viernes, 29 de mayo de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 75

Ramón y Alejo. Adriano y Américo.

A Ramón lo habían tirado al piso de un empujón, los dos antisociales amigos de Rendel habían sacado sus armas y las cargaron.



–Ustedes disparan esas armas y aquí va a morir más gente.
–Llegó el que faltaba, el defensor del barrio. Bajen las armas bichos.
–Tú no te mueres ni a balazos.
–Ay primito a mi no me dejan pegao tan fácil y menos un mariquito como tu novio.

Alejo se le fue encima y le dio varios golpes a pesar que Rendel tenía el brazo con un cabestrillo.

Los amigos de él se le acercaron apuntándolo.
–Bajen las armas les dije ya.
–CHAMO ARRANCA A CORRER Y PIÉRDETE. -le gritó Alejo. –Pero antes devuélvanle sus vainas.

–Provoca quebrarte primo pero eres familia y eso es sagrado pero no me jodas la chamba.
–Y tú no jodas a la gente y menos a mi novia –Lo tenía agarrado por un brazo y su brazo se lo puso en el cuello.
–A tu novio se la voy a cobrar. Cuatro disparos es una setencia y se jodió.
–Le llegas a tocar un pelo y te mato.
–Le toque el pelo y le metí el guevo papá, tiene un culo rico.

Alejo lo tiró al piso y comenzó golpearlo en el brazo inmóvil. Los amigos de Rendel lo separaron y Alejo los golpeó a los dos, mientras su primo se retorcía en el piso del dolor.

Tomó las armas de los malandros y le quitó las balas lanzándolas lejos.



Alejo se fue caminando y se consiguió a Ramón.

–Chamo te dije que te fueras de aquí, esa gente es peligrosa y si te ven te van a matar.
–Es que no sé donde estoy. Gracias por ayudarme, creí que me matarían.
–Te iban a matar. Agarra un taxi y que te lleve a tu casa. Tú no eres de aquí ¿qué haciás por esta zona?



Ramón le contó lo que había pasado y como fue que llegó ahí. Alejo en un momento se rió pues conocía a la persona que lo dejó tirado en el barrio. Lo acompañó a una línea de taxi intercambiaron números telefónicos y se despidieron.



 Esa misma noche Américo regresaba al apartamento de Adriano. Entró con sus llaves y se fue hasta la habitación, al entrar, Adriano dio un brinco del susto.



–¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?
–Tengo llave desde hace tiempo mi amor, no me gusta esperar en la calle a que llegues, entro y te espero aquí y te preparo almuerzo o una cena.
–¿Has entrado otras veces?
–Claro mi amor, quien crees que te plancha la ropa y te hace la comida?
–De eso se encarga la señora que limpia.
–Yo la boté, le dije que no necesitábamos de sus servicios que yo me encargaría de ti, le pagué la liquidación y le quité las llaves.

Adriano comenzó a sentir escalofríos pensando que Américo pudo haber matado a la señora –¿Desde cuando entras aqúi?
–Desde que maté a tu mamá, ya no hablemos de eso mi amor y tranquilo que la señora esta viva, yo le expliqué somos novios y vivíamos juntos. Pero por qué estás temblando mi amor, ¿tienes fiebre te preparo un consomé?
–No, no, no quiero nada, vete.
–No, no me voy a ir, quiero pasar la noche contigo Comenzó quitarse la ropa –Quítate el bóxer y la franela–Adriano no se movió.  –QUE TE LO QUITES

Adriano se desnudó y Américo se le fue encima volteándolo boca abajo. Lo penetró y luego lo volteó para volverlo a penetrar, pero esta vez lo agarró con fuerza del cabello mientras lo poseía.
–Como tú vuelvas a meter a un tipo en esta casa que no sea yo lo mato, tú eres mio carajo.
–No he metido a nadie –Américo se levantó y le dio un golpe en la cara. –Aquí metiste hoy a un carajo.
–No lo vayas a matar por favor, no le hagas nada.
–Hice algo peor, lo dejé en un barrio, debe estar muerto
–Volvió a penetrarlo y le puso la mano en el cuello haciendo presión.
–De ti depende que no muera más gente cerca de ti, a mi no me importa sacar a la gente del medio con tal que nos dejen en paz.
–No mates a más nadie yo me quedo contigo, pero no mates a nadie.

Continuó teniendo sexo con Adriano y se corrió dentro de él, para luego colocarse a un lado y quedarse dormido.



Adriano, aún en la cama se sentó abrazando sus piernas y llorando. Su celular sonó y se alejó para no despertar a su novio.



–<<Aló>> contestó en susurro
–<<Hola Adriano, es Ramón, ya estoy en mi casa, disculpa la hora pero me ha pasado de todo, casi me matan. Tu novio o lo que sea eso que tienes es un loco, aléjate de ese tipo, te va a matar>>
–<<Gracias a Dios que estás bien, yo estoy con él en mi casa, ahora duerme por eso hablo así, hablamos mañana>>
–<<Marico deja a ese tipo, estás en peligro, te va a matar en cualquier momento>>
–<<Chao>>



Adriano fue a la cocina a buscar agua, se sirvió un vaso y se lo bebió de un trago, cerró la nevera y se volteó.

–¿Con quien hablabas por el celular? –Adriano se echo para atrás del susto y soltó el vaso cayendo al piso y haciéndose añicos.
–Con nadie, revisaba unos mensajes de voz.
–Dame el celular DAME EL CELULAR

Se lo entregó y revisó la llamada entrante <<Ramón>>
–Así que quedó vivo y me volviste a mentir –una cachetada con el dorso de la mano. –Voy a tener que hacer algo contigo, tú no vas a volver a trabajar, te vas a quedar en casa y trabajaré yo. A partir de hoy me mudo contigo.

jueves, 28 de mayo de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 74

Débora y Alejo.

Débora y Alejo se volvieron a reunir con su socio para conversar sobre el nuevo local.

Ya tenían el sitio, era al este de la ciudad, estabn esperando el mobiliario y al arquitecto para armar el salón, la mercancía ya estaba en el local.

 Acordaron montar una oficina en ese local para tener un centro de operaciones y monitorear ambos salones de belleza pues ya estaban pensando en abrir otro local una vez que el nuevo arrancara y comenzara a producir.

Débora estaba contenta por el crecimiento de su negocio y más ahora que su novio la apoyaba y era socio de ella junto con el nuevo socio capitalista.





Mientras estaban conociendo el nuevo local, viendo las obras, Débora entró a lo que sería la oficina. Alejo y Ramiro, el socio, estaban afuera chequeando el espacio para el cartel donde iría el nombre.



–¿Entonces Débora en realidad es un hombre? ¿y ustedes son novios? –Susurraba Ramiro.

–Ya es una mujer, se operó, pero no comentes nada de eso de que es o era hombre, para ella Arquímedes murió hace años.

–Coño pero es una jeva completamente, mete el paro y todo. Y mira ¿y qué tal en la cama? Se siente igual o te la coges…por el culo?

–Bueno pana, estás preguntando mucho ya.

–No verga disculpa es que me da curiosidad, a mi esa vaina no me importa cada quien en lo suyo y si ella es feliz como es ahora bien, esa es su vida.

–Se siente muy bien, al principio es raro, no porque no parezca una vagina sino que la conocí con pene y verla así me impresionó pero el sexo fue uf mundial, mosca ahí viene.



–¡Me encanta este local Ramiro, es amplio y se le puede sacar provecho al máximo –Dijo Débora al salir del local y acercarse donde estaban ellos.

–Te lo busqué tal cual me lo pediste. La zona es cara, pero vale la pena hay potencial aquí. El próximo podemos ubicarlo en un centro comercial pero tenemos que sentarnos a discutir eso a ver en cual porque ahí si que nos desangran y el alquiler es en dólares normalmente.

–Primero lo primero, abrimos este y vemos como marcha la cosa, ya sabemos que el primero es my rentable –Dijo Alejo.



Se fueron a almorzar para celebrar. Estando en el restaurante Débora recibe un mensaje de texto.

–<Hola Arquímedes, no me olvido de ti, pronto nos vemos>

 Borró el mensaje nerviosa y puso el celular en la mesa.

–¿Pasa algo mi amor?

–No, no nada, luego te cuento, ahora brindemos por el futuro local –Débora sonrió pero vio a Alejo con cara de preocupación,  él entendió que ese mensaje no era nada bueno y sospechaba de que y de quien se trataba.



Mientras Débora hablaba con Ramiro, Alejo los escuchaba sin intervenir, en eso recibe un mensaje por el WhatsApp.



–Te ves muy guapo cuando te arreglas un poco. Te espero en el baño, no quiero acercarme e interrumpirlos –Alejo miró hacia los lados disimuladamente y luego miró hacia atrás, al fondo del restaurante. Lo saludaron haciéndole señas para ir al baño.

–Disculpénme un momento, voy al baño.

–¿Te pido el segundo plato amor?

–Si, ya vengo.



Llegó al baño y no había nadie, revisando los cubículo se encontró con la puerta abierta y el hombre que le escribió adentro con el pantalón abajo.



–¿Qué te pasa? ¿estás loco?

–Sácatelo para mamártelo y me lo metes.

–Ya te dije la otra vez que ya, pagaba el favor y listo.

–Yo sé, pero bueno quiero repetir.

–No Régulo –Se le abalanzó y le dio un beso en la boca para luego agacharse y comenzar a hacerle sexo oral. Cuando escucharon  la puerta del baño abrirse, se encerraron en el cubículo.

–Cógeme –Le dijo Régulo al oído. Alejo ya tenía una erección y sin hacer ruido lo volteó y se echó saliva en su pene y en el culo del bombero.

Comenzó a penetrarlo y este se quejaba del dolor. Alejo le tapó la boca. Mientras lo penetraba, Alejo veía por el pequeño espacio que había entre la puerta y el metal que la une. Un tipo en el urinario miraba a cada rato hacia el cubículo. Se estaba masturbando.

 Alejo abrió con cuidado la puerta para que el hombre los viera, se acercó. Tenía el pene en total erección y estaba lubricando.

Alejo se apartó.

–Cógetelo–Alejo salió y entró el hombre que de una vez penetró a Régulo.

–¿Te vas a ir?

–Si, no me puedo tardar. –Se estaba acomodando el pene entre el interior y el pantalón, la erección no se le bajaba y tuvo que ponérselo hacia abajo para poder salir.



Llegó a la mesa, no se dio cuenta que estaba sudado.

–Amor ¿qué te pasa? estás sudando a mares.

–Es que creo que se me bajó la tensión, pero ya estoy bien. ¿Y ustedes? ¿Todo bien? Vamos a comer que se nos enfría.

–Débora miraba con extrañeza a Alejo, pero no le dio importancia y siguieron conversando los tres.



Mientras se contaban anécdotas y reían, se acercó a la mesa Régulo.



–Hola buenas tardes y buen provecho, ¿cómo están?

–Hola Régulo –Dijo con seriedad Débora que vio con ojos de rabia a Alejo.

–Epa mi  pana ¿cómo está todo? ¿Qué haces por aquí?

–Bien, almorzando con unos compañeros del trabajo que hoy lo tenemos libre. Bueno no los interrumpo más. Te escribo luego Alejo. Chao Débora.

–Adiós.



–¿Ese no era el bombreo de la otra vez cuando se quemó el local? –Dijo Ramiro.

–Si...es ese, es un amigo de Alejo, muy buenos amigos.

Alejo clavó la mirada en su plato y siguió comiendo. Ramiro vio algo extraño en ambos y se imaginó que ahí pasaba algo con Régulo.



–Bueno, ahora me retiro un momento yo que voy al baño. –Dijo el socio.



–Por eso es que estabas nervioso y sudando por todos lados, te viste con él. Se vieron en el baño ¿verdad?

–NOO, bueno…si, pero no pasó nada...bueno, él intentó que pasara algo pero yo no quise, por eso me tardé el insistía hasta que entró un tipo y aproveché para salir.



A lo lejos Régulo los veía discutir y se imaginó que Débora sabía algo. Le mandó un mensaje.



–Mira Alejo yo conozco igual que tú que este mundo gay es promiscuo y hace esas cosas y en los baños eso es Sodoma y Gomorra así que no me vengas con excusas.

–Bueno ya estoy aquí –Dijo Ramiro cuando escuchó que discutían.

Alejo aprovechó y revisó el mensaje.

–<esa cogida en el baño estuvo uf, lástima que me dejaste ahí con el tipo ese, que también me cogió rico>.



–Débora leyó de reojo el mensaje pero no dijo nada y siguió conversando con Ramiro.



Luego del almuerzo regresaron al trabajo. Al llegar a la esquina del salón de belleza Débora detuvo el paso y tomó del brazo a Alejo.



–Mira Alejo, yo sé que eres bisexual, me engañaste cuano te lo pregunté aquella vez que si eras gay y me dijiste que no.

–Y no lo soy, soy bisexual.

–Bueno, sabes a lo que me refiero. No sé que pasó en ese baño, pero de que algo pasó eso no me cabe la menor duda. Si tú quieres seguir en tu doble vida de estar con hombres y mujeres pues ese es tu problema, yo quiero un novio para mi, no quiero compartirlo.

–Débora, perdóname, es algo más fuerte que yo.

–ENTONCES DÍMELO, sé sincero conmigo, yo he sido abierta contigo y te cuento todo y te digo lo que quiero, sé igual conmigo, yo veo si me quedo montada en ese autobús o me bajo, pero no me engañes y te burles de mi en mi cara. Encima en el restaurante donde estamos celebrando otro logro del que tú formas parte y vas y te revuelcas con ese tipo.

–Yo creo que mejor dejamos esta relación hasta aquí, te estoy haciendo daño y yo me estoy haciendo daño también.

–Obvio que esto no va a seguir Alejo...

Hubo una pausa de varios segundos y Débora retomó la conversación.

–Yo no quiero perderte, me refiero a ti como persona, eres un hombre extraordinario, trabajador, has estado pendiente de mi y de mi mamá, pero como novio eres un desastre y yo no quiero eso. Tú vas a seguir estando a mi lado como mi socio y mi amigo, pero más nada Alejo, hasta ahí.

Se abrazaron y así pasaron unos segundos que se volvieron interminables. –Soy un desastre Débora, perdí a una gran mujer, te quitaron las bolas pero tienes unos cojones más grandes que los mios y eso no supe valorarlo. Te adoro .

–Yo también te quiero y te adoro y me parece horrible que esto suceda pero no quiero más desastres amorosos, lo he pasado terrible en mi vida desde que tengo uso de razón, quiero ser feliz, disfrutar lo que tengo y ahora que todo marcha bien te pierdo a ti.



Volvieron a abrazarse y ambos lloraron. Al separarse, ella le contó lo del mensaje.

–Recibí un mensaje de Rendel, bueno, digo yo que es él.

–Me lo imaginé por la cara que pusiste, ¿qué dice el mensaje?

–Lo borré de los nervios pero decía que no se ha olvidado de mi Arquímedes” me puso. Y luego, “pronto nos veremos”.

–Maldito ese cabrón, cuatro balazos y no se muere el desgraciado. Voy a tener que hacerlo yo.

–No te atrevas  Alejo. Yo lo hice en un momento de rabia, impotencia y locura, pero no quiero que ahora tú te desgracies la vida.

–Yo no quiero que ese imbécil te haga daño. Es mi familia pero lo mataría con gusto.

miércoles, 27 de mayo de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 73

Asdrúbal y Asier.

Asdrúbal ya estaba en su trabajo. Estaba extrañado de que Ramón no había ido a trabajar, luego le escribiría.



En un descanso entre clientes, se fue a tomar un café a la cocina y su celular sonó.

–<<Alo>>

–<<Hola mi amor ¿cómo estás?>>

–<<Hola, bien ¿y tú?>>

–<<Bien, mira, te espero en el restaurant que está detrás de la torre donde trabajas y almorzamos, quiero hablar contigo de algo importante>>

–<<¿No puede ser en la tarde? Estoy complicado>>

–<<No, tiene que ser ahora>>.



Asdrúbal estuvo de acuerdo, así que a las 12 en punto estaba en la entrada del restaurant esperando a Asier que llegó 10 minutos tarde. Se sentaron en una mesa y Asier comenzó a hablar.



–Te voy a ser muy claro y directo. Mi papá me dijo que me deshiciera de ti.

–¿Cómo es eso? ¿Le hablaste de lo que te propuse?

–Me dijo que te matara para que lo entiendas mejor

Asdrúbal se puso nervioso y se levantó de la mesa.

–Tranquilo que no te voy a matar en este momento siéntate. Yo cometí un grave error contándote lo que hacía y bueno, ahora estoy pagando las consecuencias, pero voy a contratarte en la empresa, mi papá no tiene porque enterarse, además no te conoce si te ve en la empresa, te pagaré el doble de lo que ganas aquí más los beneficios de la empresa y tú a cambio te quedarás callado, no le dirás nada a nadie y me darás las pruebas que tienes para desaparecerlas.

–Eso ni pensarlo.

–De todas maneras las podemos borrar del planeta, es engorrroso pero lo podemos hacer.

–Acepto el trabajo, pero las pruebas se quedan conmigo, yo te doy mi palabra de que no diré nada, a menos que me ocurra algo.

–Ok, voy a confiar en ti, pero recuerda que te tenemos vigilado. Comienzas a trabajar mañana mismo así que renuncia hoy. Ah y esta noche te quedas en mi casa que quiero hacerte el amor.



Luego de hablar con su jefe para poner la renuncia, nadie entendía el por qué de le intempestiva renuncia. Salió de la torre y se fue directo a la oficina de Rubén para contarle lo nuevo.

Asdrúbal le informó que mañana comenzaría a trabajar en la empresa y sobre la amenaza que pende de su cabeza. Le preguntó a Rubén si conocía a algún periodista, se le había ocurrido que alguien destapara la olla y que fuera ajeno a ellos. Rubén se puso a pensar y sí, tiene un amigo periodista en una revista y otro en un canal de televisión.

La idea era que comenzara una investigación normal de empresas y poco a poco ir revelando el lado oscuro de Agustín Sucre & C.

–A ti como que te gusta la aventura extrema. No sabes en lo que te estás metiendo.

–¿Me quieres ayudar o no?

–Si mi jefe y suegro se entera de esto te va a cobrar una millonada. Si te voy a ayudar, esto va a ser buena publicidad para el negocio de mi suegro. ¿Celebramos con una tirada esta noche?

–Hoy no creo que se pueda...voy a pasar la noche con mi novio.

–¿Pero vas a seguir con el tipo?

–Me gusta Asier, me da miedo estar con él pero lo quiero.

–Estás loco, pero loco mal.



Asdrúbal llegaba a casa de Asier. Este le abrió la puerta.

–Te tardaste mucho renunciando, más de cuatro horas para llegar a casa.

–Es que estaba cerrando todo el tema de mi trabajo y entregando un informe de los últimos meses.

–Mi amor, te dije que te tengo vigilado, fuiste a las oficinas del detective.

Hubo un silencio que Asdrúbal aprovechó para entrar y buscar algua en la cocina.

–Es verdad, estaba cerrando el negocio, pagué lo que debía y listo, no hice más nada con él.

–Tú verás si me estás diciendo la verdad –Comenzó a quitarse la ropa y Asdrúbal se estaba poniendo nervioso, cada vez que tenía a Asier cerca le ocurría lo mismo.

–Esta noche te voy a echar una cogida que no vas a querer dejarme nunca.



Lo primero que hizo fue darle un beso en la boca y comenzar a desvestirlo. Le bajó los pantalones y lo arrimó hasta la puerta de entrada, le bajó el interior y llenó su pene de saliva.

Le puso el brazo en la nuca.

–Ya te lo advertí mi amor, no te hagas el héroe y pórtate bien –Lo penetró y comenzó a darle empujones.

–Sigue cogiéndome, dame duro.

Asier seguía penetrándolo. Mientras aún lo tenía así, lo apartó de la puerta y lo puso en el sofá llevándole la espalda hacia delante para seguir empujando.

Una y otra vez entraba y salía del cuerpo de Asdrúbal que no paraba de gemir mientras se masturbaba.

–Ponte en el apoyabrazo. –Asdrúbal se montó y levantó las piernas para que Asier continuara.

Cada empujón excitaba más a Asdrúbal, mientras que su novio lo besaba y seguía con los movimientos.



–Acuéstate en el sofá –Asdrúbal se acostó boca arriba y Asier se subió quedándose de pie, comenzó a masturbarse. Al correrse tres chorros cruzaron el espacio entre los dos cayendo entre la cara y el pecho de Asdrúbal que también se corría al ver la lluvia blanca que caía sobre él.

 Unos minutos después Adrúbal habló.

–¿Cada vez que hagamos el amor me vas a amenzar?

–Tú me gustas y que jode, te quiero a mi lado, pero no voy a dejar que pongas en riesgo mi empresa y mi familia. ¿Tú quieres estar conmigo?

–Si quiero.

martes, 26 de mayo de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 72

Andrés y Amadeo.

Una habitación amplia, una cama King con una cabecera de madera con dos másiles en las esquinas. Unas sábanas blancas que reflejaban a luz hasta enceguecer.



Desnudo, boca abajo y con las manos esposadas, una en el mástil izquierdo y la otra en un hueco de la cabecera. Los pies amarrados a los pies de la cama. El hombre comenzaba a desvestirse mientras le daba nalgadas al que tenía en la cama. Le halaba el cabello y le gritaba groserías.

Una vez desnudo tomó un condón y un pote de lubricante, se montó encima y apretó el pote hasta bañar las nalgas con el gel, las apartó y sin preámbulos introdujo su pene sintiendo como abría la carne, apretada, cerrada.



Amadeo no aguantó el dolor y apretó el esfínter lo que hizo que el dolor se intensificara y soltó relajándose, pero aún sintiendo dolor. El hombre se acostó sobre él y le mordía la espalda.



Amadeo estaba incómodo, no estaba disfrutando del sexo. Siempre pensó que este trabajo lo disfutaría pues era sexo con mucha gente y encima pagándole. No se imaginó que en ese universo de gente que busca sexo pagando hay varios que les gustan cosas distintas al común.



El hombre se movía con fuerza para penetrarlo completo, mientras seguía mordiéndole la espalda hasta que se detuvo.

–Por fa no me muerdas tan duro, me duele todo.

–Yo pagué para que te dejaras hacer todo y pagué que jode.

–Si ok, pero hazlo despcio.

–Cállate la boca, te voy a soltar las piernas y te pones en posición de perrito.



Una vez liberadas las piernas, Amadeo se incorporó y se puso como le dijeron. El hombre fue al vestier a buscar algo.

¿Este tipo que irá a hacer?.



Regresó con un pequeño látigo, al estar cerca de Amadeo le pegó en las nalgas lo bastante duro para que se retorciera del dolor y cayera en la cama.

–Levántate que no he terminado. –Se montó en la cama, ahí de pie se agachó y penetró nuevamente al muchacho de una sola vez y ahora si le estaba dando con fuerza. Ahora lo halaba del cabello.

–Eres una perra, eres muy perra –Le susurraba al oído. Amadeo gemía pero no de placer.

Tomó el látigo y comenzó a azotarlo en la espalda pero no tan fuerte como antes. Unos minutos después se detiene y le quita las esposas.

–¿Ya? Terminamos?

–No mi perrita, todavía falta, arráncame el condón y ponte a mamar hasta que acabe.



Amadeo comenzó a hacerle el sexo oral pero no contaba con que el hombre le tomaría la cabeza para que se metiera todo el pene en la boca hasta que se ahogara, soltar y comenzar de nuevo y así varias veces seguidas. Cuando ya estaba a punto de correrse, le tomó la cabeza y la apretó contra su pelvis corriéndose dentro de la boca de Amadeo. No le quedó más remedio que tragarse todo aquel líquido.



–AAAHHH COÑO QUE RICOOOO. QUE PUTA ERES NO JODA. Te portaste como una buena perra.

Amadeo estaba agotado y con los ojos brillantes aguantando las lágrimas por el esfuerzo de no ahogarse.

–Ve a ducharte y te vas. –El hombre encendió un cigarrillo y encendió el televisor



Al salir del baño con la toalla alrededor de su cintura, se recostó en la cama.

–Te dije que te ducharas y te fueras así que vístete. Mira, abre ese bolso y saca una paca, es para ti.

Amadeo abrió el bolso y vio que dentro había decenas de pacas de billetes de 100, tomó uno como le dijo el señor y volvió a cerrar el bolso

Mierda este tipo debe ser un narco o un político corrupto. Terminó de vestirse. El hombre se levantó de la cama y se fue al baño a orinar. Amadeo aprovechó y sacó otra paca de billetes y lo metió en su bolso y salió del cuarto a esperar al hombre.



Dile a tu jefe que estuviste muy bueno y que pronto lo llamaré para que vengas tú de nuevo, los otros carajitos son unas niñas que no aguantan .

–Gracias se lo diré, hasta luego.

–Cuídate perrita. –Le abrió la puerta y Amadeo se fue.



En la tarde se vio con Andrés. Se estaba sintiendo mal, le dolía la espalda y su ano.



–Te noto tenso amor,¿qué te pasa?

–Hoy no me fue muy bien, me siento mal.

–¿Pero qué te pasó?

–No querrás saber, mejor cambiemos de tema, que también son malas noticias.

–A ver, somos novios ¿no? Estamos para contarnos las cosas, ver como solucionamos y apoyarnos el uno al otro.



Hubo unos segundos de silencio y luego comenzó a contarle.

–Hoy estuve con un cliente...y...el tipo era un pelo sádico.... qué incómodo contarte estome penetró a los coñazos, me pegó y me mordió.

Otro silencio invadió el espacio.

–¿Te estás dando cuenta que me cuentas lo que haces en tu trabajo y te incomoda hablar de eso? Te dije que no iba a ser fácil, te dije que te ibas a encontrar a gente mala y extraña.

–Si ya, ya me lo dijiste, no quiero hablar de eso más, el tipo por lo menos me dio una buena propina y por el mal rato le quité una paca de dinero. Cuando me dijo que tomara una, se fue al baño y me agarré otra.

–¿Quééé? ¿Te volviste loco? ¿robaste? ¿pero en qué estabas pensando tú chico? ¿Qué es eso?

–Bueno coño, ese tipo debe ser un narco o un político corrupto que más da.

–NO AMADEO, NO NINGÚN QUE MÁS DA. ¿cómo vas a robarle a alguien? Yo no me empaté con un choro.  Dame esa paca.

–¿Para qué? ¿se lo vas a devolver? Deja la guevonada.

–No, le vamos a dar un mejor uso a ese dinero, lo vamos a donar, vamos a depositarlo a una fundación.

–¿QUÉ? ¿estás loco? Esa vaina es mía.

–Amadeo, dame ese dinero.

Amadeo le entregó la paca robada. Al día siguiente depositarían ese dinero a dos fundaciones a partes iguales.



–No te soporto, eres demasiado correcto.

–Este es tu novio ¿lo tomas o lo dejas? Cuéntame lo otro.

–Pendejo, no te voy a dejar, pero me da rabia que me quites esa plata. Bueno…mi papá me botó de la casa.

–Coño...¿porque eres gay?

–Si y porque se enteró de mi trabajo por culpa de mi abuelo. Me sacó de la casa y me dijo que no volviera.

–Verga amor ¿y qué te dijo tu mamá? ¿Pero que le pasa a tu papá? Un retrógrado a la décima potencia.

–Ella hace lo que dice mi papá aunque le dijo que no estaba de acuerdo, luego me dio un dinero y me dijo que me comunicara con ella siempre.

–Bueno, por lo menos tienes dos apoyos y no te van a dejar solo.

–¿Dos?

–Ajá, ¿tú crees que este ciego te va a dejar solo en este peo? No. Tú eres mi pareja y nos tenemos que apoyar. ¿Dónde te estás quedando?

–En un hotelucho mientras consigo un apartamento o anexo.

–Mañana mismo nos ponemos a buscar apartamento y yo te ayudo a pagar la mitad

–¿Y te vas a vivir conmigo? – A Amadeo se le iluminaron los ojos.

–Ja, ja, ja no te emociones vamos poco a poco, pero si, puede ser.



Amadeo abrazó a Andrés y se atrevió a darle un beso en la calle.

–Pero hay una cosa en la que tú me vas a tener que ayudar.

–¿Qué será?

–Me tienes que enseñar a estar en ese nuevo apartamento, para no tropezarme, estoy acostumbrado a mi casa y ya sé donde están las cosas.

–Si va, eso no tienes ni que pedirlo, además, tengo pendiente enseñarte a nadar.

–Ja, ja, ja una cosa a la vez. Llama a tu mamá y cuéntale lo que vas a hacer, mantenla informada mi amor.

–Ahora lo hago. ¿Sabes algo mi cieguito? Se me está antojando quererte y mucho.

Otro beso selló la tarde para luego irse a cenar.