AMAR A DOS.
Voy a estar en mi habitación con la señorita, ve preparando comida para
dos. Las enfermeras que no me molesten, como si no estuviera en casa. No me
pasen llamadas.
-Esto me da mucha pena, me veían con cara de que vamos a tirar.
-Es que vamos a eso. Deja la angustia. Yo le pago el sueldo a todas esas
mujeres.
Entraron a la habitación. Kimberly dejó la cartera en una silla
y se acercó a Bernardo para darle un beso.
-¿Sigues nerviosa? -Bernardo comenzó a desabotonarle la blusa.
-Un poco, me siento incómoda.
-¿Por qué no me lo mamas para que te vayas relajando?
-Caramba aquí hay alguien quiere ser activo hoy.
-¿Eso también te incomoda?
-Para nada, igual voy a penetrarte.
Bernardo dejó caer el pantalón mientras Kimberly se quitaba la
blusa y el sostén.
Se agachó. Frente a ella estaba el bulto blanco, se notaba un pene
grueso que veía como crecía dentro del interior.
-¿Tengo que mamarlo completo? Es muy grueso.
-Lo que tu tienes entre las piernas no se compara con este
pipisito.
Kimberly le bajó lentamente el interior, el pene se salió dando una
sacudida. Bernardo cerró los ojos y del orificio del glande comenzar a caer un
hilo de líquido transparente, lubricaba sin parar. Kimberly puso su lengua
para recibir todo lo que caía.
-Estás excitadísimo.
-Así me pones tú. -Mintió en una parte, con su mente logró lubricar gran
cantidad, pero en realidad si estaba excitado al ver a Kimberly con sus enormes
pechos y su gran pene que colgaba entre sus piernas.
Kimberly se introdujo el pene en la boca moviendo su
lengua lamiendo cada parte del miembro, Bernardo le pasaba la mano por el
cabello mientras ella lo veía a los ojos y con su mano izquierda jugaba con los
testículos. Su mano derecha estaba en su pene masturbándose.
Mordía y succionaba el glande, Bernardo arrugaba la cara de placer y
algo de dolor pero le gustaba lo que sentía.
-Ponte en cuatro en la cama.
Kimberly lo hizo, abrió sus nalgas con la mano mientras su cabeza estaba
apoyada en la cama. Su culo y el pene estaban perfectamente depilados. Bernardo
se agachó y comenzó a lamer el culo, bajaba hasta tocar los testículos con su
lengua y seguir hacia el pene. Se lo metió en la boca. Sin poder hacerlo
completamente, mamaba el enorme miembro, salivaba abundantemente y se escurría
por la comisura de los labios. Regresaba al culo y su lengua lo dilataba.
-Mételo.
-Tranquila, relájate y disfruta.
Bernardo seguía lamiendo y chupando la zona hasta que se levantó, buscó
un preservativo.
-Cógeme con eso, confío en ti.
-¿Y puedo confiar en ti? -Bernardo no le preocupaba si Kimberly tenía
una enfermedad venérea, quería de alguna forma evitar matarla con el
semen, aunque el condón no dentendría lo inevitable.
-Tienes razón...póntelo, aquí la puta soy yo.
-No quise decir eso.
Kimberly se puso de pie y comenzó a recoger la ropa para vestirse.
-Perdóname, no quise...no me lo tomes a mal...recuerdas que te dije que
mi semen...-Kimberly le dio un beso en la boca mientras le apretaba el pene con
su mano.
-Hazme el amor y no me des explicaciones, con condón o sin él.
Volvió a la cama. Bernardo hizo que su pene se hinchara más de lo
normal y tenerlo firme. Escupió el culo de la chica y le dio tres palmadas,
tomó su pene y lo ubicó frente al culo para penetrarla. Kimberly se relajó pero
mientras entraba el pene sentía dolor. -Despacito. -Apretó los ojos mientras
abría sus nalgas.
Bernardo la tomó por las caderas y termino de penetrarlo, soltó un
gruñido. Sentía su pene apretado y caliente, una sensación que disfrutaba,
comenzó a moverse rítmicamente lo que hizo que la chica comenzara a gemir.
Fuera de la habitación se escuchaban los gritos pero la puerta
amortiguaba el ruido, igual las enfermeras escuchaban, una de ellas se atrevió
a acercarse y apoyar la oreja en la puerta, una de las mujeres de servicio
hizo lo mismo. Bernardo miró hacia la puerta. Una onda hizo que ambas
mujeres salieran disparadas hacia atrás unos metros de la puerta cayendo al
piso. Se asustaron y se fueron del pasillo.
-Que rica estás coño, me tienes a punto. -Bernardo embestía con fuerza
mientras le apretaba las caderas a Kimberly que seguía gritando. A Bernardo no
le importaban los gritos estaba concentrado disfrutando del sexo.
Tumbó a la chica boca arriba para volverla a penetrar, esta vez le
tocaba los pechos mientras estaba dentro de ella. Kimberly se masturbaba,
su pene erecto superaba en tamaño al de Bernardo y este aprovechó para mamarlo.
Kimberly volvía a gemir, estaba a punto de venirse y lo hizo en la boca
de Bernardo que no le importó tragarse todo el semen.
-Quiero tu leche en mi boca, acaba en mi boca.
Bernardo estaba concentrado y excitado como para escuchar lo que decía
Kimberly que le vio la cara y supo que ya estaba casi listo para acabar.
Con un ágil movimiento sacó el pene de su culo y se puso frente al
pene del hombre que estaba masturbándose sin darse cuenta que en cualquier
momento su semen mataría a la mujer que amaba.
Kimberly abrió la boca y sacó la lengua, vió salir el primer chorro que
cruzó su mejilla hasta el ojo.
-¡¡¡NOOOOOOOOO!!!
-Marico es una puta, se está acostando con una puta y transexual.
-¿Todavía tendrá el güevo? Marico la caraja se está cogiendo a tu novio.
-¡Coño cállate la boca!.
Kimberly recibió el semen en su cara pero Bernardo se había volteado, no
quería ver como la mujer que amaba se consumía por el mortal líquido que
salía de su cuerpo a través del pene.
-¿Qué pasó chico? Te dije que confiaba en tí, además me encanta que me
acaben en la cara, ¡Que morbo me da!
Bernardo se volteaba sin saber que había pasado
-¿Estás bien? ¿No sientes nada raro?
-Si, el culo adolorido, tenía tiempo que no me cogía, pero estuvo
muy bueno.
-¿Pero el semen no te quema? Acuérdate una vez que te cayó una gota y...
-Está caliente pero divino, es más quiero que...-Bernardo se le
agolparon en su mente imágenes nítidas no podía escuchar lo que decía Kimberly.
Veía a Oliver en su carro con su amigo, discutían, estaba molesto y se
dirigían a su casa.
-...Ahora quiero cogerte yo, así que prepárate porque...
-Tienes que irte ya.
-¿Ya? Pero...déjame bañarme...no voy...
-Te tienes que ir Kimberly, Oliver viene para acá.
-¿Para qué me traes a tu casa si sabes que iba a venir?.
-Me acabo de enterar.
-¿Cómo? si no has revisado tu celular y no te han llamado, ¿O ahora eres
adivino?
-Lo sé y punto, luego te explico pero te tienes que ir.
Se vistió para salir de la habitación.
-NOOOO, no vas a salir por ahí.
-¿Qué? Me lanzo por la ventana y tal, me mato.
-Buena idea, te vas por la ventana y sales por detrás de la casa.
-Te volviste loco, no me voy a lanzar por aquí.
Bernardo la cargó y la llevó a la ventana.
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