viernes, 22 de febrero de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 20


Demasiada información. 

Bernardo, arrodillado al lado de Oliver, le pone sus manos sobre la herida. La camisa de su novio estaba teñida de rojo, había perdido mucha sangre. Ahora era el momento de salvar a la otra persona que amaba.

El policía despertaba. Vio por la pequeña ventana de la garita. Una intensa luz azul le llamó la atención, salió para acercarse y se dio cuenta que eran las personas que habían llegado hace un rato.

Bernardo apretaba la herida mientras sus ojos los tenía cerrados y sentía un estremecimiento por todo el cuerpo. Las fuerzas se le iban mientras la luz que salía de su cuerpo era más brillante.

El policía estaba a escasos metros de ambos observando el destello, vi un poco más allá un bulto que no distinguía, era el cuerpo del hombre que los atacó.

Bernardo comenzó a sentir los latidos del corazón de Oliver, la luz que emanaba de su cuerpo se iba apagando, sus manos ya no hacían la presión en la herida, quitó las manos, todo se hizo oscuridad en el entorno de ellos.
-¡Maaaaaricoooo mataste al pana! -Bernardo se asustó al verlo y se puso de pie dando tropiezos por el mareo.
Oliver abrió los ojos y cogió una bocanada de aire para luego lanzar un grito ahogado. Se sentó.
-Le acabo de salvar la vida, este intentó matarlo.
El policía se acercó más y vio al hombre muerto. -A este si lo despachaste, mierda lo dejaste jodido. ¡Marico está respirando!

Oliver se tocaba la cabeza y aún no comprendía que había pasado. Vio hacia los lados, a Bernardo y al policía. -¿Qué pasó? ¿Qué me pasó?
-Chaaaamo que el malandro ese parece que te pegó un tiro y... -El policía se quedó viendo como el cuerpo del hombre muerto se levantaba del suelo y flotaba subiendo cada vez más mientras se alejaba y de repente se desintegró en el aire.

Bernardo tenía el cuerpo pesado, sentía debilidad. Vio al policía y lo tumbó al suelo sin tocarlo, quedó desmayado.
-¿Bernardo qué es todo esto? Ese tipo que tú...que acabas...me disparó...yo...
-Cálmate mi amor, calma, no hables debes estar adolorido. -Bernardo tuvo que sentarse en la grama para recuperar fuerzas. -Si ese tipo te disparó y estuviste muerto unos minutos, pero te salvé.
Oliver miró su camisa, un pequeño orificio le confirmaba lo sucedido. Desbotonó su ensangrentada camisa para ver la herida, pero no había nada. Su pecho con escasos vellos estaba intacto.
-Quítate esa camisa, te doy otra.
-No, la quiero conservar. Tienes poderes, puedes hacer cosas, mover a las personas, objetos, matarlos...¿Qué te hicieron?.
-Puedo hacer muchas cosas, leer la mente de las personas, entrar en ella, obligarlas a que hagan mi voluntad.
-Eso hiciste conmigo...entraste en mi mente, averiguaste lo de mi ex y fuiste a verlo, su pareja tenía cáncer, golpeaste a mi ex. Oliver salió del trance en el que estaba y volvió al lugar frente a su novio
Bernardo miró fijamente a Oliver para convertirse en él pero no pudo hacerlo.
-Me convertí en tí y fui a hablar con ellos. ¿Cómo supiste todo eso?
-Lo acabo de ver todo. En mi mente, no sé, pero lo vi. ¿Te convertiste en mi?
-Si...acabo de intentarlo pero no puedo, como no puedo entrar en tu mente. Mi semen es mortal cuando entra en contacto con la piel y a ti no te pasa nada.
-Debo sentirme privilegiado por eso.
-Se lo atribuyo al amor que sentimos ambos.
-Ah, que hermoso, mi novio asesino, me ama y yo lo amo por eso yo no he muerto.
-Vámonos de aquí, vamos a mi casa.
-¿A tu casa? ¿A dormir contigo, con un asesino?
-No me digas eso.
-Has matado gente Bernardo, gente mala, pero son personas que has matado.
-Limpio a este país de la basura.
-¿Y quién eres tú para decidir quién vive y quién muere? ¿Dios?
-Estoy agotado Oliver, vámonos a casa y hablamos.

Se montaron en el auto y manejó rumbo a su casa.
Llegaron, entraron a la sala, todo estaba oscuro hasta que encendió la luz de las escaleras. Subieron directamente a la habitación.
-¿Te quieres duchar?
Oliver lo miró a los ojos y sin decir palabra desde que se montaron en el auto, movió la cabeza afirmando.
Bernardo buscó una toalla y comenzó a desvestirlo.
-Yo te amo Bernardo, no me mates a mi también...no lo hagas.
-No, no mi amor, yo no quiero hacerte daño. -Lo abrazó y comenzó a llorar. Oliver permanecía quieto, sin expresión en el rostro, sin abrazar a Bernardo con la mirada fija en la puerta.
-Voy a ducharme.

Entró a la ducha, mientras esperaba que saliera el agua caliente, se tocó el pecho, sentía un dolor, aunque soportable, lo percibía al tocarse. Le cayó el chorro de agua caliente en la cabeza y comenzó a llorar, gritaba y lloraba, Bernardo lo escuchaba pero no quiso acercarse, estaba acostado en la cama con la ropa puesta.
Unos minutos después solo se escuchaba el agua caer para luego quedar todo en silencio. Luego de otros minutos sale Oliver con la toalla puesta en su cadera.
Se acerca a la cama y se coloca frente a Bernardo, deja caer la toalla.
-Quiero que me hagas el amor de nuevo.

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