lunes, 7 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 26

 


Entraron al apartamento de Castro y este no pudo evitar llorar al ver que volvia estar en casa. Agustín le pasó la mano por la espalda.

–Quiero darme un baño, quiero hacerlo solo flaco, quiero estar un momento solo bajo el agua caliente.
–Tranquilo, ve, yo voy preparando algo para comer.

Luego de 30 minutos Castro salía del baño tan solo con el interior. Agustín estaba en la cocina y el enorme hombre lo abrazó por detrás.
–Estoy como nuevo.
–¿Que le dijiste a Ernesto?
–¿Por qué tienes que arruinar el momento nombrándolo?
–Amor me pareció raro que quisieras detenerte ahí.
–Le pedí perdón por todo lo que había pasado y lo que le hice. Pero le advertí que había vuelto y ahora pronto tu serías mi esposo. -Agustín se volteó para verlo y Castro lo volvió a besar cargándolo, apagó las dos hornillas encendidas y se lo llevó a cuestas a la habitación.
Lo tumbó en la cama y comenzó a desvestirlo, una vez desnudo, mirando a su novio a los ojos, se quitó el interior. Su enorme pene se movía de un lado a otro, se acercó al rostro de Agustín y este tomó el grueso pene para mamarlo, comenzó suavemente por el glande mojándolo con la lengua, poco a poco iba introduciendo el pene en la boca. Castro simplemente lo miraba y sonreía. Agustín se detuvo volteándose hasta ponerse debajo de Castro justo en el pene. –Quiero que llegue a mi garganta, no hagas nada. -Dejó caer su cabeza por fuera del colchón y comenzó a introducir el pene. Castro apenas empujaba para que su pene se deslizara por la garganta. Ya estaba casi completo adentro y Castro le puso la mano en el cuello sintiendo el bulto en la garganta.
Castro sentía como se le erizaba la piel. 
Agustín se retiró lanzado un gruñido y soltando hilos de saliva. 
Volvió a acomodarse en la cama y Castro se subió en el colchón, cogió el lubricante y echó una considerable cantidad en el culo de su novio. Le metía los dedos. –¿Todavía está aquí el Popper? Siiii...mira, ponte. Habrás tirado con varios hombres pero ninguno con esta verga que tengo yo. Necesito que te relajes porque voy a penetrarte. -Le echó las piernas hacia el pecho del muchacho y apoyó el pene en el culo dejando que el lubricante y el popper hicieran el resto.
El pene iba entrando poco a poco pero sin detenerse, Agustín ponía los ojos en blanco, su piel estaba enrrojecida y erizada.
Una vez el pene totalmente dentro del chico, se agachó abrazándolo, comenzó a besarlo y asi estuvo 10 minutos, moviendo sus caderas y besando al hombre que ama. El pene salía por completo y volvía a entrar, movió aún más las piernas de Agustín haciendo que el culo quedara más arriba y Castro totalmente sobre él.
–Pellizcame las tetillas, duro mi flaco, duro. -Castro comenzó a mover sus caderas más rápido. –¡Vamos flaco, pellízcalas duro! Quiero llenarte..-Agustin le retorció las dos tetillas provocando que Castro se tensara y comenzara a gruñir. Comenzó a expulsar el semen. Agustín sentía cada chorro dentro de él. Dio un fuerte golpe en la pared y retiró el pene. Agustín soltó un grito y el semen comenzó a salir de su culo. El hombre volvió a besar al chico mientras metía sus dedos en el culo para luego meterle los dedos en la boca.
–Volviste amor...volviste.
–Flaco, te amo, te amo mucho.
–Te amo mi amor.
Se quedaron dormidos 15 minutos y luego, desnudos, se fueron a la cocina a terminar la comida que quedó a medias.

–Ya hablé con Douglas y mañana me reúno con él para ponerme al día en la oficina y comenzar a trabajar.
–Amor ¿Pero por qué no te tomas unos dias de descanso?
–Ya descansé mucho en esa maldita cárcel, necesito trabajar y distraerme. -Le dio otro beso a Agustín. –Como lo hicimos ahora.
–Estuvo delicioso amor, te extrañaba.
–¿Ves? Que nadie te ha cogido como lo hago yo. Y no te creas que siempre va a ser así como hoy. Te voy a reventar ese culo pero hoy quería ser tierno contigo.
–Siempre lo eres amor.
–Eso va a cambiar, el Castro tierno no se irá pero el rudo estará más tiempo.
–¿Sabes que tienes que comenzar las terapias contra la ira? -Castro abrazó a Agustín y lo volvió a besar. –No tengas miedo de mi flaco, no voy a hacerte daño, te amo, pero si, comenzaré las terapias. Dame un chance que voy a hacer una llamada.

–Hola, es Castro ¿cómo estás? Necesito pasar hoy por allá para que me resuelvas un asunto....exacto, eso mismo...lo mismo, yo lo llevo. Voy con mi esposo. -Le guiñó el ojo a Agustín. –Ah no sé, cuando estemos allá lo convencemos, voy saliendo pará allá.

–¿Con quién hablabas?
–Un amigo que quiero que conozcas.
–¿Quién es ese amigo?
–Vamos a su trabajo ahora, vamos a vestirnos y nos vamos, yo manejo que quiero volver a sentirme en libertad.
–Estás muy raro.
–Raro es lo que vas a ver. Espero que lo disfrutes.

Castro manejaba sin decir ni una palabra de adonde iban, Agustín le acariciaba la nuca, pero Castro le tomó la mano y se la puso sobre su pene.
–Hazle cariñitos a este muñeco que lo necesita. -Agustín le apretaba el pene sobre el bluyín.
–Castro, sabes que en algún momento tenemos que hablar sobre...tu intento...de suicidio.
–¡Llegamos! ¡Bienvenido!.
–¿Qué, te vas a poner otro?
–¿Otro? ¿Me viste alguno puesto? Mira. Y quiero que que me complazcas con algo.
–No, no, no, yo no me voy a poner esa vaina en el guevo, ¡estás loco!

–Justamente ahí no lo quiero.
–¿Dónde entonces?
–Entremos y decidimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario