Tobago tocó el timbre de su casa y le abrió Orlando, su
padre. –Mi niño, ven aca, ¿dónde estabas, nos tenías preocupados, por qué
vienes desnudo?.–Me asaltaron papá, saliendo de la iglesia me agarraron, me
cayeron a golpes y me quitaron todo…–
Orlando dió un fuerte golpe en la pared y en su rostro se
reflejaba frustración; uno de sus hijos prácticamente preso y su otro hijo
víctima del hampa desboradada en el barrio donde viven. Abrazó a Tobago con
fuerza –Tú no te me descarriles mi niño, tú no, pórtate bien y cuídate– Comenzó
a llorar. Tobago pensaba en Atabapo.
***
Comenzaba una nueva semana y África no iba a desaprovechar
los vínculos y conexiones que tiene su novio para conseguirle un trabajo a su
hijo Macuto, algo que a él no le hacía mucha gracia, prefería seguir viviendo
de su madre a pesar de tener 25 años.
Ocho de la mañana y el bostezo parece que vivía en el cuerpo
de Macuto, llegaba a las oficinas donde queda la importadora de licores de
Tabay, se iba a reunir con el Gerente de mercadeo.
–Buenos días, tengo una reunion con el señor Berlín–Espere
en la sala que está a la derecha y lo llamarán por los altavoces, ¿desea tomar
algo? ¿Café, jugo, agua, refresco?–Café por favor–.
Entró a la sala y ahí se encontraba una persona con un
casco. Macuto imaginó que era un motorizado, lo vió de arriba a abajo
deteniendo la mirada en la entrepierna que, por lo ajustado del jean, se
marcaba muy bien. –Ay vale, este es parcha–pensó Coromoto mientras agarraba con
su mano su abultado paquete.
–¿Qué pasó panita, tas buscando chamba aquí? Tu eres nuevo
porque en esta vaina nadie viene encorbatao jejeje–Si, tengo una entrevista
ahora–¿Con quién si se puede saber?– Volvió a tocarse el bulto mientras dejaba
el casco en una pequeña mesa. –Con…con el señor Berlín- Dijo con algo nervioso.
–Ah ese pana es calidá yo trabajo pa él, pero él no está ahora en su oficina,
el muy cabrón llega más tarde– Tocan la puerta y entra una camarera con dos
cafés. –Gracias mi reina– le dice a la joven y le da una nalgada, ella se va
dándole una sonrisa de complicidad.
–Bueno papá aqui no va a venir nadie hasta un buen rato– le
pasó el pestillo a la puerta y se bajó la cremallera. Sacó su enorme pene y se
lo acercó a Macuto.–pruébalo, no muerde– Macuto comenzó a introducirlo en su
boca cuando Coromoto lo agarró por la cabeza obligándolo a metérselo todo.
–Dale sifrinito traga que es chiquito mi amigo– comenzó a
moverse mientras a Macuto le daban arcadas. –Bájate el pantalón y volteate– Lo
tiró en el sofá y comenzó a penetrarlo. –¿Me vas a coger sin condón?– Si,
sifrinito, ya te lo metí, yo no uso esa vaina ma baja el palo–. Terminó por
penetrarlo hasta el fondo aprtándole la cara contra el respaldar del sofa.
Macuto gemía del dolor pero no podía moverse. Sacaba su pene y volvía a meterlo
y en cada empujada le daba más duro.
“Señor Coromoto es
solicitado en recepción de documentos” sonaba el intercomunicador en el
salón. –Coño que ladilla esta jeva, que esperen, aguanta que no termino
contigo–. Seguía moviéndose con fuerza sin dejar libre a Macuto. –¿Dónde quiere
la lechita el sifrinito? ¿adentro?–¡No, no! afuera, afuera.– Dijo Macuto con
dificultad. Coromoto empezó a estremecerse antes de correrse, cuand sacó
completamente el pene para derramar su semen
sobre los glúteos de Macuto, se dió cuenta de algo.
–Veeerga no joda, ¿tu también me vas a cagar el palo?–
Mientras decía eso el semen cayó sobre el pantalón de Macuto. –Límpiame esta
vaina marica– Se acercó a la camisa blanca de Macuto y se limpió con eso.
–¡Noooo, coño que tengo una entrevista!– Se subió el pantalón, agarró el casco
y abrió la puerta. –Suerte sifrinito–.
–¿Ahora qué hago, qué hago? Salió de la salita y se fue al
baños a ver si podía limpiarse la camisa y secarla, si existía, con el secador
de mano. Entra al baño y estaba un señor en un de los cubículos, al asomarse y
ver por los lados se fijó que estaba desnudo pero con los zapatos puestos.
Se quitó la camisa y
comenzó a lavarla, en eso sale el hombre en interiores y se saludan. –Que tal, buenos
días disculpa las fachas pero yo tengo que ir al baño quitándome la ropa–
Macuto se sonrió pero sin prestarle atención, solo lo hizo cuando por una
extraña razón el hombre se cambia de cubículo y ve que la ropa la deja en el
otro cubículo, deja el grifo abierto y agarra la camisa que está colgada.
Rápidamente se la coloca, no era de su talla pero al menos
le quedaba. Bota su camisa en la papelera y sin cerrar el grifo se va del baño
directo a la salita a acomodarse.
Media hora después, llaman por el intercomunicador a Macuto
para la entrevista. –Pasa, el señor Berlín te está esperando y te pide
disculpas por la espera. Toca la puerta, entra y Berlín le daba la espalda,
mirabapor la ventan la imponente montaña que bordea la ciudad.
–Buenos días señor Berlín, soy Macuto, vengo de parte del
señor Tabay–Pasa, pasa, deja los formalismos que ya sabemos a que viniste y
sabemos que vas a trabajar aquí– dijo Berlín volteándose con la silla hacia su
escritorio. –Caramba, si es el ladrón del baño y usando mi camisa– Macuto
palideció. –Señor…disculpe es que me manché la camisa y no sabía que hacer…pero,
pero yo se la devuelvo en dos días limpia y planchada–.
“El carajito está
bueno, tiene cuerpito y un culito rico, cuando vaya a la oficina cógetelo, ese
se deja”. Berlín recordaba las palabras que días atrás le había dicho
Tabay. –Como comprenderás esta falta grave deja mucho que desear, no es como un
buen comienzo por muy recomendado que vengas de Tabay…–Disculpe señor, estaba
nervioso y angustiado por mi camisa, de verdad que disculpe–.
–Bueno, nuestro jefe, osea Tabay, me dió buenas
referencias tuyas. Claro no precisamente laborales, ya sabes a que me refiero…–
Se levantó del asiento y se acercó a Macuto que permanecía sentado. Se acerco a
él hasta que la bragueta del pantalón le quedó muy cerca de su cara. –Baja el
cierre y ya sabes lo que tienes que hacer–.
No hay comentarios:
Publicar un comentario