viernes, 14 de octubre de 2016

A QUE NO TE ATREVES Final de Temporada.


Una venganza fríamente calculada.



–Estos resultados están preocupantes, ¿tú te sientes bien muchacho?

–Sí…sí.

–Doctor ¿dónde y cuando son sus consultas?.

–Mi consultorio no está en esta clínica, estoy de prestado aquí. Atiendo de lunes a jueves a partir de las 11 am en la clínica Central. Llamen a mi secretaria para que les de cita. ¿Ambos son seropositivos?

–Si doctor, el me infectó a mi.

Adolfo volteó a verlo pensando que no había necesidad del comentario.

–Bueno tus exámenes están muchísimo mejor, estás recién infectado por lo que se ve o al menos el virus no te ha atacado ferozmente.

–Doctor es probable que Adolfo tenga el vih en su cuerpo desde hace mucho.

–Al parecer si, muchacho, habla con tus últimas parejas sexuales.

–Ya lo hice doctor, no fue nada agradable.

–Bueno, me tengo que ir, lleven un perfil completo, los exámenes y si se han vacunado, necesito todo, hay que atacar de una vez.



En todo el trayecto para la casa Adolfo permaneció callado viendo por la ventana del carro. Jorge iba pensando cuales serían los próximos pasos a dar para terminar de hundir a Adolfo.



–Quiero saber quien fue el coñoemadre que me pegó esta vaina.

–¿Para que quieres saberlo? Ninguno de los dos se cuidó, ambos son culpables.

Adolfo se puso a llorar sin emitir sonido, las lágrimas caían solas. Jorge estacionó el carro y subiendo por el ascensor volvió a hablar.



–Me voy a morir, lo sé. La cara del médico no era nada alentadora.

–No te atormentes, cuando vayamos al médico nos dirá que hacer y verás que pronto estarás bien.

–Gracias por estar a mi lado y apoyarme en todo esto.

­–A pesar de lo que pasó no pienso dejarte solo, esto lo pasaremos juntos.

–Cada vez que te veo a la cara siento vergüenza de mi, por mi culpa tu también…

–Ya, ya –Jorge lo abrazó. –Sufre, sufre bastante imbécil para que te arrepientas de lo malo que fuiste.



En la noche Adolfo le pidió a Jorge dormir juntos, necesitaba el abrazo de alguien. Accedió y luego de cenar se acostaron juntos. Jorge desnudo y Adolfo en bóxer.

–Me dejas mamarte el guebo. Le dijo Jorge, Adolfo afirmó con la cabeza. Se bajó hasta la cadera y comenzó a hacerle sexo oral. El pene de Adolfo comenzó a ponerse duro y Jorge decidió montarse sobre él.



El pene de Adolfo perdió la erección y volvió a mamarlo para de nuevo introducírselo. Nada. Adolfo arrancó a llorar desconsoladamente.

–Ya no sirvo ni como hombre, estoy vuelto mierda coño, esta mierda es una maldición. -Se abrazó a Jorge que volvió a hacérsele un nudo en la garganta.

–Vamos a masturbarnos.

–Métemelo tú a mi.

–Soy pasivo.

–Anda, hazlo, creo que ahora seré pasivo.

–Voy a buscar un dildo y te lo meto



Le colocó un condón y lubricante y comenzó a metérselo a Adolfo. Lo hacía sin delicadeza y rápido.

–AAAAU dale despacio, con calma chamo.

–Aguanta.

–No, no, au au au.

Jorge lo introdujo completo y comenzó a moverlo. –Ya lo tienes a dentro. -Siguió moviéndolo hasta que Adolfo se corrió encima de las sábanas.

–Mámamelo.

–No me gusta.

–Te va a tener que gustar si quieres ser pasivo. –Le llevó la cabeza hasta su pene y no le quedó más remedio que metérselo a la boca.

Mamaba con dificultad pero Jorge ya estaba a punto de venirse pero no le dijo nada hasta que Adolfo sintió el semen en su boca y se apartó inmediatamente.

–¡COÑO QUE ASCO CHAMO! ¡Avísame! Esa vaina no me gusta! Y además…tienes vih.

–Igual que tú, te recuerdo que me infectaste tú.

–NO ME LO TIENES QUE RECORDAR A CADA RATO. –Se colocó el bóxer y se fue a su habitación.



Jorge tomó su laptop, abrió un correo que creó y difundió a toda la red de la empresa que Adolfo tiene VIH con el resultado de los exámenes del laboratorio de la empresa. Su laptop está libre de rastreo por si alguien averiguaba de donde salió el correo.

Adolfo regresó a la habitación de Jorge y este cerró la laptop y la puso en el piso.

–Discúlpame. No debí hablarte así, no me siento bien, acabo de vomitar.

–Ven acuéstate a mi lado, quítate el bóxer.

Durmieron abrazados hasta el amanecer.



Ya el lunes en la oficina, ambos llegaron en el carro hasta un punto cercano para luego Adolfo llegar caminando hasta la torre.

Jorge hizo tiempo mientras él llegaba y esperaba a ver la reacción de la gente.



Algunos le veían extraño, otros con cara de pena. Pero el presidente de la empresa dejó una nota en su escritorio a través de su secretaria.



<<Reunión urgente con el Dr. Agustín Serra en su despacho>>

A Adolfo se le aceleró el corazón.

Cuando llegó Jorge a la oficina recibió una llamada del presidente para reunirse.



–No sé como ocurrió esto pero hasta hoy trabajas con nosotros, esta información es confidencial.

–Pero no me puede echar por esto, ¿que tiene de malo?

–Que quiero gente sana en mi oficina y no esté pidiendo permisos para ir al médico a cada rato y además, usted es…gay y eso…no es buena imagen para mi empresa.

–Yo no voy a firmar mi renuncia.

–Te estoy dando la mejor cajita feliz que puedas recibir con el poco tiempo que llevas en la empresa. Si no te botamos con un expediente que montamos enseguida y te vas más rápido de aquí. Te conviene la cajita feliz.

–Llegaba Jorge.

–Llegó el que me va a explicar todo esto. ¿cómo es que tenías a Adolfo trabajando sabiendo lo que tiene?

–¿Y qué tiene?

–No te hagas el idiota conmigo Jorge que nos conocemos. Dejaste pasar esto sabiendo la política de la empresa.

–Es ilegal lo que se le está haciendo a Adolfo y es un excelente trabajador, por ese detalle no creo que tenga que ser despedido.

–¿Tú quieres acompañarlo en la lista de desempleados de este país?

Adolfo cogió un bolígrafo que estaba ahí y firmó la renuncia.

–Listo, no hay que ponerse con amenazas, ya conseguiré otro trabajo.

Jorge y Agustín se vieron a los ojos haciendo cada uno una media sonrisa.



–Mi dinero lo quiero mañana mismo.

–Así será, recoge tus cosas y te vas ahora mismo de la empresa. Muchas gracias por tus servicios.

Salió del despacho y su cuerpo comenzó a temblar, tenía escalofríos. Se le subió la fiebre.



–Esto te va a costar bien caro. Me puedo meter en un peo con la Inspectoría del trabajo.

–Tranquilo, cuando te he dejado mal. Págale el dinero y yo lo borro de los archivos de la empresa y del  Seguro Social.

Agustín se le acercó a Jorge y lo agarró de la cintura y lo acercó a él.

–No te boto porque eres un guebo en computación y me has sacado las patas del barro. Pero me tienes a pan y agua. No me quieres dar culo y estoy detrás de ti desde hace años y encima te pago muy bien, mejor que los otros directores.

–Sigues casado, no quiero nada con casados.

–¿Que tendrá que ver esa vaina? Quiero cogerte.



Jorge se agachó hasta llegar al cierre del pantalón de Agustín.

–Voy a darte un adelanto. –Bajó el cierre, metió la mano y bajando el interior sacó el pene que estaba lubricando en exceso, el prepucio húmedo y goteaba. Jorge vio a Agustín a los ojos y este le levantó las cejas sonriendo.

2 comentarios:

  1. Siempre que termina una temporada vengo impaciente el siguiente lunes por más, excelentes!

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