miércoles, 29 de mayo de 2013

PECADO CAPITAL 2. Envidia

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Macuto llevaba 5 minutos haciéndole sexo oral a Berlín, hasta que este sin mover un músculo le agarra la cabeza presionándolo hacia su pelvis y se corre dentro de su boca sin darle oportunidad de zafarse, sólo aguantar y tragar lo que recibió.

 –Buen muchacho–Dijo Berlín mientras retiraba su pene de la boca de Macuto y se limpiaba con unas toallas húmedas. –A partir del próximo lunes entras a trabajar conmigo de asistente–¿Pero la muchacha de afuera no es su asistente?–Si, pero yo la reubico o que se vaya, tú tranquilo, serás mi mano derecha, ahora te vas con esta nota, –escribió algo corto en un papel– y se lo entregas a Recursos Humanos para agilizar el ingreso. Macuto se limpió la cara con otra toalla, recogió su maletín para irse. –Muchas gracias señor Berlín– y con una sonrisa de ambos se despidieron.



 ***

–Potro ya sabes mientras no estés conmigo vas a seguir y ubicar por celular a África a ver qué hace y con quién está, almuerza, habla, lo que sea, ¿entendido?– Potro asintió moviendo la cabeza. –Toma este dinero para gastos, ya tú sabes no tengo que explicarte– Potro recibió el fajo de dinero amarrado con una liga sonriendo de una manera que otra persona se hubiese asustado. Se fue de inmediato a seguir a la mujer.



Quiero almorzar contigo, ¿será que te busco y comemos cerca de tu oficina?–Si, pero espérame en el restaurant Greco que está a tres cuadras de la torre, ahí va poca gente del trabajo.–Perfecto, a las 12:10 estoy en el restaurant, quiero proponerte algo, lo hablamos luego–. África colgó la llamada, hablaba con Falcón.

 Se vieron para almorzar donde habían dicho, pero comieron algo ligero pues la propuesta de Falcón era ir a un hotel para hacer el amor con su amada África. Potro le seguía los pasos de cerca, los siguió hasta el hotel. Cuando pagan para entrar a una de las cabañas, Potro entraba detrás de ellos en su carro, saca el arma que tiene un silenciador y le dispara al cajero y arranca, estaciona justo al lado de la cabaña. Espera unos minutos dando chance que entren y comiencen a desvestirse pero sin darles tiempo a más nada.

 Con el puño cerrado le da un golpe a la alarma de incendios y se monta en el carro, esperando a que salgan y seguirlos de nuevo. –Coño que vaina, hay que irnos ya, ¿que habrá pasado?–Se quejaba Falcón mientras se vestían y salían. Potro no les perdía la pista hasta que llegaron a la torre donde trabaja África. Esperó. Falcón arrancó y Potro lo siguió a su trabajo y entró junto a él al estacionamiento.

 Se bajó del carro y Falcón se disponía a salir del suyo y en ese momento escucha una fuerte explosion. Los vidrios de la ventana volaron por todo el carro y su cara. Potro con el puño lo rompió. Sin dar chance a que reaccionara, lo agarra de la camisa y lo saca del carro. Sin soltarlo, llama por el celular, al atender le pasa el celular a Macuto.

 Falcón, Falcón Falcón, te estás metiendo con una mujer ajena y mayor que tú chico, además es tu suegra carajito. Pórtate bien porque sino el tipo que tienes frente a tí, ese gorila que de un golpe te puede matar, bueno, se va a encargar de ti como sigas haciendo lo que no debes– colgó–.

 Potro lo volvió a agarrar por la franela poniéndolo de pie. Le lanzó un fuerte golpe en la cara que le hizo sangrar por la boca. Se montó en su carro y se fue. Falcón quedó tendido en el suelo.

 África llega a casa luego de un frustante día tanto laboral como personal. Deja la cartera en la sala y va a la cocina por una cerveza. –Hola– África se asusta al ver a su hija sentada en el meson. –Hola mi amor, ¿cómo estás, como te fue hoy?–Bien, normal como siempre. Quiero hablar contigo, comentarte algo–.
 Su madre arrugó la frente extrañada por el comentario de su hija. –Aja cuéntame–Te vasa joder mama pero  a mi no me vas a quitar a Tabay–pensaba Catia. –Voy a hablar directo, Tabay y yo tenemos una relación, estamos saliendo, tenemos sexo, dormimos juntos, bueno lo que hacen las parejas pues– África la ve y arquea las cejas y comienza a reirse. –jajajajajajajaja Catia, no seas absurda, ¿qué diablos me estás contando?. Deja de hablar tonterias. Si Tabay no te cae bien, me lo dices pero o inventes historias que facilmente puedo comprobar–.

 –Bueno mami, me imagino que tú le has mamado el guevo a tu novio, ¿no?– África le da una cachetada a Catia que la hace tambalearse de la silla. –Te dije que no me volvieras a pegar más nunca en tu vida. Déjame seguir contándote. Yo quiero a Tabay y no me lo vas a quitar, es mío mamá. Bueno, si se lo has mamado sabrás que tiene un lunar en la cabeza justo al ladito del huequito por donde orina ¿verdad?.

 África, se contuvo para no hacer una locura y reprimió el llanto, no tanto de dolor sino de rabia. Buscó su cartera y subió a su cuarto. Se disponía a llamar a Tabay. Catia se fue a su cuarto. Ahora voy a llamar a mi papá para contarle, ella le hace caso a él y a ella le daría verguenza que él supiera lo golfa que es.

 –Papá, ¿cómo estas? Te que contarte algo, no quisiera que fuera por teléfono pero es difícil verte, nunca puedes… –Es mi hija, la despacho rápido y seguimos–, le dió un beso y siguió hablando por el celular. –Aja, sigue contando corazón– Le contó la historia completa de Tabay. –Y bueno el tipo es un narco, asesino, mi mamá lo trae a casa y tienen sexo aquí, el se queda a dormir, nos trata malísimo. ¿Para qué quieres saber el nombre?.... Bueno, bueno, Tabay. Coro, el papá de Catia y Macuto, se quedó helado al escuchar el nombre, –Bueno mi amor hablamos con calma luego, te dejo–

 –¿Qué quería tu hija mi oso?–Me dijo que tú estás saliendo con mi exesposa…eso me dijo–¿Tú eres el papá de Catia?.

sábado, 25 de mayo de 2013

TRIPLE EQUIS. Sexo púbico ¿o público?. HISTORIA REAL

Una noche, esperando a unos amigos en la plaza de Las Mercedes que estaba en ruinas pues la estaban arreglando, estaba en esa oscuridad sólo iluminada por las luces de los carros, en eso se me acerca una persona, comienza a hablarme y es extranjero, brasilero, para preguntarme de una dirección. En eso empieza a frotar su mano contra la bragueta de su pantalón y en su español machucao me dice que si quiero mamar, le digo que sí pero por que mejor no vamos a su hotel y me contesta que hay gente en la habitación. Nos vamos hacia unas escaleras que dan a un sótano y se baja los pantalones, su entrepierna olía muy bien, no podía ver su pene pero era grueso, se lo mamé completo, suave a veces rápido y con el miedo acechando pensando que en cualquier momento llegaría la policía y nos encuentría en esos actos indecorosos en la vía pública. El hombre ya se venía y me dice que me la trague, le digo que no y me saco su pene de la boca, en eso acaba, el se agita y grita un poco por la excitación. No vi ni cuánto ni dónde cayó todo aquel líquido. El brasilero se guardó al amigo, me dio un abrazo y un beso, me dio las gracias y siguió su camino. Yo me quedé esperando a mis amigos…

miércoles, 22 de mayo de 2013

PECADO CAPITAL 2. Gula

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Tobago tocó el timbre de su casa y le abrió Orlando, su padre. –Mi niño, ven aca, ¿dónde estabas, nos tenías preocupados, por qué vienes desnudo?.–Me asaltaron papá, saliendo de la iglesia me agarraron, me cayeron a golpes y me quitaron todo…–

Orlando dió un fuerte golpe en la pared y en su rostro se reflejaba frustración; uno de sus hijos prácticamente preso y su otro hijo víctima del hampa desboradada en el barrio donde viven. Abrazó a Tobago con fuerza –Tú no te me descarriles mi niño, tú no, pórtate bien y cuídate– Comenzó a llorar. Tobago pensaba en Atabapo.

***

Comenzaba una nueva semana y África no iba a desaprovechar los vínculos y conexiones que tiene su novio para conseguirle un trabajo a su hijo Macuto, algo que a él no le hacía mucha gracia, prefería seguir viviendo de su madre a pesar de tener 25 años.

Ocho de la mañana y el bostezo parece que vivía en el cuerpo de Macuto, llegaba a las oficinas donde queda la importadora de licores de Tabay, se iba a reunir con el Gerente de mercadeo.

–Buenos días, tengo una reunion con el señor Berlín–Espere en la sala que está a la derecha y lo llamarán por los altavoces, ¿desea tomar algo? ¿Café, jugo, agua, refresco?–Café por favor–.

Entró a la sala y ahí se encontraba una persona con un casco. Macuto imaginó que era un motorizado, lo vió de arriba a abajo deteniendo la mirada en la entrepierna que, por lo ajustado del jean, se marcaba muy bien. –Ay vale, este es parcha–pensó Coromoto mientras agarraba con su mano su abultado paquete.

–¿Qué pasó panita, tas buscando chamba aquí? Tu eres nuevo porque en esta vaina nadie viene encorbatao jejeje–Si, tengo una entrevista ahora–¿Con quién si se puede saber?– Volvió a tocarse el bulto mientras dejaba el casco en una pequeña mesa. –Con…con el señor Berlín- Dijo con algo nervioso. –Ah ese pana es calidá yo trabajo pa él, pero él no está ahora en su oficina, el muy cabrón llega más tarde– Tocan la puerta y entra una camarera con dos cafés. –Gracias mi reina– le dice a la joven y le da una nalgada, ella se va dándole una sonrisa de complicidad.

–Bueno papá aqui no va a venir nadie hasta un buen rato– le pasó el pestillo a la puerta y se bajó la cremallera. Sacó su enorme pene y se lo acercó a Macuto.–pruébalo, no muerde– Macuto comenzó a introducirlo en su boca cuando Coromoto lo agarró por la cabeza obligándolo a metérselo todo.

–Dale sifrinito traga que es chiquito mi amigo– comenzó a moverse mientras a Macuto le daban arcadas. –Bájate el pantalón y volteate– Lo tiró en el sofá y comenzó a penetrarlo. –¿Me vas a coger sin condón?– Si, sifrinito, ya te lo metí, yo no uso esa vaina ma baja el palo–. Terminó por penetrarlo hasta el fondo aprtándole la cara contra el respaldar del sofa. Macuto gemía del dolor pero no podía moverse. Sacaba su pene y volvía a meterlo y en cada empujada le daba más duro.

“Señor Coromoto es solicitado en recepción de documentos” sonaba el intercomunicador en el salón. –Coño que ladilla esta jeva, que esperen, aguanta que no termino contigo–. Seguía moviéndose con fuerza sin dejar libre a Macuto. –¿Dónde quiere la lechita el sifrinito? ¿adentro?–¡No, no! afuera, afuera.– Dijo Macuto con dificultad. Coromoto empezó a estremecerse antes de correrse, cuand sacó completamente el pene para derramar su semen  sobre los glúteos de Macuto, se dió cuenta de algo.

–Veeerga no joda, ¿tu también me vas a cagar el palo?– Mientras decía eso el semen cayó sobre el pantalón de Macuto. –Límpiame esta vaina marica– Se acercó a la camisa blanca de Macuto y se limpió con eso. –¡Noooo, coño que tengo una entrevista!– Se subió el pantalón, agarró el casco y abrió la puerta. –Suerte sifrinito–.

–¿Ahora qué hago, qué hago? Salió de la salita y se fue al baños a ver si podía limpiarse la camisa y secarla, si existía, con el secador de mano. Entra al baño y estaba un señor en un de los cubículos, al asomarse y ver por los lados se fijó que estaba desnudo pero con los zapatos puestos.

Se quitó la camisa y comenzó a lavarla, en eso sale el hombre en interiores y se saludan. –Que tal, buenos días disculpa las fachas pero yo tengo que ir al baño quitándome la ropa– Macuto se sonrió pero sin prestarle atención, solo lo hizo cuando por una extraña razón el hombre se cambia de cubículo y ve que la ropa la deja en el otro cubículo, deja el grifo abierto y agarra la camisa que está colgada.

Rápidamente se la coloca, no era de su talla pero al menos le quedaba. Bota su camisa en la papelera y sin cerrar el grifo se va del baño directo a la salita a acomodarse.

Media hora después, llaman por el intercomunicador a Macuto para la entrevista. –Pasa, el señor Berlín te está esperando y te pide disculpas por la espera. Toca la puerta, entra y Berlín le daba la espalda, mirabapor la ventan la imponente montaña que bordea la ciudad.

–Buenos días señor Berlín, soy Macuto, vengo de parte del señor Tabay–Pasa, pasa, deja los formalismos que ya sabemos a que viniste y sabemos que vas a trabajar aquí– dijo Berlín volteándose con la silla hacia su escritorio. –Caramba, si es el ladrón del baño y usando mi camisa– Macuto palideció. –Señor…disculpe es que me manché la camisa y no sabía que hacer…pero, pero yo se la devuelvo en dos días limpia y planchada–.

“El carajito está bueno, tiene cuerpito y un culito rico, cuando vaya a la oficina cógetelo, ese se deja”. Berlín recordaba las palabras que días atrás le había dicho Tabay. –Como comprenderás esta falta grave deja mucho que desear, no es como un buen comienzo por muy recomendado que vengas de Tabay…–Disculpe señor, estaba nervioso y angustiado por mi camisa, de verdad que disculpe–.

–Bueno, nuestro jefe, osea Tabay, me dió buenas referencias tuyas. Claro no precisamente laborales, ya sabes a que me refiero…– Se levantó del asiento y se acercó a Macuto que permanecía sentado. Se acerco a él hasta que la bragueta del pantalón le quedó muy cerca de su cara. –Baja el cierre y ya sabes lo que tienes que hacer–.

miércoles, 15 de mayo de 2013

PECADO CAPITAL 2. Pereza

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Atabapo empujaba la cabeza de Tobago para que introdujera todo el pene en la boca. Él se ahogaba y salivaba por entre la comisura de los labios, hasta que Atabapo explotó y derramó todo el semen en la boca de Tobago sin soltarle la cabeza lo que obligó aeste a tragar todo aquel líquido mezclado con la abundante saliva. Tobago se masturbaba. –Eh eh, ¡ahí no me vayas a echar eso! Apunta a la papelera.



Mientras Tobago se descargaba, Atabapo se acercó y le plantó un beso en la boca. –Rico nene, la semana que viene regresas para confesarte y ponerte una nueva penitencia– Se sonrió y le dió unas nalgadas.

***
Coromoto se levantó del banco y fue directo a la oficina del cura, abrió la puerta y los encontró a ambos. –¿Qué coño hacen aquí? Les gritó  algo alterado. El cura estaba sentado en su silla con la sotana puesta y Tobago frente a él, los separaba el escritorio.

–Disculpe joven, pero tiene que tocar antes de entrar, estoy reunido con un feligres, estamos en plena confesión–¡AH gran guevoná! Aquí no se confiesa a la gente es allá afuera padrecito. Salte y me esperas en la calle, que voy a hablar con este y ni se te ocurra irte.– Le dijo Coromoto a Tobago.


Se le acercó al cura y lo agarró por el cuello. –Como me entere que te estás cogiendo a mi carajito te mato curita, te coso a tiros aquí dentro de tu iglesia guevón– Atabapo con el susto en el cuerpo titubeó cuando le hizo la pregunta –¿Tobago es su hijo? –Tobago es mi putico, y me lo cojo solo yo, entendiste curita– Le sacó una 9 milimetros que se la colocó entre los ojos.  –Quédate sanito si no quieres irte con chuo de una vez– Lo empujó y se cayó al suelo con todo y silla.

–Móntate– le dijo gruñendo con un gesto para que subiera a la moto a Tobago. Llegaron al rancho de Coromoto, a pesar de lo precario del lugar estaba repleto de cosas, televisor de plasma, nevera grande, cocina con sus muebles una cama king sofás, equipo de sonido. En una mesa habían 8 tipos de celulares y armas. Guardados en una caja estaba la droga que vende y tiene para su consume, varias cajas de cerveza, whisky 18 años, vodka, ron.

Coromoto se lanzó en la enorme cama. –Ven carajito, móntate encima mio papa– Le dió un beso en la boca y de repente lo voltea en la cama y le pone una mano en la frente haciendo presión hacia abajo. –¡Maldita perra le mamaste el guevo al cura!–No, no…no hice nada Coromoto–La boca te hiede a leche maricón–.

Se tiró boca arriba en la cama, resprando entrecortado y con la rabia que hacía que la sangre le hirviera. –Ahora me vas a sacar la leche tú, párame el guevo con tu boca– lo agarró del pelo y le metió su pene en la boca. Se relajó y dejó que Tobago hiciera todo el trabajo.

–Tú si mamas guevo rico carajito, ni mi mujer me lo chupa así, eres una putica, pero te voy a quebrar después de cogerte– Tomó el arma que tenía en la cama y se la puso en la cabeza. Tobago del susto dejó de hacerle el sexo oral, –Sigue yo no te dije que pararas ¿o quieres que te vuele la azotea?. Mientras Tobago seguía con la felación, Coromoto no dejó de apuntarlo.

–Deja de mamá’ y móntate encima y cabalga, ponte perra–Tobago obedeció y comenzó a moverse de ariba a  abajo primero lento y luego colocándose en cuclillas en la cama comenzó a agitarse con fuerza. Coromoto estaba disfrutando viendo como se movía el muchacho y sin tener que hacer nada para excitarse, Tobago estaba fajado cumpliendo con su tarea.

Tobago en un momento se levanta y vuelve a sentarse pero ahora dándole la espalda a Coromoto para que este pudiera ver como su pene penetraba a su noviecito. Volvió a moverse de manera rápida y precisa. Así estuvo po un buen rato. Ya en Tobago se notaba el cansancio de estar en esa posición y le pidió un cambio de posición. –Vamos a voltearnos, estoy cansado–No papá, hoy te toca a ti hacer el trabajo, no siempre yo voy a moveme, fájate tú también– Y volvió a montarse para seguir. Unos segundos después Coromoto notó algo extraño.

–Coño…¡para, para! Veeerga carajito, ¿usted no cagó antes? Me embarraste todo, ahora limpiame esta vaina que esta podrío– Tobago se bajó de la cama directo al baño a buscar algo para limpiarlo. –Epa nene, ¿pa dónde vas?– Voy a buscar papel  una toalla para limparte–No, no, no…usted hoy se portó burda de mal y no hizo caso ven a limpiarme pero con tu boca–. Tobago no podía creer lo que estaba escuchando. –No coño eso me da asco–´sa es tu mierda y la vas a limpiar como te dije– Se montó en la cama y dudando si hacerlo o no, se acercó. –!Carajo, no joda que mames el guevo y lo limpies! ¿No entiendes?– Lo volvió a agarrar por los pelos y le bajó la cabeza hasta su pene.

Tobago, con el asco reflejado en su cara comenzó a limpiar con su boca los restos que había dejado. Una vez que introdujo el pene en su boca, tuvo una arcada y no aguantó las ganas de vomitar.  Todo se volvió un desastre. Las sábanas, el cuerpo de Coromoto, el colchón.
–¡¡¡Coño de la madre!!!! Sacó a empujones de la cama a Tobago y comenzó a darle patadas cuando estaba en el suelo. –Ya por favor, ya, no me pegues más, yo limpio todo, pero no me golpees–

Una hora después ya con el cuarto limpio, Tobago le dijo a Coromoto: –Me puedes llevar a casa, ya es tarde–Si, que más, yo te llevo. Espérame fuera del rancho que ya salgo–. Se metió una raya de coca y salió. –¿Sabes qué? no te voy a llevar, te bajas tu solito del cerro–Pero es tarde, me van a asaltar si voy solo, por fa acompáñame–Ese no es mi peo, es más quítate la ropa y te vas chinito solo en interiores, ¡QUE TE QUITES LA ROPA COÑO¡– le gritó mientras volvía a apuntarlo con la 9 milímetros. –Arranca cagón, mariquita–


Tomó uno de los celulares: –¡El mío! Mosca que va bajando mi putico, vigila que llegue sano a su casa, luego tú y yo cuadramos…si va, pendiente.

sábado, 11 de mayo de 2013

TRIPLE EQUIS. Terror psicológico. HISTORIA REAL

La otra vez estando en el colegio entro al baño a orinar y está el profesor de Psicología que días antes me miraba con cara de morbo. Nos pusimos uno al lado del otro y agarra mi mano y la pone sobre su pene aún flácido pero iba creciendo. Me dice para ir esa tarde en su casa en La Pastora y le digo que si. Llegamos a su casa y estaban ahí otras personas, era un apartamento dividido como en habitaciones, entramos en la de él.
Me desvistió, el también lo hizo, se acostó boca arriba en la cama y me dijo “mámalo” y me acerqué, lo mamé por un rato y luego me dijo que me montara encima y me lo metiera. Estaba muy nervioso. Poco a poco fue penetrándome, una vez adentro empezó a moverse y empezó a decirme: “Dime que yo soy tu hombre, dímelo” yo le dije si. Júramelo, júrame que yo soy tú único hombre, júramelo, júramelo, júramelo o te mato”, por supuesto que se lo juré, pero el miedo me invadió todo el cuerpo, el acabó y me quité de encima. En ese momento le dije que me tenía que ir porque en mi casa me esperaban, me acompañó a la parada y agarré un autobús.
Estuve una semana sin ir al colegio por miedo a encontrarme al que le dije que era mi único hombre y encima se lo juré. A la semana siguiente me enteré que lo habían botado pero nadie supo el por qué. Sentí un gran alivio.

miércoles, 8 de mayo de 2013

PECADO CAPITLA 2. Lujuria

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El negro no paraba de embestir a Trinidad de manera violenta, mientras más gritaba, más fuerte le daba. Ahora esra Quíbor el que se puso frente a su cara. El musculoso se masturbaba. Tocuyo, más que hacer sexo oral a Trinidad le mordía el pene, pero no suavemente, más bien como a punto de desgarrarlo. Trinidad aguantaba el llanto pensando que así se calmarían.


Mientras Quíbor seguía con su pene en la boca de Trinidad el otro le acababa en la cara. –!Negro¡ acaba ya dentro de su culo y llévenlo a la maxima para que sus amigos disfruten de la carne fresca.  El negro así lo hizo. Acabó mientra agarraba del cabello a Trinidad y lo jalaba. Se levantó junto con Trinidad y volvó a golpearlo en la cara. Se desmayó y se lo llevaron.



***

Por órdenes de su madre Tobago fue a la iglesia a confesarse. Tanto su familia como él tenían tiempo que no iban a la iglesia.

Bolivia acompañó a su hijo. –Yo me quedo rezando mientras que tú vas donde el padre Rogelio, luego te regresas a casa, el y ate conoce así que ya sabes lo que tienes que hacer.


Ella se quedó en la parte de atrás de la iglesia rezando. Cerca del altar un hombre arrodillado, solo estaba también rezando. Tobago cruzó el pasillo entre los bancos, al pasar cerca del hombre, este levanta la Mirada y se dirige a Tobago –Tu macho te está vigilando, aquí te espero–.


Apresuró el paso confiando en que su madre no haya visto nada. No se imaginaba encontrar a Coromoto ahí, aún sabiendo que le sigue los pasos desde aquella vez que fue de él.


–Padre Rogelio– tocó la puerta tres veces, –Soy yo, Tobago el hijo de la señora Bolivia. –Pasa– dijo el padre. –No soy el padre Rogelio, ahora estoy yo me llamo Atabapo, el padre Atabapo– dijo  dibujando una sonrisa de complicidad. –Ah…¿y el padre Rogelio?–Lamentablemente murió hace unas semanas, es raro que no lo sepan, ¿vienen poco a la iglesia? –Si, padre, teníamos tiempo sin venir–.


Atabapo es un joven sacerdote de 35 años a diferencia del padre Rogelio que le doblaba la edad. Alto, pelo castaño, cuerpo atlético que mantiene en un gimnasio cercano, buenmozo, las muchachas del barrio entran a la iglesia sólo para verlo y reirse entre ellas de manera nerviosa. Ya tiene 1 mes en la iglesia y la concurrencia de gente se ha duplicado. Su belleza varonil a atraído tanto a mujeres como a hombres. Las malas lenguas de barrio dicen que tiene relaciones con las mujeres más desinhibidas de la zona.


–Vine a confesarme padre–dijo con cara de fastidio y pensando que ya tiene 16 años y no 8 como cree su madre. –Lo hago por mi mamá que es la que me obligó y está allá afuera –dime Atabapo, eso d epadre me pone Viejo jejeje– ledijo mientras le daba unas palmadas en la cara.


–Siéntate– le dijo mientras posaba su mano en el hombre de Tobago. –¿Pero me va a confesar aquí sentado? ¿No es en el confesionario?–Dios nos escucha sea allá o aquí. Y tutéame. Me voy a quitar la sotana pues hace calor y tu estas como intimidado, no soy un ogro asi que para que no te asuste el traje de cura, me lo quito.


Comenzó a desabotonar la sotana e iba descubriendo lo de abajo; tenía una guardacamisa blanca, Tobago lo observaba con detenimiento y se fijó en los bien formados brazos que tenía, algo velludos, sup echo mostraba unos grandes pectorales. Siguió abriendo la negra sotan y abajo caragaba un short de trotar, muy corto. Piernas velludas y trabajdas, fuertes, duras. Al moverse hacia atrás para terminar de quitarse la sotana, la franelilla  se levanto un poco dejando a la vista un abdomen firme. La entrepiera evidenciaba un bulto que hizo que Tobago tragara saliva.


–¿Ya estás más cómodo? Disculpa la pinta pero estaba corriendo y no me dió chance de cambiarme– volvió a sonreir y le tocó la mejilla. –Habla, que quieres confesarme, desahógate conmigo.


Tobago comenzó a hablar. Hablaba y no paraba.  Atabapo le acariciaba la pierna y escuchaba atentamente. Tobago estaba nervioso y le temblaba la voz. –Estas nervioso, relájate, ¿dejo de tocarte?–No…no– dijo tartamudeando. –Sigue contándome–. Tobago habalaba y pensaba en Coromoto rezando que no se le ocurriera entrar a la oficina. Mientras hablaba ya de manera automatica, Atabapo ya tenía una erección que era imposible de ocultar gracias al diminuto short.


No tuvo que hacer mucho esfuerzo para sacar su pene y dejarlo expuesto a la vista de Tobago. –Mámalo hasta hacerme acabar y te quito tus pecados–Le decía esto mirando a Tobago con deseo y morbo–creo que esta no es manera de limpiar los pecados jeje–dijo Tobago arrodillándose en el piso.


–Trágatelo todo, anda así…uf sigue…te estas portando bien–.

sábado, 4 de mayo de 2013

TRIPLE EQUIS. En el mar el sexo es más sabroso.

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En uno de esos viajes a la playa un fin de semana cualquiera donde va poca gente, al instalarnos a la orilla del mar decido dar un paseo hacia el lado de la playa menos concurrida.
Caminando pensando en quien sabe que cosa veo a lo lejos la silueta de una persona moviéndose de manera extraña, a esa distancia no sabía bien que es lo que hacía. A medida que me acerco veo que es un hombre en bermudas y franela que sostiene un guacal de esos que se usa para transportar frutas o verduras, lo cargaba a la altura de su pelvis y lo agitabade arriba abajo apoyado hacia su cuerpo.
Ver ese movimiento me resultaba algo erótico y rítmico, un movimiento constante. Al acercarme más me doy cuenta que está cocinando guacucos y dentro del guacal tiene las conchas que va separando lo de antro que va cayendo al suelo, de ahí las sacudidas fuertes con el guacal. Al llegar donde está el hombre me coloco a un lado para verlo trabajar, el me mira sin mucho interés y sigue su trabajo.  –Eh ¿paseandito?– me dice yo le respond con un sí. Me toco por encima de mi traje de baño y me acerco más a él.
Era un pescador negro, muy negro, con un cuerpo definido, me imagino que trabajado en su rutina de pesca, recolección y acomodo de los guacucos. –¿Tienes rato trabajando?– Le dije mientras miraba hacia atrás y llevaba la vista a lo lejos chequeando que no viniera nadie. –Si, desde tempranito–Y no quieres relajarte un poco, descansar–No panita, tengo que terminar–Mi pene comenzaba a despertar y viendo a ese tipo menear ese guacal mientras sus músculos se tensaban me daban ganas de todo.
–¿No quieres que te mame el guevo?– Le dije así, sinpensar y de una. El se rió y dejó el guacal en el piso. Se agarró su pene entre el bermuda apretando. –¿Cuanto hay pa’ eso?–Solo tengo este reloj– Le dije y me coloqué lo más cerca de él que pude. Se soltó el cordón que ataba el bermuda y jaló el velcro. Dejó ver un pene grueso y más oscuro que el resto de su piel, aún no estaba erecto. –Ven pues, páralo– .
Me arrodillé y cuando tenía su enorme trozo negro frente a mí, aquello despedía un olor a pescadería un poco desagradable, pero en esos momentos no me iba a poner con exigencies higiénicas. Tome aquella verga con mis manos y la me la metí en la boca; estaba suave, esponjosa y con sabor a guacuco. Cada vez que me lo introducía completo iba creciendo en mi boca y casi que ya no cabía. –Dame el reloj– me dijo mientras agarró mi brazo y me lo desabrochó de la muñeca y se lo metió en el bolsillo trasero del bermudo apestoso a molusco.
Yo seguía mamando y aquel pene era enorme, me tomaba de la cabeza y me empujaba hacia a él. Mi naríz y frente golpeban en su vello púbico que estaba mojado y con el mismo olor característico de su pene. Él se movía al ritmo de como yo iba mamando y me estaba excitando más de la cuenta. –Viene gente– me dice mientras seguía empujándome. –Cógeme–Eso te va a costar más– me dijo y le dije que ese reloj cubría la mamada y la cogida. Tomó el reloj, lo vió y me dijo – Espérame en el árbol del fondo– señalanado más atrás de la orilla donde habían arbustos y monte.
Llegué y me quité el traje de baño, el guardó el reloj en otro sitio y se acercó. –Te voy a coger a rin pela’o papá no tengo condón– Yo me volteé y abrí mis nalgas, me jaló, escupió mi culo y apoyó su verga e iba empujando. Era algo brusco, me tuve que relajar para que me métier su enorme pene de una. Lo deslizó por completo. Sentía como se estiraba mi piel, la saliva fue escasa pero igual lo metió. Cuando comenzó a moverse y darme con más fuerza, llegó una parejita, la que venían caminando y el advirtió que se acercaban, se detuvierno frente a nosotros pero desde la orilla.
El pescado se dió cuenta y me empujó hacia adentro del bosque donde estábamos. Seguía cogiéndome y no paraba, su pene rígido entraba y salía, ya mi culo totalmente dilatado y lubricado recibía aquel semejante trozo. El hombre no se cansaba. –Tírate en la arena– me empujó y me puse boca arriba. Alcé las pierna y volvió a penetrarme. Ya no sabía si la pareja seguía ahí, lo que si sabía es que me dolía el culo y el pescador no se cansaba hasta que de pronto apretó sus manos en mis mulos con fuerzas y pegó un gruñido fuerte, me dió dos empujones y supe que acabó, sacó su pene. –ßaca la lecha perra– me dijo, pujé y comenzó a corer su semen fuera de mi culo. Al incorporarme vi a la pareja que estaba cerca de nosotros y ellos también estan teniendo sexo. Nos vestimos y nos quedamos viendo como el chamo se cogía a su novia. El pescador se acerco al muchacho que tenía a su novia pegada a una pequeña montaña penetrándola. Comenzó a meterle al chamo el dedo por el culo, masajeándole la próstata pues el hombre empezó a temblar y gemir con fuerza y se corrió dentro de ella. Yo me fuí al mar a limpiarme y el pescador siguió con su trabajo con los guacucos. Pasé un fin de semana ligerito…

miércoles, 1 de mayo de 2013

PECADO CAPITAL 2 Ira

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Trinidad, al ser descubierto por lo que había hecho en el baño de chicas, estuvo recluído en la dirección mientras llegaban sus padres, los padres de la chica y la policía.

Semanas después a Trinidad lo internaron en un centro juvenil de de readaptación. Se descubrió que el golpeó a 3 muchachas más en el colegio pero esta última recibió la más contundente que casi le cuesta la vida; tiene severos daños cerebrales a causa de los múltiples golpes.



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El reclusorio juvenil era deprimente, alejado de la ciudad, abandonado y sobrepasaba la capacidad de personas. El hacinamiento era sorprendente.

Luego que sus padres lo dejaran en el centro y firmaran los documentos necesarios, Trinidad quedó a merced del celador encargado de los nuevos presos.–Carajito aquí como no te pongas pilas la vas a pasar mal…y por lo que sospecho tienes pinta de pasivito y aquí no abundan muchos…te conviene portarte bien y hacer caso, aquí hay gente coño de madre y yo no voy a ayudarte. Tienes que ir donde “La Jefa” es el que manda aquí, la pasiva mayor y él va a decidir tu suerte. Como le caigas mal estás jodido. Puedes sentarte a esperar morir mariconcito–.

Llegaron a la puerta queda hay un extenso cuarto donde se encuentra “La Jefa”. El celador abrió la puerta y empujó a Trinidad hasta hacerlo caer. –Suerte maricón-. Cerró la puerta y se fue a seguir con su rutina.

–Párate– dijo La Jefa. –Quíbor, Tocuyo, dénle la bienvenida a la negra Trinidad, que sienta que aquí somos una familia–. Se acercaron y sin decir nada comenzaron a darle patadas por todo el cuerpo: pecho, espalda, piernas, glúteos menos en la cara. Luego de unos minutos La Jefa les pidió que se detuvieran.

Trinidad se retorcía del dolor. La Jefa se acercó a él, se agachó y le dijo al oído: –Ahora ya sabes más o menos lo que sintió mi prima cuando la golpeaste hasta casi matarla, negra maricona. Y esto es sólo el comienzo. Párate y ve al servcio médico y regresas acá cuando te revisen. Luego de 30 minutos, Trinidad regresaba a la celda de La Jefa, bien equipada con todas las comodidades.

La Jefa maneja los negocios dentro del reclusorio: drogas, alimentos, visitas, ropa, seguridad. A pesar de sus casi 17 años tiene una capacidad de negocios impresionante. Tiene encima varios muertos dentro del reclusorio desde que entró hace tan solo 8 meses.

Trinida fue llevado por Quíbor y Tocuyo, dos leales a La Jefa, son sus protegidos y a su vez lo protegen a él. Entraron a la celda, Trinidad estaba atontado por los analgésicos que le suministraron por la vena, era probable que le pasaran también alguna droga por órdenes de La Jefa. –Déjenlo ahí que yo me encargo y llamen a dos de la máxima– En ese lugar se encuentran los jóvenes más peligrosos y además los más adultos sin llegar a ser mayores de edad.

La Jefa llevaba los brazos detrás de su espalda, en la mano derecha cargaba una manopla casera hecha en el reclusorio –¿Qué me van a hacer?– dijo Trinidad apenas pronunciando palabras. Sin responder la pregunta, La Jefa le dio un fuerte golpe en la cara partiéndole la nariz.

Trinidad cayó en el piso, comenzó a llorar y gritar. –¿Te gusta que te hagan el amor? Ahora vienen cuatro amigos que van a hacerte sentir una hembrita, lo vas a disfrutar–

Quíbor y Tocuyo trajeron a dos compañeros. Uno bastante fuerte y musculoso que para su edad, era exagerado el cuerpo que tenía gracias a los esteroides. El otro, un negro con cara de pocos amigos que no precisamente le gustan las personas de su raza. –Ahí lo tienen, denle la bienvenida a este paraíso para que no se le olvide lo que hizo allá afuera– les dijo La Jefa. –Boraure, ven acá… cuando termines con él me coges a mi– le dijo al oído al negro.

El negro le arrancó la ropa a Trinidad y le dio dos golpes en la cara con el puño cerrado, lo tiró al piso boca abajo. Se agachó, lo agarró de los pelos y lo puso en cuatro, le abrió las nalgas y sin más lo penetró. Sin saliva, sin lubricación. Mientras más salvaje fuera el bautizo del nuevo, mejor. El musculoso le introdujo su pene en la boca, no quería abrirla pero tan solo retorcerle la nariz rota lo hizo. Quibor y Tocuyo comenzaron a orinarlo. Trinidad no paraba de llorar.


La Jefa observaba la violación mientras se masturbaba. Tenía ganas de golpear a Trinidad de nuevo mientras abusaban de él.