lunes, 30 de enero de 2012

SEXORAMA. Sexo, mentiras y bricolaje


Cuando mi esposa y yo compramos la casa, antes de mudarnos por completo le tenía que hacer unos arreglos como pintarla y otras cosas, ya habíamos llevado algo; la cama, cosas de la cocina, etc, casi todas las tardes mi mujer llegaba después del trabajo y nos traia, al obrero y a mí, comida y se sentaba con nosotros a platicar.

Ya teníamos tres días trabajando y esa tarde mi mujer llegó vestida diferente, un vestido corto y escotado mostraba gran parte de su cuerpo y él obrero la miraba con ojos de lujuria, ella se fue y nos quedamos solos otra vez. Note que el pene lo tenía parado, quizás pensando en el cuerpo de mi mujer o quién sabe.

Cuando ya casi terminábamos ese día, un pote de pintura le cayó encima, después de reirnos él fue a darse una ducha y limpiarse, cuando terminó me pidió una toalla, abrí la puerta y no se porque pero mis ojos se dirigieron a su pene y estaba medio parado, el notó que yo lo miraba, busque ropa mía para dársela, mientras el se secaba, yo no dejaba de pensar en lo que había visto y tenía curiosidad por saber que se sentiría ser penetrado con algo así, el se acercó a mí para darle la ropa y veía como su pene se balanceaba, le habia crecido más.

Cuando ya se vestía noté que aún tenía rastros de pintura en su espalda, tomé la toalla, se volteó y lo comence limpiar, yo me estaba excitando y quizás de la emoción se me resbaló toalla mientras lo limpiaba y con mis manos y le toque su espalda y llegue hasta sus nalgas, el brincó al sentir mis manos y se volteó rápido quedando muy cerca el uno del otro, mi mirada se dirigió a su pene que ya estaba rígido.
“Quieres tocarla?, tócala”. Yo trague saliva con dificultad pero estiré una mano y se la toque suave, respirando fuerte, lo sentía bien grueso y caliente, le agarré las bolas, eran grandes, el me tomó de la nuca y me acercó para que le besara y chupara sus tetillas, mientras mi mano jugaba con su pene, el puso presión en mi nuca para que fuera bajando y cuando estuve a unos centimetros de su pene, abrí la boca y me fui acercando,cerre  la boca para sentirla, me la fui metiendo hasta que sentía que no pude más entonces el comenzó a moverse, me tomó de mis nalgas, me fui soltando el pantalón.

Fuimos caminado hacia la cama y mientras yo me desnudaba él se jalaba su pene, me acosté a un lado y comencé a besarle sus tetillas hasta llegar a su pene, se lo volví a mamar y tomándome de la nuca para que no me lo sacara, sentía su pene palpitar y comenzó a soltar el chorro de semen yo tragaba pero era tanta que no podía, el me acarciaba el culo, pare de mamarlo y viéndolo le dije. “¿Me quieres coger?”.

Me acosté y poniéndome de rodillas me abrí las nalgas, el llenó de saliva su pene y luego mi culo, con ansias esperaba la cogida, fue empujando con suavidad, yo trataba de relajarme pero la emoción no me dejaba. Cuando por fin entró el dolor fue grande, pero solo duró unos momentos, él lo sacaba para meterlo más adentro y así lo hizo hasta sentir sus bolas golpear mis nalgas.

Sin tocarme me vine, el siguió penetrándome, lo sacaba casi todo para metérmelo de un golpe hasta que se vino dentro de mí, al sentir su leche dentro, me hizo apretar las nalgas para exprimirlo todo, los dos caímos en la cama, él encima de mi. Luego, acostados uno al lado del otro sin decir nada, nos levantamos y nos metimos a la ducha juntos, yo le limpiaba su pene y poniéndome de rodillas se lo volví a mamar. Nos vestimos y salimos de la casa.

Al día siguiente nos saludamos pero no hicimos ningún comentario, al final del día, nos metimos juntos para limpiarnos con un duchazo y al salir nos fuimos directamente a la cama a tirar de nuevo.

lunes, 23 de enero de 2012

SEXORAMA. Mi vecino, el casado


La esposa de mi vecino se despedía de él ya que iba sola a pasar sus vacaciones en casa de sus padres en el interior. La despedida fue bastante subida de tono y con muchos besos, yo estaba llegando al edificio y entramos juntos, tomamos la escalera al segundo piso donde vivíamos ambos. Conversabamos y le había notado su pene marcado en el pantalón hacia el lado izquierdo de su entrepierna, estaba un poco excitado luego de la despedida.
Antes de entrar a nuestros apartamentos le di un poco de conversación y me dí cuenta que su pene seguía abultado. Se le notaba un tamaño grande y grueso a pesar de que el pantalón le quedaba un poco holgado.

“Vecino, ¿será que usted me daría una mamada para quitarme esta excitación? Le contesté: “por mi encatado, ¿su apartamento o el mío?
Mi vecino es delgado y bajo de estatura, con unas nalgas redonditas y duras, un cuerpo bastante atractivo,  muy varonil y guapo.
V: en el suyo mejor
Yo: pase vecino, adelante, está en su casa

Mientras iba a entrando le agarré su verga en el pantalón y pude sentir el grosor “vaya que la tiene gruesa vecino, y bastante larga” “un poco nada más, jejeje”.


Cerré la puerta y empezó a bajarse los pantalones y me dijo: “quiero decirle dos cosas, primero que espero que esto quede entre nosotros y segundo que es la primera vez que hago esto con un hombre”.
“No se preocupe vecino, usted verá después si le gusta o no”
Le quité la camisa dejándole el boxer y empecé a morder suavemente su verga por encima del boxer, lo que empezó a excitarlo más
Se la sacó del boxer, una verga completamente lisa, sin venas, cabezona.


Comencé a mamarlo, primero suavemente que entrara a mi boca poco a poco hasta que logré que entraran los casi 22 cms, me pidió que no siguiera que ya estaba a punto de venirse y quería verme sin ropa.
Empecé a desnudarme frente a él, me puse de espaldas y me acariciaba las nalgas cuando sentí que me agarraba el trasero para acariciarmelo. Abrió mis nalgas tocando mi culo, pasando su dedo índice suavemente


No había terminado de meterme el dedo cuando empezó a masajearme el ano, me sacó suspiros y quejidos de placer. Mi vecino es experto mamando, su lengua hacía un trabajo inmejorable lo que hizo que unos 10 minutos más tarde ya estuvieramos en un 69 donde yo chupaba su vergota y él mi culo.
Me puso boca arriba, mamó mi verga, mis bolas, su lengua entraba y salia de mi culo para prepararlo y yo al ver aquello tan grande estaba cada vez con más ganas.

Apoyó la cabecita en la entrada de mi culo y la empezó a frotar con toda la saliva que había dejado allí, cuando cerré mis ojos para disfrutar, la dejó ir de un solo tiro, de manera que entró completa.
Al comienzo dolió pero él no se movió para que me acostumbrara, me empezó a besar, la sacaba suavemente y la metía, ya casi no dolía y poco a poco hizo que el dolor se convirtiera en un placer indescriptible.


Sin sacarla cambiamos de posición para que yo cabalgara. La sacaba y la volvía a meter, cambió de posición, me la sacó y me puso boca abajo y ahora era él quien me daba. Su verga se hacía más gruesa y sus movimientos más rápidos
Demoró bastante derramando su leche dentro de mi, yo acabé mientras mi guevo se frotaba con la cama.
Un poco más tarde empecé a sentir como su guevo se iba achicando aún dentro de mi hasta que la sacó.


Empecé a pujar suavemente mientras mi vecino veía el semen que iba saliendo de mi culo y eso logró que se le pusiera dura y volvió a metérmela para empezar un segundo asalto que fue incluso mejor que el primero.

lunes, 16 de enero de 2012

SEXORAMA. Mi asistente el morboso


De vez en cuando busco ayudantes para mi negocio y tengo que salir fuera de la ciudad hasta por una semana. Me vi en la necesidad de buscar uno, un joven estudiante y le expliqué que el trabajo también implicaba salir de viaje y aceptó.
Se dio un viaje y estaríamos una semana fuera, llegamos al hotel y solamente tenían un cuarto con dos camas.
Los primeros, normal, pero me comenzó el queso, me hacía falta las cogidas con mi esposa. Una noche cuando regresábamos de comer y tomar unas cervezas, él se fue a duchar. Salió con un boxer listo para acostarse, me fijé que tení una leve erección y cuando se agachó para acomodar su cama ví sus nalgas.Su guevo se salía del boxer. Me metí a la ducha y empecé a masturbarme, él, abrió la puerta para sacar su cepillo de dientes, me dio pena, pero no dije nada, terminé, salí y cuando me fui a acostar, lo vi masturbándose.


-¿Tú también?.
-Sí, me dieron ganas cuando te ví.
Apagamos la luz y al rato escuché como se pajeaba, yo comencé a hacerlo, con la luz de afuera se reflejaba su verga parada y dura.
-“¿Por qué no nos acostamos los dos en la misma cama?.
-¿Vienes o voy?.
Encendió la luz, se acostó en mi cama y juntos nos masturbamos, manteníamos nuestras miradas, eso aumentaba la emoción. Me arrodillé y sin pensarlo agarré su guevo y lo mamé, me apretó las nalgas y me daba nalgadas.
-“No me la saques con la boca, deja que te la meta”.
Se acomodó detrás de mí y me metía un poco el guevo y lo sacaba y lo volvía a hacer y cada vez con más presión, me abrí las nalgas y comenzó a empujar, sentía dolor y le ponía una mano para detenerlo, escupió mi culo y empujó y hacía más presión para meterla, unos segundos después lo sentí todo adentro, los dos moviéndonos. Se vino y botó tanta leche que se me salía del culo, el seguía cogiéndome hasta que su guevo perdió erección, caímos en la cama, sentía en mi culo ardor y seguía saliendo la leche.
Tomó mi verga y se la metió en la boca, acabé rápido, pero me volteó, escupió en mi culo y de nuevo me penetró. Esta vez fue más fácil la entrada pero tenía el culo ardido.