viernes, 11 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 30

 


Francisco llegaba temprano al taller para buscar su carro. Como David le había dado un carro para que se movilizara, se olvidó del suyo hasta que lo llamaron.

Miraba cada rincón del taller e imaginaba poder grabar ahí. –Podría cogerme al carajito este aquí. -Pensaba mientras caminaba a la oficina. Tocó la puerta y entró.
–Señor Francisco, pensaba que no venía.
–Ya te cogí y me vas a decir señor.
David le explicaba lo que le hicieron al carro mientras Francisco se tocaba el pene, se iba poniendo duro, David lo veía, el hombre se mordía el labio y veía al chico a los ojos mientras seguía hablando aunque Francisco no le prestara atención.
–Te quiero alquilar esto para grabar aquí, ¿Quieres?
–¿Películas porno?
–Claro, No va a ser una novela. -Francisco se bajó el cierre y sacó su pene ya erecto y lubricando. Le hace con la cabeza el gesto de que se acerque y David sale del escritorio va a la puerta y pone el pestillo. Cierra las persianas y se pone al frente de Francisco, le toma el pene y lo aprieta.
–Si no acepto que me cojas, ¿Me botas?
–Si te dejas coger te doy contrato de exclusividad y más platica. -David se puso de cuclillas, tomó el pene y miró a Francisco. –Así da gusto cerrar negocios. -Le pasó la lengua al glande metiéndola por el prepucio, sus labios envolvieron el glande para luego introducirlo en su boca y llevarlo hasta la garganta.
Coño...este carajito mama guevo divino. -Francisco le cogía la cabeza y la empuja hacia él, el chico se sacaba el pene de la boca ahogado cayendo la saliva al piso. Bajó su lengua hasta los testículos y se metió ambos en la boca luego de moverlos con su lengua. El hombre lo puso de pie, se acercó al escritorio, cogió la laptop, la puso en el piso y luego lanzó lo demás al suelo con un manotón. –Móntate y pélame ese culo. -David se acostó en el escritorio levantando las piernas, el culo del chico está entreabierto. –Has llevado guevo parejo, tienes ese hueco abierto, te escupo dos veces y entra.
–¿Te acuerdas que trabajo en el porno? -Francisco le escupió el culo y acercó su pene que de una vez entró desapareciendo el glande y luego el resto. Comenzó a empujar mientras el chico gemía sosteniendo sus piernas una a cada lado. El escritorio rechinaba con cada empujón y se movía hacia la pared. Afuera se escuchaba el ruido del escritorio y algun grito de David, algunos mecánicos se reían, otros movían la cabeza pensando en José David, protegiendo su trabajo y no haciendo los desastres del hijo.

El escritorio llegó a la pared provocando más ruido con cada empujón de Francisco que ahora le sujetaba las piernas a David para luego montarse en el escritorio y seguir penetrando al chico. Volteó a David arrodillándolo en el escritorio y volvió a penetrarlo. Ahora el chico se masturbaba y sus gemidos se incrementaron. Cogió al chico por los hombros y lo penetró con más fuerza. David se masturbaba y estaba a punto de venirse. Francisconse aferró al chico enpujando con fuerza y acabando dentro de él. David lo hacía sobre el escritorio. Francisco retira el pene y del culo cae un pequeño chorro de semen, se sacude el pene para quitar los restos y se baja del escritorio. David se acuesta boca arriba recuperando el aliento.
Franciso comenzaba a vestirse. –Que exagerado, tampoco fue que te cogí un buen rato.
–Es que anoche dormí malísimo y ya con esto, estoy agotado.
–¿Cuánto te debo? -David se levanta y se sienta sobre el escritorio.
–Baja, pides tus llaves y te llevas el carro.
–¿No me vas a cobrar?
–Me vas a dar un contrato de exclusividad.
–Vaya. -Se acercó al chico y le dio un beso en la boca. - Cuenta con eso, gracias.
–Cierra la puerta al salir. -Francisco abrió la puerta, miró al chico y bajó las escaleras dejándola abierta. David se rió y se bajó del escritorio.

Victoria llegaba a la oficina de Gustavo para conversar con él sobre la noticia que la dejó perturbada.
–¿Qué? ¿Y cómo sabes que es mio? Puede ser del maricón de mi hermano, o no, de mi papá, o de todos los tipos que te has cogido y no te has protegido. -Victoria le dio una cachetada y Gustavo se la devolvió con más fuerza.
–A mi no me vas a encasquetar ese niño, no te me pongas dramática. Ve a endosarlo a otro guevón, a mi no. ¡Lárgate de aquí!
–¡Eres un bruto!
–Y tú una zorra que ni sabe quién la embarazó. Vete.
Colocándose la mano en la mejilla, se monta en su carro, coge la botella que tiene a un lado y bebe. Enciende el carro. Se dirige a la oficina de Dante.

–Te he cogido dos veces y una por el culo, ¿Por qué crees que yo soy el padre?.
–No lo sé, solo te estoy diciendo que estoy embarazada y no sé de quién es.
–Mientras no sepa que es mio no te voy a dar ni un dolar. Te seguiré cogiendo, pero no voy a mantener muchacho ajeno.
Victoria entró al carro y se bebió lo que quedaba de la botella. Iba a casa de Gerardo, el chico que conoció en el vuelo de regreso de la Luna de Miel.

–No puede ser, no puede ser...mierda, mierda, yo siempre uso condón...coño coño. -El chico estaba con la respiración agitada y no paraba de moverse y decidió que tenía que hablar con sus padres y los llamaría para hablar los cuatro en la sala.
Su madre se puso a llorar y su padre gritaba reclamándole al hijo, su irresponsabilidad. Lo obligó a buscar un trabajo decente pues ni él ni su madre se iban a hacer cargo del niño que vendría.
–Tú eres ya una mujer profesional asi que ambos se encargarán de ese niño.
–Estoy casada. -El padre de Gerardo se le quedó viendo.
–Lo que faltaba, te metiste con una mujer casada. -Se quedó mirando a su hijo unos segundos y volteó. –¿Y el bebe que espera no puede ser de su esposo?
–No tenemos relaciones.
Los padres se fueron a su habitación y Gerardo se llevó a Victoria a su cuarto y se besaron.
–No puedes seguir bebiendo...tienes que cuidarte.
–Hazme el amor ahora.
–Estás embarazada.
–Y con ganas de tener sexo.

Victoria se fue de la casa de Gerardo luego de tener sexo y fue a casa de su padre.
–Has estado con tres hombres y no sabes quién te preñó. ¿De verdad un niño de 21 años?.
–Guillermo no sabe nada todavía, puedo decirle que es de él. -Recibió una cachetada de su padre.
–Vas a abortar y tendrás a mi nieto con tu marido, así sea por inseminación.
–Ya estoy embarazada, no voy a abortar.
–Vas a hacer lo que yo te diga y ese niño no nace. ¡Listo!

Victoria fue a la cocina y se consiguió a Teodoro. 
–No le hagas caso a tu papá, ten al bebé.
–Gracias, ¿Tienes una botella de algo? Vodka, whisky, lo que sea.
–Estás embarazada, cuida a ese bebé.
–Teo...no me regañes. 

Teodoro le pasó una botella haciéndole un gesto de reproche.

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