lunes, 26 de junio de 2017

SEPTIMA TEMPORADA. De Repente Tú. Capítulo 1


Los panas con ciertos derechos.



Cuando José Arturo y Keiny habían terminado con las reuniones en Caruao, cada uno se fue por su lado.

José Arturo a verse con su hermana Esperanza. Keiny a verse con Yonaikel.



–Verga pero este pana no está con guevonás, un hotel 5 estrellas, se da la gran vida no joda, lo que es tener rial.



Se acerca un botones del hotel –Señor disculpe, ¿está esperando a alguien, necesita algo?

–Si mi pana, estoy esperando a un pana. No soy un choro, no vengo a asaltar a nadien, uno no puede tené la piel un poco más oscura y un casco porque ya es un malandro.

–No se preocupe señor puede esperar a la persona sentado, tiene la prensa y hay wifi. Disculpe las molestias y bienvenido.

–Ah tu ves, eso me gusta, ya me voy a conectar, gracias mi pana.



10 minutos después de sentarse llegaba Keiny. Lo buscó en el lobby hasta que lo vio sentado y se acercó.

–Yonaikel, ¿cómo estás?.

–Epa bicho, ¿qué pasó, tabas dándote un baño completo? Espero que te hayas lavado bien ese culo porque te voy a dar.

–Jajajaja, vamos a subir, vente.



–Buenas tardes señor Larrazábal, ¿usted viene con el joven?

–Si, viene conmigo y va a subir a mi habitación.

–Sabe que no se puede subir a personas que no están hospedadas.

–Cuando vengo a Caracas me hospedo en 2 hoteles, este y el de Las Mercedes, yo creo que no tengo que decirte que empresas Caruao tiene convenios con ambos hoteles, no querrás que por tu culpa esos convenios se acaben y nos vayamos a la competencia.

–No señor, disculpe el inconveniente.

–Permiso entonces, vamos a subir.



–Naguevoná chapeaste y el pana se cagó encima, el bicho ese me quería sacá de aquí por mi pinta ‘e choro ¿qué talco?.

–Tranquilo eso me pasó a mi hace años.

–Nojoda ¿con la pinta de sifrinito que tienes? No me eches la charla.

–Vamos que no tengo todo el día, estoy escapado.



Entraron a la habitación y Yonaikel estaba sorprendido, todo de lujo, limpio, entre blanco y beige. Cuando Keiny introdujo la tarjeta de la habitación en el dispositivo y se encendieron las luces y el aire no podía creerlo. Entró al baño. Amplio y de color azul cielo, una ducha inmensa con varios chorros colocados en todas las posiciones, dos lavamanos y el inodoro. Estaba totalmente equipado.

–Marico ¿pa echá un polvo venimos pa cá? Vamos a la calle de los hoteles y listo papá te iba a zampá igualito.

–¿Me vas a decir que no te gusta esto.

–De bolas que si guevón pero esto es demasiado rial pa una cogida o dos puej.

–Esto lo paga la empresa, deja la angustia

–Angustia no, eso es peo tuyo. Entonces ¿le damos? –Yonaikel se volteó a ver a Keiny que ya estaba desnudo, solo con el interior puesto.



Coño este pana tiene una troza ahí abajo, no es como el mio pero la vaina es grande, menos mal que yo no me voy a meter esa verga, deja que vea la mía parada, o se caga o se le hace la boca agua. –Yonaikel comenzó a desnudarse.



El motorizado sí se quitó el interior y se agarró el pene. Estaba erecto. Keiny se impresionó al verlo.

–Es enorme ¿verdad? Hasta aquí te lo voy a meté. –Puso su manos en la base del pene rodeándolo. –¿Quieres mamarlo?



Se fueron a la cama y Yonaikel se acostó boca arriba con aquel pene que parecía un mástil. Keiny no sabía como agarrarlo. Lo hizo con sus dos manos y comenzó a lamer el glande.

–Dale sin miedo que no muerde.

El empresario seguía lamiendo y de vez en cuando lo introducía en la boca.

A este me lo voy a coger, ni de vaina me meto esto. ¿Te han mamado el culo?

–No chamo eso no me gusta.

–¿Pero te lo han hecho?

–No, a mi no me gusta nada por ahí atrás, yo cojo culo y ya.

–Voltéate.

–Aaaay chamo deja la mariquera, a mi no me vas a meter nada por ahí, mosca.

–Voltéate coño, deja el miedo.

Yonaikel se puso boca abajo, colocándose el pene en la barriga para poder acostarse, aún lo tenía erecto. Keiny le vio las nalgas y se mordió los labios deseando comerse aquello.

–Mosca bichito con lo que haces mira que te caigo a coñazos.

–Relájate, te va a gustar.

Keiny se acostó quedando su cara a centímetros de aquellas nalgas oscuras, redondas y ligeramente cubierta de vellos. Tocó las nalgas y fue el primer brinco de Yonaikel, las separó y metió su cara entre ellas. Su lengua comenzó a humedecer la zona para luego ir mordiendo y chupando. La ponía dura y la intentaba meter en el ano. Yonaikel apretaba las sábanas con sus manos mientras gemía y tenía los ojos cerrados. Apretaba los dientes y se mordía los labios.



Keiny continuaba, mordía las nalgas y volvía al centro lamiendo, chupando y dilatando. Se detuvo.

–¿Qué pasó? Sigue papá.

–Ah ¿te gusta mariconsito? Jejeje ya sigo no desesperes, acuéstate. –Buscó el condón y el lubricante. Apartado de la cama se lo puso y echó una generosa cantidad de lubricante sobre el látex, hizo lo mismo en el ano del motorizado, que al sentir el frío del gel se le erizó la piel.

Keiny acercó el pene y comenzó frotarlo.

–Ay marico deja la vaina papá, no me hagas eso.

–Shhhh, cállate, te está gustando, andas flojito, acuéstate.

Primero metió el pulgar, luego dos y comenzó a jugar con ellos dentro del ano mientras comenzaba a abrirse. Yonaikel se movía ligeramente. Retiró los dedos y ahora lo haría con su pene.

Comenzó a penetrarlo muy lentamente. Yonaikel volvía a apretar las sábanas mientras sentía como se abría su ano, aunque le dolía le estaba gustando hasta se le escuchaba gemir.

Keiny terminó de penetrarlo y se detuvo.

–¿Qué pasó? ¿Por qué te paraste?

–Relájate estoy dejando que dilates bien, ya lo tienes todo adentro.

–¡Marico! ¿mojón que me clavaste esa verga?

–Todita. Eres un tragón. Le empujó la cabeza hacia el colchón aprisionándola y comenzó a moverse rápidamente.

Ya Yonaikel no disimulaba y sus gemidos se intensificaron.

–¡Coño, coño, dale, dale, dale, sigue coño, sigue, marico que vaina más buena, dale coño, coño, coño!

Keiny estaba concentrado, pero en un instante le vino la imagen de José Arturo a su mente. Era la primera vez que estaba con alguien distinto a su esposo desde que se casaron. Su pene perdió erección y se detuvo.

–¿Qué pasó? ¿Acabaste? ¡Coño, sigue no joda, no te pares guevón!

Keiny comenzó a moverse de nuevo y volvió la rigidez a su pene.



________



–Ay mijo ya dejáte el anillo, me tienes nerviosa con la jugadera, dándole vuelticas.

–Es que me duele el dedo y está como caliente el anillo. José Arturo cerró los ojos y un flasback lo llevó al pasado, 20 años. El intercambio de anillos, las sensaciones, los avisos, el dolor. Abrió los ojos.

–¿Qué te pasa? No me estás parando ni un poquito.

–Ya va beba, espera déjame hacer una llamada. –Se levantó de la silla y le marcó a su esposo.



Keiny estaba concentrado moviéndose rápido y cada vez con más fuerza. Sonó el celualr pero no le prestó atención. Estaba a punto de correrse. Tomó a Yonaikel por los hombros, pegó un fuerte grito, empujó. Se detuvo, con los ojos apretados se quedó así por unos segundos. Soltó.



Salió dentro del motorizado y se acostó a un lado.

–¡MAAAAARICO, que cogida!. Yo hubiese sabido esta verga y me dejo coger antes. NAGUAEVONÁ DE SABROSO. El culo me duele pero chamo que culiá me echaste.

–Sabía que lo que te hacía falta era probar. Déjame revisar el celular.



Vio la llamada perdida de José Arturo y supo que estaba en problemas pero aún así lo llamó.

–<Hola>

–<Hola>

–<¿Lo hiciste verdad? Era esa tu venganza ¿no? Me descubriste y en algún momento lo ibas a hacer tú>

–<No mi amor, la cosa se dio y ya, no planifiqué esto, no fue venganza>

–<Igual lo hiciste. Tranquilo, ¿te espero para cenar? Quiero ir a un restaurante nuevo que me dijeron que es buenísimo y quiero compartir la cena contigo>.

–<Si, claro,  vamos a ir. ¿dónde nos vemos?>

–<En casa de mamá, estoy con Esperanza ahora>

–<Vale, nos vemos en un rato>



–<Mojón que tu marido te decubrió los cachos. Naguevoná es una jeva que cuaima no tuvo necesidad de pillarte, lo olió. Te van a formar tu peo cuando llegues>.

–Es una historia larga que ahora no te voy a contar, pero piensa que me estoy vengando de él por los cachos que me montó y los supe.

–Ah pero la vaina es de los dos. Se acuestan con todos por ahí, ¡Qué fino! Vamos pal segundo puej, ahora te cojo yo.

–No Yonaikel, ya me tengo que ir y me siento mal.

–¿Te duele la cabeza? Yo tengo ahí unas pepas.

–No, no es ese tipo de dolor, me siento mal por lo que hice. Me quiero ir, vamos a vestirnos.

-Pero si el carajo este también culea por ahí que coño ¿anda vale quiero ponerte en 4 y partirte el culo coño, mira como estoy prensao.

–Otro día te vas a coger a alguien tranquilo.

–Pero yo quería cogerte a ti.



Se vistieron y salieron del hotel. Yonaikel se fue en su moto y Keiny en taxi a casa de su suegra.



Keiny en el taxi: –No me sentía tan mal desde que dudé en irme a Panamá, ¿verga que hice? José Arturo lo ha hecho en varias oportunidades y yo que lo hice hoy me siento de la patada. Capaz inconscientemente lo hice por venganza pero es que no fue esa la intención, me provocó hacerlo. Pero estuvo muy bueno. Dios pero no se me va la culpa.



Yonaikel montado en su moto: –Chamo que cogida me echaron y lo peor es que me gustó naguevoná de buena, me duele el culo, la primera cagada que eche voy a ver al diablo. Ahora si que soy marico completo, ¿cómo es la vaina? Soy versatil jejeje ¿y ahora quién me va a coger? Este pana se va. Ya conseguiré quien me me de.

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