viernes, 22 de febrero de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 20


Demasiada información. 

Bernardo, arrodillado al lado de Oliver, le pone sus manos sobre la herida. La camisa de su novio estaba teñida de rojo, había perdido mucha sangre. Ahora era el momento de salvar a la otra persona que amaba.

El policía despertaba. Vio por la pequeña ventana de la garita. Una intensa luz azul le llamó la atención, salió para acercarse y se dio cuenta que eran las personas que habían llegado hace un rato.

Bernardo apretaba la herida mientras sus ojos los tenía cerrados y sentía un estremecimiento por todo el cuerpo. Las fuerzas se le iban mientras la luz que salía de su cuerpo era más brillante.

El policía estaba a escasos metros de ambos observando el destello, vi un poco más allá un bulto que no distinguía, era el cuerpo del hombre que los atacó.

Bernardo comenzó a sentir los latidos del corazón de Oliver, la luz que emanaba de su cuerpo se iba apagando, sus manos ya no hacían la presión en la herida, quitó las manos, todo se hizo oscuridad en el entorno de ellos.
-¡Maaaaaricoooo mataste al pana! -Bernardo se asustó al verlo y se puso de pie dando tropiezos por el mareo.
Oliver abrió los ojos y cogió una bocanada de aire para luego lanzar un grito ahogado. Se sentó.
-Le acabo de salvar la vida, este intentó matarlo.
El policía se acercó más y vio al hombre muerto. -A este si lo despachaste, mierda lo dejaste jodido. ¡Marico está respirando!

Oliver se tocaba la cabeza y aún no comprendía que había pasado. Vio hacia los lados, a Bernardo y al policía. -¿Qué pasó? ¿Qué me pasó?
-Chaaaamo que el malandro ese parece que te pegó un tiro y... -El policía se quedó viendo como el cuerpo del hombre muerto se levantaba del suelo y flotaba subiendo cada vez más mientras se alejaba y de repente se desintegró en el aire.

Bernardo tenía el cuerpo pesado, sentía debilidad. Vio al policía y lo tumbó al suelo sin tocarlo, quedó desmayado.
-¿Bernardo qué es todo esto? Ese tipo que tú...que acabas...me disparó...yo...
-Cálmate mi amor, calma, no hables debes estar adolorido. -Bernardo tuvo que sentarse en la grama para recuperar fuerzas. -Si ese tipo te disparó y estuviste muerto unos minutos, pero te salvé.
Oliver miró su camisa, un pequeño orificio le confirmaba lo sucedido. Desbotonó su ensangrentada camisa para ver la herida, pero no había nada. Su pecho con escasos vellos estaba intacto.
-Quítate esa camisa, te doy otra.
-No, la quiero conservar. Tienes poderes, puedes hacer cosas, mover a las personas, objetos, matarlos...¿Qué te hicieron?.
-Puedo hacer muchas cosas, leer la mente de las personas, entrar en ella, obligarlas a que hagan mi voluntad.
-Eso hiciste conmigo...entraste en mi mente, averiguaste lo de mi ex y fuiste a verlo, su pareja tenía cáncer, golpeaste a mi ex. Oliver salió del trance en el que estaba y volvió al lugar frente a su novio
Bernardo miró fijamente a Oliver para convertirse en él pero no pudo hacerlo.
-Me convertí en tí y fui a hablar con ellos. ¿Cómo supiste todo eso?
-Lo acabo de ver todo. En mi mente, no sé, pero lo vi. ¿Te convertiste en mi?
-Si...acabo de intentarlo pero no puedo, como no puedo entrar en tu mente. Mi semen es mortal cuando entra en contacto con la piel y a ti no te pasa nada.
-Debo sentirme privilegiado por eso.
-Se lo atribuyo al amor que sentimos ambos.
-Ah, que hermoso, mi novio asesino, me ama y yo lo amo por eso yo no he muerto.
-Vámonos de aquí, vamos a mi casa.
-¿A tu casa? ¿A dormir contigo, con un asesino?
-No me digas eso.
-Has matado gente Bernardo, gente mala, pero son personas que has matado.
-Limpio a este país de la basura.
-¿Y quién eres tú para decidir quién vive y quién muere? ¿Dios?
-Estoy agotado Oliver, vámonos a casa y hablamos.

Se montaron en el auto y manejó rumbo a su casa.
Llegaron, entraron a la sala, todo estaba oscuro hasta que encendió la luz de las escaleras. Subieron directamente a la habitación.
-¿Te quieres duchar?
Oliver lo miró a los ojos y sin decir palabra desde que se montaron en el auto, movió la cabeza afirmando.
Bernardo buscó una toalla y comenzó a desvestirlo.
-Yo te amo Bernardo, no me mates a mi también...no lo hagas.
-No, no mi amor, yo no quiero hacerte daño. -Lo abrazó y comenzó a llorar. Oliver permanecía quieto, sin expresión en el rostro, sin abrazar a Bernardo con la mirada fija en la puerta.
-Voy a ducharme.

Entró a la ducha, mientras esperaba que saliera el agua caliente, se tocó el pecho, sentía un dolor, aunque soportable, lo percibía al tocarse. Le cayó el chorro de agua caliente en la cabeza y comenzó a llorar, gritaba y lloraba, Bernardo lo escuchaba pero no quiso acercarse, estaba acostado en la cama con la ropa puesta.
Unos minutos después solo se escuchaba el agua caer para luego quedar todo en silencio. Luego de otros minutos sale Oliver con la toalla puesta en su cadera.
Se acerca a la cama y se coloca frente a Bernardo, deja caer la toalla.
-Quiero que me hagas el amor de nuevo.

jueves, 21 de febrero de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 19


PESADILLA.

Bernardo abrazó a Oliver y descendieron lentamente flotando en el aire. Mientras lo hacían se besaban en la boca como si más nada ni nadie existieran, pero los vehículos en la autopista frenaban viendo dos cuerpos flotando en el aire en la oscuridad, en el contraluz que generaban las luces de la obra. Llegaron al foso y se perdieron de las miradas de la gente que retomó la habitual velocidad en la autopista.
-Te quiero coger.
-Cógeme aquí, ahora.
Bernardo comenzó a desabrocharle el pantalón y lo dejó caer, hizo lo mismo con el suyo. Oliver se bajó el interior. Bernardo lo volteó con fuerza y lo pegó de la pared del foso.
-Ponte condón.
-Confía en mí.
-Dame la leche.
Bernardo no respondió, escupió su mano y la pasó entre las nalgas de su novio, volvió a escupir y su mano humedeció su pene. Lo penetró. Su mano izquierda empujaba la cabeza de Oliver contra la pared, su otra mano abría una nalga mientras su pene entraba dentro de su novio.
Oliver sentía dolor pero lo disfrutaba, apretaba los dientes mientras su cara estaba aprisionada a la pared.
Bernardo empujaba con fuerza, el pene erecto de Oliver se doblaba con cada embestida, tuvo que acomodarse para no maltratarse.
Gruñía con cada empujón, Oliver gemía y pedía más, llevó sus manos a sus nalgas y las abrió,  Bernardo empujó más e introdujo todo su pene.
Arriba, el policía los miraba, se tocaba sobre el pantalón pero no pudo resistir ver ese espectáculo de sexo y sacó su pene por el cierre del pantalón; comenzó a masturbarse.

-¡Voy a acabar, me vengo!
-Ya vaaa, todavía no, ya va sigue, me la quiero tragar.
Bernardo daba los últimos empujones, cerró sus ojos para concentrarse y no eyacular, pero Oliver lo echó hacia atrás, el pene salió de su cuerpo y se estremeció pero se agachó y lo introdujo en su boca. El policía no podía creer lo que veía y se masturbaba con rapidez pero no llegaba, estaba sudando y su pene con una rigidez extrema.
Oliver lo mamaba bruscamente, se lo metía todo mientras Bernardo lo halaba del cabello.
-Ahora si me voy a venir, sal, sácate.
Oliver no le hizo caso y lo abrazó rodeando sus caderas y entrelazando sus manos en las nalgas de Bernardo, apretó y este no pudo aguantar el semen y soltó el chorro dentro de Oliver. Un grito de liberación se escuchó en el silencio de la noche.
-Noooo, noooo. - decía en susurros el policía que aún no había acabado.

Oliver tragaba las últimas gotas de semen mientras veía en penumbras a Bernardo. Cayó al suelo, Oliver se sentaba. Escucharon un gemido ahogado y vieron caer gotas de semen del policía que iba descargándose luego de presenciar el sexo en vivo.
-Vaya, otro que también disfrutó.

El hombre salió corriendo a la garita.

-Eres un bárbaro tirando.
-Tú me provocas.
Oliver bajó la cabeza, Bernardo se sentó. -¿Qué te pasa, no lo pasaste bien?
-Bernardo ¿quién eres tú, de dónde saliste?
-Soy una persona normal que cuando niño le sucedió algo extraordinario y a la vez fue una maldición.
Le contó lo que le había sucedido, volvió a demostrarle las cosas que podía hacer y las cosas que había hecho que salieron en los medios de comunicación y las redes sociales. Oliver se levantó y se acomodó el pantalón, caminó, se pasaba las manos por la cabeza. No entendía bien, estaba nervioso y asustado.
-¿Y cómo pretendes que yo asimile todo esto?
-No sé mi amor, no puedo obligarte a nada, esto es lo que hay, tengo esta condición, un don, una maldición, como lo quieras ver, pero está y he lidiado con eso y le he sacado provecho en beneficio de la gente, no sé si mío.
-¿Has robado un banco, carros?
Bernardo se rió y negó con la cabeza.
-Con razón eres así en el sexo, un animal, puedes hacer lo que quieras.
-Esta noche hiciste el amor con Bernardo, la persona normal sin poderes, no alteré nada.
-¿Y por qué tu semen no me mató entonces?
-No lo sé, protejo a los que amo.
-¿Amas al tipo este, a Kimberly? Tampoco lo mataste con tu semen.
Bernardo se levantó del piso. -Debe ser eso.
-¿Vas a seguir viéndote con él, ella? ¿Vas a mantener la relación con ambos? ¿Cómo queda lo nuestro? Bernardo yo...mierda...tienes unos poderes raros, eres inmortal y encima tengo que compartir tu amor con un trans.
Bernardo lo abrazó y comenzó a llorar.
-Los amo a los dos, de distintas maneras pero los amo y no quiero perderlos. Coño y yo no pedí tener estas facultades pero las tengo y quiero usarlas para hacer cosas buenas.

Se besaron, Oliver le pasó la mano por la mejilla y le dio un beso en la boca.
-Yo tampoco quiero perderte, pero necesito procesar todo esto, yo ahora me quiero ir a mi casa, estar solo, pensar. Hoy disfruté estar contigo pero todo esto ahora me sobrepasa. Sácame de aquí.
-Bernardo con una media sonrisa y encogiendo los hombros le dio la mano a Oliver y, de nuevo levitando, salieron del foso.
Caminaron hacia el carro, abrió la maleta y sacó una botella de ron.
-Se la voy a dar al policía, espérame aquí.

-Lo prometido, no te puedes quejar, te di plata, una peliculita de sexo en vivo y un ron.
-Fino jefe, coño es que oí gritos y me acerqué y vi esa vaina y bueno, uno no es de hierro. Eso me puso quesúo y con la verga tiesa.
-Otro día venimos y nos lo cogemos los dos a mi novio.
-Si va jefe, plomo.
Bernardo le guiñó el ojo. -Le digo eso a Oliver y me mata jajaja. -Pensó Bernardo mientras regresaba al carro.

Oliver estaba apoyado en el carro cuando se acercó Bernardo y lo abrazó.
-¿Cómo te sientes?
-Extraño, no sé, la cabeza me da vueltas.
-¿Quieres que pase la noche contigo?
-No, te dije que quiero estar solo, pensar.
Bernardo se le acercó y le habló a centímetros de su cara.
-Está bien, pero mañana nos vemos. -Le dio un beso en la boca.

-Bueno par de maricos, bájense de la mula o me los quiebro.
Ambos se quedaron pegados al vehículo con las manos en alto.
-Chamo baja el arma. -Bernardo volteó hacia la garita.
-Al paco lo puse a dormir.
-Baja el arma y te vas por donde viniste. -Le decía Bernardo mentalmente al ladrón.
-Soy de los tuyos mamaguevo, a mi no me vas a joder. -Le disparó en el pecho a Oliver que cayó al suelo inconsciente.
Bernardo lo vio caer y se le lanzó encima al malandro que comenzó a correr pero ya lo había agarrado. 
Le daba golpes en la cara, uno tras otro mientras gritaba y el ladrón reía, su nariz sangraba.
Lo dejó tirado ahí, con la cara ensangrentada.
-Ja ja ja  sigo vivo papá, ya te dije soy como tú.
-¿Cómo sabes que soy como tú? -Recogió el arma y antes que el malandro respondiera le descargó el arma en el rostro destrozándosela.
Se le quedó mirando, mientras su repiración estaba entrecortada, volteó hacia Oliver.
-OLIVER, OLIVER, NO TE MUERAS, HABLAME, HABLAME POR FAVOR, NO TE MUERAS, NO TE MUERAS MALDITA SEA NO TE MUERAAAAS.

miércoles, 20 de febrero de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 18


REVELACIONES.

-¿Qué haces? ¿No me irás a lanzar? -Kimberly rodeó con sus brazos a Bernardo por el cuello.
-Suéltate, confía en mÍ.
-Estás loco.
-Está llegando Oliver.

-¿En serio vas a formarle un peo?
-Que me explique quién es esa tipa en su vida y porqué me mintió.
Tocó el timbre.

Kimberly descendía lentamente, levitaba, estaba petrificada sin poder hablar, pálida, tocó la grama y vio a Bernardo.
-Sal por esa puerta que da a la calle de atrás. -Le susurraba mientras Kimberly no salía de su asombro.
-¿Qué significa esto?
-Luego te explico ahora vete.

-Hola buenas noches, ¿se encuentra Bernardo?
-Está ocupado, voy...
-Yo lo espero aquí en la sala, no tengo prisa.
-Marico, pero espera que te avisen. -Le murmuraba su amigo.
Ambos entraron a la casa y se quedaron en la sala de pie.
-¿Quieren tomar algo? ¿Agua, café?
-Cervezas Luisa, trae cervezas para los tres. -Bernardo bajaba las escaleras.

Luisa les entregó las cervezas servida en vasos y Bernardo brindó con ellos.
-¿A que debo la visita de mi novio así de sorpresa en mi casa?
-Quiero que me expliques que...
Un beso en la boca lo interrumpió. Su lengua jugaba dentro de la boca de Oliver mientras Bernardo lo tomaba de la nuca.
-Dile a tu amigo que por fa nos deje solos, dale las llaves de tu carro. Pide otra cerveza para el camino.
Oliver le lanzó las llaves, le guiñó el ojo a su amigo y este suspiró poniendo los ojos en blanco.

-Estás molesto porque te mentí con respecto a Kimberly. Sí, es transexual, sí, se prostituye, no trabaja conmigo.
-Ya va...¿Cómo sabes que...?
-Lo sé, vamos a salir para contarte todo.
-Ya es tarde...
-¿Quieres saber todo sobre Kimberly?
Oliver asintió con la cabeza. Bernardo dejó instrucciones a las mujeres de servicio y a las enfermeras.

-No entiendo ¿Estás enamorado de ella, de él, está operada?
-Ella Oliver, no está operada. Estoy enamorado de ella pero también de ti.
Oliver resopló mientras se pasaba la mano por el cabello, se quedó mirando por la ventanilla mientras Bernardo cruzaba para entrar a la obra del maestro Soto: la esfera Caracas.
-¿Qué haces aquí, para que entras?
-Para disfrutar de la obra de noche.
-Ahí viene el policía nos va a sacar.

Bernardo se bajó rápido del carro y se acercó al policía. Se regresaron a la caseta.
-Yo sé que estas no son horas de venir. -Sacó cuatro billetes de 500. -Pero es que quiero arreglar un asunto con mi novio. Tú no dices nada, yo no digo nada. Lo que veas no lo divulgues, cuando nos vayamos te doy una botella de ron.
-Fino jefe como si quieren tirar en el foso.

-¿Entonces? ¿Cómo quedó yo en este peo? ¿Te la tiras a ella y a mí?
-Esto va más allá del sexo Oliver.
-Pero te la tiraste hoy en tu casa.
-Si...-Bajó la mirada -Es complicado de explicar.
-Tengo toda la noche.
Bernardo lo besó apasionadamente, se separó escasos centímetros de su boca.
-No quiero perderte Oliver pero a Kimberly tampoco quiero dejarla ir, los quiero a ambos en mi vida.
-¿Y si yo no quiero compartirte? ¿Me jodo?, me voy y te dejo con ella.
-Es tu elección, no puedo retenerte a mi lado si no quieres.
Oliver se dio la vuelta se tapó la cara con las manos y volvió a ver a Bernardo.
-Es una puta Bernardo, se prostituye en la calle y es transexual.
-Es una mujer que trabaja para ayudar y mantener a su familia, su trabajo es el sexo, bueno, le tocó.
-¿Te proteges cuándo te acuestas con ella? Mierda, no sé ni lo que digo.
-¿Vamos a otro sitio y hablamos con tranquilidad?
Oliver lo vio a los ojos no muy convencido pero accedió.
-Dame tu mano.
Se dieron la mano, Bernardo lo miró los ojos. -No te asustes, no te va a pasar nada, confía en mi.
-Me está pasando de todo Ber...-No terminó la frase cuando sintió que sus zapatos se despegaban del suelo, miro hacia abajo y cerró los ojos.
Al llegar a lo más alto de la esfera dieron la vuelta y tocaron la viga superior.
-Ahora con cuidado siéntate y disfruta la vista.
-¿Qué coño es esto Bernardo? ¿Que carajo hiciste?.
-Es mi verdad lindo, es mi verdad. Yo, estoy enamorado de ti y me haces hacer estas cosas.
-Déjate de pendejadas cursis y explícame cómo llegamos hasta aquí.
Bernardo se acercó a Oliver para darle un beso e intentó entrar en su mente  para tranquilizarlo pero no pudo, se separó.
-Te voy a explicar pero que entiendas que tanto Kimberly como tú forman parte de mi vida a partir de hoy, de maneras distintas, desde puntos de vista distintos, sentimientos distintos, pero los quiero conmigo, no sé si los tres juntos, eso se verá, pero si quiero compartir mi vida con ustedes.
Oliver se le quedó mirando a los ojos, una extraña sensación lo invadió y supo que lo que decía Bernardo era cierto, entró en sus pensamientos sin saberlo y vio todo más claro. Un escalofrío le recorrió la espalda y lo trajo al lugar donde estaba.
-Yo lo que quiero es que me expliques que coño es esto que acabas de hacer.
-Soy...Oliver...yo...¿cómo te lo digo?...tengo...soy...inmortal...tengo poderes...desde niño...yo...-Miró hacia las varas de la esfera, comenzaron a vibrar y a moverse hacia afuera colocándose en posición horizontal. Oliver abrió los ojos impresionado y se puso pálido.
-Me quiero ir de aquí, sácame de aquí.
-Ya va Oliver, déjame contarte.
-Tengo miedo Bernardo, estoy sintiendo mucho miedo, no quiero estar aquí.

martes, 19 de febrero de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 17


AMAR A DOS.

Voy a estar en mi habitación con la señorita, ve preparando comida para dos. Las enfermeras que no me molesten, como si no estuviera en casa. No me pasen llamadas.

-Esto me da mucha pena, me veían con cara de que vamos a tirar.
-Es que vamos a eso. Deja la angustia. Yo le pago el sueldo a todas esas mujeres.

Entraron a la habitación. Kimberly dejó la cartera en una silla y se acercó a Bernardo para darle un beso.
-¿Sigues nerviosa? -Bernardo comenzó a desabotonarle la blusa.
-Un poco, me siento incómoda.
-¿Por qué no me lo mamas para que te vayas relajando?
-Caramba aquí hay alguien quiere ser activo hoy.
-¿Eso también te incomoda?
-Para nada, igual voy a penetrarte.
Bernardo dejó caer el pantalón mientras Kimberly se quitaba la
blusa y el sostén.
Se agachó. Frente a ella estaba el bulto blanco, se notaba un pene grueso que veía como crecía dentro del interior.
-¿Tengo que mamarlo completo? Es muy grueso.
-Lo que tu tienes entre las piernas no se compara con este pipisito.
Kimberly le bajó lentamente el interior, el pene se salió dando una sacudida. Bernardo cerró los ojos y del orificio del glande comenzar a caer un hilo de líquido transparente, lubricaba sin parar. Kimberly puso su lengua para recibir todo lo que caía.
-Estás excitadísimo.
-Así me pones tú. -Mintió en una parte, con su mente logró lubricar gran cantidad, pero en realidad si estaba excitado al ver a Kimberly con sus enormes pechos y su gran pene que colgaba entre sus piernas.
Kimberly se introdujo el pene en la boca moviendo su lengua lamiendo cada parte del miembro, Bernardo le pasaba la mano por el cabello mientras ella lo veía a los ojos y con su mano izquierda jugaba con los testículos. Su mano derecha estaba en su pene masturbándose.
Mordía y succionaba el glande, Bernardo arrugaba la cara de placer y algo de dolor pero le gustaba lo que sentía.
-Ponte en cuatro en la cama.

Kimberly lo hizo, abrió sus nalgas con la mano mientras su cabeza estaba apoyada en la cama. Su culo y el pene estaban perfectamente depilados. Bernardo se agachó y comenzó a lamer el culo, bajaba hasta tocar los testículos con su lengua y seguir hacia el pene. Se lo metió en la boca. Sin poder hacerlo completamente, mamaba el enorme miembro, salivaba abundantemente y se escurría por la comisura de los labios. Regresaba al culo y su lengua lo dilataba.
-Mételo.
-Tranquila, relájate y disfruta.
Bernardo seguía lamiendo y chupando la zona hasta que se levantó, buscó un preservativo.
-Cógeme con eso, confío en ti.
-¿Y puedo confiar en ti? -Bernardo no le preocupaba si Kimberly tenía una enfermedad venérea, quería de alguna forma evitar matarla con el semen, aunque el condón no dentendría lo inevitable.
-Tienes razón...póntelo, aquí la puta soy yo.
-No quise decir eso.
Kimberly se puso de pie y comenzó a recoger la ropa para vestirse.
-Perdóname, no quise...no me lo tomes a mal...recuerdas que te dije que mi semen...-Kimberly le dio un beso en la boca mientras le apretaba el pene con su mano.
-Hazme el amor y no me des explicaciones, con condón o sin él.
Volvió a la cama. Bernardo hizo que su pene se hinchara más de lo normal y tenerlo firme. Escupió el culo de la chica y le dio tres palmadas, tomó su pene y lo ubicó frente al culo para penetrarla. Kimberly se relajó pero mientras entraba el pene sentía dolor. -Despacito. -Apretó los ojos mientras abría sus nalgas.
Bernardo la tomó por las caderas y termino de penetrarlo, soltó un gruñido. Sentía su pene apretado y caliente, una sensación que disfrutaba, comenzó a moverse rítmicamente lo que hizo que la chica comenzara a gemir.
Fuera de la habitación se escuchaban los gritos pero la puerta amortiguaba el ruido, igual las enfermeras escuchaban, una de ellas se atrevió a acercarse y apoyar la oreja en la puerta, una de las mujeres de servicio hizo lo mismo. Bernardo miró hacia la puerta. Una onda hizo que ambas mujeres salieran disparadas hacia atrás unos metros de la puerta cayendo al piso. Se asustaron y se fueron del pasillo.

-Que rica estás coño, me tienes a punto. -Bernardo embestía con fuerza mientras le apretaba las caderas a Kimberly que seguía gritando. A Bernardo no le importaban los gritos estaba concentrado disfrutando del sexo.
Tumbó a la chica boca arriba para volverla a penetrar, esta vez le tocaba los pechos mientras estaba dentro de ella. Kimberly se masturbaba, su pene erecto superaba en tamaño al de Bernardo y este aprovechó para mamarlo.
Kimberly volvía a gemir, estaba a punto de venirse y lo hizo en la boca de Bernardo que no le importó tragarse todo el semen.
-Quiero tu leche en mi boca, acaba en mi boca.
Bernardo estaba concentrado y excitado como para escuchar lo que decía Kimberly que le vio la cara y supo que ya estaba casi listo para acabar.
Con un ágil movimiento sacó el pene de su culo y se puso frente al pene del hombre que estaba masturbándose sin darse cuenta que en cualquier momento su semen mataría a la mujer que amaba.
Kimberly abrió la boca y sacó la lengua, vió salir el primer chorro que cruzó su mejilla hasta el ojo.
-¡¡¡NOOOOOOOOO!!!

-Marico es una puta, se está acostando con una puta y transexual.
-¿Todavía tendrá el güevo? Marico la caraja se está cogiendo a tu novio.
-¡Coño cállate la boca!.

Kimberly recibió el semen en su cara pero Bernardo se había volteado, no quería ver como la mujer que amaba se consumía por el mortal líquido que salía de su cuerpo a través del pene.
-¿Qué pasó chico? Te dije que confiaba en tí, además me encanta que me acaben en la cara, ¡Que morbo me da!
Bernardo se volteaba sin saber que había pasado
-¿Estás bien? ¿No sientes nada raro?
-Si, el culo adolorido, tenía tiempo que no me cogía, pero estuvo muy bueno.
-¿Pero el semen no te quema? Acuérdate una vez que te cayó una gota y...
-Está caliente pero divino, es más quiero que...-Bernardo se le agolparon en su mente imágenes nítidas no podía escuchar lo que decía Kimberly.
Veía a Oliver en su carro con su amigo, discutían, estaba molesto y se dirigían a su casa.
-...Ahora quiero cogerte yo, así que prepárate porque...
-Tienes que irte ya.
-¿Ya? Pero...déjame bañarme...no voy...
-Te tienes que ir Kimberly, Oliver viene para acá.
-¿Para qué me traes a tu casa si sabes que iba a venir?.
-Me acabo de enterar.
-¿Cómo? si no has revisado tu celular y no te han llamado, ¿O ahora eres adivino?
-Lo sé y punto, luego te explico pero te tienes que ir.
Se vistió para salir de la habitación.
-NOOOO, no vas a salir por ahí.
-¿Qué? Me lanzo por la ventana y tal, me mato.
-Buena idea, te vas por la ventana y sales por detrás de la casa.
-Te volviste loco, no me voy a lanzar por aquí.
Bernardo la cargó y la llevó a la ventana.

lunes, 18 de febrero de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 16


AMOR EN DOS DIRECCIONES.

--Cifras oficiales dan cuenta de 20 fallecidos y más de 50 heridos. Entre los muertos están 15 diputados oficialistas y cinco empleados de la Asamblea. El diputado Rodolfo Cabrera, aún desaparecido, es el propietario de la camioneta que explotó. Continúan las investigaciones--.

-Vamos a llegar hasta el final y vamos a dar con los responsables de esta masacre, que no me cabe duda que viene de la derecha, de la burguesía, bajo las órdenes del imperio. Van a pagar con la cárcel este monstruoso crímen.
Eran las palabras del Presidente del país en una alocución en Cadena Nacional.

-¿Qué vamos hacer hoy domingo?
Oliver le pasaba la mano por el muslo hasta llegar al pene de Bernardo y acariciarlo.
-Buenos días. -Oliver comenzó a mamarle el pene que ya estaba erecto. Lo introducía todo en su boca mientras su lengua jugaba en el interior.
Sus dedos retorcían las tetillas de Bernardo que también se retorcía en la cama. Oliver lo miraba mientras mamaba, bajó a los testículos y les pasaba la lengua hasta metérselos en la boca, Bernardo le halaba el cabello mientras su piel se erizaba.
-Voy a acabar, voy a acabar. -Oliver volvió al pene y se lo metió en la boca esperando que el semen la inundara. Se tensó, los músculos de las piernas, volvió a halarle el cabello a su novio y comenzó a eyacular. Oliver cerraba los ojos mientras disfrutaba del tibio líquido que iba tragando.
Oliver se levantó mientras Bernardo, con el pene aún erecto respiraba entrecortado. Se colocó sobre el pene, lo tomó entre sus manos y poco a poco fue metiéndoselo.
Bernardo seguía con los ojos cerrados mientras Oliver brincaba y gemía. Bernardo abrió los ojos para ver a su novio que estaba con los ojos cerrados, se sonrió e hizo crecer un poco más su pene mientras lo miraba como sentía un poco de dolor pero le gustaba.
Oliver se acostó sobre Bernardo y este comenzó a moverse, Oliver gritaba.
-Shhhh no grites que los vecinos escuchan. -le susurraba Bernardo al oído. Hundió  la cabeza en el colchón, su novio volvía a acabar. Ahora gritaba él.

-Ya está el maricón de arriba tirando con el noviecito o quien sabe quién, y un domingo a las siete de la mañana.
-¿Y a ti que te importa eso?
-Tengo hijos mi amor y escuchan esto ¿Qué le vamos a decir?. -Eran los vecinos de abajo que conocen a Oliver desde antes que murieran sus padres.

-Amor, te quería preguntar algo.
-Dime.
-¿Has sentido algo cuando te acabé dentro?
-Sentí todo, me encanta como tiras.
-Pero la leche, ¿sentiste algo?.
-Caliente y divina, me gusta como sabe. Que por cierto, debemos hacernos el examen, ambos.
Bernardo se quedó pensando en lo ocurrido pero no le dio más importancia.
-No me dijiste que vamos a hacer hoy.
-No me diste chance, comenzaste a mamar y se me olvidó responderte. Voy a trabajar, tengo que terminar unas cosas.
-¿No puedes trabajar desde aquí?
-No. Es más ya es tarde, me voy a duchar.
Entró a la ducha y el celular sonó. Oliver vio la pantalla. "Llamando Kimberly" no atendió

-Te llamó una tal Kimberly, tiene nombre de puta.
-Amoooor...Es una compañera de trabajo, la busco y vamos a la oficina.
-¿La buscas? ¿Y por qué no va ella por su cuenta?
-No tiene carro.
-¿Y cómo hace en la semana, o le das la cola todos los días?
-No, pero hoy es domingo. Deja los celos bobito.
-¿Celos? -Esa tipa gusta de ti seguro. ¿Le dijiste que eres gay?
-No Oliver, ya, deja el peo, me tengo que ir, en la tarde noche nos vemos

Oliver había anotado el número de Kimberly. Esperó a que Bernardo se fuera y llamó a un amigo para que le averiguara el nombre y dirección de ese número.

Bernardo buscó a Kimberly a su casa para comer con ella y conversar.

-Ya te veo que estás recuperada.
-Es un milagro que esté viva, pero ya estoy bien, esta noche comienzo a trabajar.
Bernardo levantó la mirada luego de revisar su celular.
-Yo te di unos dólares para que no tuvieras que trabajar en eso.
-A ver Bernardo ¿tú crees que ese dinero dura para siempre?
-Te doy más, es más te consigo un puesto en la empresa donde trabajo.
-¿De qué, de dama de compañía? Yo lo único que se hacer es tener sexo.
Bernardo se pasó la mano por la frente y luego por la boca algo nervioso.
-No Kimberly...te pongo como mi asistente.
-Soy trans corazón, nadie contrata a una trans a menos que sea en una peluquería o de puta.
-Deja eso en mis manos.
-¿Por qué te empeñas en ayudarme y querer sacarme de la calle?
Bernardo se acercó a la chica y le dio un beso en la boca.
-Quiero hacer el amor contigo. Te quiero mucho.
-Tú tienes novio, ¿Quieres que sea tu amante?
-Quiero que seas mi novia.

-¿Anotaste bien el número? La caraja se llama Kimberly.
-Coño Oliver el chip se lo pudieron regalar y está a nombre de otra persona. Anota la dirección y averiguas.
Oliver anotó la dirección y se dio cuenta que era en un barrio.
-Acompáñame a averiguar, anda, te busco.
-Verga marico que cuaima eres.
-Cuaima no marico...es raro todo, quiero saber, te busco.

-¿Y a dónde vamos para hacer el amor?
-A mi casa.
-¿Con tus papás ahí?
-Estoy bien grandecito con pelos en el güevo para hacer lo que me dé la gana y además están enfermos en sus cuartos.
-Me da pena.
-Pena me va a dar a mi si no me metes esto. -Le apretó la entrepierna sobre la falda que cargaba.
-¡Vámonos ya!

-Aquí es, vamos a estacionar y preguntamos.
Tocaron la puerta de una de las humildes casas que estaban en la calle.
-¿A quién buscan sifrinitos?  -Les gritó un hombre que arreglaba un carro en frente.
-Buscamos al señor Carlos López o una tal Kimberly.
-Aaaay vale, ¿Ustedes son clientes? Jejeje
-¿Perdón?
-Carlos y Kimberly es la misma persona. Un maricón vestido de mujer.