miércoles, 9 de marzo de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 28


 Victoria estacionaba su carro, venía con una amiga. Se dirigía a su tienda de ropa interior femenina.  Francisco, su padre, se la regaló hace un par de años como regalo de cumpleaños y desde entonces ella maneja el negocio.

Eran las 11:30 de la mañana y venían de un brunch donde bebieron mimosas. Victoria estaba algo mareada.
–Todavía no entiendo porque vas a mantener tu matrimonio y mira que las chicas te lo dijeron hace aaaaños, que Guillermo era gay y tu enfrascada que no y que no, mira ahora.
–Ay marica, estamos llegando a la tienda, ya me lo has dicho toda la mañana.
–Deja ese tipo y cásate con su hermano, ¿Que tanto?.
Llegaron a la tienda, Victoria saludó con desgano a las chicas que atienden y se fue atrás donde está una pequeña oficina donde hay un escritorio, computadora, una nevera ejecutiva y una cama individual.
–¿Seguimos bebiendo aqui? Tengo champaña.
–¿Y no vas a trabajar?
–Aaay no...ya están estas gafas que les encanta atender a la gente. Bebamos.
Sacó dos copas, retiró el corcho y sirvió.
–Salud, ¡porque desaparezcan los maricones que quieren casarse con mujeres!
–Salud, gafa.

Afuera en la tienda las tres chicas atendían a dos clientas y a un hombre. En eso entra un chico que se queda en la entrada parado, caminó un poco y le hizo señas a una de las chicas que seguía ocupada.
–Deme un chance y ya lo atiendo 
–No, no, disculpa, no vengo a comprar, busco a la señora Victoria.
–Ah...ok, ¿quién la busca?
–Dile que es Gerardo, el chico del avión.
–Termino de atender a la chica y le aviso.
–Dale, voy al baño de aqui al lado y vengo.

–Señora Victoria, allá afuera hay una persona que la busca. -Le decía temerosa una de las empleadas.
–¿Quién, preguntaste?
–Si...es un chico, se llama Gerardo, el del avión, me dijo eso.
–Dile que pase y a menos que sea una emergencia, no me molesten. -La chica se fue a buscar al muchacho.
–Marica este es el carajito con el que tuve sexo en el avión, ya lo vas a conocer. Lo saludas y te vas.
–¿Qué y me voy a ir en taxi a casa?
–No pretenderás quedarte aquí viendo como lo hacemos. Te llevas mi carro y me buscas luego.
Gerardo tocó la puerta y entró, vio a las dos mujeres. Rebeca, la amiga de Victoria se levantó bridándole una sonrisa al chico, dándole la mano y un beso en la mejilla. Victoria los veía sabiendo que a su amiga le había gustado el chico.
–Ya te tienes que ir Rebe, toma las llaves del carro, después me buscas.
–Tranquila, yo te llevo a buscar tu carro, tengo la camioneta de mi papá.
Rebeca se despidió no sin antes decirle al oído a su amiga que el muchacho estaba buenísimo.
–Luego te cuento.
Gerardo y Victoria comenzaron a besarse apasionadamente. –Tu aliento sabe divino, ¿Estabas bebiendo?
–Si, champaña, ¿Quieres?
–Prefiero cerveza pero si es lo que tienes, dame. -Bebió de la botella mientras Victoria le desabrochaba el pantalón.
–Quieres guerra.
–A eso viniste.
–Claro mami, vine a darte duro por esa cuquita.
Gerardo terminaba de beberse lo que quedaba de la botella mientras veía a Victoria con su pene metido en la boca. Le dijo que sacara otra botella. Victoria lo miraba a los ojos mientras mamaba y luego se puso de pie.
Gerardo abrió la botella y se la pasó a Victoria que retubo el liquido en su boca y volvió a mamar el pene.

Las chicas estaban atendiendo a unos clientes y comenzaron a escuchar gritos y el ruido de un mueble rodándose.
–Ve a ver que es ese ruido. -Le dijo casi en susurro la chica a su compañera.
Al llegar a la oficina la.puerta estaba entreabierta, se medio asomó y se llevó la mano a la boca cerrando con cuidado la puerta, ya no se escuchaba tanto pero todavía se escapaba algo.
La chica regresó a la tienda y le dijo a su compañera que ya se habia desocupado lo que pasaba en la oficina. Movió la cabeza en desaprobación.

Luego de 20 minutos con el escándalo, se detuvo y a los 15 minutos ambos salian de la oficina.
–Voy a hacer una diligencia y regreso. Cualquier cosa me llaman. -Victoria se fue con Gerardo que la llevaría a casa de la amiga a buscar su carro.
–¿Quieres champaña? -Victoria sacó una botella nueva de la cartera.
–¿Vas a seguir bebiendo?
–Si, ¿Quieres?
–Claro, ábrela. -Bebieron, cuando llegaron a casa de la amiga ya Victoria se habia terminado la botella, recibió una llamada. Era su suegro, Dante. Le dijo que se acercara a su oficina para hablar.
Borracha como estaba cogió su carro y manejó.

Llegó a la torre donde trabaja Dante, dejó el carro en el valet parking porque se sintió incapaz de estacionar el carro. Subió. Dante la recibió con un beso en la mejilla y al cerrar la puerta le plantó el beso en la boca, la cargó y la montó en el escritorio subiéndole el vestido y quitándole la ropa interior de un jalón. Se bajó el pantalón y el interior y la penetró. Victoria estaba totalmente borracha. Dante eyaculó dentro de ella y no le quedó más remedio que acomodarla y llevarla a su casa, no estaba en condiciones de manejar.

Seis de la mañana. Victoria amaneció vomitando en el baño. Guillermo entra.
–Como sigas bebiendo como lo haces, vas a terminar mal. -Victoria se levantó y se lavó la boca. Le dice a Guillermo que de hace días tiene nauseas y mareos, bebiendo o no tiene esos síntomas. Le dice que se vaya a hacer un perfil 20 y un examen de embarazo. Victoria levanta la cabeza asustada.
–No es descabellado...te has acostado con unos cuantos y borracha no creo que te acuerdes del condón ni las patillas.

Cuatro de la tarde.
–Felicidades, está embarazada.
Victoria se deja caer en la silla y a su mente le llega Dante, Gustavo y Gerardo.

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