martes, 10 de mayo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 46

 –¿Por qué tiene que ser él, amor?

–Flaco porque sabemos que es bueno planificando bodas y además está pelando bolas y quiero ayudarlo.
–Te quieres tirar a Ramiro de nuevo.
–Flaco, eso ya pasó, al que me quiero tirar es a ti, vamos a la cama ¿o quieres aquí en la cocina?
–Amor me acabas de coger hace un rato luego de cogerme anoche, déjame descansar, tengo el culo jodido. -Castro se levantó de la silla.
–Luego te quejas de que me quiero coger a Ramiro, coño si tú no me quieres dar culo. -Se fue a la habitación.
–Este si es aptreta'o, me coge casi que cuatro veces al día y me quiere seguir cogiendo y si me niego me amenaza con cogerse a otros. No sé que le pasó en la cárcel pero se le activó aún más sus ganas de tirar. -Agustín fue a la habitación y entró al baño.
Entra a la ducha, Castro se emociona. –Solo te lo voy a mamar y me acabas en la boca. 
–Si mi flaco, que rico, gracias, agáchate. -Agustín se puso de cuclillas y. Agarró eel enorme pene llevándolo a su boca. Castro cerró la llave para que su novio estuviera cómodo. –Te quiero coger. -Le decía mientras Agustín con el pene dentro de su boca lo miraba a los ojos. Retiró el pene de su boca y su lengua jugaba con el grueso piercing en el glande. –Como te gusta y al principio me formaste un peo.
–Ahora lo disfruto.
–Dame culo, anda.
–No amor, luego, disfruta de la mamada. -Volvió a meterse el pene y comenzo a mover la cabeza más rápido. Agustín llevó sus dedos a las tetillas de Castro y las pellizcó con fuerza. 
–¡Me vas a hacer acabar! -Agustín retiró el pene de su boca y pellizcó más duro. Los chorros de semen salían dispersos debido al piercing y caían en el rostro de Agustín que cerró los ojos y abría su boca para que le cayera en su lengua. Castro gruñía, luego de estremecerse le pasó la mano por la cara a su novio y fue metiendo cada dedo en su boca para que probara el semen. 
Terminaron de ducharse, Castro secaba a Agustín.
–¿Amor como te va en las consultas con el psiquiatra?
–Muy bien mi flaco, ma han ayudado mucho, se que no te cuento mucho sobre eso, pero va bien he ido canalizando varias cosas.
–Que bueno, eso es lo importante.
–Pero hay algo que debo hacer, tengo que cambiar de psiquiatra.
–¿Pero no me acabas de decir que te va miy bien?
–El.problema no es Rodrigo, flaco, soy yo. Me lo quiero tirar y si eso ocurre no puede seguir siendo mi médico.
–Ah, te lo quieres tirar.
–Si...no quiero hacerlo pero me provoca mucho. 
–¿Y se lo dijiste?
–No...no quiero hacerlo, por ti. Pero tú haz tirado por fuera, entonces...
–¿Esto se trata de una competencia? Castro, ¿En que nos estamos convirtiendo?
–Flaco...no lo tomes así... Te lonvoy a plantear de otra manera. ¿Me.puedo coger a Rodrigo?
Agustín siguió vistiéndose sin responderle, Castro se fue detrás de él. –No te pongas bravo mi flaco, yo te amo a ti y nos vamos a casar y voy a querer seguir cogiéndote todo las veces que me provoque.
–Tantos hombres para tirarte y tu te vas a emperrar por tu psiquiatra.
–Si tu me dices que no me lo coja, no lo hago flaco.
–No se trata de pedirme permiso o no Castro, es tener un poco de cabeza coño, no pienses con el guebo. ¿No te basta con todas las cogidas que me das? Ambos no hemos tenido sexo con otras personas desde hace semanas ¿Te hace falta? ¿Nos hace falta?.
Castro lo vio a los ojos. -Me hace falta cogerte más y más.
–Vamos a terminar de vestirnos para salir a la fulana reunion con este tipo.

Llegaron al restaurante donde Castro reservó. Ramiro aún no llegaba y ellos pidieron un par de cervezas.
–Conneste hombre quiero reunirme lo.menos posible, asi que hoy adelantamos que jode.
–Tranquilo flaco, resolvemos todo rápido para no tener que verlo.
–Otra cosa amor, londel psiquiatra. Por favor enfócate en tu tratamiento. Deja. Aese hombre en paz, quítate el sexo de la cabeza. El sexo es conmigo. Si necesitas cogerme mas veces pues lo hacemos, no la cagues.
–Lo haré flaco. Creo que también necesito terapia para eso, tengonque bajarle dos a las ansias de sexo.
–Voy al.baño, pídeme otra por fa.

Castro veía a Agustin irse hacia el baño, esperó unos segundos y se puso de pie.
–Disculpa, voy al baño, ¿Puedo dejar esto en la mesa?
–Si, no hay problema. -Castro corrió al baño y entró, Agustín terminaba de orinar.
–Hola.amor, ¿Vas a mear? -Castro le puso seguro a la puerta.
–Vine a cogerte. -Lo cargó y lo metió en el cúbiculo para discapacitados, cerró, se bajó el pantalón y se lo bajó a su novio.
–Alnseco no amor, me duele.
–Saliva flaco, mucha saliva. -Dejó caer una cantidad considerable en su mano y se la pasó por el culo, volvió a escupir y mojó su pene. Lo penetró. Agustín gritó del dolor pero Castro le tapó la boca mientras lo pegaba a la pared mientras lo tenía cargado. Su pene entró completamente dentro del chico que cerraba los ojos mientras su piel se erizaba. Castronempujaba con fuerza, su mano seguía tapando la boca de Agustín que no paraba de gemir.

–Buenas tardes señorita, me vengo a reunir con dos caballeros. Hay una reservación a nombre de Castro....no recuerdo el apellido.
–Si venga por aqui. Los señores ya llegaron, espérelos. -La chica hizo un gesto a uno de los mesoneros para que atendiera al Ramiro.
Estos deben estar tirando en el baño, seguro. -Pensó Ramiro mientras revisaba el celular.

Castro seguía empujandoncon fuerza mientras Agustín gritaba ya sin la mano en la boca, se escuchaba muy suavemente fuera del baño pero nadie decía nada. 
–Ayamor, dale, dale, cógeme, sigue.
–Cooooñooo , que culo tan rico car. -aj-Castro se detiene un instante para recuperar el aliento. Cuando va a retomar los movimientos, se escucha cuatro disparos y gente gritando, Castro baja a Agustín.
–¿Qué pasó? 
–Son tiros.
–Vamos a salir.
–No...ya va...vamos a esperar unos minutos.

Cinco minutos antes...

Ramiro revisaba el celular esperando que aparecieran los novios. Unas carpetas que traía las colocó en una de las sillas. Sacó la tablet donde tenía varias imagenes que les mostraría. Un hombre vestido de negro con la cara tapada apunta a la chica de la entrada haciendo un gesto de que se callara.
–Hola Ramiro
–¿Ah? -Cuatro disparos casi a quemerropa impactaron en el pecho y cara del hombre que cayó tendido en el piso mientras el hombre de negro huía a toda velocidad montándose en la moto de parrillero.

Castro y Agustín salieron del baño, las.mesas estaban desocupadas y la gente dispersa por el restaurante. El dueño ya había llamado a la policía. 
–¿Ustedes venían con el señor?
–Si...pero, nosotros...
–No digas nada amor, quédate callado hasta que venga nuestro abogado, voy a llamar a papá.

–Listo Patrona, el sobrino que faltaba ya está despachado-
–Bien, vente a la casona para darte tu incentivo. Hiciste un gran trabajo ayudándome con mi familia.

lunes, 9 de mayo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 45

 


Eran las 5:45 de la mañana y Francisco preparaba café. En un par de horas buscaba a Diego para tener otra jornada de sexo como le gustan. Pero antes tendría que lidiar con algunas personas. Suena su celular, un mensaje. Teodoro.

–Buenos días mi amor, debes estar preparándote el primer café de la mañana y yo aquí extrañándote. ¿Y tú?
–La verdad es que estoy feliz y tranquilo aqui solo en casa. La soltería es el mejor estado.-
–¿Por qué tienes que ser cruel?-
–No soy cruel, es la realidad, mi realidad, estoy feliz así y debí estarlo hace años, pero escogí aburrirme-
–Que tengas un feliz día-
–No lo dudes, disfruta con tu familia- No siguió escribiendo y se sirvió una taza. Volvió a sonar el celular, molesto, pensando que era Teodoro, no quiso revisar, pero volvió a sonar y lo cogió. Era Guillermo.
–Me tienes abandonado y con las ganas que tengo de tirar contigo-
–Hola carajito, coño, he estado con mil peos y ando con un carajo que tira divino. Pero en cualquier momento te llamo y te doy culo.-
–¿Estás saliendo con alguien?-
–No, me lo estoy tirando, yo no quiero ni necesito novio.-
–Ok, entonces tengo que esperar que te provoque tirar conmigo.-
–No lo pudiste decir mejor, así es. Otra cosa, ve preparando a tu madre y preparándote tú. A tu papá lo van a embargar y meter preso.-
–Que? Ya va, por qué? Qué pasó?-
–Coño, no me dijiste que jodiera a tu padre? Bueno, yo tambien queria vengarme, ya está, va a salir bien jodido.-
–No era así que quería-
–Mala leche carajito. Encima que te ayudo, te quejas. Te dejo que voy por mi tire-
–Cuando podemos vernos?
–No sé...yo te aviso, dile a tu amante que te de culo, está enamoradito de ti.-

Terminó de acomodarse y le escribió a Diego que ya estaba casi llegando al punto de encuentro.
Cuando Diego se montó en el carro se besaron.
–Hola nene, ¿Estás con ganas de llevar guebo hasta que te canses?
–Eso es lo que quiero, que me dejes cansado. -Francisco que, vestía un mono, se lo bajó dejando al descubierto su pene.
–Quiero que lo mames hasta que lleguemos al apartamento. -Diego se agachó, su lengua humedecía el glande para luego meterlo en su boca. Francisco le empujaba la cabeza, el pene llegaba a su garganta y Diego movía su lengua.
–Cooooñoooo, sigue, sigue, carajo, que rica esa lengua. -Diego subía y bajaba su cabeza, comenzaba a salivar copiosamente, su lengua no se detenía y volvia a llevarse el pene hasta su garganta.
–Como sigas voy a acabar.
–¿Me detengo?
–No.
–¿Por qué no frenas el carro para montarme sobre el?
–Ya vamos a llegar y voy a reventarte ese culo nene. -Diego le apretó los testículos y siguió mamando.mientras el portón del estacionamiento se abría. –No te levantes que hay vecinos. -Estacionó el carro y Diego se levantó limpiándose la boca, Francisco se acomodaba el mono para poder bajar.

Entraron al apartamento, Diego dejó su bolso en una butaca y Francisco lo besó. Su lengua recorriá la boca de Diego para luego morderle el labio. –¿Quieres café?
–Si. ¿Pero te puedo mamar el guevo mientras montas la cafetera?
–Claro, luego te monto yo. -Diego de cuclillas, le baja el mono a Francisco para introducir el pene en la boca. Francisco apoyado del tope, iba buscando el café y la jarra mientras veía como Diego se lo mamaba. Terminó de montarla, levantó a Diego, se quitó el mono y fueron a la cama. Se quitó el pantalón y siguió mamándole el pene. Francisco lo miraba a los ojos y le daba palmadas en la mejilla. Diego bajaba con su lengua por el pene y le mamaba el escroto para luego introducirse los testículos en la boca.
Mientras seguía mamando se desabrochaba el pantalón, con las mismas piernas y una mano se lo quitaba junto a los zapatos. Una vez desnudo de la cintura para abajo, se montó sobre Francisco.
–¿Ya te lo vas a meter?
–Si.
–¿Al seco?
–Saliva, quiero que me cojas ya. -Ya en cuclillas encima de Francisco, tomó el pene y lo introdujo en su culo lentamente, miraba al hombre mientras su piel se erizaba. Cerró los ojos sintiendo como iba entrando el pene. Una vez que entró completo soltó un gemido.
–Así nené, que rico, todo adentro, ahora muévete, cómete ese guevo.
Diego comenzó a mover sus caderas, con cada movimiento se incrementaban los gritos. –Dale, así maraquea ese culo, ¿Tú no eres bien puta? Muévete, rico, dale. -Le decía Francisco mientras le daba cachetadas, una detrás de otra mientras Diego seguía gritando con cada golpe. Se estremecía, se aferraba al pecho de Francisco y movía más rápido las caderas, algo que enloquecía al hombre que lo volteó de lado y ahora era él quien se movía. Diego lo miraba a los ojos mientras le repetía una y otra vez –Dale, dale, dale, reviéntame ese culo.
–Ese culo es mio nene, mio, no se lo vas a dar a nadie, yo solito lo voy a reventar. -Francisco lo volvió a voltear y ahora, ambis frente a frente, colocó las piernas de Diego sobre sus hombros, le alzó la cadera y volvió a moverse con fuerza y rapidez. Diego no paraba de gritar, sudaba, sus ojos se ponían en blanco y su piel se erizaba. Francisco se detuvo.
–Me vas a hacer acabar y no quiero. ¿Tomamos un café?
–Si. -Diego estaba con la respiración agitada, sintiendo un mareo, se puso de pie y sus piernas apenas respondían al movimiento, tuvo que sostenerse de la cama. Se sentaron en el sofá a tomarse el café. Conversaron unos minutos y Diego comenzó a mamarle el pene para luego montarse sobre él ahí mismo en el sofá. Esta vez brincaba mientras apoyaba sus manos en el respaldar. Volvían los gritos y las cachetadas. Diego se detuvo, sacó el pene de su culo y lo mamó.
Te voy a coger ahí. –Francisco le señaló el sofa. Una chase longue estilo Le Cobusier, con una curvatura con la que Diego se le voló la imaginación.
–Ponte boca abajo ahí que ya vengo. -Diego cogió el lubricante y se echó más. Francisco  entró al vestier, al salir venía con una correa.
–¿Qué traes? -Dijo Diego mientras Francisco hacia sonar la correa.
–Algo para castigarte, para ver si te portas bien. - A Diego se le erizó la piel y comenzó a lubricar.

Francisco dejó caer la correa mientras la sostenía de la hebilla. El primer correazo llegó a la pierna y luego a una nalga. Diego gritaba y su pene no paraba de lubricar.