viernes, 28 de febrero de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 25


Adriano y Américo

Luego de un par de semanas la relación entre Adriano y Américo marchaba normal, sin sobresaltos. Adriano le dio una oportunidad, conversaron y todo iba fluyendo.

Era sábado y decidieron almorzar en la calle y dar una vuelta.
Mientras caminaban Adriano aprovechó para preguntarle algunas cosas a su novio.

–A ver, ahora sí, ya no me des excusas ni me desvíes el tema, ¿por qué se generó toda esa situación y tu obsesión conmigo?. –Hizo un gesto con los dedos de las manos señalando entrecomillas–Además si ya nos conocíamos y no lo dijiste, ¿por qué lo dices ahora? No sé que es mejor si haberlo contado o que te callaras, pero bueno, lo dijiste.

Hubo un silencio de segundos y Américo comenzó a hablar.
–Bueno…siempre he sido una persona solitaria, sola…mis papás fueron muy estrictos y a veces no me prestaban atención y yo me refugiaba en mis amigos, los pocos que tenía y que me prestaban atención pero a veces ni eso. Entonces cuando tengo esos encuentros como el que tuve contigo aquella vez en el centro comercial, creo una conexión y pienso que puedo lograr algo más.
–Si pero no intercambiamos números ni nada.
–Pero te encontré, no hizo falta eso. Siempre que tenía sexo con alguien quería que fuese mi amigo, o si conocía a alguien intentaba entablar una amistad pero no pasaba de unos saludos…y…tú me gustaste mucho, más que el resto…
–Si eso le sumas que tus papás se fueron del país y te dejaron solo aquí hace más de cinco años
–Mis papás murieron hace más de cinco años. Yo estoy solo desde que murieron.

Adriano estaba sorprendido ante la confesión de su novio. Desde hace más de nueve meses pensaba que los padres de Américo estaban fuera del país, en Panamá. Ahora entendía varias cosas, su novio está solo, no tiene a más nadie en el mundo. Pero lo siguiente que le dijo lo perturbó aún más.

–Pero si te soy sincero, prefiero que estén muertos, ahora puedo hacer lo que me de la gana.
–¿Pero qué estás diciendo? ¿Pero te estás escuchando? ¡Son tus papás!.
–Si…yo sé, no debí decir eso…pero me hicieron la vida triste, tengo pocos recuerdos felices con ellos, cambiemos de tema.

Adriano estaba sorprendido e intentaba darle una justificación a todo lo que había hecho y dicho Américo, le sugirió ir a un psicólogo, pero no le respondió nada, dejó en el aire la posibilidad de hacerlo. Siguieron caminando y hablaron de los trabajos y de irse un fin de semana a la playa juntos.

Luego de un rato de estar caminando, visitaron tiendas y librerías, entraron a un local a tomar un café y una torta.

–¿Por qué no pones en instagram uan foto de los dos?
Adriano levantó la mirada y lo vio fijamente –¿En serio?– se rió y tomó un sorbo de café–.
–Si bueno, ¿qué tiene de malo? Somos novios.
–De malo no tiene nada, pero no me interesa que la gente se entere de mis cosas,  yo subo pocas fotos a instagramy  ahí tengo a mi familia y no quiero que lo sepan, no me interesa.
–¿Me vas a ocultar siempre? Llevamos 9 meses y no conozco a tus papás.
–Yo me enteré luego de 9 meses que tus papás estan muertos…
Américo se quedó callado unos instantes –Es verdad, disculpa–

–Américo, yo estoy enamorado de ti, no lo puedo negar, pero necesito que seas sincero, que cambies, que busques ayuda, tienes una fuerte dependencia hacia las personas y lo entiendo, es comprensible, pero tienes que superar eso y yo te puedo ayudar pero tienes que ayudarte tú también.
–Espérame aquí un momento–le dijo Américo, que salió del local–.
–¿Y este que irá a hacer?

Al rato aparece de nuevo con una rosa.
–Toma, guárdala pero no la dejes abandonada como hiciste con el ramo de la otra vez.
–Ya te expliqué lo…
–Ya, ya, ya sé, pero quiero que guardes esta y cada vez que la veas te acuerdes de mi.
Terminaron el café y se fueron.

El lunes en la mañana Adriano se le había olvidado recargar su celular y no tenía internet en su casa. Llegó a la oficina y recargó saldo desde su banco. El instagram se actualizó y le llegaron varias notificaciones


 <<¿Marico, que vaina es esta?>>
<<Mi lindo…es verdad eso que sale en el instagram>>
<<Mi pana, deje la mariquera y sea serio>>
 

Entró a instagram y había una foto donde sale él y Américo abrazados, estaba etiquetado y un nota a pie de foto. "Unarelación complicada pero nos amamos"
Llamó a Américo para que le explicara. En ese momento llegaba un enorme ramo de flores con una nota: “Por nuestro décimo mes, Américo”

–Carajo, pero esta tipa te debe amar, lo debes tener de oro.–Comentaba un compañero de trabajo que pasó por la oficina–.
Varios de los compañeros habían leído la nota y estaban hablando en voz baja. Adriano estaba temblando de la rabia y la cara la tenía enrrojecida. Sonó su celular.
–<Aló>
–<¿Te gustaron las flores? Feliz mesario mi amor>
–<¡¡¡Vete a la mierda!!!>–Lanzó el celular contra el piso. No paraba de temblar, cerró la puerta de su oficina y se sentó en el piso.

jueves, 27 de febrero de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 24


Débora y Alejo

Débora y su mamá Desiré firmaron el contrato de alquiler del local de al lado del salón de belleza para  ampliar el negocio y poder ofrecer otros servicios, como limpiezas faciales, más unidades de peluquería, manicure y pedicure.

Alejo se comprometió para ayudarla en la remodelación y en los trabajos de albañilería,  plomería y electricidad. Mientras el salón de belleza continuaba abierto al lado estaba en obras. La pared que divide ambos locales sería lo último que tumbarían, tenían que esperar la aprobación del edificio y supervisión de la Alcaldía y bomberos para evitar cualquier problema de infraestructura.
Débora estaba emocionada con la ampliación, eso significaba más dinero y así poder reunir para su operación. Los siguientes días no iba a trabajar en la peluquería pues estaría al lado en las reformas junto a Alejo y dos personas más. Desiré se encargaría de buscar los muebles y de los nuevos productos que necesitarían.

Luego de dos semanas de obras, aún faltaban cosas por hacer, no todos los días podían dedicarse al local, pero el día que trabajaban lo hacían durante todo el día.
Ya eran las seis de la tarde y el salón había cerrado y los dos obreros se habían ido, sólo quedaban Débora, Desiré y Alejo, pero su mamá ya estaba por irse. Débora le dijo que se quedarían un rato más recogiendo.

Alejo estaba sin camisa y Débora no le quitaba la mirada.
–¿Qué?
–Nada…te ves muy bien así sin camisa, sudado y lleno de polvo. Se me ocurren muchas cosas.
–¿Ah si? ¿cómo qué? -Alejo se le acerco y así todo sudado la abrazó y la besó.
Débora comenzó a desabrocharle el pantalón para luego bajárselo, metió su mano por dentro del interior, Alejo ya estaba excitado. Ella comenzó a bajar lentamente besando los pectorales, luego los abdominales, pasó su lengua por el ombligo de Alejo hasta rozar su zona púbica.

La mezcla de sudor y tierra en la entrepierna de Alejo le excitaba a Débora que no perdió tiempo para comenzar el sexo oral. Era la primera vez que veía el pene de su novio. Lo había sentido sobre la tela de jean pero ahora lo podía sentir, oler y probar. El pene estaba totalmente rígido y curvado hacia arriba.
Alejo no aguantó más y quería hacerle el amor.
–No tengo condones –Dijo.
–Tranquilo, yo tengo en el bolso -Débora lo buscó, lo abrió y se lo puso. Como no tenían lubricante usó una de las cremas para el cabello y colocó un poco sobre el condón y ella se colocó crema atrás.
–Yo sé que tú quieres una vagina, pero de momento sólo puedo ofrecerte esto.
–Tú tranquila que vamos a disfrutar ambos. –Le bajó el mono y la pantaleta y la pegó contra la pared, le abrió las nalgas y muy despacio comenzó a penetrarla. Débora estaba excitada con la piel erizada pero tensa, Alejo le susurró al oído y le mordió el lóbulo suavemente lo que hizo que ella se relajara y así su pene entraría completamente. Gracias a la curvatura de su pene, Débora sentía cada movimiento que hacía Alejo mientras la tenía pegada a la pared.
Él introducía su pene y lo sacaba completo para repetir de nuevo.
Alejo rodeó a Débora con su brazo derecho y comenzó a tocarle  los senos, luego fue bajando lentamente por su abdómen hasta llegar a la entrepierna.

Al tocar el pene de Débora, ella se vino enseguida pero él se paralizó por unos segundos. El sentir en su mano un pene lo sacó de situación por un momento. Su pene perdió rigidez pero enseguida comenzó a moverse. Tomó el pene de Débora que estaba lubricado por el semen y comenzó a acariciarlo mientras el seguía penetrándola.
Llegó el momento y Alejo se tensó y eyaculó, Cada chorro que soltaba significaba un empujón y otro y otro y otro. Su pene se ponía flácido dentro de Débora hasta que lo retiró.

Así como estaban, sudados, agotados y medio desvestidos, se sentaron en el piso y se abrazaron.
–Wow mi amor, eso estuvo muy, muy bueno.
–¿De verdad? ¿Te gustó?–preguntó Alejo–.
–Mucho.
Hubo un silencio de varios segundos hasta que Alejo volvió a hablar.
–Tengo que confesarte algo mi vida. Me da mucha pena, pero quiero que esta relación se base en la sinceridad y quiero decírtelo ahora para que todo quede aclarado.
Débora se incorporó luego de estar recostada sobre las piernas de Alejo.
–¿Qué pasó?
–Es que…cuando te toqué abajo y sentí tu pene, eso me friqueó, y bueno, se me bajó el guevo y todo…discúlpame.
–Tranquilo, te entiendo, es normal mi amor, ya nos acostumbraremos a nuestros cuerpos y pronto voy a quitarme “eso” que me sobra.
–Sabes cuando estás concentrado en algo y sabes a lo que vas y sabes lo que te vas a conseguir y zuas, la vaina cambia, eso me bajó los suiches, pero tranquila que no va a volver a pasar, de hecho finalicé como un campeón
–JA, JA, JA
–¡No te rías que me dio hasta pena y todo!
–Estuvo muy rico mi amor -le hablaba bajito mientras se acercaba a él y le daba un beso en la boca–.
Alejo volvió a excitarse.
–Menos mal que te daba pena, mira eso.–Se agachó y volvió a hacerle sexo oral–.

Esa vez se levantaron y se acomodaron, recogieron lo que faltaba y salieron del local.
–Huelo a leche, a sexo a morbo a todo.
–Tú mamá te va a descubrir.
–Ja, ja, ja, la tuya también.

Llegaron al edificio de Débora y en la entrada comenzaron a besarse. La calle estaba oscura, un pequeño bombillo sobre ellos dibujaba una silueta que apenas se percibía.
–Lo de esta noche fue increíble, a pesar del lugar y ahí parados, me encantó–Dijo Débora.
–Yo disfruté cada segundo que estuve pegado a ti.

 Se despidieron y Alejo le dijo que le escribiría cuando llegara a su casa. En el camino se tropezó con su primo.
–¿Qué dice bicho?
–Epa Rendel.
–Tas como ligerito…¿te cogiste al Arquímedes?
Alejo comenzó a darle golpes hasta que lo tumbó en el piso y siguió dándole hasta que llegaron los amigos de Rendel y los separaron.
–Deja la vaina con Débora, deja la vaina, te veo así sea a dos cuadras de ellas y te parto los huesos.
–Anda a cogerte al maricón ese a mi me sabe a mierda. Pero te jodiste conmigo bicho. Mosca por la vida.
–Mosca tú.

miércoles, 26 de febrero de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 23


Asdrúbal y Asier

Asdrúbal accedió y se quedó en el restaurante a cenar. Pidieron vino. Asdrúbal optó por una pasta; Macarrones con pollo y espinacas en salsa de queso. Asier pidió carne; Medallones de lomito en salsa de champiñones.
Aunque Asdrúbal estaba serio, lo estaba pasando bien, Asier le contó una anécdota de los momentos en el metro y por fin se rió.

–Así te quiero ver, riendo, no con esa cara seria. ¿Por qué te da tanta rabia lo que hacemos? Te dije que eso lo retribuimos a la gente.
–Si claro, eso es como los narcotraficantes, ellos negocian con droga, la gente la consume y muere pero ellos retribuyen todo eso ayudando a los barrios y haciendo canchas y arreglando calles. Que bonito eso.
–La diferencia es que no somos criminales.
–Pero si cometen delito cuando roban dinero.
–Mira Asdrúbal, te lo voy a poner en dos platos: me gustas mucho desde hace mucho tiempo y quiero salir contigo. ¿Qué me dices?

Asdrúbal se quedó inmóvil por unos instantes y viendo a Asier fijamente.
–Wao…no sé que decirte.
–Dilo, yo también te gusto, eso lo sé, pero quiero escucharlo.
–Sí…bueno, claro que me gustas, pero, es que…
–¿Qué? Deja el moralismo a un lado tampoco soy un asesino.
–No…no es eso…bueno sí algo de eso hay pero. Si me gustas Asier, vamos a ver qué pasa.
–El sábado que viene te llevo a la empresa para que la conozcas y veas lo que hacemos.

Siguieron conversando pidieron otra botella de vino y el postre. Ya pasadas las 11 de la noche, Asier le propone irse a su apartamento para que pase la noche con él. Asdrúbal con unas copas de más le dice que sí, pero que tiene que ir temprano a su casa para cambiarse de ropa para irse a la oficina. Asier no tiene problema, él lo acercaría a su casa temprano.

Llegan al apartamento, no es muy grande pero se ve amplio, hay pocos muebles, una decoración minimalista. Todo muy sobrio y elegante.

–¿En que habitación voy a dormir?
–Ja, ja, ja, en la mía por supuesto. ¿O es que tú crees que no va a pasar nada entre los dos?
–Con la rasca que cargo puedes hacer conmigo lo que quieras.
Al escuchar eso, a Asier se le empieza a mover la entrepierna. Se acerca a Asdrúbal y lo besa comenzando a desabotonarle la camisa, luego él deja caer sus pantalones y le dice a Asdrúbal que se agache.

Cuando se acerca a su pene percibe un agradable aroma, el mismo perfume que tiene Asier, está en su zona genital. Un pene con el vello púbico rebajado, los testículos perfectamente redondos y un pene  grueso con el glande asomándose por el prepucio. Comenzó a pasar su lengua por el borde de la piel que cubría el glande y con su boca echó completamente hacia atrás todo eso dejando al descubierto una cabeza gruesa de un rosado oscuro.

Se introdujo todo el pene en su boca hasta donde pudo, pero Asier con su mano le empujó su cabeza para que terminara de entrar. Asdrúbal sentía el pene en la curvatura de su garganta, se echó para atrás y lo retiró de su boca para comenzar de nuevo, unos minutos después Asier lo levanta y le pide que se ponga en el sofá agachado con su culo mirando hacia él, este se agachó y se acercó al culo y comenzó a rozarlo con su cara, que tenía una barba de dos días. Recorría cada nalga, se detenía, las olía y luego se acercaba al ano y hacía lo mismo para luego comenzar a deslizar su lengua por aquella cálida piel.
Iba lamiendo y mordiendo, con su lengua dilataba la zona, escupía y mientras lamía introducía uno de sus dedos dándole vueltas. Se detuvo, volvieron a besarse con ese olor a sexo en sus bocas. Se fueron a la habitación.
Asier fue a buscar un condón y lubricante. Se acerca a la cama con un pote, lo deja en la mesita y se coloca el condón. Toma el lubricante, derrama gel en su mano para colocarle a Asdrúbal y el resto en su pene.
–Yo no sé si te gusta ser pasivo pero quiero cogerte.
–Cógeme.
Asier se puso sobre Asdrúbal colocándole las piernas abiertas hacia los lados, comenzó a penetrarlo lentamente –Relaja el culo, anda, te va a doler –Poco a poco iba metiéndolo hasta que sintió el contacto con Asdrúbal que tenía a Asier tomado por los hombros y el rostro le había cambiado, estaba excitado.

Muy lentamente iba moviéndose, sus caderas bajaban y subían a un ritmo constante pero suave. Asdrúbal se aferraba a las sábanas. Asier se agachaba para besarlo y seguir. Se levantó de la cama y le dijo que se volteara. Ahora lo penetraría boca abajo. Esta vez entró rápidamente pero siguió con suaves movimientos.
Unos minutos después se levantaron de la cama ambos y se fueron al baño. Le dijo a Asdrúbal que montara una pierna en el lavamanos y ahí, los dos de pie volvió a penetrarlo.  Sintiendo como le tocaban la próstata, Asdrúbal no podía aguantar más las ganas de venirse y lo hizo derramando todo sobre el lavamanos. Esta vez Asier comenzó a darle más rápido y duro para el venirse también.
–¿Dónde la quieres, dónde la quieres dime?
––Donde tú quieras.
–Dime donde te gusta que ya me vengo.
–En las nalgas.
Asier retiró el pene y se sacó el condón y le acabó donde había querido, en las nalgas.

Entraron a la ducha y comenzaron a besarse. Enjabonó a Asdrúbal de pies a cabeza. Al salir de la ducha se secaron y se quedaron desnudos. Ya eran las tres de la mañana y tenían solo un par de horas para dormir así que se fueron directo a la cama.
–Estuvo muy rico lo que hicimos, tienes un culo espectacular, yo quiero repetir otro día
–A mi también me gustó, me gustó que lo hiciste con calma, eso me gusta.
–Bueno, no te confíes, a veces me gusta salvajito, pero como eres mi novio te trato bien la primera vez.
–¿Qué te pasa? ¡Todavía no somos novios!
–Exacto, todavía.

Se levantaron a las cinco de la mañana con ganas de quedarse durmiendo. Asdrúbal tenía dolor de cabeza y le pidió un analgésico. Se ducharon juntos y no pudo aguantar las ganas de mamar de nuevo, así que se agachó le hizo acabar en unos segundos a Asier, que estuvo a punto de venirse dentro de la boca de Asdrúbal.

Tomaron un café y salieron del apartamento. Dejaría a Asdrúbal en su casa para él regresar a la suya para dormir un rato, vestirse y salir de nuevo.

–¿Esta tarde nos vemos?–Le preguntó Asier
–No lo sé, déjame ver que pasa en mi casa, ni siquiera avisé que me quedaba afuera.
–Te quiero en mi cama otra vez.
–Yo te aviso–Se agachó en la puerta del carro y le dio un beso a Asier en la boca–.
–Avísame cuando estés en la oficina.
–Seguro, ten cuidado por ahí.


martes, 25 de febrero de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 22


Amadeo y Andrés

Amadeo salía de la  Universidad. Su celular sonó, lo llamaba su papá para decirle que se fuera a la clínica Central, su abuelo lo trasladaron para allá justo ahora, le había dado un infarto.



Tomó un taxi para llegar más rápido a la clínica. Ya estaban ahí sus papás y la esposa de su abuelo, Daira y un hombre que los acompañaba, Alonso.

–Hola Papá, hola mami. Hola Daira.
–Hola mi amor, ¿cómo estás?
–Bien, ¿cómo está mi abuelo? –Le preguntaba a Daira–.
–Ya está estable cariño, se quedará unos días aquí en la clínica.



Amadeo se le quedó viendo a Alonso que estaba con los ojos hinchados y preocupado pero muy reprimido como si aguantara las ganas de llorar para que nadie lo notara.

–Papá, ¿quién es ese tipo que está con Daira?
–Un amigo de tu abuelo, lo he visto un par de veces.
–Pero es como raro, está como muy movido por lo de mi abuelo.
–Bueno son amigos me imagino que de años.
–Mmmm ¿y Daira?
–¿Qué?
–¿Lo conoce?
–No sé mi amor, yo no me hablo con ella.



Amadeo no le cuadraba tanta angustia y llanto del señor pero se puso a revisar su celular. Salió un momento del cuarto para hacer una llamada. Se comunicó con Andrés para decirle lo de su abuelo.

–<<Salgo de la oficina y me acerco>>

Una hora después llegaba Andrés a la clínica, Amadeo al verlo se acercó para ayudarlo a llegar a la habitación. A su abuelo lo habían llevado a terapia intensiva para estabilizarlo de nuevo, en el cuarto estaban sus papás y Daira. Alonso se había ido a su casa, estaba agotado luego del viaje a la playa y el regreso. le dijo a Daira que se podía quedar en su casa. Mañana regresarían juntos a la clínica.



–¿Cómo sigue tu abuelo?
–Bueno entró a la UCI, se complicó un poco.
–Que broma vale. ¿y eso que me llamaste para que viniera?

Hubo un silencio corto y luego habló.
–Bueno…eres mi amigo y quería compartir esto contigo, necesito un apoyo.
–Ok–Lo abrazó, Sabes que puedes contar conmigo. ¿Le avisaste a tu ex?
–No… ¿y a que viene eso?
–Bueno fue una persona importante en tu vida, ¿no?
–Si, pero normal, no quiero que esté aquí.
–Avísame porque yo me voy si el tipo ese viene je, je, je.
–Gafo, vamos a tomar un café.

 Ya en la fuente de soda de la clínica, Andrés estaba sentado en la mesa esperando los cafés. Amadeo había dejado su morral en la silla y su tablet en la mesa. Unas mesas más allá estaban dos muchachos viendo a Andrés, se fijaron que tenía un bastón de ciego. Se estaban acercando a la mesa, detrás de ellos pero más lejos, venía Amadeo.



–Yo soy tú y no tocara eso–Le dijo Andrés a uno de los chicos mientras le ponía su mano sobre la tablet–.
–Llegó Amadeo con los cafés y los puso en la mesa agarrando su tablet.–¿qué pasó con esos dos?
–Nada, querían robarte la tablet.
–Verga ¿y cómo sabías que venían a eso?
–Porque sentía que me estaban observando y luego percibí  como se acercaba alguien a la mesa.
–¿Cómo?
–Ja, ja, ja Ay Amadeo, te faltan cosas por saber, otro día te explico eso. Sentí venir una brisa inusual, un calor humano y el brazo del muchacho atravesar mi espacio y mi reacción fue proteger la tablet.
–¿Quieres azúcar?
–No.

Suena el celular de Amadeo y al ver la pantalla, el que llama es Aníbal.



<<Hola>>
<<Epa, qué más?>>
<<Bien ¿y tú? ¿dónde andas?>>
<<En la clínica, a mi abuelo lo hospitalizaron con un infarto>>
<<Que broma, ¿Te busco? Quiero cogerte>>
<<Te acabo de decir que estoy en la clínica>>
<<Bueno te busco más tarde, en la noche>>
<<No creo, no voy a poder>>
<<Te voy a dar más plata>>

Amadeo se quedó callado y apoyó la cabeza en su mano, pensando.
<<Coño carajito, como te conozco, te mueves por la plata, yo te busco te doy una buena cogida y sales buchón>>
<<yo te aviso>>. Cerró la llamada.



 –Este carajito va a venir, lo sé. Cómo me gusta coño, ahora que no estoy con él me da más morbo –Comentaba para él Aníbal, que estaba en su oficina trabajando–.



–Era tu ex.
–Si...
–Te quiere ver para tirar y te va a pagar. Amadeo, vas a caer en un remolino que luego no vas a poder salir de él. ¿te parece bien acostarte por dinero? Búscate un trabajo de medio tiempo y gánate la plata decentemente.
–Así me lo gano más rápido.
–Lo que rápido viene, rápido se va.
–Pareces mi papá.
–Si fuera tu papá ya te hubiese dado un carajazo. Tu abuelo esta hospitalizado, quédate con tus papás.



Andrés se despidió de Amadeo pues tenía unos asuntos pendientes. Prometió llamarlo para saber sobre su abuelo. Subió a la habitación y estuvo un rato con sus papás.



Una camioneta gris plomo se detiene frente a la entrada de la clínica, Amadeo se acerca, abre la puerta y se monta.

–Hoy te voy a echar una cogida de las buenas.–Hoy te va a salir cara la tirada–Aceleró la camioneta y se fueron directo al apartamento.

lunes, 24 de febrero de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 21


Alonso y Amado

–Adelante, pasa, ¿quieres tomar algo?.

–Un whisky si tienes.

–Seguro.

Alonso se fue a la cocina a preparar el trago, le temblaban las manos, Daira se sentó en el sofá mientras iba observando cada objeto de la sala. Una foto de una pequeña mesa llamó su atención; dos hombres abrazados con un parque de fondo. Eran Alonso y Amado. Cerró los ojos y volteó la mirada hacia Alonso.



Ya venía de regreso con los vasos, whisky para dos.

–Te estarás preguntando que hago aquí y como supe tu dirección.

–Si te soy sincero tengo la mente en blanco, apenas te vi por la mirilla se me nubló todo.

–Debe ser la culpa, la vergüenza. No es dificil averiguar algo de alguien cuando tu esposo conoce a mucha gente en el gobierno que me puede echar una mano.

Daira extendió su mano con el whisky para brindar con Alonso, él no podía verla a los ojos, ella estaba tensa.



–¿Desde cuando te frecuentas con mi esposo?

–Me resulta bastante incómodo hablar de esto contigo.

–Imagínate a mi, que mi esposo me engaña con un hombre, 20 años de matrimonio y me entero ahora que mi esposo es gay.

–¿Cambian las cosas si fuese una mujer?

–No me has respondido.

–Siete meses, pero nos conocemos desde hace más de un año.

–Nunca le había revisado ni los bolsillos a Amado, nunca.  Hazte una idea hasta que punto a cambiado para yo sospechar de que pasaba algo.

Daira, agachó la cabeza y comenzó a llorar en silencio. Alonso dejó el trago en la mesa y se levantó frotándose la cara con sus manos. Se acercó a Daira y le puso la mano en la espalda, pero ella reaccionó pidiéndole que no la tocara.



–Yo la verdad no sé que decirte y hacer Daira, te vi afuera de mi apartamento apenas reconociéndote, sé de ti por fotos. Miles de veces le he dicho a Amado que hablara contigo y dejara esta farsa.

–¿Farsa? ¿Le estás diciendo farsa a 20 años de matrimonio?

–Aunque suene duro, si, es una farsa, tu matrimonio y el anterior, porque antes de mi estuvo con otros hombres, no en una relación estable como la tiene ahora pero siempre estuvo con hombres mientras estuvo casado.

Daira se levantó del sofá y comenzó a caminar, se fue al balcón y se quedó viendo la montaña. Alonso se acercó y se puso al lado de ella, también mirando la inmensidad del cerro.



–Amo a tu esposo, lo amo mucho y quiero vivir con él, hacer una vida en pareja de verdad.

–El problema es que yo también lo amo Alonso, pero él no me ama y nunca me amó porque le gustan los hombres.

–Dale el divorcio.

–Desaparece de nuestras vidas mejor. Todo era perfecto hasta que apareciste.

–Creías tú que era perfecto. Amado es un cobarde por no asumir lo que es, yo lo asumí y me divorcié y ahora quiero una vida plena con el hombre que amo.

–¿Y tenías que buscarte un casado?

–No lo sabía cuando lo conocí, cuando me enteré ya era demasiado tarde.

–Para mi ya es demasiado tarde, he estado 20 años viviendo una mentira.

–Dale gracias a Dios que revisaste sus cosas, podrías estar otros 20 años viviendo esta mentira.

–Todo esto me está haciendo daño. Tú quieres que yo le de el divorcio para que ustedes sean felices, ¿y yo? Me quedo sola, no tengo a nadie, sólo lo tengo a él. Te quedas con Amado y yo me quedo sola en esa casa de la playa.

–No me culpes a mi Daira, eso háblalo con Amado. Es muy triste lo que me dices pero la vida no siempre es color de rosa, la mía tampoco ha sido fácil.

–Yo no me voy a divorciar de Amado, sólo si él me lo pide.

–Lo hará porque yo lo voy a convencer.

–Bueno, me imagino que lo tendrás fácil cuando sepa que estuve aquí y me enteré de su doble vida.

Daira volvió a quedarse viendo hacia la montaña y le pidió un café a Alonso, Volvía a llorar. Mientras Alonso preparaba el café, sonó su celular. Era Amado.



–<<Hola mi oso ¿cómo estás?>>

–Extrañándote, estoy solo en casa y se me hace enorme, Daira no está, se fue a Caracas a verse con una amiga, quiero verte>>

Alonso se acercó con la taza de café al balcón y se la entregó a Daira.

–<<Tu esposa está conmigo Amado, está en mi apartamento>>

Alonso veía a Daira mientras le decía a Amado la noticia. A Daira se le cayó la taza de café.

–<<¿Quieres hablar con ella?>>

–<<¿Pero, que hace ahí, cómo supo? No, no me la pases>>

–<<Te la voy a pasar, esto se acaba hoy, tarde o temprano tenía que pasar, por las buenas o por las malas y fue por las malas>>

–Toma…Amado–Le dio el celular y fue a busacr un trapo para recoger los trozos de la taza y el café derramado.



Daira sólo escuchaba todo lo que hablaba Amado, justificaciones, excusas, lamentos, disculpas. Ella lo dejaba hablar. –Tengo que colgar Amado, hablaremos cuando regrese a casa–. Cerró la llamada.



–¿Quieres más café?

–Sí por favor.

Daira volvió a ver el retrato y se sonrió. –¿Aquí es donde pasan los fines de semana entonces? Él me dice que va a visitar a su hijo, me pregunto si lo visita o si sabe de las vagabunderías de su padre–.

–Si lo visita, no siempre pero lo hace.

–¿Hablan de mi cuando están abrazados en la cama?

–¿Por qué te haces daño?

–¿HABLAN DE MI?

–Si…más que todo yo para decirle que se divorcie de ti y no te siga engañando.

–Que considerado eres. ¿Me puedo quedar a dormir aquí? Mi amiga se fue de viaje y no tengo dinero para un hotel, me voy mañana temprano.

–No tengo problema, tengo una cama en el otro cuarto, tiene baño y todo lo necesario para que estés cómoda. Yo mañana te llevo a tu casa.

–No tienes porque molestarte, yo tengo como irme.

–No es molestia, no me importa hacerlo, además aprovechamos y hablamos los tres, nos lo merecemos.

–Quiero dar una vuelta, estar sola. Regreso en un par de horas.

–Tranquila, no hay problema.

–Gracias por tu hospitalidad y atenciones, eres una buena persona.

–Y tú eres una mujer valiente de venir hasta acá y enfrentar todo esto con entereza.

–No, si al final vamos a ser buenos amigos.

–Me encantaría, eres una mujer encantadora y lo digo por todo lo que me cuenta Amado, siempre son cosas buenas de ti.

–Hasta luego Alonso.



Daira se fue y Alonso recogió los vasos para lavarlos. Ya no se acordaba que iba a hcer antes que llegara Daira. Tomó su celular y llamó a Amado.



–<<Tu esposa se queda a dormir aquí esta noche>>

–<<¿Pero tu estás loco Alonso? ¿cómo se te ocurre?>>

–<<¿Cómo se te ocurre a ti no contarle a tu esposa?>>

–<<Mañana hablaré con ella>>

–<<Hablaremos los tres, yo me voy con ella a la playa, va a ser un día muy largo así que te quiero con las bolas bien puestas. Mañana no solo te enfrentas a tu esposa, mañana tienes que decidir si quieres vivir conmigo ya>> Cerró la llamada.

Amado tenía taquicardia y fue a tomar un vaso de agua. Se recostó un rato.



Alonso se puso a ver una película. Daira se estaba duchando para acostarse y ver televisión un rato.

viernes, 21 de febrero de 2020

SEME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 20

Adriano y Américo

Adriano, ya estaba saliendo del trabajo para ir a buscar su carro en el taller. Toda la tarde estuvo recibiendo mensajes y cadenas de Américo, algunos los leía otros no, el día estuvo lleno de trabajo.

Al llegar a la planta baja de la torre donde trabaja se consiguió a Américo.
–¿Qué haces aquí? Ya te dije que terminamos, no quiero saber de ti.
–Esta mañana hicimos el amor en tu oficina.
–Esta mañana me tenías amenazado con una navaja, me violaste practicamente.
–Pero te gustó.
Hubo un silencio de varios segundos y volvieron hablar.
–Me tengo que ir, me están esperando.
–Yo te llevo al taller para que busques el carro.
–¿Qué te pasa? ¿cómo sabes eso?
–Te he estado siguiendo, eres mi novio, anda vamos que te van a cerrar

Luego de varios minutos de estira y encoje, Adriano accedió a que le diera la cola. Durante el recorrido iban discutiendo de que ya no eran novios pero Américo insistía que sí, que se amaban y deberían luchar por lo que sienten dejando atrás lo pasado.

–¿Pero cómo atrás? Si lo trajiste tú al presente al decirme que me conocías y me estuviste siguiendo por años. ¿Te parece normal eso?
–Es que yo te amo desde siempre mi amor.
–No me digas mi amor Américo, sí, te amé en esos ocho meses pero tumbaste toda posibilidad de relación con esa confesión tan bizarra y retorcida. ¿Sabes que te puedo denunciar por acoso?.
–No serías capaz, yo te amo y me amas, hicimos el amor
–COÑO ¿QUE AMOR? ME VIOLASTE EN ESE BAÑO.
Américo frenó el carro.
–Te voy a pedir que no me grites porque yo no estoy discutiendo contigo, hablamos de manera civilizada. Te estás poniendo violento.
–¡Ja! Ahora el violento soy yo. Américo me das miedo, de pana guevón. Tú no estás bien.
–Yo lo que sé es que te amo mi amor y quiero seguir a tu lado, no he dejado de estarlo, ya llegamos, ve a buscar el carro que yo te espero.

Adriano entró a buscar el carro,  pensando el dineral que iba a ser.
–Esto me va a arruinar la quincena–Pensaba.
Le dieron la factura con todo lo que habían hecho.
–Pero aquí no dice cuanto es.
–Fueron cinco millones de bolívares
–¡Dios mio! aceptan divisas supongo
–Si señor pero el servicio ya está pagado, no debe nada.
–¿qué? ¿cómo es eso?
–Al mediodía vinieron a pagar el servicio del carro y nos avisaron que usted vendría en la tarde a retirarlo.
–Coño de la madre, coño de la madre, este fue Américo, ¡verga con este loco de mierda!
–Ok, gracias señorita, ¿ya me lo puedo llevar?
–Sí claro, el mecánico tiene las llaves de su carro.
 Salió del taller con el carro pero Américo ya no estaba.
–Este gran carajo se fue, de bolas, sabía que le iba a formar un peo.
Mensaje.
–<No me odies, pagué el servicio del  carro, feliz mesario>
–<Ahora espero que tu regalo esté a la altura del mio, besos te amo>

–Este tipo está mal, está mal, ya me estoy cagando, ¿qué hago, qué hago?
Llegó a su casa y de nuevo Américo estaba ahí, fuera de su carro y con un ramo de nueve rosas rojas. Adriano estacionó el carro y se acercó.
–Américo, voy a ir a la policía, tú estás mal de la cabeza.–En un descuido Américo se le acercó y le plantó un beso en la boca, algo que a Adriano lo hizo ceder unos segundos hasta que reaccionó y se apartó.
–¿Estás loco? ¡¡¡Estamos en la calle me puede ver alguien!!!
Américo se arrodilló y extendió el ramo para que Adriano lo tomara.
–Perdóname, se que he hecho locuras y te he atormentado, te pido perdón por eso, pero también te pido que lo pienses y vuelvas conmigo, yo te dejo quieto y tú lo piensas y me llamas, ¿sí? No quiero perderte, eres todo lo que tengo en esta vida, no me dejes.
Adriano apretó las flores y comenzó a dudar y bajó la guardia.
–Párate del piso por favor. Está bien, te perdono, no quiero verte cerca de mi, déjame respirar y decidir que hacer.
Adriano comenzó a caminar hacia el edificio y Américo entró a su carro pero viendo a su novio entrando.
Un vez en planta baja, se dio cuenta que no podía subir con las flores a la casa, su mamá le iba a  hacer preguntas, Vio un jarrón en una mesa del lobby y las puso ahí. Se montó en el ascensor.

Entró a su casa y recibió un mensaje.
–Despreciaste mis flores, ya veo que lo que te dije no te importó, así me pagas, gracias>
Saludó a su mamá, entró a su cuarto, le quitó la batería y el chip al celular y lo botó a la basura. Se lanzó en su cama a llorar.

jueves, 20 de febrero de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 19

Débora y Alejo

Eran las 6:30 de la mañana y el sonido del celular despertó a Débora. Era una llamada de Alejo.
<<Hola bonita, buenos días>>
<<Mmmmmm …buenos días>>
<<Uy ¿te desperté?>>
<<Sí, pero tranquilo ya me tocaba despertarme>>
<<Discúlpame preciosa, te llamaba para decirte que te invito a desayunar>>
Débora se levantó de la cama como si tuviera un resorte y entró al baño.
<<Ok, ok, >>
Comenzó a ducharse.

Alejo mientras tanto arreglaba la mesa y ponía los platos y cubiertos. Ya el desayuno estaba listo faltaba exprimir las naranjas que lo haría en este instante.
Débora seguía en su cuarto buscando que ponerse.
–Ahora lo llamo no me dijo dónde desayunaríamos. Pensaba mientras escogía la falda.
Alejo, comenzó a servir el desayuno en cada plato; un par de arepas, huevo revuelto, tocineta, pan tostado y el jugo, luego un café con leche.

Ya vestida, comenzó a maquillarse y a peinarse. Luego de verse tres veces en el espejo abrió la puerta de su habitación y salió. Quedó paralizada.

–¿Qué haces aquí?
–Hola, te dije que te invitaba a desayunar ¿no?
–Pero…¿cómo entraste?
–Tengo una suegra alcahueta, ya esto lo tenía pensado desde hace días con tu mamá.
–No es tu suegra.
–A lo mejor eso cambia hoy, ven siéntate, ya te sirvo el jugo.

Le sirvió el jugo, puso a calentar el café y antes de sentarse a desayunar se le acercó y le dio un beso en la boca –Buen provecho–.
A Débora se le iluminó la cara y una sonrisa se dibujó y no se le fue durante todo el desayuno. Le agradeció mil veces el gesto diciéndole que nadie excepto su mamá había tenido un detalle como ese en su vida.
Alejo la volvió a besar y le dijo que a partir de hoy eso cambiaría.

Terminaron de desayunar y Alejo se levantó para servir el café con leche. Conversaron mientras disfrutaban del café y le hizo la pregunta: –¿Tú quieres que tu mamá sea mi suegra?–.
–¿Qué?
–Ja, ja, ja ¿Quieres ser mi novia?
Débora lo vio a los ojos y luego lo besó –Sí, quiero–
Volvieron a besarse y Débora se detuvo para decirle algo.
–Me da pena hablar de esto…contigo, pero es que si vamos a  ser novios...bueno, es que como sabes yo…no estoy operada sigo teniendo un pene…–Alejo le puso dos dedos en su boca para que no hablara más.
–Yo eso lo sé, ya lo hablamos hace tiempo–. Se le acercó al oído y le susurró –¿Tú no sabes que hay mujeres que les gusta hacerlo por el culo?–
Débora se rió y se puso roja y no levantaba la mirada.
–Tonta, en serio, deja la angustia, lo haremos cuando estés preparada, yo no tengo problema en hacerte el amor por ahí el tiempo que sea necesario, además hay muchas cosas que podemos hacer–Le guiñó el ojo y le pasó la mano por la mejilla.–No te preocupes por eso que a partir de ahora vamos a trabajar para tu operación ¿De acuerdo?
–Sí, de acuerdo, novio je, je, novio que lindo suena mi amor.
–Sí, ya somos novios. Pero ahora usted se va a la peluquería y yo me quedo a recoger.
–No chico ¿cómo te voy a dejar con todo esto?
–Ve para el trabajo que yo termino aquí  y me voy, paso por  tu local y te dejo la llave.

Débora cogió su cartera y las llaves del local y se fue. Alejo recogería todo.

Se abrieron las puertas del ascensor y se encontró con alguien de frente que la asustó. Era Rendel.
–¿Por qué cada vez que me ves te asustas?
–Déjame pasar por favor.
–Shhhh vengo en son de paz, mira estoy desarmado, sin pistola y sin navaja y sin amigos, yo solito.–Débora tragó saliva y estaba tensa.
–Rendel por favor.
Rendel la agarró por los hombros y la trajo hacia él–Tú no entiendes Arquímedes que me gustas de hace tiempo coño y ahora te pones a jugar a que quieres ser una jeva.
–Yo no estoy jugando Rendel, soy mujer.
Rendel la acercó más y la besó en la boca, la tomó por la cabeza. Como pudo Débora se soltó y le dio una fuerte cachetada.
Se tocó la mejilla sintiendo el calor del golpe, se sonrió. –Tú vas a ser mío Arquímedes, eso te lo juro.
–Ya soy novia de Alejo, aquí no tienes nada que buscar Rendel y por favor suéltame.
Rendel la soltó, Débora se echó a un lado y siguió hacia la salida del edificio. Rendel miraba por el espejo del ascensor. Cuando vio salir a Débora entró en el ascensor y comenzó a darle golpes al espejo hasta volverlo añicos.
–Ay primito, te jodiste conmigo, pero Arquímedes va a ser mío.

Alejo iba rumbo al salón de belleza para dejarle las llaves de la casa, en el camino se encontró a su primo..
–¿Qué pasó bicho?
–Que más Rendel
–Así que empatado con el maricón de Arquímedes ¿no?
Alejo se le fue encima para golpearlo.
–¡La vuelves a llamar así y te reviento a coñazos!
–Ya, ya primito, ¿vas a golpear a la familia? Somos panas y primos guevón, no me lances pa' la calle.
–¿Qué te pasó en la mano?
–Me corte con un vidrio.
Alejo, se puso a pensar en el espejo roto del ascensor.
–¿QUÉ CARAJO LE HICISTE A DÉBORA?
–Chao primo, ve a hablar con tu mujercita–Rendel se fue–.

Alejo corrió hasta el local y entró desesperado buscando a Débora.
–¿Dónde está Débora?
–En el depósito contando una mercancia.
Entró a la parte interna del salón de belleza y vio a la muchacha sentada con las cajas alrededor.
–¿Estás bien?
–Sí, sí, ¿qué pasa?
–¿Qué te hizo Rendel?
Débora se quedó callada pero no quería decirle a Alejo que su primo la besó para evitar un problema mayor.
–Nada, me agarró en el edificio a decirme estupideces, pero me solté y me vine.
–Pero rompió el espejo, ¿estabas con él?.
–No...bueno mientras estuve con él no había roto nada, habrá sido después.
–Pero te hizo algo, dime, dime lo que sea que voy y lo mato.
–No, no mi amor, no me hizo nada quédate tranquilo, lo que hizo fue asustarme, estaba solo y no sacó nada para amenazarme o cortarme, ya, ya quédate tranquilo, vamos a tomar un jugo allá en frente.

Cruzaron la calle para relajarse mientras tomaban algo. Un simple abrazo reconfortó a Alejo.

miércoles, 19 de febrero de 2020

SE ME ANTOJA QUERERTE. Capítulo 18


Asdrúbal y Asier

Asdrúbal salía de su casa rumbo al trabajo a las siete de la mañana, al doblar la esquina para bajar al metro se consigue a Ramón.



–¿Qué haces aquí?
–¡Sorpresa! Vine a invitarte a desayunar.
–Verga marico, tú vives a las afueras y te vienes para acá, ¿estás loco?
–Por ti…

Un silencio se apoderó del entorno, Asdrúbal bajó la mirada y volvió a ver a Ramón, comenzaron a caminar y fueron a una panadería famosa cerca de casa de Asdrúbal.

–Estás loco chamo, yo hablé contigo.
–Te estoy invitando a desayunar, relájate.
–Pero nunca has hecho esto antes.


Ramón lo abrazó y lo arrimó hacia él pasándole la mano por la cabeza, llegaron a la panadería y le dijo a Asdrúbal que se sentara que él compraría el desayuno.

Minutos después regresaba con la bandeja, compró unos croasán rellenos de queso amarillo, jugo de naranja y café con leche.

–Gracias por el desayuno, vamos a llegar tarde por tu culpa.
–Je, je, je valdrá la pena, buen provecho.
–¿Me prestas tu celular un momento? Voy a llamar a mi celular.
–¿ Y eso?
–No lo tengo yo, me lo quitaron, ahora te explico.

Marcó su número y comenzó a repicar.

<<Aló>>
<<Asier, es Asdrúbal te llamo para que me devuelvas el celular>>

Ramón estaba comiendo su croasán pero atento a lo que hablaba Asdrúbal y no entendía.
<<Ah caramba pero el hombre se echó unos días para saber de su teléfono, chico no seas tan antipático y dime buenos días aunque sea>>
<<Buenos días ¿cuándo me das el teléfono?>> –Asdrúbal se levantó de la mesa haciéndole un gesto a Ramón de que ya regresaba.
<<Pero no te pongas con esa actitud, hoy te lo regreso, te invito a cenar>>
<<Yo no quiero que me invites a cenar, quiero que me devuelvas ya el celular>>
<<A las ocho de la noche en el restaurante Capri, nos vemos>> –Colgó la llamada sin dejar que Asdrúbal respondiera.

–¿Pero este imbécil que se cree? Que se quede con esa mierda.–Volvió a llamar pero el celular ya estaba apagado–.

Regresó a la mesa y le pidió disculpas a Ramón por dejarlo solo, le pidió hacer otra llamada, ahora al teléfono de Asier. Repicó hasta que cayó la contestadora.
–¿Pasa algo?
–No, bueno, si, un carajo que conocí y me quitó el celular.
–Ya va, ya va, ya va ¿cómo es la vaina?

Asdrúbal le contó la historia desde el comienzo, mientras iban rumbo a la oficina. Ramón estaba sorprendido de ese enredo.
–Me imagino que no vas a ir a esa cena, ese carajo quiere algo contigo eso está clarísimo.
–¡De bolas que quiere algo conmigo! Pero ni de vaina, ese tipo es un estafador y embaucador, que se quede con el celular, mira tú si me importa, yo trabajo en la empresa donde me lo dieron, pido otro y listo.

En el tono, los gestos y la mirada de Asdrúbal le decían a Ramón que eso lo decía de la boca para afuera. De lejos se notaba que le gustaba el hombre.

Llegaron a la torre, al entrar a la oficina Ramón le pone la mano en el hombro a Asdrúbal.

–Ya me quedó claro porque no quieres nada conmigo.
–Bueno, te lo dije la otra vez ¿no?
–No soy gafo papá, que estés bien y feliz día.

Asdrúbal bajó la mirada, cerró los ojos y apretó los puños, sentía rabia, no por Asier sino con él mismo. Ramón tenía razón.



El día transcurrió atendiendo a más usuarios que de costumbre y aunque hizo su trabajo bien como siempre, no se le iba de la cabeza los dos hombres que ocupaban sus pensamientos.

A las 5:35 de la tarde empezó a recoger, Ramón pasó por la oficina de Asdrúbal.

–¿Vas saliendo?
–Si, voy.

Bajaron juntos y se fueron caminando hacia el metro.

–¿Te vas a ver con el tipo?
–¡No Ramón no me voy a ver con el tipo! me voy a mi casa.
–Disculpa…
–No vale, discúlpame tú, ando estresado. Hoy el trabajo estuvo agotador y en mi casa hay un rollo con un dinero que se perdió y estaba en la casa y me estaban culpando a mi, voy a eso a ver que pasa.

Ambos ya estaban en el andén, cada uno iba en dirección contraria así que se despidieron. Ramón lo abrazó de una manera más cariñosa, Asdrúbal no supo que hacer, sólo dijo –Hasta mañana–.



Llegó a su casa, sus papás lo estaban esperando, apenas cerró la puerta comenzó la lluvia de preguntas y reclamos. Asdrúbal caminó hasta el cuarto de sus papás, abrió el closet, metió la mano al fondo de unas sábanas y suéteres y sacó un sobre de manila.

–¿Este es el dinero que estaban “buscando” todo el día?.

Le puso el sobre a su mamá en las manos y se fue a su cuarto. Se metió a duchar, en su mente llegaban las palabras de Asier: “A las ocho de la noche en el restaurante Capri, nos vemos”. Terminó de ducharse, abrió el closet para escoger que ponerse.

Un pantalón negro skinny, unos zapatos negros y camisa lila. Se colocó un perfume de aroma amaderado y un reloj de acero.


–¿Y tú adónde vas?–Le preguntó su madre–.
–Me invitaron a cenar.
–¿Una chica?
–No, mamá, un amigo. Regreso más tarde, un beso.
–¿Te quieres llevar el carro de tu papá?
–Nooo, me da miedo, me darán la cola, ahora tomo el metro.



A las 8:07 de la noche entraba al restaurante.

–Buenas noches caballero, ¿una mesa?, ¿cuántas personas?
–Buenas noches, no, estoy buscando a alguien.
–¿Cuál es el nombre de la persona?
–Ya debe estar aquí
–Si señor pero es por reservación
–Asier
–Correcto, acompáñeme.



Asdrúbal llegó a la mesa y Asier estaba sentado con una copa de vino tinto en la mano, al verlo se levantó.

–Llegas tarde, quedamos a las ocho
–¿Cómo sabías que iba a venir?
–Porque no estás aquí por el celular, estás aquí porque te gusto.
–Dame el celular que ya me voy –Tomó su celular que estaba en la mesa, se dio media vuelta para irse. Asier lo tomó del brazo.
–No creo que te hayas vestido así sólo para venir a buscar el celular. Hueles muy bien, quédate, te va a encantar la comida y la compañía.

Asdrúbal bajó la mirada viendo la mano que lo sujetaba.  Hizo una sacudida con su brazo para soltarse y se sentó.
–Eres un idiota.
–Hoy seré la persona que te haga sonreir, no te he visto sonreir desde que nos vimos en el metro. Si eso me hace un idiota, seré un idiota.