jueves, 14 de septiembre de 2017

HISTORIAS VERDADERAS. Gente como tú

Bella vista 

La idea era vacilar.  Simulo que hago flexiones y presumo que los dos o tres en la piscina, están en la movida.  Por un pasillo viene un vigilante, negro, grande, cabeza pelada, caminar como torpe. Hago el gesto de porsia y me pongo a contemplar el cantar y los nidos de pájaros en un árbol.  Cosa rara esa de un hombre mirando fijamente las ramas. El vigilante se detiene –más cerca, noto que tiene como 30, grandes labios, más bien feo.   A pesar del insoportable ruido del wokitoqui que lleva en el bolsillo trasero, le comento de los nidos, hablamos de eso. Me del “habitat de las aves” y se va lentamente hacia un extremo del pasillo. Quedo con afán de buscar pelea.  Desde su puesto de vigilancia se dan unos rápidos cruces de miradas, no más. Quizás un movimiento en sus piernas pero nada evidente. Yo, en lo mío, como quien no quiere la cosa pero dispuesto a azusar la candela.

Está sentado cerca de los baños, voy para allá. Quién quita. Para seña. Insinuación más clara, le pregunto: por aquí están? Me indica el camino y nada, permanece en su puesto.

El resto de la corta tarde, siguieron paseos de su oficio y pasarela mía.  Estoy sumergido en la piscina, él pasa cerca, mira, hago el gesto, creo que lo capta.  Sigue, se sienta en su esquina. Uno que otro contacto visual mientras hago pasarela, nada más.

No sé cómo supe que a las 5 concluía su turno.  Cerca de esa hora, veo que va al baño de los huéspedes, no al del servicio que es el que le correspondería.  Qué raro! Envalentonado, le sigo. Al llegar, unos minutos después se está secando la cara. Creo que se sorprende al verme.  Rápido contacto visual y leves sonrisas de saludo. Voy al urinario.  Se seca manos y cara en exceso.  No sale, se regresa al lavamanos desde donde me puede ver directamente y se fija en lo que yo esperaba. Me turbo. Aparento que concluí y procedo a vaciar el urinario. No corre agua. Mirándome, me señala algo, me dice algo. No entiendo, la turbación no me permite.  Él, desde el lavamanos, sigue mirando sin moverse (¿esperaría una seña).  Ahora voy al lavamanos, a lavarme, y él se retira hacia atrás. Me doy al aseo exagerado para ganar tiempo. Él, atrás, se seca y se seca las manos y la cara. Cruzamos miradas a través del espejo y ninguno se atreve a más.  Sale.  Quedo confundido, temeroso. 

Salgo.

Veo que se aleja sin voltear (no sabe que yo he salido), desaparece en su laberinto de vigilancia. También me preparo para irme. Confundido.  Ahora, más excitado.

Este episodio me queda grabado por días, lo rememoro. Me masturbo reviviéndolo. Me excita la idea del riesgo, el atrevimiento, el temor compartido, la complicidad.

Al día siguiente, dudoso,  volví a ver si lo veía y qué pasaba.  No lo vi. Quedé bien con el recuerdo, al sabor de la fantasía y el pensar en lo que fue y no fue.
Historia cedida gentilmente. Anónimo.

sábado, 9 de septiembre de 2017

GRAN CAPITULO FINAL. De Repente Tú


Amor eterno.



La iglesia estaba dispuesta, adornada de blanco, flores y telas sujetadas entre los bancos en el pasillo por donde caminaría la novia. Muchas velas blancas, todas encendidas.



El novio, Tom, no desentonaba con el entorno, su traje era todo de un perfecto blanco, esperaba en el altar, junto a él, un amigo, su padrino de boda, conversaban. Estaba nervioso. El cura apenas llegaba para acomodar algunas cosas, estaba nervioso, su mano izquierda le temblaba, levantó la mirada y veía hacia todos lados como buscando algo o a alguien, el padrino lo veía extrañado pero no le dio importancia.

La gente iba llegando y de una vez se sentaba.



Amigos del novio iban acomodándose al lado derecho de la iglesia. Jesucristo y Pablo se sentaban al otro lado, también llegaban amigas de María Corina, compañeros de trabajo, Esperanza, Diego y sus suegros. Fernando y Yonaikel llegaron al país para asistir a la boda. Fabián y Yovana con el niño en brazos cerca del altar, Esperanza la vio y no era con cariño que la veía. Fabián le pasó la mano por el hombro apoyándola. También llegaron familiares de la novia de su tierra natal.



–Papi ¿y si nos casamos por la iglesia?

–No mi amor, por la iglesia no nos podemos casar, ni aquí ni en Portugal.

–Naguevoná, tan bonito que se ve todo esto y eso que yo no vengo pa’ la iglesia. Tengo ganas de cogerte portu ¿le damos?

–¡Yonaikel! Estamos en la iglesia comportate, cuando lleguemos al hotel.

–Yo quiero ahora, mira como me puse. –le mostró la entrepierna. –Yo voy a buscar un baño pa descargarme ya que no quieres.

–¡Yonaikel, Yonaikel, ven acá! –El motorizado se levantó y se fue a buscar un baño, Fernando fue tras él.

–Yo sabía que no ibas a aguantar no meterte esta morcilla papá, vamos a preguntar donde hay un baño pa’ clavate.



Jesuscristo le tenía la mano agarrada a Pablo, la tenía sudada y estaba nervioso. Un hilo rojo entrelazado en sus muñecas los mantenía juntos.

–Mi amor deja los nervios, parece que el que se va a casar eres tú, mira como estás sudando. Me tienes la mano mojada jejeje.

–Ay novio es que tengo una sensación rara, una presión en el pecho, tengo hasta ganas de vomitar, necesito aire. Voy a buscar un baño.

–¿Te acompaño?

–No. -Se levantó y el hilo se deslizó hasta separarlos y caer al piso.

Jesucristo pasó cerca del altar y vio al cura. Sudaba copiosamente al igual que el chico, se vieron a los ojos y el cura desvió la mirada y se le cayeron unas velas que aún no estaban encendidas. Siguió hacia el baño.



Llegando al baño escuchó ruidos que venían del baño pero entró. Unos gemidos y golpes a un metal se intensificaron al traspasar la puerta.

–AGUANTA COÑO, ESE GUEVO YA TE LO HE METIDO.

–AH, AH, AH ME DUELE, SIGUE PAPI SIGUE.

Jesucristo se paralizó por segundos, no aguantó y vomitó en la papelara de la entrada del baño. Yonaikel se detuvo.

–Shhhh papi entró alguien, ya va.

–Soy yo Yonaikel, Cristo.



Yonaikel como pudo se metió el pene erecto dentro del pantalón y salió.

–¿Qué pasó chamín? ¿Te sientes bien? ¿echaste el bofe? Estás blanco.

–¿El bofe? ¿qué bofe?.

-Ven acá pa’ echarte agua papá andas mareao.



­–YONAIKEL, ¿ME VAS A DEJAR ASI?

–Ande, vaya con su esposo, yo estoy bien.

–¿Seguro? Me puedo quedar aqui mi pana, al portu me lo cojo luego.

–Yonaikel, algo no está bien, hoy algo no está bien.

Se abrió la puerta y entraba un hombre con su hijo, ambos salieron del baño y Fernando a los segundos

–Vamos pa’ que te sientes, ve con Pablo.

–¿Me está escuchando Yonaikel? Tengo un mal presentimiento.

–Deja la mariquera chamín, estas nervioso porque se casa tu vieja, vamos a sentarte.





María Corina llegaba en la limosina, su traje de novia color hueso ocupaba casi todo el asiento. Nerviosa pero feliz agarraba con fuerza el bouquet mientras pensaba que era la segunda vez que se casaba por la iglesia.



–¿Nerviosa? -Le dijo el chofer que la miraba por el retrovisor.

–Un poco, pero feliz.

–Tranquila que ya todo va a terminar. –Le sonrió.

–Gracias, ya una vez que entre se me quita estos nervios.

–Seguro, ya estamos llegando, me estaciono y la ayudo a bajarse.



Llegó a las escaleras de la iglesia y comenzó a subir, una vez pasó la puerta comenzó la música. A Tom se le iba a salir el corazón del pecho, palpitaba con fuerza y rapidez al ver a su futura esposa entrar.



Las velas se apagaron y las luces también, con la iglesia en penumbras solo se escuchaban los murmuros. Un disparo y los gritos inundaron el recinto, se escucharon más disparos y solo se escuchaban gritos. Jesucristo se vio las manos y las tenía llenas de sangre. Abrió los ojos y sobresaltado se acomodó en el asiento.

–¡Mi amor! ¿qué pasó? Te quedaste dormido.

–Vamonos de aquí novio, salgamos, saquemos a mi mamá.

–¡DE PIE! –Gritó el cura que seguía mirando a todas las direcciones.



Jesucristo respiró hondo y cerró los ojos, solo escuchaba al cura hablar.



–…aceptas por esposa a María Corina….aceptas por  esposo a Tomás…los declaro…

Se escucha el cerrojo de la puerta de entrada que se cierra, cuatro hombres, dos en cada lado se levantan de los asientos y disparan directo a los novios en la cabeza, el cura se lanza al piso.

Otro disparo certero  a Fabián, disparos por todos lados, la gente corría por donde podía. Jesucristo se levanta gritando el nombre de su madre, Pablo sale tras él y Esperanza le grita con todas sus fuerzas a Jesucristo.

Los sicarios huyen por detrás del altar no sin antes uno de ellos se detiene y le dispara al cura en la cabeza.



Yonaikel brinca sobre la gente y va hacia donde está su exjefa para socorrerla.



Una hora después varias patrullas de la policía apostadas en la iglesia ocupaban la zona de entrada junto a tres ambulancias.

Declaraciones, llanto de la gente, nervios, desolación era lo que dominaba el ambiente alrededor de la iglesia.





Un año después…



–Los declaro marido y marido, pueden besarse.



Pablo alzó en su brazos a Jesucristo y le dio un beso en la boca no apto para el momento de esa ceremonia pero no le importó, era el día más feliz de su vida. Lo volvió a poner en el piso y siguió besándolo.

–Te amo esposo, te amo mucho.

–Y yo a ti carajito, te amo inmenso, grande, te amo por toda la eternidad.

–Por siempre juntos mi amor. ¿No me has dicho donde vamos a ir de luna de miel?

–Ya que estemos juntos es una luna de miel mi amor, pero mira, a este lugar nos vamos.

–¿Bora Bora?

–Si, prepárate.



_______



Llegaron al bungalow que alquilaron en la isla, caminaron por las caminerías que conectaban a las chozas.

–Esto es hermoso amor, que paz, que tranquilidad, que…Un beso calló a Jesucristo, Pablo comenzó a desvestirlo.

–Nos van a ver.

–¿Quién?, relájate. –Lo empujó a la cama, su boca se fue directo a las tetillas del muchacho, su lengua jugaba con los pezones que ya estaban duros, mojó sus dedos con saliva y bajó a las nalgas de Jesucristo para introducírcelos. El muchacho gemía mientras una mano de Pablo estaba entre las nalgas, la otra estaba en la boca de su esposo metiéndole los dedos.

Dejó las tetillas humedecidas y fue bajando con su lengua por el pecho sobre unos escasos vellos, se detuvo en el ombligo y jugó con el. Su barba le erizaba la piel al muchacho que se retorcía de placer, siguió bajando y  recorrió nuevamente con su barba el pene mientras su lengua lo humedecía y bajaba a los testículos para luego posar su vello facial en el ano de Jesucristo y comenzar a mover la cara y la lengua. Le levantó las piernas y el muchacho las sostuvo para dejar abierta sus nalgas y poder disfrutar de aquel beso negro.



Su lengua se paseaba por toda la zona, hasta dilatar el agujero e introducir su lengua y sus dedos.

–Cójame, métalo por favor.

Pablo escupió varias veces y luego su pene, esparció con su mano la saliva por todo su miembro y lo acercó. –¿Lo quieres todo adentro?

–SI –dijo Jesuscristo con desesperación y sus ojos bien abiertos. Pablo comenzó a penetrarlo, su glande desaparecía dentro del ano, lentamente empujaba, hasta tener el pene completamente dentro de su amado.

–Te lo comiste todo.

–¡Muévase coño! Deme duro.

Pablo lo tomó del cabello. –¿Quieres que te de duro? –Apretó duro y comenzó a moverse, sacaba el pene lo más que podá y volvía a meterlo y cada vez con más fuerza hasta que se detuvo y lo penetró profundamente, se le acercó a su cara y con movimientos suaves de cadera iba metiéndolo y sacándolo.

–Te amo mi amor. ¿Lo estás disfrutando?

–Mucho amor, usted me hace el amor muy….aaaah ..rico…sigue.

–Voltéate pero no te saques el guevo. –El chico como pudo se volteó y se acostó boca abajo, Pablo se acostó sobre él moviéndose armoniosamente subiendo y bajando su pelvis. Cada vez que lo penetraba empujaba para tocarle la próstata al chico y enloquecerlo. No aguantó más y Jesucristo soltó un grito ahogado y se corrió.



–Shhhhh yo no termino aún, no te muevas. –Pablo comenzó a moverse más rápido, le levantó las caderas a Jesucristo hasta ponerlo de rodillas, le abrió las nalgas y volvió a moverse con fuerza, lo cogió de los hombros y con cada embestida un gruñido salía de su boca. Al sentir que se venía se detuvo, retiró su pene y se descargó sobre las nalgas del muchacho. Esparció el semen con su pene mientras Jesucristo con su mano buscaba toma algo del líquido. Pablo volvió a penetrarlo hasta que su pene perdió rigidez. Se tumbó en la cama y Jesucristo apoyó su cabeza en el pecho velludo de su esposo, su mano jugaba con la barba.

–Esposo, esta cogida la he disfrutado mucho y mire que todavía nos quedan días aquí.

–Hasta en el mar te voy a coger, ¿dormimos un ratico para echarte otro?

–Si.





Pablo abría los ojos, miró al techo y soltó un suspiro mientras comenzaba a estirarse, volteó hacia el lado izquierdo de la cama, estaba vacía. Retiró las sábanas que lo tapaba y se levantó para ir al baño.

Orinó sosteniendo su pene que estaba casi erecto. Lo sacudió y fue al lavamanos, apoyó las manos a los lados del mueble y se vio al espejo, se quedó unos segundos ahí, inmóvil.



­–Cristo…estarás conmigo el resto de mi vida. -Bajó la mirada y en su muñeca derecha un hilo rojo rodeaba su muñeca. –Nos volveremos a encontrar en otra vida mi amor y seguiremos juntos. -Se sonrió y una lágrima bajó de su ojo derecho, la detuvo la barba y volvió a sonreir. Levantó su mano y anudó el hilo a su muñeca.



Se puso un short y se fue por la caminería hasta llegar al mar para lanzarse y comenzar a nadar y nadar y nadar.

viernes, 8 de septiembre de 2017

DE REPENTE TU 10. Capítulo 11


Las vueltas que da la vida.



María Antonia no paraba de caminar en la sala de espera de la clínica,  Jaime escribía por el celular mientras tomaba un vaso grande de café.



–Tranquila señora, todo va a salir bien. –Decía Diego que en su cara se reflejaba el susto.

­–Igual me preocupo joven, es mi hija.

Jaime se acercó a ambos. –Mira carajito, ¿tú eres normal?  ¿Eres hombre, tienes tus bolas y guevo entre las piernas, no eres gay?.

Diego arrugó la frente, no entendía la pregunta del policía.

–Sí, sí…soy heterosexual, pero no sé a que viene eso, no entiendo.

–No le hagas caso a este troglodita.

–¿Te vas a hacer cargo de mi hija y su bebé?.

–Si ella me lo permite, lo haré con gusto, vivo con ella.

–¿Qué? ¿estás viviendo con mi hija? O sea viven tres personas con ella, ¿qué es esto, una orgía?

Diego no entendía nada de lo que hablaba Jaime, María Antonia se puso detrás de él y le puso las manos en los hombros.

–Jaime, escucha, Yovana y Clemente ya no viven con Esperanza, comparten apartamento Diego y ella.

–¿Y por qué siempre soy el último en enterarme de todo?

–Porque te pones bruto cada vez que se te cuenta algo, es mejor que no sepas.

–¡Qué bonito María Antonia!



Se escuchan las puertas batientes del quirófano y sale el doctor quitándose la gorra, el primero que corre es Diego.

–¡Todo bien! un hermoso varón de 3 kilos y 51 centímetros.

–Espero que no sea gay. -María Antonia le lanzó una mirada fulminante, Diego estaba sorprendido de la actitud de su futuro suegro.

–¿Podemos verlo?

–Si, espere unos minutos y van al Retén, si quieren pasen a ver a la madre.

–¿Puedo pasar yo primero a verla?

–Mira carjito, la que está ahí dentro es mi hija y… -María Antonia le puso la mano en el hombro y vio a Diego. –Entra, nosotros vamos a ver a nuestro nieto y luego entramos.



_______



Yovana se había mudado a casa de Fabián. Primero porque así cuidaría del hijo del muchacho pero también porque ambos comenzaban a tener algo parecido a una relación, aunque Fabián estaba confundido pensando que era gay, Yovana le explica la situación.

–El amor y el sexo es universal y libre, no te encasilles y te etiquetes, ¿estás bien y cómodo conmigo? ¿Disfrutas del sexo conmigo?

–Si, bueno, no me quejo, de verdad me encanta, pero es que…

–Entonces relájate, no dejes que la sociedad y te diga lo que eres, eres un hombre que vive con otra persona y disfrutan del sexo y el estar juntos..

Unos segundos de silencio y Fabián habló.

–¿Tú tienes pensado operarte? Si es por dinero yo te pago la operación.

–No está en mis planes a corto ni mediano plazo, la verdad que no pienso en eso. No me quita el sueño, pero creo que a ti si.

–Bueno, no, es que…me gusta una vagina, tú me entiendes…

–No voy a operarme para complacerte Fabián, eso lo tengo muy claro, así que dime de una vez si seguimos juntos o no.



Fabián tragó saliva y la vio a los ojos y por unos segundos en silencio se quedó mirándola fijamente.

–Vamos a dejar que las cosas fluyan, de momento me gusta lo que estoy viviendo contigo y mi hijo.

–¿Ah si?  ¿Te gusta? ¿Y esto te gusta? –Se agachó mientras desabotonaba el bluyín y sacaba el pene del interior. Comenzó a mamarlo, Fabián se estaba excitando y su pene lo delataba. Su piel se erizó mientras contraía los músculos del abdómen. La conversación que habían tenido lo había excitado y no creía poder aguantar mucho para correrse.

–¡Aaaaay Yovana espera que me vengo! –Ella lo vio a los ojos mientras sentía como su boca recibía aquel líquido caliente y espeso.



____________



–¡Holaaa! –Diego entraba a la habitación, Esperanza apenas sonreía.

–¿Cómo te sientes?

–Agotada, no sabía que parir era tan duro.

–Bueno fue parto natural, eres una valiente. –Se le acercó y le dio un beso en la boca. –Conocí a tu papá, es un señor muy particular.

–Es un señor del siglo antepasado. Ya me imagino que te habrá dicho.

–Me preguntó si era gay, bueno primero si yo tenía bolas y guevo, jajajaja que loco.

–Eso es por Yovana, él la conoció. No le hagas caso.

–Hay algo que me sorprendió, cuando salió el médico diciendo que ya habías dado a luz tu papá le dijo “ojalá no salga gay”.

–Ay mi papá es un retrógrado, ¿mi mamá no le dio una cachetada?

–Bueno, creo que estaba a punto, pero lo miró con cara de odio, tu papá es bien homofóbico.

–Es que sus hijos son gais, su hijastro es gay, su exyerno es gay y bueno yo que salí con Yovana…entonces él se descolocó y embruteció.

–Verga, disculpa lo que te voy a  decir pero la vida lo castigó feo jejejejeje.

–Que quieres que te diga…mi mamá tiene que lidiar con eso.



Diego le pidió permiso a la enfermera para llevar al niño a la habitación y entregárselo a su madre, lo acompañaban sus suegros. Lo sostenía en brazos y la sonrisa no se le iba de la cara, se lo pasó a Esperanza que comenzó a llorar.

–Dale el pecho muchacha, ya es el momento. –Le dijo la enfermera que se sonrió y se retiró.



–¿Será que este carajito le pondrá los pies en la tierra esta niña?

–Yo creo que sí, míralos, se ven hermosos, dame te tu celular que no traje el mio con la apuradera.

–¿Para qué?

–Quiero tomarles una foto mira esa imagen, dame.



Ya en la noche, Diego, que se quedó en la habitación con Esperanza, se despertó con el llanto del bebé, se levantó y lo puso junto a su madre para darle pecho.

Al terminar de comer, Diego se fue al sofá a buscar algo en su chaqueta y regresó a la cama de Esperanza.



–Ahora que el bebé se durmió quiero decirte algo.

–Estoy cansada Diego, ¿puede ser mañana?.

–No, ahora. -Metió la mano en su bolsillo y sacó una cajita. –Quiero ser el papá de Jaime porque quiero casarme contigo.-Abrió la cajita y se la puso frente a ella que se tapó la boca sorprendida.

–No, esto no podía esperar a mañana…¡Estás loco!

–¿Eso es un sí o un no?

–Acepto, acepto, acepto, me caso contigo. En cuanto a lo otro, eso es más delicado, Yovana es la madre del bebé también y tiene derechos.

–Podemos hablar con ella y me ceda ese privilegio, aunque ella no se desentienda del bebé, puede ayudar con la manutención, seguirá siendo su padre, madre, perdón.

–Hablaremos con ella cuando ya estemos en casa mi amor.

Un beso selló el compromiso.



Al día siguiente con la visita de Jesuscristo, se enteró el resto de la familia de la próxima boda.



Cuando llegaron a casa de María Antonia para quedarse ambos las primeras semanas ahí, se encontraron con la sorpresa que su hermanos María Julieta y José Arturo estaban en casa con sus respectivas parejas Maikol Jackson y Keiny.



–Mi hermanita consentida con el permiso María Julieta aqui te doy mi regalo por hacerme tío y el regalo de bodas, de una vez. -Un sobre con varios billetes verdes nada despreciables. Diego abrazó a su cuñado.

María Julieta hizo lo mismo y le entregó otro sobre. Maikol Jackson cargaba al bebé, Diego estaba sorprendido de ver a su cuñada de extrema palidez con un hombre que no se veía hasta que mostraba los dientes.



Los esperaba un almuerzo familiar, ya la amplia mesa estaba dispuesta para recibirlos a todos.

jueves, 7 de septiembre de 2017

DE REPENTE TU 10. Capítulo 10

Tropezando con la misma piedra.

Emilio esperaba desnudo en la habitación a la persona que contrató para tener sexo. Mientras se tocaba, veía una película porno, su pene comenzaba a levantarse cuando tocaron a la puerta.

Colocándose la toalla se fue hacia la puerta para abrir. Apenas abre para ver quien era, se sorprende al ver quien está afuera. Termina de abrir la puerta.
–¿Qué haces tú aquí?
–¡Emilio! ¿Tú no estabas internado? ¿Tú contrataste mis servicios?
–¿Tus servicios? –Emilio haló por el brazo a Gilberto y lo metió al cuarto.
El pene de Emilio se bajó completamente.
–¿Ahora te dedicas a esto? ¿Eres prostituto?
–Bueno suena mejor Escort, pero sí, me dedico a esto, gano mucho dinero y en dólares.
Estamos perdiendo el tiempo y vine a prestar un servicio. –Se quitó la franela, evidenciaba un cuerpo trabajado, aunque no es musculoso lo tenía definido, Emilio al verlo, se quitó la toalla y comenzó a tocarse el pene de nuevo.
–¿Qué quieres hacer? –Le dijo Emilio.
–Lo que tu quieras, tú pagaste.
–Agáchate y mámalo
Gilberto se arrodilló y tomo el pene entre sus manos y con su lengua comenzó a jugar con el glande que ya lo había descubierto.
–¡Métetelo todo! –Le dijo eso y le sujetó la cabeza empujándolo hacia el para que le entrara todo el pene en la boca. Gilbertó le apretó las nalgas mientras tragaba todo el pene, levantó la mirada para ver a Emilio. Sus ojos le brillaban, se ahogaba con el pene en su garganta pero lo difrutaba. Emilio le dio un par de cachetadas, lo que hizo que Gilberto se aferrara más a las nalgas.
Lo tomó del pelo y lo levantó.
–Te tomaste en serio que podías hacer lo que quieras.
–En tu perfil dice que haces de todo. Ponte en la cama. -Lo agarró del barzo y lo empujó. –Ábreme ese culo.
Gilberto se abrió las nalgas mientras se puso de rodillas en el borde de la cama.
–Ponte un condón  -Le dijo el muchacho a lo que Emilio con un gesto de fastidio lo buscó y se lo puso para luego derramarle lubricante entre las nalgas. Frotó su pene en el ano.
–Lo voy a meter de una para que te duela y grites. –Apretó el pene y comezó a meterlo con fuerza, Gilberto apretaba las sábanas –¡Dale!.
Lo haló del cabello y empujó para luego tomarlo por los hombros y comenzar a moverse con rapidez y fuerza.
Gruñía mientras Gilberto no paraba de gemir, volvió a abrirse las nalgas y Emilio lo penetró completamente.
Tocan la puerta pero ambos no le hacen caso pero vuelven a tocar con insistencia.
–¿Quién es, coño? –Emilio sigue moviéndose sin perder el ritmo, Gilberto mira hacia la puerta. Vuelven a tocar pero esta vez más seguido e insistente.
–¡Coño de la madre!
Se baja de la cama sin taparse, de su pene cuelga el condón. Abre la puerta.
–¿Qué pasó? –Su cara palidece al ver a la persona que entra de una vez a la habitación.
–¡Lo sabía, sabía que no podías aguantarte, pero no me imaginé que sería con este!
–Ernesto…ya va déjame explicarte, yo…contraté los servicios de un carajo para tirar pero nunca pensé que sería él.
–Aaah ok, bueno, disculpa Emilio por pensar mal, menos mal que no es que volviste con el parásito este. –Dijo eso y se le fue encima en la cama a darle golpes, uno detrás de otro hasta que Emilio lo tomó de los hombros y lo sacó de  la cama.
-¿¡Te volviste loco!? ¡Quédate quieto! Te puedo explicar.
–¿Qué coño me vas a explicar si te sigo con mi carro y veo que entras a un hotel? ¿que voy a pensar guevón?
Gilberto se levanta de la cama adolorido con sangre en la nariz, va hacia su morral y saca un aparato negro. Mientras Emilio y Ernesto discuten, el muchacho se acerca a Ernesto y le coloca el aparato en el cuello, una descarga eléctrica los deja tendido en el suelo.
–¿Qué hiciste? !Lo mataste!
–¡No chico! Está desmayado, vístete y nos vamos, lo dejas aquí.
–¿Estás loco? Vete tú yo me quedo con él.
–Como quieras ya cobré así que mi trabajo ya lo hice.
Emilio lo toma con fuerza del brazo y le da un golpe en la cara que lo tumba en la cama, se retuerce del dolor.  Se agacha para hacer reaccionar a Ernesto que apenas lo hace.

_________



6 meses después…


Luego de haber superado sus problemas de drogas y alcohol, retomó su vida laboral en otros colegios. También había resuelto con un psiquiatra su obsesión con el sexo. Hoy volvería a reencontrarse con
Ernesto, luego de 5 meses sin saber de él.
 

–Gracias por venir, pensé que no vendrías luego de tanto tiempo.
–¿Por qué? No somos carajitos, somos adultos y podemos hablar las vainas. Te quiero mucho a pesar de todas las vainas que pasamos.
–Yo también. –Hubo una pasusa de segundos y preguntó. –¿Estás saliendo con alguien?.
–Ernesto levantó la mirada viéndolo a los ojos. Se sonrió. –Sí… desde hace 3 meses.

A Emilio se le borró la sonrisa. –¿Y cómo te va?
 

–Hasta hace una semana bien, hace 3 días se fue del país, es un chamo de 25 años, ya me lo había dicho cuando nos conocimos así que nunca tuvimos una relación como tal.
–¿Te vas a ir con él? ¿vas a acompañarlo? –Ernesto volvió a mirarlo a los ojos.
–Tú me conoces, ¿me voy a ir con él? ¿Qué crees que hago aquí?.
–No sé, no había sabido de ti desde hace meses, luego de lo de Gilberto.

–¿Qué es de la vida de ese guevón? ¿Sigues con él?
–Te dije que el carajo es un escort, lo contraté.
–Lo contrataste porque querías estar con él de nuevo.
–Coño, te dije que fue casualidad, no sabía que era Gilberto.
–Vamos a dejar ese tema, ya eso es pasado, quiero saber que va a pasar con nosotros.
–Gilberto está metido en drogas y le va mal… ahora tiene sexo para que le den droga,
¿puedes creer eso? No sé en que momento se torció todo. Quiero ayudarlo.

Ernesto se escuchó eso y se levantó de la mesa. Emilio lo detuvo tomándolo del brazo.

–No te vayas, coño Ernesto, tú más que nadie sabe como es eso, no te pongas así, solo quiero ayudarlo no quiero volver con él, ya te dije lo que pasó aquella vez.

Ernesto pasó sus manos por la cara restregándolas y resoplando.


–Ok, ok, luego hablamos de eso. Quiero estar contigo, no me hagas ponerme como un adolescente a pedirte que seas mi novio, tan solo dime si quieres estar conmigo.

–Sí.
–Múdate, deja el apartamento donde vives y vive conmigo.
–Vivo en una habitación.


_______


Una camioneta con cabina esperaba a Emilio en la calle para llevarse sus cosas al apartamento de Ernesto.

–Métete por esta calle.

–¿Para qué? Vamos a dar un vueltón por aquí.
–¿Estás apurado?
–No, pero no entiendo.
–Dale sigue por aquí.

Mientras iban por la calle, en la acera de la derecha había un muchacho delgado caminando de
espalda a ellos, aunque no estaba mal vestido ni sucio, se veía perdido, distraído.

–Mira ese chamo, allá, ¿lo ves?

–Si, ¿que pasa?
–Acércate a él.

Aceleró un poco y se puso a pocos metros del muchacho.

–¿Ese es Gilberto?
-El muchacho se había detenido y estaba hablando solo mirando al cielo.

–¡GILBERTOOO! -Le gritó Emilio
–¿Para que lo llamas?

Gilberto se acerca y se apoya de la puerta.

–Hola, hola mis panas ¿cómo están? Les puedo mamar el guevo a ambos y me dan una vainita, o
me cogen los dos y les cobro un poco meas pero no se van a arrepentir, soy bueno, anda vale necesito plata marico, quiero meterme algo.

–Te vamos a llevar a un sitio donde  vas a disfrutar de todo eso, ¿quieres montarte?
–Dale a quien se lo mamo primero, ah? A ti?  Dame 10 mil y te lo mamo ya.

–¿Marico para que montas a este pana? Le hablaba en voz baja Ernesto a Emilio.

–Te dije la otra vez que quería ayudarlo.
–¿A quién se lo mamo primero?

–A nadie Gilberto, te vamos a dar un dinero pero te vamos a llevar a un sitio donde vas
a comer y te van a ayudar.

–Dale mi pana, llévame, dame los reales pues, ¿tienen algo para fumarme ahorita?, ando
limpio.

–Emilio se le hizo un nudo en la garganta viendo y escuchando a Gilberto, no aguantó las
ganas de llorar. Ernesto le pasó la mano por la cabeza.
 

–Yo sé que esto no se debe hacer pero por favor ayúdenlo, no puede estar más tiempo en la
calle y su familia no quiere saber de él.

El médico encargado del centro de rehabilitación, suspiró, vio a Ernesto y accedió.

–Esta bien, pero aquí no va a estar encerrado, si quiere irse lo puede hacer en cualquier
momento, el muchacho no está entrando por su propia voluntad.

–Gracias, gracias doctor, nosostros estaremos pendiente, aquí están nuestros teléfonos,
avísenos cualquier cosa.
–Te desconozco Emilio, te veo hacer estas cosas y me conmueve, haz superado tus
problemas, tus traumas, tus miedos y eso me hace feliz.

–Quiero rehacer mi vida ayudando a la gente y si es contigo a mi lado mucho mejor.
–Mira como me pusiste. Quiero hacer el amor contigo, vamos a casa, a nuestra casa.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

De Repente Tú 10. Capítulo 9

Cuernos Europeos.

–Yo no puedo creer esto, no puedo creerlo. ¡Te tiraste a mi sobrino!
–Bueno ya portu relaja el papo, fue una tirada tampoco es que el chamín era virgen.
–¡Yonaikel te traje a Portugal para tener una nueva vida y contigo y tú me pagas primero montándome cachos y segundo con mi sobrino.
–¿Pero que iba a saber yo que eran familia papá? Toy llegando a este país.
Fernando se le ponía roja la cara de la ira escuchando a Yonaikel justificando su actitud.
–¡Basta! No se trata de mi sobrino, se trata que tuviste sexo con otra persona y aquí en Portugal.
–Ah vaina, ¿entonces? En Caracas tiré con otras personas, con tu primo, las secretarias, mi jeva, un pana del barrio.
Fernando se volteó y le lanzó un golpe en la cara a Yonaikel, tan fuerte que lo tumbó al suelo.
–Na guevoná portu, usté esta bravo ¿oyó? Tremendo coñazo me diste guevón, me duele, creo que me aflojaste una muela. –Se levantó del piso con un ligero mareo, se sostuvo de Fernando que lo ayudó a levantarse.
–¿Tú no has entendido que yo estoy enamorado de ti malandro del carajo?
–Si yo sé guevón pero es que tú me dices esas cosas y yo me espanto, yo me he empatado con mujeres pero con hombres no, solo me los cojo, pero es que contigo veeeerga, no sé….es complicao, porque tú me gustas y tal pero empatarme así…
-Fernando le plantó un beso en la boca sosteniendo su cara con sus manos, Yonaikel respondió al beso.


Fernando rompió relaciones con su familia por decisión de ellos. A su sobrino no lo vio más y, aunque vivían en la misma ciudad, Fernando montó su negocio aparte y se mudó con Yonaikel al apartamento. Puso al motorizado a trabajar con él.
Yonaikel se trajo a sus hijos a Portugal para criarlos junto a Fernando que sería el padre adoptivo.

El motorizado no cambaría, en cada oportunidad tenía sexo con alguien en la ciudad, su color de piel llamaba la atención y al verlo desnudo la atracción era mayor, se había regado la fama de superdotado por el vecindario.

_______

6 meses después…

–Los declaro esposo y esposo. Pueden besarse.

Cerca de la cara de Yonaikel, Fernando antes de besarlo le dijo algo casi en secreto.
–No me importa con cuantos hayas tirado antes o ahora, porque lo sé, lo sigues haciendo -Yonaikel tragó saliva como si tragara una bola de pelos–Yo te amo y vas a ser mi esposo y yo sé que tú me amas y estaremos juntos siempre. -Se acercó  a su boca, Yonaikel abrio la suya y con las mismas metió su lengua en la boca de su ahora esposo, El motorizado abría su boca y seguía moviendo su lengua  dentro de la boca de Fernando que hacía lo mismo, el beso se convirtiió en algo incómodo para los presentes.
El juez cerró el libro con fuerza.
–Bueno, bueno, bueno ya pueden retirarse, hay personas que esperan para casarse

Salieron de la oficina del Ayuntamiento recibiendo arroz de los invitados. Se montaron en la limosina.

–¿Y por qué estás tan seguro que yo te amo?
–Has aprendido portugués en tiempo record y no quieres regresar a Venezuela y porque tus ojos brillan cuando me ves mi negro hermoso.
–Deja la mariquera poooortu.
–Ay ya cállate
El chofer los veía por el retrovisor y sonrreía.
–Al hotel José y mañana nos buscas para ir al aeropuerto.
–Seguro, felicidades.
–Gracias. –Fernando fue a besar a Yonaikel y este se echó para atrás.
-¿Qué pasó papá? ¿Vas a seguir? nos está viendo el pana.
–Te besé frente a un gentío hace minutos ¿y ahora te da pena con José?

–Yo también estoy casado -Levantó su mano mostrándole el anillo–Y con un hombre, desde hace 3 años -Volvió a sonreirse
Yonaikel besó a Fernando para luego hablar con José.
–¿Tú te molestas si me cojo a mi marido aquí en el carro?

José le dio a un botón en el tablero y una lámina negra separó los asientos de atrás con los del chofer quedando en total privacidad.

martes, 5 de septiembre de 2017

De Repente Tú 10. Capítulo 8

Papá soltero.

Fabián ya se sentía más cómodo en su faceta como padre. Su parte sentimental la tenía aparcada en algún lugar de su mente y corazón.
Gerónimo ya tenía casí seis meses, logró que Carolina le firmara los papeles para traspasarle la custodia total del niño y ella desentenderse de todo. Ahora planificaba el bautizo, ya estaba algo retrasado.

Tomó el coche, montó a Gerónimo y se fueron a la calle. Tenía meses que no veía a María Corina y se aventuró a ir a su casa, sudaba frío y estaba un poco nervioso. Tocó el timbre.

–¡Hola! Fabián ¡que sorpresa! ¿Qué hace usted aquí?
–Ya ves, si usted no me llama ni me busca, yo vengo donde usted está. ¿Hice mal? ¿interrumpo algo?
–No para nada, de hecho estoy sola, Tom llega más tarde pero entre, entre.

Fabián entró con el coche y María Corina no aguantó y cargó al bebé.
–Usted no me hable que no sabe de mi, usted ha venido a buscar a la niña.
–Pero no estás tú, me la entrega Tom ¿Cómo estás Maria Corina?
–Bien trabajando, dedicada al hogar y a mi niña. Vaya a verla está en el cuarto dormidita.

Fabián entró a la habitación, vio a su hija y le acarició la mejilla y le dio un beso en la frente y salió.
–Estoy aquí por dos razones, más bien tres, ver a mi hija aunque no es el día pero sé que tú no tienes problema con eso, verte a ti que siempre es un aire fresco para mi vida y para esto, toma.
Le entregó un sobre con la invitación para el bautizo de Gerónimo.
–¡Ay muchas gracias Fabián! Ahí estaremos con mucho gusto. Yo también tengo algo que entregarle, ya que está aquí.

A Fabián le comenzó a latir el corazón rápidamente, galopaba en su pecho. Se imaginaba lo que le iba a entregar y no quería recibirlo.
–Tome, la invitación a mi matrimonio.
–¿Qué te hace pensar que quiero ir?
María Corina dio un paso hacia atrás y su rostro se contrajo borrando la sonrisa que tenía.
–Disculpe Fabián…no pensé que…yo no…lo siento.
–No seas tonta , claro que ahí estaré, eres la madre de mi hija y si tú eres feliz yo soy feliz.
Se miraron a los ojos y Fabián se abalanzó hacia ella y le dio un beso en la boca pero  María Corina lo separó al segundo de besarla.
–No Fabián no, por favor, no haga eso.
–Perdón, perdón, perdón, no me contuve…es que tú…es que yo…te…-Se detuvo.
–Usted se tiene que ir Fabián.

Se escucharon unas llaves e inmediatamente se abrió la puerta. Era Tom.
-Hola buenas tardes mi amor ¿cómo estaaaa….s? Holaaaa Fabián, ¿qué haces aquí? Hoy no te toca buscar a Fabiana.
–Hola Tom, lo sé, descuida, vine por otra cosa.
–¿Qué otra cosa? ¿Para que vienes hoy que está sola María Corina?
–Ya Tom pero es que yo no sabía que estaba sola, de hecho vine para hablar con los dos, para invitarlos al bautizo de mi hijo, María Corina tiene la invitación.

Tom vio a María Corina que le mostró el sobre encongiendo los hombros, Tom bajó la mirada y cerró los ojos.
–Disculpa Chamo, hoy tuve un día de perros. –Se acercó al coche y se agachó. –Hey campeón pero tú si estás grande. ¿Ya viste a tu hermanita?
–No Tom la niña duerme.

–Bueno, yo los dejo.
–Hasta luego Fabián, voy a ver a la niña y acomodar las cosas para bañarla.
–Chao María Corina.
Tom acompañó a Fabián a la puerta.

–Te voy a pedir que la próxima vez llames antes de venir y solo vienes si estoy yo aquí.
–¿Aún tienes miedo que te la quite?
Tomo sacó su arma la cargó y se la puso en el cuello.
–Tengo miedo de que se me escape una bala y mate al padre de mi niña. Vienes cuando yo esté aquí.
Fabián tragó grueso y se quitó el arma del cuello.
–Si no confías en tu mujer es mejor que no te cases con ella.
–Sal de aquí antes que te  saque a patadas.
–Tom, entiéndelo yo no quiero nada con María Corina, lo que me una a ella es nuestra hija más nada. –Salió del apartamento y se fue al ascensor, tocó el botón y esperó. Tom salió del apartamento.

–Olvida lo que acaba de ocurrir Fabián, no debí amenazarte, discúlpame.
–Tranquilo, te entiendo, yo sigo enamorado de María Corina, tú lo sabes y no tengo porque engañarte, pero no voy a hacer nada por joder tu relación, yo estoy dedicado a mis hijos.

Tom extendió su mano, Fabián se la dio y zanjaron la discusión con un apretón de manos.

_____

Llegó al apartamento y llamó a la muchacha que cuida a Gerónimo para que se quedara cuidando al niño mientras él salía a la calle.

–Encárgate del chamo mientras yo me ducho para salir.
–Dale, le doy de comer y lo acuesto, te puedes ir tranquilo yo me quedo hasta mañana.

Luego de 20 minutos en el baño, Fabián salió con la toalla en la cintura y fue a la habitación de su hijo. Ya estaba dormido y la chica acomodaba una ropa. Fabián en el marco de la puerta la observaba.

–¡Ay Fabián que susto! ¿qué haces ahí parado? Ya se durmió, cayó rendido.
El muchacho la tomó del brazo y la acercó a él. Aún con el cabello y el cuerpo mojado acercó su cara a la de ella.
–Quiero hacerte el amor.
–La chica se puso nerviosa. –¿No te tienes que ir?
Fabián se soltó la toalla. –Tócalo.
Ella lo tomó en sus manos mientras se besaban y él le desabotonaba la blusa.
–Vamos al cuarto. –Fabián le arrancó el sostén y la tumbó en la cama.
–Esto no lo debemos hacer Fabián.
–¿Por qué? Yo estoy soltero y tú también y desde hace tiempo te tengo ganas.
–Si, pero es que hay otra cosa yo…
Fabián le desabrochó el pantalón y metió su mano en  su entrepierna.
–Quiero cogerte…-Su mano y su cuerpo quedaron inmóviles, el muchacho vio a la chica a los ojos, ella sonrió nerviosamente.

Sacó su mano rápidamente y se levantó de la cama buscando la toalla.
–Perdón, perdón, mierda, coño. Yovana perdón, no sabía, que pena.
–No chico, que pena, tranquilo, no sabías.
–¡Qué tonto, me siento un estúpido!
–Hey, no te pongas así vale, tampoco es el fin del mundo, es un pene más nada.
–No vale, no es eso, es mi actitud, te agarré y te besé, me quité la toalla y así sin más queria tirar contigo y me encuentro con esto y me hizo pisar tierra. No tiene nada que ver con seas trans, más bien te admiro Yovana.
–Gracias Fabián.

Fabian se colocó la toalla y se sentó en la cama.
–¿Eres tan prejuicioso que no tendrías sexo con una mujer trans?
–Te confieso que nunca me había pasado esto, pero me atraes, no suelo tener sexo por tenerlo a menos que me guste la persona y tú me gustas, jejeje pero..contigo sería distinto.
–Si, por detrás, ¿nunca has penetrado a una mujer por el culo?
Fabián se puso rojo de la pena y se limitó a sonreir. Yovana se acercó  y lo besó en la boca apartando la toalla. –Ya lo tengo nuevamente en mis manos, ahora quiero que lo metas donde ya sabes.
–Voy abuscar un condón.
–Toma. –Sacó un preservativo del bolsillo. –Yo te lo pongo.
Se lo colocó, se agachó y escupió el pene del muchacho. Yovana se levantó y se desabrochó el panatalón para luego bajárselo y quitárselo. Fabián la miraba, no le quitaba la mirada de su entrepierna y a pesar de eso su erección no se iba pero estaba nervioso.
Yovana  se llevó su mano a la boca y derramó saliva para luego colocarla en su ano.
–Quédate ahí sentado, yo hago el resto. –Se montó encmia  de Fabián que estaba sentado al borde de la cama, ella tomó el pene y lo dirigió a su ano para comenzar a meterlo poco a poco.

Una vez que lo tenía completamente dentro de ella, Fabián se levantó de la cama alzándola. Sus pechos rebotaban en la cara del muchacho que comenzó a moverla para luego acostarla en la cama y continuar con el sexo.
Yovana se sujetó sus piernas trayéndolas hacia ella, Fabián se montó sobre ella para penetrarla por completo al tener expuesto su ano.
–No sabes como estoy disfrutando esto Fabián, sigue.
–Se siente muy bien. –Fabián notó que el pene de Yovana estaba levantando, se impresionó pero volvió a concentrarse en lo que hacía.
–¿Quieres masturbarme? Agárralo. –Le dijo Yovana.
El muchacho lo tomó entre sus manos, era la primera vez que tenía un pene en sus manos y no era el de él. Comenzó a masturbarla mientras seguía moviéndose, esta vez más rápido y más fuerte. Mientras más le daba, más se excitaba. Yovana gemía mientras veía a los ojos a Fabián que le había cambiado el rostro.
–Sigue, sigue, estoy a punto dale, DALEEE.

Yovana se corrió y el semen cayó en el pecho de Fabián que al sentir el tibio líquido se vino el dentro de ella lo que hizo que pegara un par de gritos hasta que se detuvo y se tumbó sobre ella
–Wao…wao, wao wao.
–¿Ese wao es bueno o malo? –Preguntó Yovana.
–Muy bueno chama, muy bueno.
–Jajajajajaja me encantó. ¿Te confieso algo?
­–Aah…dime, verga estoy agotado…
–Quería que esto pasara y desde hace mucho y no me arrepiento.
–Que bien.
–Te tienes que ir a tu compromiso.
–No, no voy a ir, quiero descansar un rato y darle una vez más y luego otra.
–¿Ah si? ¿quieres?
–Si, quiero.