sábado, 2 de septiembre de 2017

De Repente Tú 10 Capítulo 6


Sexo importado.
 
–Hola, me gustan mucho la gente negra.
–Hablas español, pensé que eras portuguesito.
–Lo soy, aprendí español. ¿vamos a mi casa? Podemos tener sexo allá.
–Fino papá. ¿no hay nadien?.
–Si, está mi familia, pero le digo que eres un compañero de la universidad, uno de los del intercambio cultural, como eres negro no van a sospechar.
–¿Y vamos a tirá en tu cuarto así tan bandera?
–¿Cómo?
–Bueno cogerte y afuera tu familia escuchando.
–Ponemos música y no se escucha. ¿Quieres venir?.
–Si va papá, vamo a dale.

Llegaron al apartamento del muchacho, era pequeño pero con 3 habitaciones, en su casa habían 3 adultos y dos jóvenes más.
–Olá familia, é Yonaikel é um universitário, vem da América do Sul como parte do intercâmbio cultural, chegamos a completar um trabalho de pesquisa
–Oi bom dia, boa vinda para Portugal menino
–Epa Buenos días, gracias gracias. No se que coño dijeron pero les sonrío. -Le susurró Yonaikel al muchacho.

Siguieron hacia la habitación del joven.

El muchacho comenzó a desvestirse, tenía la piel blanca y los vellos del cuerpo rubios. Se quitó el interior y entre las piernas se asomaba entre los vellos un diminuto pene.
–Estoy listo para que me penetres.
Yonaikel no le quitaba la mirada a la entrepierna del muchacho y se sonreía.
–“Este pana va llevá guevo, este no coge ni gripe”. Yo creo que te vas a asustar cuando veas mi verga.
–Quiero verla.
–Bájame el pantalón tú, sácalo.

El muchacho le desabrochó el pantalón, le costó bajarlo por lo apretado y por las nalgas del Yonaikel, sumándole las dimensiones de su miembro. Cuando logró bajar el pantalón observó el interior de tela estampada oscura aguantando el peso de aquel enorme pene. Tragó saliva mientras bajaba el interior.
Un miembro oscuro, grueso y largo frente a los ojos del rubio muchacho que no podía creer lo que veía, su piel se erizó mientras sostenía con sus dedos el pene que ya comenzaba a ponerse duro.
–¿Vas a querer que te lo meta?
–Si…pero.
–¿Pero qué? Ponlo duro, mámalo.
–Espera, voy a buscar un preservativo.
–No te molestes papa, no me caben espera que me lo pares bien para que veas que no me va a caber el condón.
El muchacho colocó su mano justo después del glande y se lo acercó a la boca. Yonaikel lo agarró de la cabeza para que fuera metiéndoselo en la boca poco a poco.
El motorizado estaba sorprendido de como le entraba casi todo el pene en la boca, aunque le daban arcadas y sus ojos delataban lágrimas por el ahogo, lo retiraba  e hilos de saliva colgaban entre su boca y el glande.
–Eres tragón papá, vamos a ver si ese culito pálido aguanta esta verga.
El muchacho siguió con el sexo oral hasta que su mandíbula no aguantaba más abertura. Se puso de pie y se colocó lubricante entre las nalgas, se volteó y con sus manos las separó.
–Comienza a meterlo. Despacio.
–Yo no se hacerlo despacio, aguanta un poco.

Yonaikel metío con cuidado el glande que ya estaba adentro. Lo tomó por los hombros.
–Ahora ponte flojito rey y aguanta la pela que ahí voy.
Apretó sus manos en los hombros y deslizó el pene hacia adentro sin detenerse.
–AU, AU, AU despacio, despacio duele.
–Shhhh.
Los gritos aumentaban de volumen, afuera en la sala llegaba el sonido ahogado y levantaron las cabezas para escuchar.
Yonaikel lo tomaba de un hombro, su otra mano estaba en la nalga derecha del muchacho que no paraba de gemir y cerrar los ojos apretando los dientes. El motorizado retiraba su pene solo para ver lo dilatadio del ano que estaba disfrutando.
–UUUf tienes ese hueco abierto papa, te cabe un brazo por ahi. Voy de nuevo.
Esta vez le dio con más intensidad. El muchacho ahora gritaba mientras Yonaikel le tapaba la boca, pero ya uno de la familia tenía su oreja pegada de la puerta escuchando los gritos.

Yonaikel bajó su mano a la entrepierna del chico para masturbarlo pero no encontró su pene, apenas tocaba piel entre los vellos y desistió. Siguió moviéndose.
–¿Dónde quieres la leche papá?
–¿Ya te vas a correr?
–Yo acabo cuando tú me digas.
–Ya.
Yonaikel dio varios empujones más y sacó su pene para descargarse en las blancas nalgas del muchacho, Restregó su pene entre ellas esparciendo el semen para luego penetrarlo de nuevo. El ano estaba enrrojecido e inflamado pero ya no le dolía tanto.

El motorizado estaba completamente bañado en sudor.
–¿Me puedo dar un baño?
–La ducha está afuera.
–Verga entonces no mi pana, dame una toalla para limpiarme y secarme.
Le entregó unas toallitas húmedas y la toalla.

Yonaikel se limpió el pene y se secó el sudor, mientras el muchacho hacía lo mismo. Se vistieron y salieron del cuarto. La familia volvió a sus quehaceres pero sin ver a los muchachos a la cara.

–Você terminou rápido para fazer o trabalho
–Se fosse apenas ajustar alguns dados no relatório.
–Hasta luego, gracias por todo, nos vemos. -Dijo Yonaikel, mirando a todos y sabiendo que ellos también sabían que habían hecho en la habitación

–Marico, tu familia nos pilló tirando, me miraban con una cara.
–Tranquilo, no saben nada, ellos no sabem que soy gay.
–No guevón, esos saben más que tú y yo. Me tengo que ir.
–Toma mi número para ver si repetimos.
–Claaaro, yo voy a vivir aquí con mi…un amigo, mi pana.
–¿Tu novio?
–Si puej, pero tranquilo, que te puedo seguir cogiendo.

Llegó al hotel, se dio una ducha y en el interín llegaba Fernando.

–Menos mal que ya te duchaste, vamos a casa de mi familia para presentarte.
–¿Queda lejos? Toy mamao.
–¿Caminaste mucho?
–“Me cogí un culito blanquito y glotón, quedé reventao” Si portu, caminé que jode pero no me perdí jeje.
–Tranquilo que no es lejos, es aquí a unas 4 cuadras, nos vamos caminando.
–Si va.

Mientras caminaban iban hablando de las cosas que harían y del futuro de ambos.
–…y bueno sería genial casarnos.
–Verga…¿qué?
–Mira, ya llegamos, aquí es.
Yonaikel miró hacia el edificio y su cuerpo se paralizó.
–¿Qué pasó mi amor? ¿Pasa algo?
–“Demasiada casualidad, no creo que el aparatamento también sea el mismo” Nada, nada, que me impresionó porque por aquí pasé antes jeje.
–Ah ok, vamos
Llegaron al piso y tocaron el timbre. Yonaikel sudaba frío.
–Marico no puede ser que esta es la familia del portu, me van a ver y van a saber quien soy y además el blanquito debe estar aquí.

Abrieron la puerta. El hombre que los recibió los hizo pasar y vio a Yonaikel, ambos quedaron sorprendidos pero ninguno dijo nada.
–Les presento a mi novio. Yonaikel, mi futuro esposo.
–La madre de Fernando se ahogó con lo que comía y al fondo Eduardo, el muchacho con el que estuvo Yonaikel y sobrino de Fernando, que al verlo su rostro palideció aún más.

–Mira Eduardo, es tu compañero de la universidad, que casualidad.
Fernando arrugó la frente y vio a Yonaikel que bajó la
mirada al suelo.

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