sábado, 29 de abril de 2017

DE REPENTE TU 4 Capítulo 6


¿Somos novios?.



Emilio estaba en sus últimos días de vacaciones, no estaba seguro de volver a dar clases pero necesitaba el trabajo, el arreglo de su carro salió más caro de lo que pensaba, sumido en el alcohol y las drogas también, lo tenían casi en bancarrota sin contar con poder equipar su apartamento nuevamente. Su homosexualidad, la muerte de su esposa, el embarazo, el rechazo de Jesucristo lo matenían en un abismo.

Como cada día lo único que lo alejaba temporalmente de sus problemas era la bebida y eso era precisamente lo que haría hoy también.



Se fue a las seis de la tarde a un bar gay en el bulevar de Sabana Grande. Se fue en transporte público pues aún su carro no estaba listo.

Llegó y en la calle que va al local, un par de tipos recostados de la pared ofrecían droga a los que pasaban cerca de ellos, uno de ellos era Emilio que les pidió cocaína.



–Chamo no seas boleta, aquí solo caramelitos, ven pa’ cá.

–¿Cuánto?

–20 palos papá.

–¿20 mil por este poquito nada más?, esa vaina no costaba eso la semana pasada.

–Exacto, la semana pasada es historia, ¿quieres o no quieres? Le sacudió la pequeña bolsita que apenas llegaba a 3 grs. –Si quieres busca más luego.

–No tengo efectivo para pagarte esto, completo quiero decir.

–Tranquilo papá, mira lo que tengo aquí, pasa la tarjeta que quieras, débito, crédito

Le mostró un punto de venta.

Emilio, estaba nervioso, se pasaba la mano varias veces pora la boca y la frente, sudaba frío.

–Toma, toma esta, pásala por 10 mil. Y…ya va…esta, los otros 10.

–Si va, ¿ves? Es fino así hacer negocio. Dame 2 mil palos de comisión papá, me estás pagando con plástico.

–Toma, dame la bolsita.



Emilio cogió la pequeña bolsa y la abrió para meterse un poco del polvo blanco antes de entrar al bar. Se sentó en la barra y pidió un whisky con agua. Se lo dieron y se levantó, se puso a caminar, veía a todos, quería sexo, había poca gente, los que apenas salían del trabajo y entraban para desestresarse tomando una cerveza y luego irse.

Se bebió el trago de una vez y fue al baño.



–Se puso a orinar y al lado un muchacho vestido de traje hacía lo mismo.

–¿Qué, pendiente de algo?

–¿Perdón?

–¿Te cojo, quieres? Le damos ahí. -Le señaló la poceta.

–No chamo, aquí no.

–Anda, rapidito, tengo condón, te cojo y ya, anda vale, tengo ganas.

–No chamo, aquí no. –Se sacudió el pene y se lo guardó.

Emilio le agarró la cabeza para agacharlo. –Mámalo anda, un ratico, no hay nadie. Lo terminó de agachar y comenzó a hacerle sexo oral.

Luego de unos segundos Emilio lo levantó y lo haló hacia la poceta.

–Vente quiero cogerte.

–No chamo, no.

–¡Coño que sí entra!

Lo metió y cerró el cubículo. Se bajó el pantalón y el interior para ponerse el condón.

–Échate saliva en el culo. –Emilio hizo lo mismo en su pene, le echo hacia delante la espalda al muchacho y lo penetró..

–AAAAAUUU, DUELEEE.

–Cállate que ya entró. –Comenzó a moverse y el muchacho a gemir cada vez que Emilio empujaba. El espacio era mínimo y el muchacho estaba incómodo con el torso hacia adelante.

–Luego de un rato el muchacho ya estaba agotado y sudaba copiosamente. Emilio no acababa. Sus manos se resbalaban sobre las nalgas mojadas del muchacho.

–Ya, para, estoy cansado me duele.

–Ya va coño, ya voy a acabar. –Lo cogió de  los hombros para empujar más duro y correrse. Emilio retiró el pene y el muchacho salió del cúbiculo, tenía la camisa y el saco mojados de sudor.



Emilio se sentó en la poceta para que se le pasara el mareo y volvió a inhalar. Salió y pidió otro trago, luego otro. Pidió el cuarto y llamó a Jesucristo. El celular repicaba pero el muchacho no lo atendía. Volvió a llamar y lo mismo. Un tercer intento y el mismo resultado.

–Maldita sea. –<<Hola mi amor, te llamo para hablar contigo coño, pedirte perdón, yo no te hice nada, solo te toqué, pero no te penetré mi rey, no te hice nada, respóndeme por favor, por favor>>

Colgó. Fue al baño de nuevo y dentro recibió una llamada.

–Ese es Cristo carajo quiere hablar conmigo.

–<Aló mi amooor, que bueno que llamas>

–<Aló, ¿Emilio? Es Gilberto ¿cómo estás? ¿Estás bien?

–<Hola papá, bien, aqui en un bar bebiendo, ¿quieres venir?, estoy solito.

–<¿Dónde estás?

–<En Sabana Grande>

–<Ok, ¿en que local estás?>

–<Verga, no me acuerdo, me jodiste, ya va>. Chamo, ¿esto como es que se llama?

–Las dos barras.

–Ah eso. Las dos barras rey ¿vienes?

–<En una hora estoy allá>.

–<Te espero mi amor>

Emilio pidió el 5to whisky y salió del local.

–Epa mi pana, necesito más de esa vaina.

–Claro papá son 25 palos.

–Coño pero si me  cobraste 20 antes guevón.

–Ya subió ¿lo tomas o lo dejas?

–Lo tomo, lo tomo. Pasa las dos tarjetas mitad y mitad

El hombre se llevó las tarjetas y pasó cada una por 30 mil Bs. Y le entregó una bolsita de puro talco de bebé.

–Listo toma tus recibos.

–Verga aqui dice 30.

–La comisión.

–Ah vale, vale, gracias.

Entró y se sentó en la barra, se estaba poniendo inpertinente con algunas personas que estaban sentadas y le pidieron que abandonara el local.

–No joda, yo estoy pagando carajo a mi me atiendes, tú no me botas.

–Señor aquí está su cuenta, pague y se va, le llamamos un taxi.

En eso llegó Gilberto, al verlo en ese estado lo sujeta por la espalda y lo sienta.

–Emilio, pero cómo estás en ese estado.

–Eeepa, ¿qué haces aquí? ¿Vienes a tomarte unos tragos conmigo?

–Te llamé y te dije que venía, ¿no te acuerdas? Mira como estás ¿que ha estado tomando?

–Whisky, pero creo que también está drogado. -Le susurró el bartender.

–Yo no te llamé a ti mamaguevo, yo llamé a Cristo y luego me llamó que venía para acá, lo voy a esperar allá afuera, me están botando.

–Señor aquí está su cuenta.

–¿25 mil? ¿qué tomaste?

–Whisky, como 5, no sé, toma la tarjeta.

–Rechazada.

–¿Cómo es la vaina?

–No tiene fondos señor.

–Toma esta.

–Negada.

–Mierda, es que compré unos postrecitos allá afuera y me quedé sin plata.



–Tome señor, cóbrese de aquí. Adiós mercado. -Pensaba Gilberto.

Le pidieron un taxi en el local y lo esperaron una cuadra mas abajo.

Llegaron al apartamento.



–Que bolas tienes tú de ponerte en ese estado. ¿de cuándo acá tú te drogas?.

–Desde que mi mujer se suicidó porque le dije que era marico. Aquí me quedó, ¿quieres?.

Gilberto le tumbó la bolsita de un manotón.

–Vamos a ducharte.

–Pero no abuses de mi ¿ok? Mira que yo no me dejo coger por el culo jejeje.

–Anda, camina.

Lo duchó, lo sacó del baño, como pudo lo secó y lo tumbó en la cama. Preparó un café bien cargado y lo obligó a tomárselo.

Quedó dormido.

Gilberto se fue a duchar y se quedó desnudo, se preparó un sandwich y llamó a su casa para decir que no iba esa noche.

Se sentó al borde de la cama y se puso a pensar en Pablo, Jesucristo, en la relación extraña que tiene con Emilio.



Me gusta este tipo pero tiene problemas con alcohol y las drogas, ¿me voy a meter en este peo? Y para completar la vaina enamoradito del carajito ese, ahora novio de mi ex, que tormento.

Buscando un boxer en las gavetas consiguió un fajo de billetes, contó lo que había y se cobró lo del local. –Mañana le digo, esta plata la necesito.



A las 10 de la mañana Emilio abre los ojos y el dolor de cabeza era insoportable. En la mesita de noche le había dejado Gilberto una bebida Rehidratante y un par de ibuprofenos con una nota. <<Tómate todo esto con las pastillas y sales para desayunar>>



Emilio se tomó la bebida junto a las pastillas, se quedó cinco minutos más y luego se fue al baño.

Desnudo como estaba, salió del cuarto.

–Buenos días.

–Buenos días borrachito.

–La cabeza me iba a estallar, todavía me duele pero el dolor es menos, gracias. No recuerdo nada de ayer.

–No voy a ponerme a contarte, no vale la pena, siéntate que te caliento el desayuno.

Emilio insistió para sabe que había pasado pero Gilberto no le dijo nada, solo que salió borracho del local.

–¿Tú y yo estamos saliendo? Digo, ¿somos novios, es algo serio? -Preguntó Emilio.

–No sé, dímelo tú, sigues malpegado con el gochito ese, y no has superado lo de… -se detuvo.

–¿Lo de qué? Habla, ¿lo de mi esposa?. Eso ya pasó, está en el pasado y lo de Cristo eso no va para ningún lado, ese carajito está con otro.

–Si, con mi ex.

–Creo que deberíamos formalizar lo nuestro, yo te di hasta las llaves de mi apartamento casi que conociéndonos, pero creo que podríamos ponerle un nombre  a esto que tenemos.

–No hay que ponerle nombre, simplemente estar juntos, compartir, tener sexo. -Le dio un beso en la boca.

–Yo quiero un novio.

–Yo no quiero ser tu tabla de salvación Emilio, no quiero ser imprescindible para ti, quiero que nos complementemos. –Me llega escuchar Pablo y no me reconoce, ni yo me reconozco con lo que estoy diciendo, ¿será que he madurado o es que no me gusta tanto este tipo?.

Yo no quiero que me salves, quiero estar contigo. Si no es Jesucristo pues será él, no pienso estar solo más tiempo, necesito liberarme, ver otras cosas. Gilberto es muy de pinga, es guapo, agradable, trabajador, uno así es que yo necesito, no que me chuleen.

Entonces seamos novios. –Tiene apartamento propio, así que en cualquier momento me mudo apenas me asome la posibilidad, pero me mudo de una sin pensarlo.

viernes, 28 de abril de 2017

DE REPENTE TU 4 Capítulo 5


El amor de tu vida.



Pablo se sentó con Jesucristo en el sofá.

–A ver primero ¿qué haces aquí? ¿Por qué tienes esa maleta?¿Por qué te conozco en mis sueños y no sé nada de ti?.

–Son muchas preguntas, somos novios. -Jesucristo hizo un movimiento e hizo un gesto de dolor que se paralizó.

–¿Qué tienes, te duele algo? ¿Aquí?

–Aaaauuu no, no me toque ahí.

–A ver, a ver quítate la franela. –Pablo le alzó la franela y le vio un gran moretón en un costado.

–¿Cómo te hiciste esto? ¡Por Dios y en la espalda también!

–No es nada.

–¿Cómo que no es nada? ¿Te caiste? ¿Te golpearon?

Jesucristo agachó la cabeza y se mantuvo callado unos segundos hasta que Pablo le levantó la cara con su mano.

–¿Me quieres contar? Dime, te puedo ayudar. Mientras piensas déjame buscarte un analgésico.



Pablo regresaba, se puso de pie frente al muchacho, la abertura del bóxer le quedaba justo en su cara. Jesucristo se le quedó viendo, el pene se notaba bajo la tela.

–Tómate la pastilla y bébete todo el agua.



–Su novio me golpeó y me dio patadas.

–¿Qué? ¿Gilberto? ¿Dónde? ¿Cuándo fue eso?

–Ayer, estaba en casa de mi profesor de inglés, bueno, fue mi profesor en bachillerato, quedamos muy amigos, pero ayer me dio de beber, yo no bebo y me emborrachó y luego, luego me violó. No soy virgen, ya no soy virgen Pablo, yo me estaba guardando para usted y ya no soy virgen.

–Cristo, me estás hablando de una violación ¿como puedes estar pensando en eso ahora? ¡Tienes que denunciar a ese tipo!.

–No, no, quiero dejar eso así, me da vergüenza.

–¡Es un delito! Tienes que hacerlo, aja ¿y qué pinta Gilberto ahí?

–Pues su novio está saliendo con Emilio, él llegó a la casa y al verme desnudo en la cama pues se puso como loco y me cayó a golpes.

Jesucristo se puso a llorar.

–Ya, ya Cristo tranquilo, todo va a estar bien, estás aquí conmigo.

–Y eso no es todo…mi mamá tiene una relación amorosa con mi mejor amigo que tiene 21 años, los vi acostados en la cama donde dormían mis padres, los vi desnudos. Me fui de mi casa.



Pablo lo llevó a su habitación y le quitó la ropa y lo dejó en interior.

–Hoy no me vaya a hacer el amor Pablo, hoy no, no quiero.

–Tranquilo nené, descansa, no va a pasar nada, trata de dormir un rato, voy a preparar algo para cenar.



Lo dejó durmiendo y salió del cuarto para llamar a Gilberto.



–<Aló ¿y ese milagro que me llamas? ¿Te arrepentiste?

–<No, la verdad que no, más bien me alegro de haber terminado contigo porque te desconozco. ¿Qué es eso que ahora le vas cayendo a golpes a la gente así porque te provocó?>

<¿De qué estás hablando?>

–<De Jesucristo, que le caiste a golpes en casa de tu nuevo novio>

–< Ah sí, se acostó con mi novio, mejor dicho con dos de mis novios>

–<Deja de hablar tanta estupidez Gilberto, ¿pero cómo se te ocurre caerle a golpes a un carajito? ¿Tú le has visto el tamaño que tiene y la contextura?>

–<Si, por eso aproveché y le caí a patadas para que respete, además no has negado que te lo tiraste>

–<No voy a responder a esa pendejada, ¿sabes que te puede denunciar no? así que no te extrañe que te citen a declarar>

–<Mira como defiendes al mariquito ese, ¿ya lo metiste en tu cama nueva?>

–<Hasta nunca Gilberto>.



Pablo estaba molesto y pensando en los 5 años que desperdició con Gilberto, en todo lo que ha hecho y lo poco que surgió su ex, eso lo reconfortó. Se fue a la cocina y comenzó a lavar los platos.

Mientras lo hacía su mente se activó y comenzó a recordarle todos los episodios con Jesucristo, teniendo sexo, compartiendo, durmiendo juntos, todo eso producto de sueños que compartían. Sin darse cuenta ya había terminado de lavar todo, secó sus manos con un trapo de cocina, rojo, lo dejó en el mesón y de una pulsera que cargaba  en la muñeca derecha, se enganchó un hilo del trapo que haló hasta que salió un hilo largo. Lo cortó. Lo enrrolló con sus de dedos y buscó su laptop.

Tengo que averiguar esto, que significa esta vaina.



Encendió la laptop y en Google colocó: “Qué signifca un hilo rojo” le dio enter.

Y las primeras 5 opciones decia: “La leyenda del hilo rojo”

Entró al primer link y comenzó a leer:


Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos. Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa el tiempo que pases sin verla, ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá.
Este hilo lleva contigo desde tu nacimiento y te acompañará, tensado en mayor o menor medida, más o menos enredado, a lo largo de toda tu vida. Así es que, el Abuelo de la Luna, cada noche sale a conocer a los recién nacidos y a atarles un hilo rojo a su dedo, un hilo que decidirá su futuro, un hilo que guiará estas almas para que nunca se pierdan…La leyenda versa así:
"Hace mucho mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente."



–Que bonito esto. Pero, nosotros no tenemos un hilo atado, aparece, por lo menos a mi. ¿Qué significará esto? ¿Estamos destinados a estar juntos? No importa el tiempo o el espacio, será en esta vida o en otra.

Esto es una leyenda que va, muy romántico pero ya, déjame preparar la cenar para los dos.



Puso música ChillOut, bajó la intensidad de las luces de la sala y regresó a la cocina. Mientras cortaba unos vegetales para hacer salsa para pasta, puso una olla a calentar el agua. En eso siente unas frías manos que lo abrazan.

–Epaaa chamín ¿por qué no sigues durmiendo?.

–Me despertó el aroma del café colándose.

Pablo se volteó y acarició la cara de Jesucristo.

–Me encanta su barba, cada vez que me besa y sus pelitos tocan mi cara me erizo. –Pablo lo besó en la boca y de nuevo una brisa fresca con olor a frutas atravesó la sala y corrió hasta la cocina para volver a irse.

–Ay Pablo, usted es el hombre de mi vida.

–Tú si dices tonterías chamito –Me gusta este carajito, es tan, tan inocente, tan puro, ¿será amor?. Movió apenas la cabeza como para salir del trance y se volteó. Lanzó a la sartén los vegetales para saltearlos y habló alto.

–AHORA TE DIGO DONDE ESTAN LAS COSAS PARA QUE PONGAS LA MESA. –Removía los vegetales y estaba pendiente del agua.

–Enciende el televisor y pon una película. –Volteó y el mesón tenía los platos, cubiertos y vasos y un par de servilletas de papel.



­–¿Y tú cómo sabes donde estaban las cosas? Jejeje

–Recuerde que yo he estado en esta casa, varias veces, sé donde estan las cosas.

–Ya va pero yo no tengo mucho tiempo viviendo aquí, apenas 3 días, ¿cómo puedes…?

–Usted se iba a mudar aqui tarde o temprano y eso ya estaba escrito y en nuestros suenõs ¿o es que acaso usted no estaba ahí?.



Pablo se fue a la sala apagó la música y abrazó con cuidado a Jesucristo y lo volvió  a besar y de nuevo la brisa, de nuevo es barba, esos besos.

–Olvide lo que le dije hace un rato, si quiero hacer el amor con usted hoy, quiero ser suyo para siempre.

–No digas eso, esa frase es muy grande para sentenciarlo desde ya.

–El hilo rojo nos une, ya lo leyó ¿verdad? Ahí está la respuesta.

–¿Carajito de dónde saliste?

–Se queman los vegetales.

Pablo corrió hacia la cocina.

jueves, 27 de abril de 2017

DE REPENTE TU 4. Capítulo 4


Conflictos e indecisiones.



Yovana invitó a Esperanza a almorzar.



–Entonces estuviste con el tipo. ¿y que tal?

–¿Te soy sincera? ¡Estuvo genial! Fue alucinante, no pensé que mi primera vez fuera así, una locura.

–Falto yo, no has estado conmigo, solo te di un abreboca. Quiero tenerte en mi cama para que sepas de lo que soy capaz de hacerte sentir.

Esperanza tragó saliva y un escalofrío le recorrió el cuerpo.

–Me dices eso y me emociono, siento allá abajo cosquillas.

Yovana se quitó el tacón y por debajo de la mesa le puso el pie en la entrepierna.

–Yo lo que quiero es darte orgasmos aquí abajo. –Apretó con sus dedos el pantalón.

–No sigas haciendo eso.

–¿Por qué?

–No me voy a contener y voy a querer hacerlo ya.

–Tranquila, no será ya, pero esta noche te hago el amor.



Luego de almorzar y pedir el postre se quedaron un rato conversando aunque Yovana ya tenía que regresar a la tienda.

–¿Entonces esta noche te vienes a mi casa?

–Si, no me perderé esta nueva experiencia por nada del mundo.

–No te vas a arrepentir.



Pidieron la cuenta.

–Que pena contigo Yovana pero no traje mis tarjetas para compartir el pago.

–Te dije que yo invitaba esta vez, así que nada de pena. –Yovana dio su tarjeta de crédito y su cédula.



–Disculpe señorita pero estos no son sus documentos.

–Si son, esa es mi cédula y mi tarjeta de crédito.

–Dicen ambos documentos Juan Carlos.

–Pero usted es una mujer…

–Soy transexual, ¿puedo hablar con el gerente del restaurante?

–Acompáñeme.

–Espérame aquí, siempre es lo mismo, disculpa.

–Voy contigo.

–No, no, tranquila.



–El mesonero no me acepta mi tarjeta porque dice que no soy yo, le acabo de decir que yo soy Juan Carlos Hernández.

–Pero en la cédula no es usted. ¿Cómo sé yo que es la dueña de esta tarjeta?

–Soy transexual. -El mesonero y el gerente se vieron a la cara.

–¿Será que puede pagar en efectivo? Yo la espero mientras retira dinero de un cajero.

–No, no puedo pagar en efectivo, quiero pagar con mi tarjeta de crédito. Mire mi cartera, todo dice Juan Carlos Hernández, ¿acaso cree que se la robé a Juan Carlos y vengo a usar sus documentos así como si nada? Ya vengo.



Fue hasta la mesa, buscó su bolso y se fue al baño. Sacó las toallitas desmaquillantes, se lavó la cara y se recogió el pelo. Volvió a salir.

–¿Ahora? ¿si me parezco a Juan Carlos?

El hombre vio la cédula y la vio. –Pasa la tarjeta y que se vayan. Disculpe este momento incómodo, no volverá a ocurrir.

–Gracias. -Yovana se fue visiblemente molesta.



Fue a la caja para pagar. Pasaron la tarjeta pero ni el chip ni la banda la leía la máquina, intentaron 3 veces y no hubo manera.

-Ay Dios mio tanto rollo y ahora no pasa la tarjeta.

–¿No tiene otra?

–No.

–Mientras decide como pagar permítame cobrarle al señor.

–Gracias, disculpe pase mi tarjeta primero por el monto de la señorita y luego me cobra a mi.

–No señor, tranquilo, no hay problema, yo resuelvo.

–No se preocupe, resolvemos en este momento su pago y luego arreglamos usted y yo, vamos a salir de este desafortunado percance.



Esperanza desde la mesa estaba impaciente mirando hacia la caja que no sabía que pasaba, veía a Yovana hablando con un hombre que estaba de espalda, toma su cartera y el bolso de Yovana y se acerca.

–Yovana, ¿qué pasó, resolviste?

–Si, bueno casi, este señor puso su tarjeta para pagar.

El hombre voltea a ver a Esperanza, y ella queda petrificada.

–Preciosa, ¿qué haces aquí? ¿se conocen?

–Vamos a la mesa para anotar su cuenta.

–Si vinimos juntas, ella es Yovana, Yovana, la mujer que te hablé.

–Ah caramba… has logrado confundirme. Eres muy guapo, guapa, disculpa. Mucho gusto Clemente.



Llegaron a la mesa y se sentaron unos instantes para anotar el número de cuenta.

–Pero que casualidad, estamos aqui los tres, mi preciosa y sus dos conquistas ¿y ahora que vas a hacer? Este es mi número de cuenta. –Le pasó el celular, cuando terminó de anotar tocó una tecla y se fue al incio y vio la foto de Clemente y Esperanza de fondo de pantalla, se le revolvió el estómago.



–Eso es hasta hoy que va a tener dos conquistas Clemente, porque Esperanza va a ser mi novia. Esta noche te hago la transferencia.

–Ok, no hay problema, no me tienes que pagar nada, yo las invito al almuerzo.

–Noooooo mi amor, yo pago mis deudas.

–Esperanza está feliz conmigo.

–Esta noche va a ser mía.

–YA VA, YA VA, hello, estoy aquí no me he ido, no soy un trofeo para ver quien se lo gana, por favor. Me siento como una mercancía.

–Disculpa preciosa, tienes razón, aquí la que decide eres tú y hoy no es el día ni el momento. ¿Quieres que te lleve a algun lado?

–Ella viene conmigo a la tienda.

–Ok, bueno preciosa, llámame cuando quieras.

–¿Saben que? Me voy por mi cuenta, esta disputa que tienen no me interesa, no soy un trozo de carne. Chao.



Yovana se rió y Clemente la vio desconcertado.

–¿Por qué te ries? Esta situación es bastante bizarra.

–Si lo dices por mi, no le veo el chiste, no soy un fenómeno.

–No lo digo porque seas trans, sino esta situación, un hombre y una mujer peleando por el amor de otra mujer  y conociéndonos así, casi que te echo los perros. Eres hermosa.

–Muchas gracias Clemente pero te recuerdo que soy lesbiana.

–¿Es verdad que no estás operada?

–No.

Clemente se le queda viendo, levanta la mano al mesonero. –Dos cervezas por favor.

–Tengo que ir a trabajar.

–Por media hora no va a pasar nada. Vas con ventaja y eso me deja no fuera de juego, pero con menos chance.

–¿Te parece?

–Eres un mujerón, buenas tetas, buen culo, un bombón para una mujer lesbiana y además con pene, eso ya es el paraíso lésbico. ¿cómo compito con eso?

–Eres hombre, cazador por naturaleza, sabes llegarle a las mujeres, eres guapo, caballero, la indiscresión de Esperanza me hizo saber que la pasó excelente contigo, ¿crees que no tienes chance? Te recuerdo que Esperanza es bisexual. Tenemos las misma posibilidades ambos.

–Me caes bien.

–Jajajajaja, tu también y de nuevo gracias por el pago. No le hagamos daño a Esperanza es una niña apenas mayor de edad y está confundida.



Esperanza tomó un taxi para su casa, el taxista no paraba de hablar, era un señor mayor.



–Señor, usted que se ve que ha vivido muchas cosas, ¿ha estado alguna vez entre dos amores? Ha estado enamorado de dos personas a la vez?

–De dos mujeres, si claro, antes de casarme con mi esposa, estaba ella y otra que que me gustaba mucho, ambas me gustaban.

–Yo estoy en la misma situación pero estoy entre un homnbre y una mujer.

El hombre la vio por el retrovisor.

–Ah vaina, pero eso está complicado.

–Terrible señor y disculpe la confianza pero con ella estuve haciendo ciertas cosas que me gustaron pero cuando me acosté con el hombre aquello fue alucinante, algo del más allá, fue mi primera vez y vi cohetones.

El hombre volvía a ver a la muchacha por el retrovisor. –¿Qué edad tienes niña?

–18 años.

Cerró los ojos y los volvió a abrir.

Yo no sé si a usted le va a funcionar, pero a mi me resultó y llevo 30 años casado con mi esposa. Ponga en una balanza a ambos sujetos y vea los pro, los contra si los conoce bien, claro. Cuando tenga todo eso bien separado quédese con el que menos enamorada esté. Todo lo que es perfecto que te deslumbra te pone mariposas en la panza y todo es una maravilla, por algún lado cojea y anda mal.

Piénselo hija. Sea el hombre o la mujer, haga ese ejercicio.

–Gracias, ¿cuánto le debo?

–Son 5.000 pero deme la mitad, me cayó bien y muchas gracias por la confianza.