Me
desvistió, el también lo hizo, se acostó boca arriba en la cama y me
dijo “mámalo” y me acerqué, lo mamé por un rato y luego me dijo que me
montara encima y me lo metiera. Estaba muy nervioso. Poco a poco fue
penetrándome, una vez adentro empezó a moverse y empezó a decirme: “Dime
que yo soy tu hombre, dímelo” yo le dije si. Júramelo, júrame que yo
soy tú único hombre, júramelo, júramelo, júramelo o te mato”, por
supuesto que se lo juré, pero el miedo me invadió todo el cuerpo, el
acabó y me quité de encima. En ese momento le dije que me tenía que ir
porque en mi casa me esperaban, me acompañó a la parada y agarré un
autobús.
Estuve
una semana sin ir al colegio por miedo a encontrarme al que le dije que
era mi único hombre y encima se lo juré. A la semana siguiente me enteré
que lo habían botado pero nadie supo el por qué. Sentí un gran alivio.
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