Yorman y Teodoro dejaron la casa donde
estaba cautivo. Se fueron en un vehículo que estaba ahí estacionado, no se
llevaron la camioneta pues ya estaría identifcada por la policía. Tendrían que
idear un plan rápido pues con cuatro personas muertas pronto descubririán que
el secuestro ya no tenía sentido. Necesitaban cobrar ese dinero.
–Llama a Ricardo hoy y cuadras para dentro
de cinco días, habla con unos panas para vigilar, le dices que deje los reales
en un sitio que tú sepas que puedes controlar, le dices que si ves algo
sospechoso que te indique que hay policías por mínima que sea la sospecha, me
matas.
–¿Y si te mato de verdad?
–Me haces un favor y te quedas sin dólares.
Yorman sorprendido mientras acomodaba el
arma, lo vio de nuevo.
–Chamo, tienes cagaos 16 años, no eres un
malandro, tienes un papá con billete ¿y hablas así? Te da igual morir. A mi si
que no me importa que me den un pepazo y ahí quede, pero antes que llegue ese
día me he echado a varios y he cobrado, ¿pero tú? ¿Tienes problemas?
–Desde antes de nacer, nací en el vientre y
en la familia equivocada, una tipa que fue una maldita y un papá que no es mi
padre, se dejó meter la barriga, solo está pendiente de hacer dinero y maltratar
a las mujeres, a la puta de mi mamá la mató a coñazos, ella se lo merecía pero
es un desgraciado.
–Si quieres me lo echo al pico.
–Tranquilo, ya está pagando, tiene cáncer,
quiero pedirte un favor.
–Uy no papá yo no hago favores, yo cobro.
–Yo te pago, no hay peo, te cuento.
Victor estaba en la oficina acomodando unos
documentos junto con su asistente. Revisando los libros contables y poniendo al
día todo lo que tenía que ver con el tema tributario. En los altos cargos del
gobierno dieron la orden de revisar las empresas sospechosas de políticos, aunque
son empresas encubiertas por testaferros, estaban metiéndole la lupa a todas.
–Te voy a pedir que redobles la jornada laboral,
yo te pago las horas extras, no hay problema, pero te quiero aquí y a tu
secretaria.
–Tranquilo jefe.
Sonó el teléfono de la oficina.
–<Doctor Landaeta, en planta baja está
el joven Lucas, ¿le digo que suba?
Victor se restregó los ojos y soltó un
suspiro de incomodidad. –<Si, que suba> ¿Qué querrá este carajito ahora?
–A lo mejor saber de Teodoro, acuérdese que
el papá le prohibió saber de él.
–Será, déjame solo con él, seguimos luego.
–Ok.
–Hola Victor.
–Hola chamín, ¿cómo estas? Te voy a pedir
que seas breve, estoy metido en un peo que tengo que arreglar esta semana, y en
un rato viene el contador de la empresa.
–Tranquilo, vine por dos cosas. Quería
saber de Teo, qué han dicho.
–Ya van a pagar, pronto estará de vuelta.
Ahora que termine aquí me voy a casa de Ricardo y…
–¿Sigues viviendo allá?
–Si, desde que ocurrió lo del secuestro.
–¿Y duermen juntos?
–Ya hiciste las dos preguntas Lucas, puedes
irte.
–Ya va, ya va, cónchale esa no eran las
preguntas, pero es que…-Bajó la cabeza. –Me da rabia que estés en casa de ese
tipo, yo sé que no tengo derecho a reclamarte nada de eso pero es que tu me…
–Lucas, que me ibas a preguntar.
El chico levantó la mirada y vio a los ojos
a Victor. –Voy a comenzar a estudiar en la universidad, quería saber si dentro
de unos meses puedo trabajar aquí para ir preparándome y bueno, luego hacer las
pasantías aquí también, yo…quiero trabajar aquí.
–No hay problema, tan solo me avisas y
cuadramos eso, no tengo problema. ¿Era todo?
–Si, ya, ya me voy.
–Vale, hablamos en otro momento.
Lucas caminó hacia la puerta y se detuvo,
volteó. –¿Cuando regrese Teodoro vas a seguir viviendo con él?.
–Lucas ¿adónde quieres llegar?
–Te amo. –Abrió la puerta y se fue lo más
rápido que pudo, no paró de llorar hasta llegar a la parada de taxis.
–Es ella, siempre se va sola, deja que
camine hacia allá y en la curva la agarras.
Esperaron que la chica llegara a la
esquina. Yorman bajó del carro colocándose la capucha, Teodoro ya la tenía
puesta.
Tomó a la chica por la espalda tapándole la
boca y la alzó metiéndola en el carro. Le pusieron un capucha a ella también.
–¿Qué me van a hacer? Yo no tengo plata, no
tengo plata, déjenme ir por favor.
–Claro que tienes plata carajita, tu papi
Catire está forrrado en dinero y tiene una empresa, pero no queremos tu dinero,
queremos otra cosa.
Renata quedó paralizada y no habló.
–NO ME HAGAN DAÑO POR FAVOR, POR FAVOR, NO
ME VIOLEN, NO ME VAYAN A VIOLAR.
–¡Cállate coño! No te vamos a violar.
–Estoy embarazada.
Teodoro se sonrió. Tomó el volante con las
dos manos y aceleró.
–Tranquila que eso lo vamos a resolver
ahora mismo.
El corazón de Renata comenzó a latir con
fuerza y rapidez, estaba gritando hasta que Yorman le dio un golpe en la cabeza
con el arma que se la puso en el cuello.
–Cierra la boca, vuelves a gritar y te
vuelo la cabeza.
Llegaron a un pequeño edificio muy viejo y
casi abandonado, subieron unas escaleras hacia el primer piso, los esperaba una
persona.
–Doctor aquí está la paciente.
–¿Cuánto tiempo tiene?
–¡Responde! –Le gritó Yorman a la chica.
–¿Qué?
–¿Cuánto tiempo tienes de embarazo?
–Casi tres.
–Caramba, móntenla.
–¿Qué me van a hacer. Qué me van a hacer?
–Abortar coño, te vamos a sacar al
carajito. –Le dijo Teodoro cambiando la voz.
Renata se puso nerviosa y empezó a gritar.
Yorman la sujetó con fuerza y le dio una cachetada y luego le tapó la boca, el
médico, le inyectó un sedante y la acostaron en la improvisada camilla de
operaciones.
Desnudaron a la chica.
–Espérenme afuera yo me quedo con mi
ayudante, les aviso. Dejen el dinero aquí.
En una pequeña sala donde había una butaca,
esperaron a que el hombre realizara la operación. Yorman se sentó echando para
atrás la cabeza, estaba agotado.
–Esta situación me dio morbo. Déjame
mamarte el guevo.
Yorman no respondió y tampoco se movió,
Teodoro asumió que quería, le desabotonó el pantalón y bajó el cierre. Sacó el
enorme pene aún flácido y comenzó a mamar. Yorman no se movía pero su pene
crecía dentro de la boca del muchacho que cada vez le cabía menos en la boca.
Le pasaba la lengua por todo el pene y volvía a introducirlo en la boca, se
bajó el panatalón y comenzó a masturbarse.
Ya el pene de Yorman estaba completamente
erecto, el chico se daba más rápido hasta que acabó apretando el pene de
Yorman.
Se abrió la puerta.
–Disculpen, la cosa se complicó, ya lo
hicimos pero la chica no para de sangrar hay que llevarla a una clínica.
Yorman se levantó y se acomdó el pene como
pudo dentro del interior y se acomodó el pantalón.
Cargaron a Renata luego de colocarle unas
gasas. La montaron en el carro y se fueron a un hospital
Llegaron al hospital y entraron por
emergencia tumbándola en una camilla.
–¿Qué tiene la paciente?
–Se practicó un aborto y tiene una
hemorragia.
–Ok, salgan de aquí, hay mucha gente por
favor.
Yorman y Teodoro se fueron del hospital.
–Préstame tu celular y díctame este número.
¿A quién vas a llamar?
–A Catire para decirle que su hija está
aquí.
–¿Te importa tu hermana entonces?
Teodoro vio a Yorman. –Quería que abortara,
no matarla.
–Me dejaste cachúo, tienes que terminar lo que empezaste.
–Tranquilo, esa verga me la voy a meter,
tenlo por seguro.
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