miércoles, 30 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 37


 Diego entró a la habitación de nuevo, Francisco ya estaba en la cama acostado y su pene totalmente erecto. –Ven, mámalo, mantenlo duro.

–¿Todo bien? Diego se montaba en la cama si ponía sobre Francisco abriéndole las piernas para agacharse y meterse el pene en la boca. Diego mojaba el glande, con sus labios susccionaba suavemente mientras lo introducía en su boca, iba bajando humedeciendo el pene. –Coño...no sé que haces con esa boca, pero mamas guevo divino. -Diego se introducía todo el pene en la boca mientras Francisconle empujaba la cabeza, lo miraba a los ojos, se mantenía asi con el pene en la garganta y moviendo su lengua. Francisco le apretaba el hombro y echaba su cabeza hacia atrás cerrando los ojos.
–Quiero metérmelo.
–Ese guevo es tuyo, móntate. -Cogió de la repisa el lubricante y se lo dio a Diego en que se colocó en el culo y luego dejó caer en el pene de Francisco que aún permanecía erecto.
 Se puso de cuclillas justo sobre el oene para poder tomarlo con la mano y llevarlo a su culo que estaba cerrado. Poco a poco iba entrando, Diegonsoltaba un suspiro, su piel se erizaba, Francisco arrugaba la frente. –Uuuuuf nene, que rico ese culo, esta cerradito y caliente, métetelo todo. -Diego lo introdujo por completo soltando un fuerte gemido.
Comenzaba a moverse, su cadera la.movía hacia adelante y hacia atrás, se estremecía, Francisco tambien se.movía haciendo que su pene entrara más a fondo provocando los gritos de Diego que no paraba de agitarse. Francisco lo sostiene y lo pone de lado mientras el se incorpora y comienza a penetrarlo de lado enoujando con fuerza mientras digo abre su pierna y sigue gritando y pidiendo que le diera más duro.
Francisco se aferra a Diego dándole con más fuerza, de repente retira el pene y Diego lanza un grito. –Mételo, mételo. -Francisco le da una cachetada y Diego se incorporapara mamarle el pene, teagándoselo por completo y haciendo que Francisconse estremezca nuevamente, que lo aparta para volverlo a penetrar. -Ponte en cuatro que voy a reventarte el culo. 
Diego se acomodó, Francisco acerco su pene pero antes le dio un par de nalgadas y lo penetró. Lo sostuvo por su cadera dándole con fuerza. Nuevamente Diego gritaba y Francisco le decía que aguantara. –¿No querías llevar guebo? Te voy a dar hasta que me pidas que pare y seguiré. -Le apretó las nalgas y sus movimientos se volvieron mas violentos. Sacó el pene y Diego cayó en la cama temblando, sus piernas se agitaban, su cuerpo se estremecía y su piel se erizaba. Volvió a mamarle el pene. 
Francisco encendió un cigarro y comenzaron a hablar. Conversaron de todo un poco, le habló de la productora de peliculas y videos para adultos, Diegonse interesó pero solo para tener sexo no para que lo grabaran, algo que hizo reir a Francisco. Se besaron, Diego tomó el pene y volvió a intriducirlo en su boca, tocaba los testículos, dejaba que el oene llegara a su garganta y movía su lengua, el glande rozaba adentro y Francisco le encantaba esa sensación. Se lo mamó por un buen rato hasta que el hombre volteó a Diego boca arriba, le alzó la piernas y lo penetró para luego montarse sobre él y mover con fuerza las caderas. Diego de nuevo gritaba y pedía más, Francisco le daba cachetadas, lo besaba y volvia a embestirlo con fuerza. Le sacaba el pene y los gritos de Diego se escuchaban en el pasillo, pedía que volviera a penetrarlo. Francisco lo hizo ahora con Diego boca abajo y con la almohada en la boca gritando de placer, su piel se enrrojecía, Francisconsubía y bajaba sus caderas, el pene salia y volvía a entrar, mordía las orejas, cuello y espalda de Diego que volvía a erizarae al sentir los mordiscos. Lo penetraba profundamente, sentía como Diego le apretaba el pene. Lo sacó, de nuevonel grito desesperado al sentir que salía de sus entrañas. Descansaron, otro cigarro, otra conversa.
–Yo no tiro con Alberto, nos mamamos los guevos en un 69, nos hacemos la paja y listo.
–¿Y listo? ¿Ya? ¿Y lo que hacemos tu y yo? Esta salvajada es demasiado bieno ¿Como coño no tiras con tu marido? ¿Que clase de relación es esa? ¿Cuánto tiempo tienen?
–Cuatro años.
–Coño nene, ven acá, mámame el guevo y ponlo duro porque vas a seguir llevando.
Volvió a ponerlo boca arriba llevándole las piernas hacia el pecho de Diego y montándose sobre él. Cada embestida era más fuerte que la anterior y las cachetadas seguían y Diego enloquecía, cada cachetada era un grito, el morbo entre ambos estaba desbordado, Francisco estaba violento, puso a Diegonde lado y volvió a penetrarlo. Luego en el borde de la cama, Franciso de pie y Diego arrodillado volvió a penetrarlo dándole con fuerza. Diego sudaba, el cansancio lo tenía algo mareado pero seguía recibiendo las sacudidas de Francisco, que se detuvo para que Diego volviera a mamárselo.

Francisco se tumbó en la cama y comenzó a masturbarase, Diego cerca esoerando el semen, Francisco le daba cachetadas. –Trágate toda la.leche nene, es tuya. -Se masturbaba cada vez más a prisa, su cara se entrojecía y arrugaba la frente y la boca. De repente se puso tenso, advirtió que ya venía y Diego no perdió tiempo y se.metió el pene en la boca mientras Francisco eyaculaba y gritaba, le halaba el cabello mientras Diego recibía todo el semen en su boca. Se levantó y se acercó a la boca de Francisco para besarlo y pasarle el semen. Disfrutó probarlo y recibirlo de Diego. –Nene que rico ese beso con mi leche. -Volvieron a besarse y se acostaron a hablar de nuevo. 15.minutos después se vestían para salir.

Ya en el carro comenzaron a hablar. –Coño, cuatro horas tirando, eso no lo hacia desde hace 30 años...que vaina tan buena.
–Demasiado buena Francisco, que tirada coño...estoy agotado pero feliz.
Francisco lo dejaba en casa de Alberto.
–Antes de que te bajes y me des un beso, quería preguntarte algo.
–Dime
–¿El guebo no se te para? Tampoco acabaste.
–Es raro que no se me.pare que no quiere decir que no lo disfruté, la verdad no me imprta no acabar.
–No me lontienes que decir, te vi las caras, no hay manera de fingir lonque sentías, lo disfrutaste al maximo como yo. -Se besaron antes de bajarse del carro.
–Nos volvemos a ver pronto.
–Seguro, quiero comerme ese culo de nuevo.

 Diego se bajó del carro con una sonrisa, Francisco estaba igual.

martes, 29 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 36

 Gonzalo y José David conversaron un buen rato en la fuente de soda del sauna pero no se habían preguntado ambos cual era su estatus de pareja.

–Estoy saliendo con un tipo, es médico oncólogo.
–¿Tienen tiempo?
–Lo que tenemos es un aburrimiento.
–Vaya...
–Estoy en alcoholicos anónimos, yendo a terapia y...
–Pero, hace un rato te vi con unas botellas...disculpa que te lo diga
–Si...a veces recaigo...mi pareja me ayuda pero...en fin ¿Tu tienes novio?
–Estoy enamorado de mi mejor amigo...pero se casó, no me para bolas y va a ser papá.
–¿Y sigues detrás de él verdad? Estas en el sauna porque te fuiste a tirar con él y te dejó entendiendo.
Gonzalo soltó un suspiro y fue a pedir otra cerveza. Al regresar José David lo invitó para que visitara el taller. Le dio la cola pues No estaba manejando por el alcoholismo. –Me vine en taxi, pero te invito al taller y me dejas en casa.

Llegaron al taller mecánico, al primero que era de su padre y con el que levantó a su familia, luego de asociarse con una persona que resultó un corrupto, abrieron dos sucursales.
–Está muy bien este taller, no lo conocía, bueno, a esta zona no vengo mucho.
–Vamos a mi oficina, es allá arriba. ¿Quieres que te revisen el carro, a ver si tienes algo?
–No vale, además no tengo dinero ahora.
–Eso corre por mi cuenta. Wilmer, revisa los puntos claves del motor a ver que tal, si hay que ajustar algo, hazlo, dedícate a eso ya.
–Si jefe.
–Gracias.
–No me las des, me vas a dar culo allá arriba.
Subieron las escaleras y al abrir la puerta se encontraron con David sentado en el escritorio.
–¿Tu que haces aquí?
–Trabajo aquí papá ¿No te acuerdas?
–¿No estabas grabando una pelicula? -Gonzalo abrió los ojos, recordandonsi David le recordaba algún actor pero no se le parecía a nadie.
–Se detuvo la grabación por que mi compañero se sentía mal y no hubo manera que la vwrga se le parara. Mucho gusto. -Se levantó y le extendió la mano a Gonzalo. –David.
–Mucho gusto, Gonzalo.
–¿Eres el que se va a coger mi papa hoy?
–¿Perdón?
–Olvídalo, los dejo solos, me voy a casa. -Se le acercó a su papá y le habló al oído. –Como sigas bebiendo te voy a internar en un centro de desintoxicación.
–Cuando llegue a casa te cojo a ti, pendejo. -Gonzalo volvió a sorprenderse peronse quedó quito viendo como David se iba de la oficina.

–¿Tú...te acuestas con tu hijo?
–Me lo cojo, fuimos pareja.
–Es tu hijo.
–Es un carajo, insoportable, malcriado, necio, pero tira divino el condenado.
–José David, es tu hijo.
–Es un culo más, como el tuyo, vente. -José David comenzóa desvestirse.
–¿Es actor porno?
–Si, imaginate la práctica que tiene como perra. Coño, ¿Sigues vestido? Mira como me tienes, tengo el guevontieso listo para cogerte.
–La verdad es que...no tengo ánimos para sexo ahora. Este carajo se coge de lo más normal a su propio hijo. Esta vaina no me puede estar pasando. -Pensaba Gonzalo mientras le veía el pene erecto a José David.
–¿Me vas a dejar así?
–No estaba preparado para escuchar viertas cosas. -Molesto, José David se vistió. –¿Te llevo a casa?
–No, yo me voy por mi cuenta, tranquilo, vete.
Gonzalo bajó las escaleras, esperó 10 minutos a que terminaran de revisar el carro.
–Cambiamos el aceite, filtros y revisamos lo básico, todo fino, ya se lo puede llevar.
–¿Te debo algo?
–Una propinita por la segunda.
–Te hago un pago movil.
–¿Me puede dar la cola a la parada?
–Si...¿Ya te vas?
–Me cambio y estoy listo.

Francisco estaba esperando a Diego estacionado en la acera justo en la avenida.
Eran las siete y quince de la mañana.
–Ya estoy cerca. -Diego le escribía a Francisco segundos antes que el autobus se detuviera para que él bajara. Vio la camioneta.
Diego se montó y lo saludó. –¿Y no me vas a dar un beso? -Diego se acercó a Francisco y se besaron apasionadamente, sus lenguas se cruzaban la manonde Francisco rodeó la nuca de Diego mientras le mordía el labio inferior. Frente a ellos la gente pasaba por la calle, cruzaban sin percatarse de los hombres que se comían a besos. Francisco encendió la camioneta.
Iban a un hotel en el camino conversaban hasta que Franciso se desabrochó el pantalón y le dijo que le mamara el pene hasta que llegaran. Diegonse quitó el cinturón de seguridad  y se agachó para comenzar a mamarlo. –Coño, que rico lo mamas carajito. -Francisco le empujaba la cabeza y Diego se introducía todo el pene en la boca dejando caer gran cantidad de saliva. Le apretaba los testículos, mordía suavemente el glande y disfrutaba ver la enorme vena que atravesaba el pene del hombre. Llegaron al hotel, estacionaron y fueron a la recepción.
–Son 10 dólares el rato.
–¿Cuánto es el rato?
–Tres horas
–¿Y si nos pasamos?
–Se le cobra de nuevo.
–A lo mejor son cuatro horas.
–Ah no importa, igual le avisamos que ya se cumplieron las tres horas.
–Buenísimo.
Diego se reía escuchando la conversación. –¿Y vamos a estar cuatro horas tirando?
–Las horas que sean, vinimos a pasarla bien, relájate, no pienses en el tiempo, piensa en la revolcada que te voy a dar.
Mientras iban a la habitación se consiguieron conntres mucamas que saludaron. Entraron en la habitación, los bolsos, chaqueta y llaves cayeron al piso para comenzar a besrse de nuevo.
–No sabes las ganas que tenía de estar aqui contigo, quiero cogerte. -Volvieron a besarse, Francisco mordía la lengua de Diego y el labio, se abrazaban hasta que Diego se agachó para desabrochar el pantalón mientras lo miraba a los ojos.
–Como te encanta mamar guebo. -Le dio una suave cachetada.
–Me puedes dar más duro, no hay problema. -Diego se introdujo lentamente el pene en la boca humedeciendo el glande, Francisco echaba la cabeza hacia atrás acariciándole la cabeza. Se intridujo todo el pene succionando, provocando en Francisco que su piel se erizara y le presionara la cabeza contra su pene. Diegonse puso de pie, otro beso y comenzaron a desvestirse. Sonó el celular del empresario.
–Coño, es Teo, que ladilla.
–¿Vas a atender?
–No tengo ganas pero sé porqué está llamando. –Aló-
–Coño, te levantaste de madrugada ni siquiera fuiste a correr y te fuiste sin decir un coño. ¿Dónde estás?
–Tuve que salir antes por el trabajo Teo, estoy en la productora resolviendo mila peos.
–Ahora todos tus peos son con las peliculas porno, que casualidad, lonque nonte gusta.
–Teo, son las ocho de la mañana. ¿Vas a empezar?
–Envíame tu ubicación. -Francisco colgó y apagó el celular.
–¿Le colgaste?
–Si...dame un chance que se me pase la arrechera, voy a fumar. 
–¿Te lo mamo?
–No...sal de la habitación y entra en cinco minutos, déjame solo.
–¿Me vas a dejar en el pasillo?
–Nené, cinco minutos, por fa.
Diego se puso el interior y la franela y salió al pasillo, estaba una mucama.
–¿Ya?
–No, no...estoy esperando no sé que...¿Me puedo sentar aqui?
–Si...abajo hay refrescos y agua.
–Estoy en interiores, no creo...
Francisco abrió la puerta, estaba desnudo, vio a Diego y lo llamó. –Entra.


miércoles, 23 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 35

 Carmen le acomodaba uno de los tantos trajes que le había comprado a Renato para el viaje a los paises andinos. –Estás muy guapo. Vas a ser el escolta mejor vestido de latinoamerica y lo tiene la Reina Blanca.

–Usted me escogió...perdón, tú me escogiste como escolta pero yo no sé disparar. He disparado pero...no tengo la práctica.
–Tienes el cuerpo, intimidas. Por cierto, contigo no puedo repetir tan seguido el sexo, ya tengo una edad en la que las dimensiones que tienes y mi resequedad vaginal no son tan compatibles.
–Lo entiendo, igual eres una mujer casada. -Carmen le dio una cachetada.
–Tu tuviste algo con mi esposo, hace mucho, no vengas a ponerte digno, si quieres puedes tirártelo, pero que yo no me entere y no esté cerca.
–No me interesa, ademas su esposo es novio de mi hermano.
–¿Novio? Gilberto es mi mejor sicario, mi mano derecha, el que satisface a mi marido cuando tiene ganas de un hombre, pero novios, no.
–Se lo que te digo, los he visto. Te levantas y te encierras en este despacho y no vuelves a entrar en tu habitación. Juan Carlos y Gilberto están durmiendo juntos en este momento.
–Llama a tus dos compañeros, que me acompañen.

Gilberto penetraba a Juan Carlos que estaba arrodillado en la cama, lo sostenía de las caderas dándole con fuerza. El muchacho gemía tapando su boca con la almohada.
–Mastúrbate. -Juan Carlos comenzó a masturbarse mientras miraba a Gilberto a los ojos arrugando la frente. Le abría las nalgas y metía todo el pene.
–Estoy a punto, me vengo, quiero que te la tragues toda mamaguebo. -Juan Carlos se echó hacia adelante para sacarse el pene y dio la vuelta metiéndoselo en la boca. Sentía como el tibio líquido se mezclaba con su saliva. No la tragó, ewpero a que Gilberto terminara de eyacular y estremecerse para luego levantarse y aceecarse a él dándole un beso con su propio semen.
–Nunca había hecho esto. Me daba asco.
–Pero te gustó, no te apartaste.
–Eres una vaina Nacho.
–Vuelves a decirme Nacho.
–Vamos a dormir que todavía es muy temprano.
Cinco minutos después se abre la puerta, la luz entraba y Giberto solo veía una silueta, se tapaba los ojos con la mano.
–Juan Carlos regresa a nuestra habitación. Saquen a Gilberto, ya saben lo que tienen que hacer.

Gilberto colgaba del techo por los pies. Desnudo y mojado.
–Asi vas a estar hasta que reflexiones sobre lo que ha pasado ¿Lo entiendes, verdad? Ya saben, corriente hasta que pida perdón.

Gonzalo entra al sauna y en la taquilla pide cabina privada y un masaje. Lo anotan, paga y le dan el kit para entrar: cholas, toalla, paño para taparse y las llaves.
Antes de irse a la cabina se anota en la lista para el masaje, sigue en busca de su cubículo, entra y se cambia.
Habia mucha gente, perfecto para desconectarse de todo y entregarse por completo al sexo anónimo sin remordimientos ni culpa.
Al salir de su cabina, la puerta de enfrente se abre. Un hombre algo velludo con buen cuerpo alto y un pene aún flacido que le cuelga.
–¿Qué? ¿Entras? Te cojo.
–Ok. Gonzalo coerra su puerta y va a la cabina de enfrente. Entra y el hombre coerra la puerta y con las mismas coge del pelo a Gonzalo y le planta un beso en la boca, Gonzalo le siente el aliento a alcohol y se separa.
–Coño tu estás borracho, ¿Estás tomando? -El hombre le señala la botella apuntándole con los labios.
–Tengo otra en el morral.
–Ya vengo. -Gonzalo se va a su cabina y busca enjuague bucal. –Toma, si me vas a besar, usa esto. -El hombre se enjuaga la boca y escupe en la papelera, su pene ya está totalmente erecto.
–¿Cómo es el plan? Te cojo o me coges?
–Me coges, soy pasivo.
–Pélame ese culo pues.
–Te lo quiero mamar primero.
–Agáchate y mama perrita. -El hombre cogió la botella y se puso a beber. -Me tomé una viagra pa que de pusiera duro, con esta oea no se me para ni de vaina. -Gonzalo se metía todo el pene en la boca y movía la lengua, se lo sacó. No deberias mezclar medicinas con alcohol.
–¿Me va a dar un infarto? Gran vaina, muerto pal coño, morí tirando pero feliz, mama marico, lo haces rico, mama, mama.
Gonzalo se aplicaba mamando, le agarraba los testículos con las manos, bajó su boca hacia ellos y se los metió. El hombre echaba la cabeza hacia atrás, cogió del cabello a Gonzalo y lo levantó. –Ponte en cuatro pa cogerte. -El muchachonse montó en la pequeña cama dejando el culo frente al hombre que cogió el lubricante apretando en envase entre las nalgas y lo restregó, su mano la pasó por el pene llevándolo al culo para luego ir penetrándolo.
–¿No tienes condón?
–No...te cojo así, quédate quieto. -El hombre comenzó a penetrarlo lentamente, el glande desaparecía, iba empujando poco a poco hasta que lo tenía todo adentro. Gonzalo lanzaba quejidos. Comenzó a moverse y de repente apretó con sus manos las caderas del chico y gritó. Había eyaculado antes de tiempo –COÑODELAMADRE.
–¿Que pasó?
–Acabé antes de tiempo, ¡que mierda!
–Tranquilo, no pasa nada.
–Si pasa, esta borrachera me tiene mal.
–Vamos a tomarnos un café y hablamos.
–Yo no hablo con los tires.
–Te hará bien un café, vente, ponte el paño.

A Gilberto, colgado de los pies, lo bajaban hasta que su cabeza quedaba sumerjida ennun pipote lleno de agua. Lonvolvían a subir. –¿Vas a pedir perdón o quieres electricidad? -No hubo respuesta de Gilberto que estaba como si nada.
–Búscate al chofer del patrón.
–¿A Jorge?
–Si coño, que venga. -Jorge entraba y se impresionó al ver a Giberto colgado boca abajo y desnudo.
–¿Qué pasa? ¿Que hace Gilberto...?
–La patrona lo castigó. ¿Tú quieres ponerle el castigo?
–¿Yo? -Uno de los escoltas trae dos cables que estaban conectados a una pequeña planta. 
–Pégale los cables en cualquier parte del cuerpo.
–¿Un corrientazo? -Gilberto se puso rojo de la rabia al ver que Jorge le pegaría los cables, a su rostro se le brotaron las venas.
–Si, coño...véngate de el por todo lo que te ha hecho.
–Quiero pegarle los cables en las bolas. -El escolta bajó a Gilberto hasta que las caderas que daron a la altura de Jorge.
–Te juro que vas a morir pedazo de mierda, me pegas esos cables y eres hombre muerto. -Jorge le ouso los cables en el escroto y encendieron la planta. El cuerpo de Gilberto se estremeció, aguantaba el dolor sin gritar pero su rostro se enrrojecia cada vez más. Jorge quitó los cables y comenzó a temblar del susto.
–Vas a morir hijo de puta, vas a morir.
Jorge se le quedó viendo a los ojos y los escoltas lo sacaron del cuarto. –Tranquilo, estuviste muy bien. Ajá ¿vas a pedir perdón? - Silencio. De nuevo más electricidad, tres, cuatro, cinco veces y Gilberto no decía nada. Lo volvieron a ahogar. Lo alzaron y lo dejaron colgado.

–¿En que trabajas?
–Soy administrador ¿y tú?
–Tengo un taller mecánico, en realidad tres.
–Ah que bien, bueno saberlo. Mucho gusto, Gonzalo.
–Mucho gusto, José David.









lunes, 21 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 34

 


Victoria había bebido toda la mañana en su casa, no fue a la tienda. A pesar que Gerardo, el chico que conoció en el avión de regreso de su luna de miel, le dijo que él de haría cargo de los gastos del bebé, ella estaba decidida a decirle a su esposo, Guillermo, que estaba embarazada.


Gonzalo y Guillermo se comían a besos en el ascensor, le tocaba el pene sobre el pantalón mientras Guillermo le metía la mano tocándole las nalgas. Le desabrochó el pantalón, le bajó el cierre y comenzó a mamarle el pene. Tocó el botón de parar. –No me hagas acabar. -Gonzalo se introducía todo el pene moviendo su cabeza con rapidez y se detuvo, le lamió el glande y se puso de pie.
–Te amo.
–Vamos a poner a funcionar esto para llegar al apartamento.
–Ya...
Llegaron al piso y Guillermo salió sacando las llaves para abrir, destrás de él, Gonzalo aguantaba las ganas de llorar. Entraron.
–¿Quieres tomar algo?
–Quiero otras cosas de ti Guillermo.
–No empecemos.
–Ese es el peo que no hemos empezado nada en nuestras vidas.
–Hoooola esposo mio, llegando con tu amanteeee.
–¿Otra vez estás borracha?
–¡Borracha y embarazada!
–¿Qué? ¿Estás embarazada? ¿Qué coño es esto Guillermo?
–Mi amor, somos marido y mujer, hacemos el amor y estas cosas suceden.
Guillermo se quedó inmóvil viendo a Victoria...
–Mi amor, reacciona, vamos a hacer papás. -Guillermo se abalanzó sobre su esposa y la abrazó.
–¿Me estás hablando en serio?
–¿Y tú le vas a creer a esta perra que se acuesta con tu hermano y tu padre? Ponte a pensar Guillermo.
–Vete de mi casa Gonzalo.
–¿Me vas a botar a mi? Me vine en tu carro ¿Que pretendes, que me vaya en taxi?
–Llama al uner desde tu celular.
–¿No me voy a quedar contigo?
–No somos novios Gonzalo, somos amigos.
–Te acabo de mamar...
–Maricón, ¿No estás escuchando que te vayas? Aqui vivimos mi marido y yo, vamos a ser padres. -Guillermo le insistió a Gonzalo que se fuera. Salió del apartamento llorando. Guillermo se fue a la habitación con Victoria para hablar sobre su embarazo.

Gonzalo llegó a planta bajo llorando desconsoladamente, se sentó en el piso hasta que se calmó. Respiró hondo y entró en la aplicación del Uber.
–Me vas a dejar aquí, aaaquí, eso, en esa esquina. Gracias. -Se bajó del uber y caminó hacia el edificio donde había un sauna para hombres.

Agustín llegaba al local del tatuador para colocarse el piercing que le dijo Castro.
–Caramba, en la lengua.
–Si, si Castro se lo puso en el guevo, yo en la lengua.
–Tómate tres shot de tequila para que te relajes. -Luego de beberse los tres vasitos, cerró los ojos, respiró y los volvió a abrir.
–¿Estás preparado?
–No, primero quiero que me cojas, luego me pones el piercing.
–Pana, mi jeva, está por venir.
–¿Te asusta que te vea cogiéndote a un carajo? Dame otro shot. -Dijo eso y se quitó la ropa y se acostó en la silla de tatuar, boca abajo. El hombre se quitó la ropa y sirvió el shot. Su pene era grueso y no tal largo, el prepucio le cubría el glande, lo retrajo y pasó su dedo por el glande mojando toda la cabeza. Buscó un condón y Agustín se abría las nalagas para recibir el grueso pene.
–No es el de tu marido pero algo sentiras....coñoooo, ¿Que te metieron por aquí, un brazo? Tienes ese culo abierto y rooojoo.
–Coño...tú le has visto la verga a Castro, no te hagas el pendejo, dame otro shot. -Se lo bebió y el hombre se puso el condón. Se acercó al culo y fue introduciendo el pene que entraba con facilidad.
Esta vaina no debe ni sentirla, el culonlo tiene dilatadísimo. -Pensaba el tatuador mientras movía sus caderas sin sentir ni un suspiro de Agustín que estaba tumbado en la silla connlos ojos abiertos mirando a la nada. El hombre seguía moviéndose y pensando que estaba haciendo perdiendo el tiempo. –Este pana es una vaca muerta. -Siguió por varios minutos más, cogió a Agustín por los hombros y acabo dentro del condón. Sacó el pene y se quitó el látex.
–Agustín, Agustín, párate para ponerte el piercing. Verga este pana se rascó. -Comenzó a vestirse cuando recibe una llamada. Era Castro.
–Aló.
–Ábreme la puerta o la tumbo de un coñazo. -El hombré corrió a la entrada y le abrió a Castro.
–Castro yo...espera, te explico. -Castro comenzó a tumbar al suelo todo lo que veía a.su paso. Vio a su novio en la silla desnudo, tumbó varias cosas más, se acercó al tatuador y lo golpeó.
–Te lo tiraste. -Otro golpe y otro y otro hasta que la sangre corría por su naríz y boca, cargó a Agustín y lo sacó de ahí.
–La.novia del tatuador llegaba sin entender a quién sacaban desnudos del local. Comenzó a gritar y el hombre se levanta.
–Llama a la policía, dile que esto lo hizo este hombre. -Le mostró el celular.

Castro lo montó en la parte de atrás del carro.
–Este si es arrecho. No le bastó la cogida que le di para venir y se lo coja este mamaguevo. Voy a tener que ponerme más bruto a ver si se te quitan las ganas de tirar con otro.

jueves, 17 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 33

 


Douglas tenía frente a él dos culos. Un hombre y una mujer en la.misma escena para que él los penetrara, al fondo, Raúl veía la escena. El enorme pene lo tenía sujeto con su mano, lo introducía en el culo de la mujer suavemente mientras gemía y besaba al chico que tenía al lado. Retiraba el pene del culo de la chica y penetraba al chico provocando también gemidos. Seguían besándose. Douglas iba cambiando de uno a otro hasta que el director gritó que ambos le mamaran el pene hasta hacerlo acabar. 

La chica y el chico lamían el pene cada uno de su lado, se miraban , cuando llegaban al glande se besaban y volvían a mamarlo. El director le pidió a Douglas que se masturbara, cuando estuviera a punto de acabar, avisara para continuar la escena de ambos mamando.
Raul se.metía los dedos en la vagina viendo a su padre como le comían el pene. Cuando ya estaba a punto de venirse, Douglas avisó, los chicos volvieron a su posición y esoersron que el semen cayera en sus rostros para luego besarse y besar a Douglas.
–CORTEN. -Gritó el director feliz de haber grabado una buena escena. Raúl se acerca a su padre.

–Estuviste  genial, me tenías excitado.
–Raúúúl...no empieces.
–Pero es la verdad papá. Vamos a complacer al dueño y antes de irme a Alemania grabar juntos. -El chico se acercó a su padre y le dio un beso en la boca.
Aunque Douglas respondió al beso, se separó de inmediato. –Raúl, esto no puede ser.
–¿Por qué? ¿Somo padre e hijo? Aquindentronsomos compañeros de trabajo. Cógeme, no tiene que ser en la grabación, vamos al camerino.
–¿Te estás escuchando? Dices que somos compañeros de trabajo pero quieres tirar escondidos. Si llego hacerlo contigo, que lo dudo, será en una grabacion profesional. -Raúl volvió a besarlo y le apretó el pene.
Douglas le dio una bofetada y se alejó pero se volteó a ver a su hijo un par de veces. 
Raúl se fue al camerino a vestirse para ir a su apartamento y hablar con Mauricio, su novio. Al abrir la puerta, Douglas en interiores estaba parado ahí.
–Disculpa por la cachetada.
–Nada, no hay rollo, no debí hacer lo...-Douglas lo interrumpió con un beso.
–Solo lo haré si el director o el dueño quieren una escena padre e hijo.
–La quieren papá y lo sabes, mw voy porque quiero hablar con Mauri.

–¿De qué me quieres hablar? -Mauricio le preguntaba a Raúl aunque ya sabía de que se trataba. Le dijo para hacer el amor primero y antes que el médico volviera a hablar, el chico se habia agachado y le bajaba el mono que cargaba.
Raúl se metió el pene en la boca, lo miraba a los ojos mientra Mauricionle acariciaba el cabello. –Tenemos que hablar. -El chico retiró el pene de su boca y se puso de pie quitándose el pantalon y los zapatos. Tomo el pene y lo acercó a su vagina. –¿Por qué mejor no me penetras? -Levantó una pierna e introdujo el pene.
–Lo nuestro se termina hoy Raúl, si te vas a Alemania, tu y yo terminamos. -El chico se separa, suelta un suspiro y se rie.
–Mauricio, me voy por seis meses, puedes ir a visitarme y podías haber hecho las cosas bien y te venias conmigo trabajando allá, tienes contactos.
–Claro que lo pude haber hecho pero no quiero, no quiero que te vayas, no quiero que allá también hagas lonque haces aqui y cosas peores y otros hombres te cojan, te toquen, te enamores.
–¿Crees que me voy a enamorar? Conociéndome, crees que eso va a suceder?
–No...ni siquiera me amas a mi.
–No voy a cancelar esta oportunidad. Es un tremendo trabajo y una buena proyección internacional.
–Maldito el día que te puse esa cuca entre las piernas.
–Si no eras tú iba a ser otro, pero tú eres el rey de las vaginas el mejor de este planeta. Eternamente agradecido por eso.
–Yo no quiero que me agradezcas eso, yo quiero que me ames.
–Voy a ducharme, ¿Lo hacemos juntos?
Mauricio, visiblemente triste se fue quitando la ropa sin quitarle la mirada a su novio. Raúl le tomó de la.mano y caminaron juntos al baño.

Francisco y Teodoro iban al teatro nuevamente, aunque no era de su agrado. Francisco accedió a acompañarlo. En una caramelería cercana se detuvieron para comprar algunos dulces y estando ahí se encontraron con Alberto y Diego. Inmediatamente Diego se sonrió al ver a Francisco que hizo lo mismo, se saludaron con un apretón de manos. Teodoro y Alberto se abrazaban.
Francisco se fijó en una franela que cargaba Alberto que decía bodegón ACTIVO. La segunda palabra resaltaba sobre el resto
–¿Lo que dice la franela de Alberto que es?
–Se está promocionando. -Ambos rieron mientras Teodoro y Alberto hablaban de otras cosas.
–Teo voy al baño.
–Yo también, cómprame un chocolate con leche y cotifas, por fa. -Le decía Diego a Alberto mientras se alejaban

–Me encantaría orinarte ahora en el baño pero es complicado.
–Pero te puedo mamar el guebo, eso no es complicado. -Entraron y cada uno se puso en un urinario, al terminar, Diegonse agacha y comiemza a mamarle el pene ya erecto a Francisco que le empuja la cabeza para que se lo trague completo. Entraba un persona y se puso de.pie. entró a una de las pocetas y Francisco lo cogió por la nuca pegándolo de.la pared para besarlo.
–La semana que viene te cojo carajo, quiero meterte el guevo y darte duro.
–Eso es lo que quiero. -Volviero a besarse, el hombre baja la palanca de la poceta y ambis se separan acomodándose el pantalón, el hombre se va y vuelven a besarse.
–¿Vamos a ir a tu casa?
–No, vamos a un hotel. Teo esta en casa casi todo el dia y yo quiero cogerte tranquilo y relajado por un buen rato.
 Salieron del baño y caminaron separados. Consiguieron a Teodoro y a Alberto en las escaleras para ir al teatro.
Teodoro miraba a Diego y a Francisco, sentía algo extraño entre ellos pero no comento ni hizo nada, Alberto revusaba su celular.

– ¿Entramos?
–Si...mejor...aquí hay mucha tensión. -Dijo Teodoro sin mirar a nadie.

martes, 15 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Caítulo 32

 


Castro ya tenía una semana activo en la oficina de ingenieros. Hoy le tocaba estar en la nueva torre que están construyendo, apenas llegara él, Douglas se iba a la productora a grabar varios videos pornos.


Estaba sentado en el mesón de la cocina comiéndose un sandwich de queso, pavo, lechuga y tomate. Le daba unos enormes mordiscos mientras Agustín agachado, le mamaba el enorme pene. –Flaco, que rico lo mamas, me encantaría cogerte de nuevo pero ya voy tarde. -Le puso la mano en la cabeza para acariciarle el cabello mientras lo veía metérselo casi todo en la boca. Castro mordía el sandwich y bebía un poco de café mientras su novio mamaba el pene. Agustin levantaba la mirada para verlo a los ojos. El hombre masticaba el trozo de sandwich y se sonreia. Terminó de beber el café y eructó, le acarició la cabeza a Agustín y comenzó a pellizcarse con fuerza las tetillas para poder acabar. Lo hizo con fuerza, cerró los ojos y gruñía mientras eyaculaba dento de la boca de Agustín que iba tragando y gimiendo. Al rerminar, el chico se levanta y besa a Castro pasándole los restos de semen que aún estaban en su boca. 
–Que rico mi flaco. Vámonos. -Se vomvieron a besar.

Agustín llegó a las oficinas del supermercado y Castro a la nueva torre.
–Bueno, aquí está anotado los pendientes de algunos pisos. La lista de materiales que llegan hoy y hay que pasar por la alcaldía para renovar los permisos. Sabes que con esa gente siempre hay peos.
–Vete tranquilo a coger culos y cucas. Yo resuelvo.
–Jajaja pendejo. ¿Sabes que Raúl está a punto de irse a Alemania? Va a trabajar allá con una productora que tiene alianzas con la de aquí.
–Que bien vale. ¿Y tú, no vas a ir?.
–Es probable.
–Vete, sabes que yo me encargo de todo esto.
–Lo se...ah otra cosa Castro, el piso 32 sabes que hay unas fallas ahí, no son graves pero están trabajando, de eso se encargan mañana, igual sube y chequea. -Castro se quedó pensando.
–¿Fallas de que tipo? ¿Hay peligro? ¿Se puede subir?
–Si vale, nada estructural, si fuera eso se nos cae todo...pareces nuevo. Unas conexiones que no se hicieron. Acometidas, ductos. -Volvió a quedarse pensativo mientras veía a Douglas.
–¿Qué te pasa?
–No, nada...pensando tonterias.
Douglas se va abrazando a Castro. El hombre coge las carpetas, se pone el casco y comienza a revisar punto por punto junto al jefe de obras.
Una hora más tarde, entra a la oficina y llama a Agustín para decirle que vaya a la obra.
–Anda, vente y te hago un recorrido.
–Amor estoy trabajando.
–Escápate, aqui hay internet y wifi, puede trabajar desde aqui, te espero.
Luego de media hora el carro de Agustín entra a la obra y Castro le indica donde dejarlo. Le da un beso en la boca y le pone el casco en la cabeza.
–Eres un loco.
–Vente, vamos hasta el piso 32 para que veas la vista que tiene esta vaina.
Subieron por el ascensor y Agustín le contaba que hoy iba a lo del tatuador.
–Esta ves no te puedo acompañar mi flaco, estoy full aquí, pero ve tu. Si te lo vas a tirar, me lo dices, no tengo problema.
–¿Y si tu tiras aqui en la torre me lo vas a decir?
–Si, hoy voy a tirar en la torre. -Cuando Agustín iba a reaccionar, llegan al piso 32 y se abre la puerta. Salen y Castro voltea al chico para que vea la vista. Toda la montaña sin ningún estorbo.
–Wow...que impresionante, hermoso esto.
–La gente va a pagar lo que sea por tener esta vista. -Castro se desabrochó el pantalón y se lo quita junto a los zapatos. Se acerca a Agustín y lo abraza por detrás, comienza a desabrocharle la correa. 
–¿Qué haces?
–Desnudándote para cogerte en las alturas. -Agustín se voltea y ve a Castro sin pantalones ni zapatos y el enorme pene totalmente erecto. El chico se termina de quitar el pantalón, Castro busca en los bolsillos un sobre de lubricante y el popper. Le entrega el frasquito a Agustín mientras el se coloca el lubricante por todo su grueso miembro.
–¿Dónde me vas a coger? -Inhala el popper y Castro lo carga, lo voltea para que vea la montaña y lo pega contra una columna. –Mientras te cojo disfruta la vista y gózate mi verga dentro de ti. -Castro toma su pene, lo lleva al culo del chico y lo penetra sin mucha espera, provocando un fuerte grito. Vuelve a usar el popper.
Castro, con Agustín cargado, lo empujaba contra la columna mientras elnchico no paraba de gemir. –Abre los ojos y mira la.montaña.
–Me duele.
–Aguanta flaco, métete más popper. -Castro le daba con más fuerza, a Agustin se le cayó el frasco y Castro se separó de la columna y ahora con la fuerza de sus brazos movía al chico para que su pene entrara y saliera del culo.
Camina con el chico cargado casi al borde del piso.–Voltea. -Agustín mueve la cabeza y se asusta al ver el vacío.
–¿Qué haces?
–Voy a cogerte en el borde del edificio
–¡Estás loco!
–Acuéstate aquí. -Castro lo había bajado. –Frente a mi boca arriba y tu cabeza fiera del edificio.
–Amor... No
–Hazlo, flaco, hazlo. Estás conmigo, no te va a pasar nada que no quieras. -Barrió el piso para quitarle las piedras y el polvo. Agustín se acostó dejandonsu cabeza colgando hacia afuera y viendo al revés la montaña. Castro se arrodilló frente a Agustín, le levantó las piernas y las echó hacia el pecho del chico. Lo penetró de una vez y cogiéndolo de los hombros comenzo a empujar con fuerza, Agustín gritaba, su cabeza cada vez coñgaba más y le decía a Castro que se iba a caer, pero el hombre lo sujetaba con fuerza mientras arremetia con fuerza. Castro bajaba su cabez y le pedia al chico que levantara la suya para besarse. Agustin no paraba de gritar viendo como su cuerpo se salía del edificio.
Castro lo jaló sin dejar que la cabeza del chico entrara al piso. Sus movimientos fuertes seguían. Agustín comenzó a llorar pero pedía más, se aferraba a Castro mientras veía la montaña, estaba mareado pero a la vez tan excitado que cualquier otra cosa quedaba en segundo plano.
Luego de varios minutos en esa posición, Castro levanta a Agustín y lo pone frente a el de pie. Mirando a la montaña y él detrás. Lo vuelve a penetrar. Se mueven hacia una columna para que Agustin se aoye y Castro comiemza a penetrarlo violentamente. Lo abrazó con fuerza mientras se movía, Agustin  se sostenia de la columna. Luego de 10 minutos el chico se masturba y Castro al verlo comiemz a a moverse más rápido para acabar dentro de su chico.
–Avísame cuando estés a punto ¡Avísame!
–¡Voy, voy, voy! AAAAAAAAAH AAAAAH. -Los gritos de Agustín se intensificron, Castro se afrerró al chico y gritaba von fuerza mientras sentía cada chorro de semen salir de su pene e inundar el culo de su chico.

Castro retira el pene y con él sale un chorro de semen, Agustin se estremece sosteniéndose de la columna para no caerse. Castro lo ayuda. Busca toallitas húmedas para que smbos se limpien. Se besan. Agustín no puede caminar, está mareado.
Se visten y se montan en el ascensor. El chico se abraza a Castro.
–Amor, estuvo...maravilloso...me duele todo...no puedo...ni caminar. -Se besan
–Para que sepas quien es el macho que te da como es.
Llegan a planta baja y se despiden.
–No sé como voy a trabajar ahora, estoy que no puedo ni hablar. Y en la tarde con en tatuador...-Vuelven a besarse y se monta en su carro.
Agustin se va y Castro se queda viendo como el carro se aleja.

–Vamos a ver si te quedan ganas de tirar esta tarde mi flaco. Te dejé estropeado.

lunes, 14 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 31

 Luego de otro agotador entrenamiento reforzando la puntería con distintas armas, Juan Carlos decidió irse con Jorge, ahora su chofer, a comer en la calle. Uno de los escoltas dejó a Gilberto en la casona y se regresó al polígono para quedarse con Juan Carlos.


Comieron en uno de los restaurantes más exclusivos y caros de la ciudad. En el tope de la montaña que domina a la capital.
–Pensar que estoy con una amenza constante si decido irme.
–Jorge, relájate, disfruta el momento, aquí se mueve mucho dinero, mucho y lo gasto en lo que quiera y si sigues trabajando para mi también tendrás mucha plata, yo te la doy.
–¿Tú crees que esto te va a durar toda la vida? Es el narcotráfico Nacho, tarde o temprano cae y primero los guevones, tú entre ellos.
–No quiero pensar en eso. ¿Ahora que lleguemos a la casona, quieres tirar? Yo te cojo ybtu me coges.
–¿Y tu noviecito no se pone bravo? Mira que me tiene ganas y no precisamente de cogerme.
–No somos novios, solo tiramos. -Jorge se rió sabiendo que el sicario estaba enamoradonde Juan Carlos. Luego de comer y tomar dos botellas de vino doeron una vuelta y luego se fueron a la casona.
–Vamos a tu cuarto y tiramos ahí. –Le decía Juan Carlos a Jorge que le dijo que lo esperara ahí mientras saludaba a Carmen. Tocó la puerta del despacho y entró, Carme se levantó, le dio un beso en la boca y vio a Renato sentado frente a ella. Estaba de traje, a pesar que seguía pasado de peso, se notaba que había perdido unos cuantos kilos, producto de los ejercicios que hacía y la alimentación que le estan dando. Carmen tenía planes con él. Le pidió a su esposo esforzarse más en los entrenamientos. Le entregó un fajo de billetes. –Ve a comprarte lo que se te antoje. Déjame a solas con Renato.

Al.salir, Carmen comienza a caminar hasta llegar donde Renato. –Quiero que seas mi escolta, mi mano derecha, mi hombre de confianza, el hombre que va amatar por mi si es necesario. ¿Sabes usar un arma?
–Si, de adolescentes mi papá nos puso a practicar hasta luego de cumplir la mayoria de edad. 
–Bien. Ya que tu hermano está trabajando con mi esposo entrenándolo, quiero que te quedes conmigo. -Lo miró y puso un dedo en la barbilla de Renato mirándolo a los ojos. –Desnúdate.

Juan Carlos, el chico que antes se llamaba Ignacio, entró a la habitación de Jorge. Ninguno de los dos se percató que Gilberto estaba escondido con una vista de la cama perfecta para ver todo lo que iban a hacer.

Comenzaron a besarse y tocarse los penes por encima del pantalón. Sus lenguas chocaban mientras sus labios muy juntos no paraban de besarse. Gilberto apretaba los puños.
–Me da miedo que tu noviecito nos pille.
–Concéntrate en lo que estamos haciendo. -Juan Carlos le desabrochaba el pantalón a Jorge y él hacía lo mismo. Sacó el pene del interior y vio al chico a los ojos. –No recordaba lo grande que lo tienes.
–Renato te cogió, no vengas con que este te oarece grande. Mámalo. -Gilberto escuchó eso y se le revolvió el estómago.

Juan Carlos comenzó a lamerle el glande, su mano sujetaba la base del pene pero Jorge se la quitó. –Te lo vas a meter todo en la boca, no te hagas el vivo. Lo hizo. Una vez que mojó el pene se lo introdujo todo en la boca, Jorge le aprisionó la cabeza hasta que Juan Carlos se ahogó y se echó para atrás volviendo a empezar. Se introducía todo el pene y lo sacaba, le tocaba los testículos, le volvía a pasar la lengua por el glande y lo miraba a los ojos.
–Ahora ponte a mamar tú. -Se puso de pie y se bajó el pantalón hasta las rodillas. Jorge se agachó, el pene de Juan Carlos con una media erección colgaba, Jorge bajó la cabeza y su lengua tocaba el glande. –¿Será que que si lo mamo se pone duro?
–Prueba, hoy te voy a coger. -Jorge se lo introdujo en la boca moviendo su lengua, sintiendo como el pene crecía en su boca.
Movía su cabeza con velocidad, Gilberto los veía, tenía una erección a pesar de la rabia que estaba sintiendo.
–Ponte en cuatro que te voy dar. -Le dice Juan Carlos a su ex mientras este se acomoda en la cama.

Renato de pie, desnudo frente a Carmen. No era el hombre prepotente de hace unos años que ya hubiera dicho o hecho algo sin que alguien le dijera, ahora es un hombre callado y retraido pero con la misma energía sexual de antes.
–¿Hay que estimularte para que tengas una erección o puedo verlo ahora mismo parado y duro? -Renato la miró a los ojos, su pene se iba levantando, Carmen no pudo evitar bajar la mirada, sus ojos se abrieron al ver lo grande y grueso de aquel pene. Se acercó y le agarró el pene con fuerza. –Además de ser todo lo que te dije antes, auiero que seas mi amante.
–Usted está casada.
–Y yo te voy a pagar muy bien por trabajar conmigo y hacerme el amor. A JuanCarlos lo amo y es mi esposo, pero tiene. Que tomar pastillas para que se le pare, algo que a ti se te da natural. -Sin soltarle el pene le dijo que cerrara la puerta con el pestillo, aflojó su mano y lo guió a la cama que tiene oculta en un pequeño cuarto en el despacho.

Juan Carlos comenzó a penetrar a Jorge luego de echarle lubricante. Su pene iba entrando lentamente, acariciaba las nalgas mientras el pene desaparecía dentro del culo. Jorge gemía. Juan Carlos empujó y tomo al muchacho por los hombros para empujar más duro. Ahora Jorge gemía más duro, Juan Carlos le tapó la boca mientras sus embestidas se incrementaban.
Gilberto apretaba el arma, estaba nervioso y a la vez excitado. Juan Carlos gruñía, cogió por las caderas con fuerza a Jorge para luego soltar un grito y comenzar a eyacular dentro del culo. Retiró el pene y se tumbó en la cama.
–No te acuestes mucho que ahora te cojo yo. -Gilberto se incorporó a escuchar a Jorge. Juan Carlos se puso como estaba Jorge mientras este se colocaba lubricante en su pene y en el culo de su ex. –Dale despacio.

Jorge comenzó a penetrarlo, le abría las nalgas. Juan Carlos apretaba los dientes. Gilberto salió del sitio donde se escondía y cogió del cabello a Jorge halándolo hacia atrás, poniéndole el arma en el cuello.
–Que sea la última vez que yo te vea cogiéndote a Nacho. -Siguió jalandolo hasta que el pene salió del culo de su amigo. Comenzó a orinarse mientras el arma le maltrataba el cuello. Gilberto lo golpeó en la cara y lo tiró al piso y apuntó a Juan Carlos.

–¡Que te quede claro que solo yo te va a coger! Ese culo es mio...mio! Yo vuelvo a ver a este cerca de ti y lo mato.
–Me volviste a decir Nacho. -Un fuerte golpe en la cara tumbó a Juan Carlos en la cama. Se volteó y comenzó a llorar de la rabia que sentía. Los nudillos de su mano derecha estaban enrrojecidos.

Se fue de la habitación.

viernes, 11 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 30

 


Francisco llegaba temprano al taller para buscar su carro. Como David le había dado un carro para que se movilizara, se olvidó del suyo hasta que lo llamaron.

Miraba cada rincón del taller e imaginaba poder grabar ahí. –Podría cogerme al carajito este aquí. -Pensaba mientras caminaba a la oficina. Tocó la puerta y entró.
–Señor Francisco, pensaba que no venía.
–Ya te cogí y me vas a decir señor.
David le explicaba lo que le hicieron al carro mientras Francisco se tocaba el pene, se iba poniendo duro, David lo veía, el hombre se mordía el labio y veía al chico a los ojos mientras seguía hablando aunque Francisco no le prestara atención.
–Te quiero alquilar esto para grabar aquí, ¿Quieres?
–¿Películas porno?
–Claro, No va a ser una novela. -Francisco se bajó el cierre y sacó su pene ya erecto y lubricando. Le hace con la cabeza el gesto de que se acerque y David sale del escritorio va a la puerta y pone el pestillo. Cierra las persianas y se pone al frente de Francisco, le toma el pene y lo aprieta.
–Si no acepto que me cojas, ¿Me botas?
–Si te dejas coger te doy contrato de exclusividad y más platica. -David se puso de cuclillas, tomó el pene y miró a Francisco. –Así da gusto cerrar negocios. -Le pasó la lengua al glande metiéndola por el prepucio, sus labios envolvieron el glande para luego introducirlo en su boca y llevarlo hasta la garganta.
Coño...este carajito mama guevo divino. -Francisco le cogía la cabeza y la empuja hacia él, el chico se sacaba el pene de la boca ahogado cayendo la saliva al piso. Bajó su lengua hasta los testículos y se metió ambos en la boca luego de moverlos con su lengua. El hombre lo puso de pie, se acercó al escritorio, cogió la laptop, la puso en el piso y luego lanzó lo demás al suelo con un manotón. –Móntate y pélame ese culo. -David se acostó en el escritorio levantando las piernas, el culo del chico está entreabierto. –Has llevado guevo parejo, tienes ese hueco abierto, te escupo dos veces y entra.
–¿Te acuerdas que trabajo en el porno? -Francisco le escupió el culo y acercó su pene que de una vez entró desapareciendo el glande y luego el resto. Comenzó a empujar mientras el chico gemía sosteniendo sus piernas una a cada lado. El escritorio rechinaba con cada empujón y se movía hacia la pared. Afuera se escuchaba el ruido del escritorio y algun grito de David, algunos mecánicos se reían, otros movían la cabeza pensando en José David, protegiendo su trabajo y no haciendo los desastres del hijo.

El escritorio llegó a la pared provocando más ruido con cada empujón de Francisco que ahora le sujetaba las piernas a David para luego montarse en el escritorio y seguir penetrando al chico. Volteó a David arrodillándolo en el escritorio y volvió a penetrarlo. Ahora el chico se masturbaba y sus gemidos se incrementaron. Cogió al chico por los hombros y lo penetró con más fuerza. David se masturbaba y estaba a punto de venirse. Francisconse aferró al chico enpujando con fuerza y acabando dentro de él. David lo hacía sobre el escritorio. Francisco retira el pene y del culo cae un pequeño chorro de semen, se sacude el pene para quitar los restos y se baja del escritorio. David se acuesta boca arriba recuperando el aliento.
Franciso comenzaba a vestirse. –Que exagerado, tampoco fue que te cogí un buen rato.
–Es que anoche dormí malísimo y ya con esto, estoy agotado.
–¿Cuánto te debo? -David se levanta y se sienta sobre el escritorio.
–Baja, pides tus llaves y te llevas el carro.
–¿No me vas a cobrar?
–Me vas a dar un contrato de exclusividad.
–Vaya. -Se acercó al chico y le dio un beso en la boca. - Cuenta con eso, gracias.
–Cierra la puerta al salir. -Francisco abrió la puerta, miró al chico y bajó las escaleras dejándola abierta. David se rió y se bajó del escritorio.

Victoria llegaba a la oficina de Gustavo para conversar con él sobre la noticia que la dejó perturbada.
–¿Qué? ¿Y cómo sabes que es mio? Puede ser del maricón de mi hermano, o no, de mi papá, o de todos los tipos que te has cogido y no te has protegido. -Victoria le dio una cachetada y Gustavo se la devolvió con más fuerza.
–A mi no me vas a encasquetar ese niño, no te me pongas dramática. Ve a endosarlo a otro guevón, a mi no. ¡Lárgate de aquí!
–¡Eres un bruto!
–Y tú una zorra que ni sabe quién la embarazó. Vete.
Colocándose la mano en la mejilla, se monta en su carro, coge la botella que tiene a un lado y bebe. Enciende el carro. Se dirige a la oficina de Dante.

–Te he cogido dos veces y una por el culo, ¿Por qué crees que yo soy el padre?.
–No lo sé, solo te estoy diciendo que estoy embarazada y no sé de quién es.
–Mientras no sepa que es mio no te voy a dar ni un dolar. Te seguiré cogiendo, pero no voy a mantener muchacho ajeno.
Victoria entró al carro y se bebió lo que quedaba de la botella. Iba a casa de Gerardo, el chico que conoció en el vuelo de regreso de la Luna de Miel.

–No puede ser, no puede ser...mierda, mierda, yo siempre uso condón...coño coño. -El chico estaba con la respiración agitada y no paraba de moverse y decidió que tenía que hablar con sus padres y los llamaría para hablar los cuatro en la sala.
Su madre se puso a llorar y su padre gritaba reclamándole al hijo, su irresponsabilidad. Lo obligó a buscar un trabajo decente pues ni él ni su madre se iban a hacer cargo del niño que vendría.
–Tú eres ya una mujer profesional asi que ambos se encargarán de ese niño.
–Estoy casada. -El padre de Gerardo se le quedó viendo.
–Lo que faltaba, te metiste con una mujer casada. -Se quedó mirando a su hijo unos segundos y volteó. –¿Y el bebe que espera no puede ser de su esposo?
–No tenemos relaciones.
Los padres se fueron a su habitación y Gerardo se llevó a Victoria a su cuarto y se besaron.
–No puedes seguir bebiendo...tienes que cuidarte.
–Hazme el amor ahora.
–Estás embarazada.
–Y con ganas de tener sexo.

Victoria se fue de la casa de Gerardo luego de tener sexo y fue a casa de su padre.
–Has estado con tres hombres y no sabes quién te preñó. ¿De verdad un niño de 21 años?.
–Guillermo no sabe nada todavía, puedo decirle que es de él. -Recibió una cachetada de su padre.
–Vas a abortar y tendrás a mi nieto con tu marido, así sea por inseminación.
–Ya estoy embarazada, no voy a abortar.
–Vas a hacer lo que yo te diga y ese niño no nace. ¡Listo!

Victoria fue a la cocina y se consiguió a Teodoro. 
–No le hagas caso a tu papá, ten al bebé.
–Gracias, ¿Tienes una botella de algo? Vodka, whisky, lo que sea.
–Estás embarazada, cuida a ese bebé.
–Teo...no me regañes. 

Teodoro le pasó una botella haciéndole un gesto de reproche.

jueves, 10 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 29

 


Jorge el amigo y expareja de ignacio que ahora se llama Juan Carlos, comenzó a trabajar en la organización criminal de la Reina Blanca. Es el chofer de Juan Carlos.


Manejaba la camioneta, de copiloto iba Gilberto y atrás Juan Carlos. –Yo no tengo porqué estar aquí, yo no tengo nada que ver en este peo. -Gilberto le puso el arma en la sien.
–Tú sabes muchas cosas y no estás muerto porque el bolsa que tenemos atrás es amigo tuyo y la Patrona te perdonó la vida y a tu familia, eso sí, si te portas bien.
Gilberto, no tienes que apuntarle, deja a Jorge en paz, soy el jefe de ambos. Jorge pisó el freno con fuerza lo que hizo que ambos se movieran bruscamente en sus asientos. 
–YO ME VOY DE ESTA MIERDA, SI QUIEREN ME MATAN. -Se bajó del carro y corrió pero sin darse cuenta que los otros escoltas y Gilberto estaban ahí y lo persiguieron.

Los dos escoltas lo inmovilizaron, llegó Gilberto.–Voltéenlo. -Lo apuntó en la cabeza.
–Mátame de una vez y acabamos con esto. -Decía Jorge entre llantos.
–No papito...matarte es liberarte y a mi me da la gana de que sufras un poco. -Sacó el celular. –¿A quién quieres que mate primero, a tu mamá o a tu papá?
Juan Carlos se bajaba del carro.
–Vamos a matar a tu papá primero, para que no sufras tanto, como el te odia porque eres maricón, no te dolerá mucho su muerte. –Aló, sapo. Mata al padre de Jorge y me mandas la foto.-
–NOOOOOO, NOOOOO, NOOOOOO
–¿Qué coño haces Gilberto?
–Levanten a este y lo meten en la camioneta. Nada, le di un susto le hice creer que maté a su padre. -Juan Carlos lo agarró del cuello y lo empujó a la camioneta.
–No vuelvas a hacer eso, Jorge no te ha hecho nada y no ha puesto en riesgo nada de esta organizacion para que lo atormentes así.
–Aaay cállate la boca.

Jorge llegaba a la camioneta llorando, viendo a Gilberto. –Maldito, eres un maldito ¿Qué te he hecho yo para que me desgracies la vida?
–Jorge, tu papá sigue vivo.
–TU CÁLLATE, ERES IGUAL QUE ÉL. -Gilberto le dio un golpe en la cara y una vez en el piso lo siguió golpeando. Juan Carlos lo detuvo.
–¡Ya Gilberto, ya! -Jorge se levantó y Juan Carlos le dio unas toallitas húmedas para que se limpiara la sangre. Siguieron hacia el polígono para las prácticas.

Jorge apagó la camioneta. –Te quedas aquí mientras el señor hace sus prácticas.
–¿Hoy que me toca?
–Pelea. Lo vas a hacer con ellos dos. Primero uno y luego el otro.
–Yo nunca he peleado.
–Por eso estamos aqui, para que aprendas.
–¿Y los guantes?
–En la vida real no hay guantes Juan Carlos, esto no es un deporte, esto es supervivencia.

Gilberto le dijo que lanzara los golpes que se moviera y esquivara lo que le venía, luego comenzarán con las técnicas para que aprendiera.
Le dijo que se colocara un mono y una franelilla, se desnudó entre las dos puertas de la camioneta. Jorge desde su asiento y Gilberto frente a él, lo observaban mientras se cambiaba. Jorge tenía tiempo que no lo veía y notó que estaba haciendo ejercicios pues el cuerpo estaba definido. Gilberto le veía las nalgas, Jorge el pene, ambos cruzaban sus miradas llenas de rabia mientras Juan Carlos terminaba de vestirse.
–¿Van a seguir viéndome con esas caras de gafos como si nunca me hubieran visto desnudo?
–¿Tú tiraste con este asesino? -Gilberto cargó el arma y lo apuntó.
–No me mataste antes, no lo vas a hacer ahora.
–Tu noviecito como que quiere saber que se siente que le quiten los dientes uno a uno con un alicate y sin anestesia.
–¿De verdad tienes que ser tan sádico?
Gilberto se fue y se acercó a los escoltas.

–¿Te acostaste con ese imbécil?
–Si Jorge, es con el único que puedo tirar cuando mi esposa no está. El tirador asignado.
–No te reconozco Nacho ¿Qué te hicieron?
–Permitirme vivir. Yo no pedí esta vida, Carmen me metió...tengo que aguantar...o me quedo tranquilo o muero, haz lo mismo, estanos juntos Jorge, no te va a pasar nada mientras yo esté contigo.
–Eso crees tú Nacho, esta gente no juega carritos, son asesinos guevón.
–Voy a mis prácticas.

–Quiero que lo revienten a coñazos pero no lo maten, ¡que aprenda que él es el jefe pero el que manda aquí soy yo!

Juan Carlos se puso frente al escolta con sus brazos en posición. –Golpea. -Juan Carlos lo hizo, el escolta esquivó el golpe pero si golpeó al muchacho que cayó al piso. De nuevo lanzó un golpe y lo mismo. Recibió dos, tres y hasta cinco, Juan Carlos no logró dar ninguno. Venía el otro escolta, más fornido y más agresivo.
Juan Carlos respiró hondo, estiró los brazo y se cuadró para ahora pelear con el segundo escolta.
Dos golpes que sacudieron el aire pero el escolta dio tres certeros llevando a juan Carlos al suelo retorciéndose. Jorge vio la escena y salió de la camioneta cogiendo el arma que estaba en la guantera para ayudar a Juan Carlos.  corrió pero Gilberto lo detuvo nuevamente apuntándolo. –Un paso más y te juro que te mato cagaleche.
–¡Lo van a matar!
–No lo van a matar, está entrenando. No des ni un paso.

–MUEVE EL CUERPO JUAN, ESQUIVA, GOLPES RÁPIDOS. VAMOS, VAMOS, COOOOÑOOOO, PAREN.
Gilberto levantó del piso a Juan Carlos que estaba mareado y la cara ensangrentada.
–No sabes pelear un carajo, guevón.
–Pero culear si sé marico. -Un golpe en la cara y Gilberto lo abrazó. 
–Estás crudito...así como estás no llegas ni a Jíbaro.
–Si sigo así no llegaré a mañana. Olvídate de cogerme hoy.
–Esto no ha terminado. Vamos, sigue

Luego de una hora más de fallido entrenamiento, decidieron parar por hoy la pelea, practicaron tiro por media hora más y decidieron irse. En la camioneta, antes de montarse, Jorge se acercó a Juan Carlos.
–¿Estás bien?
–Bien jodido es lo que estoy
–Te reventaron a coñazos y tú no diste un golpe.
–Marico, ¿En serio? Esos dos son unos matones entrenados, yo solo soy...
–Un imberbe que todavia se orina en los pantalones con tres carajazos que le dieron. -Los interrumpió Gilberto. Juan Carlos lo vio y luego puso sus manos en las mejillas de Jorge y le dio un beso en la boca metiéndole la lengua. Paso su mano por la nuca y el beso fue más apasionado, se separó de su amigo y volvió a ver a Gilberto sonriendo.
–¿Ya nos podemos ir?

Gilberto apretó con fuerza su arma y las venas de su sien se hincharon. No dijo nada.