.

–No están dejando entrar a nadie.

–A mi si, soy el director de esto y el que se encarga de los muertos. –Entró, mostró su identificación y pasó.

Lo interrogaron para saber si sabía de los médicos y en eso suena un celular, cuando el policía coge el celular se apaga.

–¿De quién es este celular?

–Creo que de la médico residente. Como le dije la última vez que los ví fue antier al mediodía que se fueron a almorzar, habrá dejado el celular aquí.

–Hay otro celular aquí también apagado.



En un descuido, Carmelo entró a su oficina y sacó al ropa de ambos médicos y la lanzó por el bajante que da a la sala de desperdicios.

El policía le pidió a Carmelo revisar todas la cavas con los cadáveres para que la familia, que estaba a fuera pudiera entrar e identificar a algún cuerpo.



–Aquí se almacenan los cuerpos que llegan  recientes y se sacan de aquí a la semana para luego pasarlos a la cava del fondo y la de al lado.

–¿Y esta cava?

–Son cuerpo que no reclaman y tienen más de 6 meses, de aquí se sacan para el crematorio o para investigaciones en la Universidad o en el instituto científico.

–¿Lo podemos revisar?

–Si pretenden conseguir los cuerpos de estos muchachos ahí pierden su tiempo oficial, son cadáveres olvidados, imposible que estén ahí.

El policía se quedó viendo la puerta de la cava por varios segundos, los mismos que Carmelo utilizó para detallar al policía. Un poco más alto que él, calvo, velludo, fornido y guapo Se lo imaginó tendido en la mesa de autopsia, quieto, aún tibio y penetrándolo.

–Está bien doctor, haré pasar a los familiares para que revisen. Gracias.



Durante la visita en vano de los familiares, Carmelo no les dio la cara, siempre miraba a otro lado y evitaba hablar con ellos.  Fuera de la morgue comenzó a llegar una veintena de motorizados, el ruido se escuchaba adentro. Carmelo se asomó por una ventana y los vio dando vueltas y con las armas en las manos. Exigían el cuerpo de un compañero.

Carmelo despidió a los familiares y les sugirió que salieran por detrás para evitar a los revoltosos.

En eso, se escuchan varias detonaciones que movilizan a los policías a hacia la calle y se incrementan los disparos. Gritos y disparos era lo que se escuchaba.

La poca gente que había en la morgue se lanzó al piso. Carmelo se agachó pero seguía viendo por la ventana. El enfrentamiento había comenzado. Policías y antisociales intercambiaban disparos. Llevaban ventaja los del bando motorizado.



Carmelo se retiró de la ventana y revisó su oficina viendo si no había más evidencias de los médicos. Acomodó su escritorio y entró a la sala de autopsias. Sonó su celular.



–<<Listo. Eres un hombre nuevo con otro ADN>>

–<<Muchas gracias Jorge>>

–<<En tu correo está mi número de cuenta. Mil de los verdes>>

–<<Es mucho dinero>>

–<<Tranquilo, me lo pagas en 2 partes>>

–<<Eres un desgraciado>>

–<<Tú eres peor, estás enfermo. Tú puedes pagarlo. Un abrazo>>



Cierra la llamada y ya no se escuchaban los disparos pero si gritos de hombres pidiendo ayuda, hasta que ve a 2 policías cargando a uno de sus compañeros que había recibido varios disparos.

–¡Sálvelo doctor por favor, sálvelo!

Lo montaron en el mesón, pero ya no había nada que hacer, una de las balas le atravesó la arteria femoral y se estaba desangrando. Ya en el mesón, estaba muerto.

Los 2 policías dejaron solo a Carmelo en la sala mientras ayudaban a otros compañeros.

Se le acercó  a la cara y se sonrió mientras le quitaba el chaleco antibalas y luego desabotonaba la camisa y se deleitaba con el pecho velludo.

–Así mismo te imaginé hace unos minutos y ahora vas a ser mío.

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