sábado, 31 de marzo de 2018

INQUEBRANTABLE 9. Capeitulo 6


Luego de hablar con Catire se fueron al barrio donde vive Yorman para cuadrar la entrega del dinero y entregar a Teodoro.

Catire salió a toda prisa al hospital.



–Cuando tengas el dinero, lo llevamos a un lugar seguro dividiendo, un millón para tí y un millón para mi.

–Tas equivocao papá, hay que apartar unos buenos dólares pa los que me van a ayudar a vigilar a tu papá y ver que no hayan policías, van a estar armados y atentos.

–¿Y esa vaina cuánto será?

–son cuatro, 50 mil para cada uno.

–Mierda…ok



Ricardo fue con Victor y dos escoltas dentro de la camioneta para dejar el dinero en el lugar acordado y sin avisar a la policía, era de noche.



Uno de los escoltas se bajó con la bolsa negra para depositarla en la alcantarilla que acordaron. Colocó la bolsa y puso la tapa de nuevo, se levantó y con la mismas cayó al piso con un tiro en la cabeza.



–Ni intenten nada extraño, se van de aquí ahora mismo. Tres hombres encapuchados rodearon la camioneta. Ricardo puso retroceso y se fue de ahí. El cuerpo del escolta se lo llevaron.



Un par de horas después Yorman y Teodoro se repartían los dólares. El chico los guardó en casa del malandro. –Me dejas a dos cuadras de mi casa, en interiores.



Al llegar al lugar, Yorman detuvo el carro y lo apagó.

–De aquí yo me voy caminando hasta mi casa, te vas con las luces apagadas.

–Chamo estás hablando con un profesional. Mañana buscas tu mierda sino me la quedo, bájate.

–Quítate la franela.

–¿Para qué?

–Coño quítatela y te la pones en la mano, para no dejar huella y me das un golpe en la cara, lo más fuerte que puedas.

Yorman se puso la franela en la mano, cerró el puño y le dio un golpe en la cara, el chico se golpeó contra la ventana del carro, quedó un poco atontado pero así salió del carro.



Iba caminando sosteniéndose de los árboles hasta llegar a su casa. Estaban unos periodistas pero no lo habían visto. Tocó el timbre y cayó al suelo.

 Los periodistas lo vieron y comenzaron a gritar, volvieron a tocar el timbre, fue tal el revuelo que los vecinos salieron a la calle a ver que pasaba.



Ricardo y Victor levantaron a Teodoro del suelo y entraron con él. Los escoltas se encargaron de retener a los periodistas.





Interrogatorios, exámenes, averiguaciones. Más de 15 días entre policías, investigaciones y el hallazgo de los secuestradores muertos, lo que puso en duda el cautiverio del muchacho. Pero Teodoro explicó que eran varias personas las que estaban involucradas, que, a pesar de permanecer encapuchado la mayoría de las veces, los escuchaba y contó como a siete personas.



Sus exámenes arrojaron que tenía VIH.

–Me violaron desde el primer día. -Dijo mientras lloraba.

Ricardo dio la orden de buscar hasta por debajo de las piedars a los otros secuestradores.



Teodoro no volvió a ser el mismo después del secuestro. Se volvió sombrió, callado y con instintos asesinos a flor de piel, aunque lo ocultaba frente a las consultas con el psiquiatra.



Ricardo seguía con su tratamiento dispuesto a todo con tal de conquistar la reelección, el secuestro y regreso de Teodoro logró aumentar su popularidad y más aún cuando en una rueda de prensa contó la violación de su hijo para luego decir que perdonaba a los secuestradores.





Año y medio después…



Yorman había sacado del rancho a empujones a Teodoro. Cuando lo iba a halar por las piernas para dejarlo en la calle, El chico se despierta de golpe exaltado sin saber donde estaba.

–Maaaarico me cagaste, pensaba que estabas muerto.

–Estoy desnudo, ¿tú me ibas a dejar aquí tirado? Mierda que dolor de cabeza.

–Ve a vestirte y te vas chamo, tengo vainas que hacer.



Teodoro se vistió, no se duchó y despedía un desgradable olor a cigarro, alcohol y sexo pero así mismo se fue.

Se montó en su carro, -Ya no tenía la camioneta blindada, ahora tenía un carro cuatro puertas- y se fue para su apartamento.



El apartamento que tenía se lo compró con los dólares que le quitaron a Ricardo con lo del secuestro, estaba totalmente equipado, vivía solo ahí, pero para los demás compartía el alquiler de ese lugar.



Se duchó y volvió a salir a la calle.

Llegó a uno de los restaurantes de su papá para almorzar, al verlo llegar le dieron la mejor mesa.

­–Quiero que me atienda Darwin.

–Si señor, ya le decimos.



El mesonero se acercaba a la mesa.

–Hola Teo ¿cómo estás?

–Bien, ahora mejor porque te veo, ya te deposité, te quiero en mi apartamento esta noche, te quiero coger.

–Me toca cerrar hoy y salgo después de las 12 de la noche.

–¿Cuál es el peo? Pides un taxi, yo te lo pago cuando llegues.



Yorman aparte de mesonero era scort, cobraba por sexo, bailaba en bares y acompaña a mujeres a eventos para luego tener sexo con ellas, era alto, buen cuerpo y un rostro perfecto.



–No me tienes que pagar el taxi, yo lo pago, imagino que depositaste más de lo que cobro.

–Por eso te quiero hoy, no quiero excusas. Tráeme lo de siempre y una botella de whisky.

–¿Una botella?

–Si, quiero beber.

–ok



Yorman se fue. Frente a la mesa de Teodoro estaban dos personas, los separaba dos mesas, una de las mujeres vio a Teodoro y se levantó para ir a saludarlo.



El muchacho encendió un cigarrillo.

–Hola Bebé, ¿cómo estás? Tanto tiempo sin saber de ti.

–¡Cooooño, Alaska! Maaarico, pero estás cambiadísma, te ves más hembra, estás bella, buenota más bien.

–Gracias bebé, me hice tres operaciones, unas cirugías.

–Ah que bien, ¿te cortaste el machete?



Alaska vio a los ojos a Teodoro, al hacerlo se dio cuenta que no era el mismo chico de antes, su mirada era distinta, su cara era otra, estaba demacrado y la piel reseca pero seguía igual de guapo que hace un par de años.



–Si, ahora tengo vagina.

–Coño, que desperdicio, menos mal que probé esa verga. ¿Y eso? ¿Que te dio?

–Han pasado muchas cosas, cosas que cambiaron mi vida y decidí dar el paso.

–Siéntate.

–Estoy con alguien, mi novia.

–Siéntate. –Teodoro la saludó a lo lejos y le pidió tiempo para que se sentara. –Así que cambiaron las cosas, que bien, bien por ti, pero malo para mi, ese rolo era muy bueno, lástima que eres muy intensa.

–Parte de mi proceso fue ese, cambiar mi caracter, saber manejar las emociones y saber disfrutar del sexo sin volverme loca.

–Te quiero ver la cuca, a ver como te quedó..

–Que loquito eres, no.

–Anda. –Le dio un jalón al cigarrillo y botó el humo hacia arriba. –Vamos a una oficina privada y te subes la falda.

–¿Para que quieres verme?

–Me da curiosidad, nunca he visto una cuca hecha, vamos.



Alaska se acercó donde su novia para decirle que iba a compañar a Teodoro a la oficina para darle una propuesta de trabajo. Le dijo que era el hijo del Gobernador.

–Ok, no tardes, te espero.



Llegaron a la pequeña oficina, que usaban para revisar facturas y órdenes de compra, había una computadora y algunas cajas.

–Supe que te habían secuestrado, debe haber sido horrible esa situación.

–Si, más o menos, cosas que pasan. Súbete el vestido



Alaska lo hizo, debajo tenía una ropa interior blanca de encaje, Teodoro se agachó y le bajó la prenda.

–¡Que bolas! La verga que te colgaba aquí era divina, no verla es rarísimo, pero la cuca está perfecta.

–Gracias, aun falta para que se vea bien, el proceso es lento.

–¿Pero ya puedes tirar? –El chico se levantó.

–Si claro.

–¿Puedo tocarla? ¿Lubricas?

Alaska se quitó todo el vestido. –Sí, tócala, con cuidado, no lubrico.

Teodoro se mojó tres dedos con la saliva y llevó su mano a la vulva y lentamente  movía los dedos hasta meter uno mientras lo movía. La miraba a los ojos y sonreía.

–Se siente bien, está húmeda y tibia.

–Si…se siente bien. –Alaska se le erizaba la piel sintiendo como los dedos entraban

–Te lo quiero meter.

La mujer se echó para atrás. –No, eso no, yo…ya no quiero nada con hombres. –El muchacho volvió  a acercarse y puso su manos en su entrepierna de nuevo.

-Vas a preferir un guevo de plástico que el mio de carne. –Se desabrochó el pantalón y lo dejó caer.

–No es grande como era el tuyo pero esto te hará gemir.

Alaska  lo vio y cerró los ojos, le apartó la mano al chico y buscó su vestido para ponérselo, él se lo tiró al piso y la agarró por el cuello, la beso.

–Te voy a coger.

Alaska empezó a gritar y Teodoro la tiró al escritorio, se montó sobre ella y la penetró. La mujer gritó del dolor cuando el chico la penetró por completo. Con todas sus fuerzas ella lo empujó y lo tiró al piso.

–ANIMAL, SADICO, ASQUEROSO.

–PUTAAA, SAL DE AQUI, VETE DE MI RESTAURANTE.



Alaska salió y él detrás de ella acomodándose el pantalón.

–Vean a esa puta, es un transexual, se cortó el machete para ponerse una cuca. ¿Tú sabías eso, novia de Alaska?



Alaska cerró los ojos, la novia sorprendda. No sabía.

–Déjame explicarte, vámonos de aquí.

–SI, VÁYANSE, SALGAN DE AQUI ENFERMAS.

-TE VOY A DENUNCIAR, ME VIOLASTE.

–AAAAAY SI, QUE SUFRIDA SE TE VEIA, SI NO QUERIAS, NO TE HUBIESES QUITADO EL VESTIDO.



Alaska cogió su cartera y la de su novia y salieron del restautrante mientras Teodoro les gritaba groserías ante la mirada de los comensales que no entendían nada. El encargado cogió del brazo al chico para que saliera del local también, pero él, haciendo valer su derecho a estar ahí por ser el dueño, se soltó. Se fue a su mesa para comer lo que le habían servido.



El encargado llamó a Victor para notificar el incidente.

viernes, 30 de marzo de 2018

INQUEBRANTABLE 9 Capítulo 5


Yorman y Teodoro dejaron la casa donde estaba cautivo. Se fueron en un vehículo que estaba ahí estacionado, no se llevaron la camioneta pues ya estaría identifcada por la policía. Tendrían que idear un plan rápido pues con cuatro personas muertas pronto descubririán que el secuestro ya no tenía sentido. Necesitaban cobrar ese dinero.



–Llama a Ricardo hoy y cuadras para dentro de cinco días, habla con unos panas para vigilar, le dices que deje los reales en un sitio que tú sepas que puedes controlar, le dices que si ves algo sospechoso que te indique que hay policías por mínima que sea la sospecha, me matas.

–¿Y si te mato de verdad?

–Me haces un favor y te quedas sin dólares.



Yorman sorprendido mientras acomodaba el arma, lo vio de nuevo.

–Chamo, tienes cagaos 16 años, no eres un malandro, tienes un papá con billete ¿y hablas así? Te da igual morir. A mi si que no me importa que me den un pepazo y ahí quede, pero antes que llegue ese día me he echado a varios y he cobrado, ¿pero tú? ¿Tienes problemas?

–Desde antes de nacer, nací en el vientre y en la familia equivocada, una tipa que fue una maldita y un papá que no es mi padre, se dejó meter la barriga, solo está pendiente de hacer dinero y maltratar a las mujeres, a la puta de mi mamá la mató a coñazos, ella se lo merecía pero es un desgraciado.

–Si quieres me lo echo al pico.

–Tranquilo, ya está pagando, tiene cáncer, quiero pedirte un favor.

–Uy no papá yo no hago favores, yo cobro.

–Yo te pago, no hay peo, te cuento.





Victor estaba en la oficina acomodando unos documentos junto con su asistente. Revisando los libros contables y poniendo al día todo lo que tenía que ver con el tema tributario. En los altos cargos del gobierno dieron la orden de revisar las empresas sospechosas de políticos, aunque son empresas encubiertas por testaferros, estaban metiéndole la lupa a todas.

–Te voy a pedir que redobles la jornada laboral, yo te pago las horas extras, no hay problema, pero te quiero aquí y a tu secretaria.

–Tranquilo jefe.



Sonó el teléfono de la oficina.

–<Doctor Landaeta, en planta baja está el joven Lucas, ¿le digo que suba?

Victor se restregó los ojos y soltó un suspiro de incomodidad. –<Si, que suba> ¿Qué querrá este carajito ahora?

–A lo mejor saber de Teodoro, acuérdese que el papá le prohibió saber de él.

–Será, déjame solo con él, seguimos luego.

–Ok.



–Hola Victor.

–Hola chamín, ¿cómo estas? Te voy a pedir que seas breve, estoy metido en un peo que tengo que arreglar esta semana, y en un rato viene el contador de la empresa.

–Tranquilo, vine por dos cosas. Quería saber de Teo, qué han dicho.

–Ya van a pagar, pronto estará de vuelta. Ahora que termine aquí me voy a casa de Ricardo y…

–¿Sigues viviendo allá?

–Si, desde que ocurrió lo del secuestro.

–¿Y duermen juntos?

–Ya hiciste las dos preguntas Lucas, puedes irte.

–Ya va, ya va, cónchale esa no eran las preguntas, pero es que…-Bajó la cabeza. –Me da rabia que estés en casa de ese tipo, yo sé que no tengo derecho a reclamarte nada de eso pero es que tu me…

–Lucas, que me ibas a preguntar.



El chico levantó la mirada y vio a los ojos a Victor. –Voy a comenzar a estudiar en la universidad, quería saber si dentro de unos meses puedo trabajar aquí para ir preparándome y bueno, luego hacer las pasantías aquí también, yo…quiero trabajar aquí.

–No hay problema, tan solo me avisas y cuadramos eso, no tengo problema. ¿Era todo?

–Si, ya, ya me voy.

–Vale, hablamos en otro momento.

Lucas caminó hacia la puerta y se detuvo, volteó. –¿Cuando regrese Teodoro vas a seguir viviendo con él?.

–Lucas ¿adónde quieres llegar?

–Te amo. –Abrió la puerta y se fue lo más rápido que pudo, no paró de llorar hasta llegar a la parada de taxis.





–Es ella, siempre se va sola, deja que camine hacia allá y en la curva la agarras.

Esperaron que la chica llegara a la esquina. Yorman bajó del carro colocándose la capucha, Teodoro ya la tenía puesta.



Tomó a la chica por la espalda tapándole la boca y la alzó metiéndola en el carro. Le pusieron un capucha a ella también.

–¿Qué me van a hacer? Yo no tengo plata, no tengo plata, déjenme ir por favor.

–Claro que tienes plata carajita, tu papi Catire está forrrado en dinero y tiene una empresa, pero no queremos tu dinero, queremos otra cosa.

Renata quedó paralizada y no habló.

–NO ME HAGAN DAÑO POR FAVOR, POR FAVOR, NO ME VIOLEN, NO ME VAYAN A VIOLAR.

–¡Cállate coño! No te vamos a violar.

–Estoy embarazada.

Teodoro se sonrió. Tomó el volante con las dos manos y aceleró.

–Tranquila que eso lo vamos a resolver ahora mismo.

El corazón de Renata comenzó a latir con fuerza y rapidez, estaba gritando hasta que Yorman le dio un golpe en la cabeza con el arma que se la puso en el cuello.

–Cierra la boca, vuelves a gritar y te vuelo la cabeza.





Llegaron a un pequeño edificio muy viejo y casi abandonado, subieron unas escaleras hacia el primer piso, los esperaba una persona.



–Doctor aquí está la paciente.

–¿Cuánto tiempo tiene?

–¡Responde! –Le gritó Yorman a la chica.

–¿Qué?

–¿Cuánto tiempo tienes de embarazo?

–Casi tres.

–Caramba, móntenla.

–¿Qué me van a hacer. Qué me van a hacer?

–Abortar coño, te vamos a sacar al carajito. –Le dijo Teodoro cambiando la voz.



Renata se puso nerviosa y empezó a gritar. Yorman la sujetó con fuerza y le dio una cachetada y luego le tapó la boca, el médico, le inyectó un sedante y la acostaron en la improvisada camilla de operaciones.

Desnudaron a la chica.



–Espérenme afuera yo me quedo con mi ayudante, les aviso. Dejen el dinero aquí.



En una pequeña sala donde había una butaca, esperaron a que el hombre realizara la operación. Yorman se sentó echando para atrás la cabeza, estaba agotado.

–Esta situación me dio morbo. Déjame mamarte el guevo.

Yorman no respondió y tampoco se movió, Teodoro asumió que quería, le desabotonó el pantalón y bajó el cierre. Sacó el enorme pene aún flácido y comenzó a mamar. Yorman no se movía pero su pene crecía dentro de la boca del muchacho que cada vez le cabía menos en la boca. Le pasaba la lengua por todo el pene y volvía a introducirlo en la boca, se bajó el panatalón y comenzó a masturbarse.

Ya el pene de Yorman estaba completamente erecto, el chico se daba más rápido hasta que acabó apretando el pene de Yorman.

Se abrió la puerta.

–Disculpen, la cosa se complicó, ya lo hicimos pero la chica no para de sangrar hay que llevarla a una clínica.

Yorman se levantó y se acomdó el pene como pudo dentro del interior y se acomodó el pantalón.

Cargaron a Renata luego de colocarle unas gasas. La montaron en el carro y se fueron a un hospital



Llegaron al hospital y entraron por emergencia tumbándola en una camilla.

–¿Qué tiene la paciente?

–Se practicó un aborto y tiene una hemorragia.

–Ok, salgan de aquí, hay mucha gente por favor.



Yorman y Teodoro se fueron del hospital.

–Préstame tu celular y díctame este número.

¿A quién vas a llamar?

–A Catire para decirle que su hija está aquí.

–¿Te importa tu hermana entonces?

Teodoro vio a Yorman. –Quería que abortara, no matarla.

–Me dejaste cachúo,  tienes que terminar lo que empezaste.

–Tranquilo, esa verga me la voy a meter, tenlo por seguro.