NOCHE DE TORMENTA.
-<Hoy tengo un trabajón horrible pero quiero verte> -Le escribió
en un mensaje Oliver a Bernardo.
-<Ok>
-<¿Ok? ¿Solo ok? Vaya...pensé que querías verme también>
Por varios minutos no hubo respuesta hasta que..
<Si quiero verte, también estoy enredado con el trabajo, en la
tarde te llamo y cuadramos, un beso>
Oliver le envió una foto de su culo.
-<Quiero que lo metas ahí y la leche en mi boca>
Bernardo vio la foto y tuvo una media erección en el momento. Se puso
nervioso y solo pensaba en lo que le dijo Oliver "y la leche en mi boca"
-<Ok, hablamos>
Oliver leyó el mensaje y cerró los ojos
-<Vamos a dejarlo hasta aquí, ya veo que el entusiasmo lo tienes en
los pies, hablamos en la tarde>
Bernardo entró al baño, se encerró en el cubículo de la poceta y se
bajó el pantalón, cerró los ojos y se concentró. Su pene comenzó a crecer hasta
ponerse completamente duro. Encendió la cámara y se tomó una foto.
-<Te lo voy a meter completico>
Oliver vio la foto, se emocionó y lubricó. Le envió un emoticón de
diablito.
-<Me gustas que jode Bernardo>
-<Ok> Bernardo envió el mensaje sonriendo.
-<Pendejo>
Bernardo se puso a revisar unos documentos. Sonó su celular, vio la
pantalla. Era Kimberly.
-Hola, ¿Qué pasó? ¿Todo bien?
-Hola papi, disculpa que te llame es que estoy angustiada, nos dieron el
pitazo que la policía hoy viene a desalojarnos caiga quien caiga.
-No salgas a trabajar hoy, quédate en casa.
-Mi amor yo tengo que llevar dinero a casa, mi mamá enferma y mis
hermanos en el colegio.
-¿Cuánto necesitas?
-No pretenderás darme dinero.
-Tengo la página del banco abierta para que me digas cuanto necesitas.
-No chico, tranquilo, solo te llamaba para desahogarme, esta noche salgo
a trabajar si veo algo extraño me voy.
-Te transferì 50 mil. No salgas a trabajar hoy.
-Bernardo, te dije que no. Dame tu cuenta para devolverte...-Bernardo
colgó la llamada, Kimberly volvió a llamar pero no contestó.
-Este hombre se volvió loco. ¿Cómo me va a prestar ese dinero?.
Cinco y treinta de la tarde y Bernardo recibe un mensaje.
-<Estoy abollado, esto va pa´ largo>.
-<Yo también ando full pero quiero cogerte hoy>
-<¿Te vienes a mi casa esta noche?
-<Si, voy a casa a ver a mis papás y me voy a tu casa>
-<Ok>
-<¿Ves? Tú tambíén pones ok jajajaja>
-<Gafo>
Nueve de la noche, Bernardo llegaba agotado a su casa. Oliver seguía en
su oficina.
-¿Cómo pasaron el día mis papás?
-Bien señor, su mamá si estuvo inquieta y con ganas de salir a la
calle..desnuda...quería ser libre decía.
Bernardo se sonrió y le pasó la mano por la cara y el cabello. -¿Se
quitó la ropa?
-Sí y fue donde su padre a decirle "al señor" que la
acompañara, que está viuda, que no había problema y comenzó a desnudar a
su esposo.
-Vaya estuvo complicado el día, ¿Por qué no me llamó?
-No lo creí conveniente, teníamos la situación controlada, dejamos que
su mamá actuara hasta que la situación se pusiera seria, no ocurrió, ella sola
se detuvo y dijo que quería dormir.
-Ok, voy a darme un baño y a salir de nuevo.
-¿Viene a dormir?
-No lo sé, así que la dejo encargada. Mañana espere que llegue la otra
enfermera y se va. Mañana le transfiero
Bernardo se asomó por la ventana viendo hacia la casa de enfrente
donde vivía el director del Centro de Abastecimiento.
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Memorizó el número y se fue a duchar.
Al salir de la ducha se pone frente al espejo que hay en la pared que es
de techo a piso. Observa su cuerpo, atlético, algo velludo, se toca el pene y
se le queda viendo. Su miembro se va alargando un poco y se ensancha también.
Sonríe. Ve sus pectorales y hace que sobresalgan un poco más y le salgan más
vellos castaños, hace lo mismo con los abdominales y levanta sus nalgas.
Suena su celular. Kimberly.
-<Bernardo por favor, ven a buscarme, esto es horrible, hay muchos
policías, demasiados>
-<Ok, tranquila, trata de esconderte y me dices donde estás>
-<Estoy escondida en un pasillito entre McDonalds y el edificio de
misión Vivienda.
-<Quédate ahí, ya salgo para allá>.
Bernardo llegaba a la avenida. Luces azules y rojas se veían reflejadas
por todos lados, como pudo estacionó y salió del carro, se escuchaban disparos
y gente corriendo, el tránsito estaba cortado.
-¡Marica le dieron a Kimberly, le dieron a Kimberly! ¡Está muerta!
Bernardo escuchó y corrió hacia la prostituta que gritaba, la cogió de
los hombros sacudiéndola preguntando donde estaba Kimberly. Llorando le
señaló el lugar.
-¿Quién le disparó?
-Un tal Ramirez, escuché cuando le gritaban que ahí había una escondida.
-Hijo de puta.
Bernardo corrió hacia donde estaba la chica en el piso.
-Ciudadano, se acerca más a esa puta y le disparo. -Bernardo cerró los
ojos y se volteó con la manos arriba
-Así que tú eres Ramirez.
-¿Cómo sabes mi nombre?
-Yo lo sé todo. -Comenzó a caminar hacia el policía y esta accionó
el arma. Un disparo en el estómago no detuvo a Bernardo, un segundo y un
tercero tampoco.
Al policía se le paralizó la mano y su cuerpo se tensó. Un fuerte
dolor en el pecho lo tumbó al piso y comenzó a convulsionar. Se dio media vuelta
y llegó donde estaba Kimberly.
Se acercaron amigas del trabajo y curiosos. Había recibido dos disparos,
abajo del hombro y el otro en el abdomen. Perdía sangre.
-No te mueras, no te mueras
-Vinis...te, Bernar...do.
-No hables, mírame, mírame.
Se le iba el pulso y la gente murmuraba y gritaba.
-¡FUERA DE AQUI, FUEEEERAAAA!
Cuando volteó a ver a Kimberly había dejado de respirar, sus ojos
abiertos miraban al infinito.
Bernardo llorando colocó sus manos en cada orificio que habían hecho las
balas.
Cerró los ojos. Sus manos y su cuerpo se iluminaron ligeramente, como
unos imanes las balas llegaron a las palmas. Un calor le recorrió el cuerpo que
dejó de iluminarse.
Kimberly abrió los ojos y cogió una bocanada de aire. Bernardo se
apartó, permanecía con los ojos cerrados y sentía un agotamiento en todo el
cuerpo, estaba sin fuerzas. Se desmayó.
Kimberly sin saber que había pasado al verlo lo sacudió gritando su
nombre y comenzó a llover muy fuerte.
El hombre despertó y al verla la abrazó.
-¡Estás viva!
Se levantó del suelo y la cargó en sus brazos. Bajo el torrencial
aguacero caminó cargándola hasta su carro. Los policías y la gente se habían
ido, la avenida estaba sola.
Con una mano sacó las llaves de su bolsillo, abrió la puerta trasera y
acostó a la chica. Cuando la acomodó le dio un beso en la boca.
-No vuelvas a hacerme esto, te dije que te quedaras en casa.
Se montó en su asiento y encendió el auto. Manejaba bajo la lluvia.
-¿Cómo ves con este palo de agua? Párate en un sitio y esperamos.
-Tranquila.
-¿Qué me pasó?
-Un policía te disparó en el hombro y en la barriga, ese hombre ya está
muerto.
Kimberly se quitó la blusa vio los agujeros en a tela pero su piel
estaba intacta.
-No entiendo, ¿Y los disparos?
-Te curé.
-¿Tú? ¿Eres médico? ¿José Gregorio Hernández? ¿Eres milagroso? ¡Dime!
Sonó el celular de Bernardo. Era Oliver.
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