miércoles, 25 de septiembre de 2013

PECADO CAPITAL 5. Pereza


–Bolivia, tu hijo lo mandé a Colombia para que le pusieran tetas y  ahora debe estar en Alemania para que lo operen y le pongan su cuquita–Bolivia levantó las cejas sorprendida, se tapo la boca con su mano y comenzó a llorar– Pero si es menor de edad, mi niño no puede estar haciendo eso, es una locura, eso no está bien–No está bien que te pongas a husmear en los cuartos cuando tu jefe está tirando con su marido y tú estabas instalada viendo como tiraba. ¿Te gustó verdad? ¿A que Orlando no te coge así salvajemente?–Doctor no siga, esas cosas que me dan pena, yo solo quería pedirle una ayuda para buscar a mi hijo, que me prestara dinero y yo se lo pago con trabajo, pero necesito buscarlo–Ya...quieres que te ayude...–



***
–Ven, ven al cuarto– jaló a Bolivía por el uniforme para que lo siguiera. Entraron. Él aún de espaldas  a ella se bajó el mono. Bolivia no le quitaba la mirada de encima, observó aquellas nalgas perfectas, duras y velludas. Le vino a la mente las de su marido y volvió a abrir los ojos. Tabay se había dado la vuelta. Volvió a posar sus ojos en la entrepierna, detallando todo: rasurado, los testículos afeitados y redondos. Un pene rosado, venoso, con prepucio y grueso de unos 17 centímetros. Volvió a imaginarse a su esposo desnudo y borró esa imagen de su cabeza.



Su entrepierna ya estaba humedecida y ella sudando a pesar de que el cuarto estaba como una nevera. Tabay se tumbó boca arriba en la cama. –¿Te gusta lo que ves? Bueno, ven a disfrutarlo y tienes via libre para ir a buscar a  tu hijo. Hazle cariñitos y despiértalo–Doctor, no me haga esto...–“tengo meses que no hago el amor con Orlando y este se pone así..me está volviendo loca“.

–Tú te pones cariñosa conmigo y yo te llevo a Alemania–No doctor...yo no me voy a prestar para esto–mintió–Soy una mujer casada...–Las manos le temblaban y tenía escalofríos. –Bueno la otra opción que veo es que no quieras hacer nada, te quedes sin este trabajo y el de mi oficina y además haga una llamada telefónica en este momento para que traigan a tu hijo a Venezuela,–Bolivia levantó la mirada con una media sonrisa en la cara al escuchar eso–Pero en una urna...tú decides–.



Bolivia comenzó a quitarse el uniforme,–no, no, no. No te lo quites, sólo las pantaletas–Obedeció, se le vantó la falda con cuidado sin que se viera nada y se agachó para quitarse la ropa interior.–Ahora acércate y mámalo– Se acercó a la orilla del colchón, se agachó y tomó el pene de Tabay y se lo introdujo en la boca tímidamente.–Sin pena, mámatelo piensa que soy tu marido aunque no soy negro y no debe ser tan grande como el de él pero disfrútalo– “El de Orlando es chiquito...si supiera que no me complace como quiero...“ pensaba Bolivia mientras seguí con el sexo oral subiendo y bajando por todo el pene.



Tabay acostado sintiendo la boca tibia de Bolivia recorriendo su miembro.–Primera vez que una negra me mama el guevo y que me voy a coger–le decía a Tabay mientras le acariciaba la cara.–Una madre es capaz de todo con tal de proteger a sus hijos ¿No? Eres capaz de humillarte y mamarle el guevo al hombre que te da de comer, sigue mamando que lo haces bien hasta que te diga que te detengas.



Dos minutos después le dijo que se detuviera–Pónme el condón y te montas encima sin quitarte el uniforme–Se lo colocó torpemente, nunca había colocado uno, se montó en el colchón colocando los pies a los lados de Tabay y se agachó. Tomo el pene y lo guió hacia su vagina. Totalmente lubricada por la excitación, el pene entró sin dificultad. Bolivia se estremecía. Tabay acostado dejando que ella dominara la situación. –¿Todas las negras tienen la cuca así de caliente como la tuya? Bolivia no respondió. –¿Cómo te coge Orlando?, dime, ¿te dá duro? ¿te pones perra en la cama?–No tenemos sexo desde hace años....no se le para, tiene problemas–Çon razón estás tan mojada, tienes las sábanas empapadas y mis piernas. Quítate el uniforme y sigue moviéndote, quiero ver tus tetas y tu cuca–.

Se desnudó. Bolivia estaba excitada, sus pezones estaban duros y grandes, tenía los ojos cerrados  y se movía con destreza sobre Tabay que permanecía inmóvil. –Ustedes las negras sirven pa dos cosas: cachifear y tirar, son unas diablas– Bolivia no le hacía caso a lo que hablaba, sólo estaba disfrutando lo que hace tiempo no le daba su hombre.



–¿Sabes que a tu hijo me lo cogí hace unas semanas antes de que se fuera? Es una putica, le gusta llevar guevo por ese culo...ahora sácalo y mételo en tu culo para que veas como disfruta tu hijo cuando se lo cogen. El pene de Tabay seguía erecto, Bolivia lo tomó y lo llevó hacia su ano. Aunque dolió al comienzo, entró con facilidad gracias a la lubricación. –Muévete y tócate esa cuca– Comenzó a moverse y a estremecerse mientras estaba penetrada y se mastrubaba con sus dedos.



Empezó gemir y a gritar. Se agitó con más fuerza, más rápido, se aceleraba, gritaba, se le erizó la piel y llegó; un chorro de flujo salió disparado al pecho de Tabay y ella cayó tendida hacia un lado de la cama exhasuta. Tabay retiró el preservativo y le dijo –Todavía no ha terminado...házme acabar, sácame la leche. Çomenzó de nuevo a hacerle sexo oral. Taay se contuvo de gemir y soltar algún ruido, sólo le sostuvo la cabeza a Bolivia cuando empezó a eyacular. La boca de Bolivia se inundó de semen y tuvo que tragar, nunca había probado el semen, no le desagradó.


–Coño negra, resultaste toda una perra–Bolivia arrancó a llorar. –Lléveme donde mi hijo, ya cumplí...por favor–Ya, ya, deja la vaina, ya cuadraremos, vístete y sigue trabajando y hazme desayuno–Voy a ducharme y comienzo–Tabay la agarró del pelo_Te dije que te vistieras y te pusieras a trabajar, te vas a ir a tu casa oliendo a puta para que tu marido vea lo que se comió otro, yo te llevo a tu casa–.

sábado, 21 de septiembre de 2013

TRIPLE EQUIS. El buen amigo de mi papá.


En una de las tantas reuniones que organizaba mi papá en casa ocurrió algo. A esas reuniones solo asistían hombres entre 35 y 50 años, yo nunca había estado en una porque no me llamaba la atención y más teniendo 18 años. Un día se me ocurrió quedarme a ver que tal. Desde hace mucho tiempo, como cuatro años, que me gusta un amigo de mi papá, su nombre es Ernesto. Varonil de unos 40 años, buen físico, cabello oscuro corto, ojos marrones, casi siempre viste formal, casado y con un hijo, del cuál soy amigo. El día de la reunion, donde conversan sobre distintos temas mientras cenan y beben, estaba un poco nervioso porque iba a estar en la cena con el hombre que me gusta y otra gente. Mientras me arreglaba pensaba en él, cuando iba a casa de mi amigo, su hijo, a jugar, me quedaba mirándole el paquete al padre sin que éste se diera cuenta. Al bajar de mi habitación ya estaban algunos pero Ernesto aún no llegaba. Pasó media hora y empezamos a cenar, hasta que llegó él excusándose de que no conseguía taxi, estaba con un pantalón negro, una camisa blanca que la tenía hacia afuera y algo sudado por el apuro. Al verlo allí parado con la camisa hacia afuera, su pantalón marcando el paquete y todo sudado me puso mal. Luego se acomodó la camisa y se sentó a mi lado. Me saludó de una palmada en la espalda diciendo: -¡Me da mucho gusto verte, campeón! Yo le sonreí, no pude decir nada.



Seguí comiendo y conversando con los demás. La cena había comenzado a las nueve de la noche y ya era pasada la medianoche. Algunos ya se habían retirado, el día siguiente era laboral y la mayoría tiene familia. Nos quedamos cuatro personas, entre ellos Ernesto. La mayoría había bebido, ya se les notaba los estragos del alcohol incluyendo al pana que me gusta. Al rato mi papá me dice que va a llevar al otro hombre que se había quedado con nosotros a su casa, Ernesto le dijo que no había problema, que mientras recogíamos y limpiábamos todo. Yo asentí con la cabeza y nos miramos fijamente a los ojos. Al quedarnos solos Ernesto dice: -¿Me esperas? Debo ir al baño-. Pero lo seguí, yo también tenía ganas. Ambos entramos al baño, mos desabrochamos el pantalón y nos pusimos a orinar. No me pude aguantar y me fije en su pene, quedé impresionado. Era largo, grueso y cabezón. Por lo menos 20 cms. tenía aquello. Ernesto se da cuenta que lo veo y mientras se sacudía su vergame me dice riendo: -¿Qué pasa amigo? ¿Te gusta? No supe que decir, me dio vergüenza y me hice el loco… pero me agarró del brazo y me dijo:-Si te gusta, tócalo. ¡Dale! Sin pena, como si fuera el tuyo. No lo podía creer, tenía ese trozo en mis manos. Le estiraba el prepucio hacia atrás y hacia adelante haciendo que él se excitara, su pene comenzaba a crecer mientras él soltaba unos gemidos. De repente me frena y se saca del pantalón las bolas, bien gordas, enormes y peludas.



 Lo seguí pajeando otro rato, la cabeza era roja. Me volvió a frenar y me dijo: -Chúpalo, bien rico. Este guebo por hoy es solo tuyo. Al oír eso se me erizó el cuerpo. Me arrodillé y comencé a saborear aquel pene grueso, empecé por la puntita hasta meterme la cabeza entera en mi boca, luego seguí y seguí. Él me embestía tan fuerte que sus bolas me golpeaban en el cuello. Le pasaba la lengua por toda la verga, le lamía el frenillo, el glande entero, luego el tronco y hasta las bolas que no me cabíabn en la boca. Mientras yo mamaba, él me iba dilatando el culo con sus dedos. Me gritaba:-Mmm, ¡que bien que lo mamas carjito!
Primero me metió un dedo, luego dos y tres. Estando los dos completamente excitados y desnudos, me puso en cuatro y apoyó su pene en mi culo, de a poco sentía como ese enorme glande se iba entrando en mi culo aún cerradito. Al principio me dolía un poco y costaba entrar, pero luego de varios intentos pudo penetrarme por completo. Nuestros gemidos nos ponían salvajes. Me cogía más y más fuerte. Su cuerpo sudado contra el mío me ponía me excitaba más. Me daba Fuertes nalgadas mientras me decía:- ¡Ah, sí! ¡Que culo más rico coño, va a ser solo mió!.
El sonido de sus bolas chocando con las mías me volvía loco.
Después de estar disfrutando un rato así, me montó en el lavamanos, que era amplio, mirando hacia el techo, poniendo mis piernas en sus hombros. Le pude ver la cara de satisfacción y admirar sus pectorales velludos. Lo único que se escuchaba aparte de los gemidos era el golpeteo de sus bolas contra mi culo.
Comenzó a masturbarme y se mordía su lengua mientras veía mi cara de excitación, la mezcla de dolor y placer al mismo tiempo lo ponía rudo. Hasta que dijo:-¡No aguanto más, voy a acabar…!
Sacó su verga de mi culo y me la puso en la boca, comencé a darle una última mamada. Al poco rato, Ernesto comenzó a soltar chorros de leche en mi boca y luego en mi cara. Trataba de tragarme ese lechero, no quería desperdiciar ni una sola gota. Mientras seguía botando todo eso, me daba cachetadas y eso me puso a mil. Él terminó de pajearme con sus manos.
Estuvimos un largo rato entrelazados, con nuestros cuerpos llenos de sudor y semen. Luego nos duchamos, nos vestimos y él se despidió con un fuerte abrazo. ¡Te veo la próxima reunión, campeón!.



Y nos vimos en las próximas reuniones y cuando su esposa no estaba y su hijo tampoco.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

PECADO CAPITAL 5. Lujuria


Aprisionado hasta el fondo, Trinidad sentía como el pene de Asuán crecía dentro de su boca al punto  que ya no le cabía por lo grueso y largo. Tuvo una fuerte arcada, se retiró y se incorporó en el asiento.

–¿Viste como engaña este guevo? Estabas pensando que tenía un pipisito ¿no?, ahora  vas a sentir por ese culito que tan grande es–No vale, esta negra es aguantaora, acuérdate que nos contaron que se la tiraron todos en una cárcel–hablaba Cairo.



–Quítate el pantalón y pónme el condón pa reventarte el orto–Trinidad se desnudó y colocó con dificultad el preservative pues tuvo que estiaralo bien para que entrara. Se se sentó encima de Asuán, tomó el pene grueso y de un tamaño más allá de los 20 centímetros. Cairo aceleró por la autopista que estaba en esos momentos solitaria.

El muchacho guió el pene hacia su ano y antes de que pudiera llevar el control, Asuán tomó su pene y lo introdujo empujando a Trinidad hacia abajo.



–AAAAAUUUUU ya vaaa despacio–se quejaba Trinidad–Aguanta golfa que ya va a entrar todito– y volvió a empujar hasta introducirlo complete. –Ahora muévete perrita que yo estoy cansado, sácame la leche–. Cairo iba moviendo el volante de un lado a otro bruscamente para que Trinidad se moviera  y tratara de tener equilibrio. Trinidad se movía de arriba a abajo aguantando el dolor tanto por el pene como por sus prótesis. Cairo frenaba la camioneta de repente y de golpe sólo para ver como el muchacho se sujetaba y aguantaba el dolor por el movimiento. –Bájate que me cansé– Trinidad no le hizo caso y siguió moviendose hasta que Asuán le dió una fuerte cachetada. –Te dije que te bajaras coño– se levantó y se puso a un lado. –Quítame el condón y mama–. A Trinidad solo le cabía parte del pene en su boca, algo que Asuán no le hizo mucha gracia y empujó su cabeza hacia abajo. –Métetelo todo carajo, todo–Le aprisionó la cabeza con las  dos manos y se corrió en su boca.

Seis abundantes chorros de semen inundaron la boca del muchacho que no tuvo más remedio que tragar para no ahogarse.

–Llegamos, acomódense–dijo Cairo. –Te gusto esta verga negrito, eres bien putica, deja que te coja en una cama para que veas lo que es dolor–. Trinidad se le acercó a darle un beso en la boca y Asuán le lanzó otra cachetada. –Epa no te equivoques, yo no beso y menos con esa boca llena de leche–. Se bajaron de la camioneta rumbo al hotel.



***

Coro se fue muy temprano al apartamento de Tabay sabiendo que él llegaría un rato después luego de su viaje al interior. Eran las 6:30am. Fue al cuarto, se puso frente al espejo y empezó a ver su cuerpo totalmente velludo, tocó su barba, se tocó el pene, metió su mano entre las nalgas. Tomó unas medias de nylon y se las colocó, se puso un hilo dental de encaje rojo y se abrochó unos ligueros. Sacó de su maletín un  pitalabios carmín y comenzó a colocárselo.



Escuchó cuando empezaron a abrir la reja y se puso debajo del marco de la puerta de la habitación. Se escuchó la puerta abrir y a los pocos segundos cerrar, esperó y luego dijo: –Ven mi amor, aquí está tu perra para que te la cojas como te gusta–



–Señor Tabay ¿es usted? AAAAAAAAAAAAHHHHH señor Corooooo, ¿qué haces usted aquí? Coro se tapó con su mano el pene. –¡Cooooño Bolivia! No sabía que trabajabas aquí también– entró al cuarto y se puso una bata. –Qué vergüenza señor, me hubiera dicho que venía y vengo más tarde...¿y por qué está vestido  asi y su boca...pintada?  “este es maricón ¿y el señor Tabay también?“ pensaba Bolivia, mientras intentaba no ver a Coro a la cara. –Nada, nada, usted ocúpese de limpiar yo espero a Tabay en el cuarto.

 Volvió a escucharse el sonido de llaves. Era Tabay. –Buenos días Bolivia, ¿cómo está?–Bien doctor, llegué hace un rato...mire...en su cuarto lo espera alguien–¿Quién?–vaya vaya, véalo usted...mire doctor ¿luego puedo hablar con usted? Es algo personal–Si, si luego, póngase a trabajar, ya vengo.



–WAAAAO que rico ¿tú qué haces aquí mi oso?...uuuuf te voy a romper esas medias y partirte el culo–Fue al armario sacó un dildo, lubricante y un látigo con tiras de cuero. Le dio una patada a la puerta para cerrarla lo que hizo que Bolivia brincara del susto, comenzó a quitarse la ropa y sonó el primer latigazo que le dio en las nalgas –AAHHH– gritó Coro. Bolivia se acercó a la puerta para escuchar.



Ya desnudo, volvió a darle otro latigazo pero esta vez en los testiculos y el pene lo que hizo que Coro se estremeciera del dolor –Eh EH EH no te muevas, aguanta. “Estos dos son unos pervertidos“ pensaba Bolivia mientras tenía la oreja pegada a la puerta.

Tomó el lubricante y embadurnó el ano para luego comenzar a introducir el dildo. Volvió a darle latigazos, uno y otro y otro mientras empujaba y sacaba el dildo del ano. –¿TE GUSTA PERRA? ¿TE GUSTA? HABLA–le gritaba Tabay–SI, SIGUE, PÉGAME, DAME MÁS DURO–ahora gritaba Coro. Sin ninguna delicadeza Tabay seguía penetrando a Coro con el dildo mientras los latigazos iban y venían; por la espalda, los testículos y las nalgas.



Bolivia tenía la mano en la boca sin dar crédito a lo que escuchaba e imaginandose lo que pasaba adentro. –BOLIVIA AJÉJATE DE LA PUERTA Y PONTE A LIMPIAR– gritó Tabay cuando vio la sombra debajo de la puerta. Bolivia se alejó pero a los minutos regresó. Retiró el dido y se montó en la cama para ahora penetrarlo con su pene.  Con una mano lo agarró del cabello y con la otra le daba latigazos por el costado. Soltó el látigo y lo agarró de la barba con todas las fuerzas que pudo. –¿Quieres que me pongs más salvaje?–Si–ponte boca arriba y agarráte las piernas– Lo que vibo fue un latigazo fuerte en la entrepierna que enrrojeció de una vez la piel del pene y un grito agudo de Coro. Bolivia abrió con cuidado la puerta dejándola apenas abierta y comenzó a ver.



Volvió a penetrarlo y se echó encima de él para besarlo. Con los labios juntos, Tabay aprovechó para morder los de Coro hasta hacerlo sangrar, le escupió la sangre que le cayó en su boca y le pellizcó con todas sus fuerzas las tetillas. Tomó el látigo y le dio en la cara. Bolivia soltó la escoba y esta hizo un ruido seco en el piso. Tabay no le hizo caso. Se bajó de la cama, le dijo a Coro que se arrodillara –Mama, perra. Bolivia entra para que veas como se mama guevo y se lo hagas a tu marido–Bolivia cerró la puerta y se fue a la cocina.



 Cuando estuvo a punto de acabar, retiró su pene y comenzó a masturbarse y darle cachetadas a Coro –¿QUIERES LECHA PUTA AH, QUIERES LECHE? ABRE ESA BOCA– una, dos, tres, cuatro cachetadas y derramó el semen en la cara y barba. Soltó un grito y de nuevo otra cachetada. Se ducharon, tuvieron sexo nuevamente. Se vistireron, Tabay se puso un mono sin interior ni franela. Coro se fue a su casa.


–¿De qué querías hablarme Bolivia?– “Usted es un enfermo“ pensaba Bolivia, mientras le veía la entrepierna a su jefe, le tela del mono se pegaba a su miembro y lo marcaba.  –Ay doctor es uno de mis hijos, uno de los gemelos, que se fue de la casa...bueno se escapó del reclusorio y ahora no sé donde está y creo que se fue del país, no sé si a Colombia. no sé nada de mi Trinidad–¿Ah Caramba....tu hijo se llama Trinidad?