jueves, 7 de septiembre de 2017

DE REPENTE TU 10. Capítulo 10

Tropezando con la misma piedra.

Emilio esperaba desnudo en la habitación a la persona que contrató para tener sexo. Mientras se tocaba, veía una película porno, su pene comenzaba a levantarse cuando tocaron a la puerta.

Colocándose la toalla se fue hacia la puerta para abrir. Apenas abre para ver quien era, se sorprende al ver quien está afuera. Termina de abrir la puerta.
–¿Qué haces tú aquí?
–¡Emilio! ¿Tú no estabas internado? ¿Tú contrataste mis servicios?
–¿Tus servicios? –Emilio haló por el brazo a Gilberto y lo metió al cuarto.
El pene de Emilio se bajó completamente.
–¿Ahora te dedicas a esto? ¿Eres prostituto?
–Bueno suena mejor Escort, pero sí, me dedico a esto, gano mucho dinero y en dólares.
Estamos perdiendo el tiempo y vine a prestar un servicio. –Se quitó la franela, evidenciaba un cuerpo trabajado, aunque no es musculoso lo tenía definido, Emilio al verlo, se quitó la toalla y comenzó a tocarse el pene de nuevo.
–¿Qué quieres hacer? –Le dijo Emilio.
–Lo que tu quieras, tú pagaste.
–Agáchate y mámalo
Gilberto se arrodilló y tomo el pene entre sus manos y con su lengua comenzó a jugar con el glande que ya lo había descubierto.
–¡Métetelo todo! –Le dijo eso y le sujetó la cabeza empujándolo hacia el para que le entrara todo el pene en la boca. Gilbertó le apretó las nalgas mientras tragaba todo el pene, levantó la mirada para ver a Emilio. Sus ojos le brillaban, se ahogaba con el pene en su garganta pero lo difrutaba. Emilio le dio un par de cachetadas, lo que hizo que Gilberto se aferrara más a las nalgas.
Lo tomó del pelo y lo levantó.
–Te tomaste en serio que podías hacer lo que quieras.
–En tu perfil dice que haces de todo. Ponte en la cama. -Lo agarró del barzo y lo empujó. –Ábreme ese culo.
Gilberto se abrió las nalgas mientras se puso de rodillas en el borde de la cama.
–Ponte un condón  -Le dijo el muchacho a lo que Emilio con un gesto de fastidio lo buscó y se lo puso para luego derramarle lubricante entre las nalgas. Frotó su pene en el ano.
–Lo voy a meter de una para que te duela y grites. –Apretó el pene y comezó a meterlo con fuerza, Gilberto apretaba las sábanas –¡Dale!.
Lo haló del cabello y empujó para luego tomarlo por los hombros y comenzar a moverse con rapidez y fuerza.
Gruñía mientras Gilberto no paraba de gemir, volvió a abrirse las nalgas y Emilio lo penetró completamente.
Tocan la puerta pero ambos no le hacen caso pero vuelven a tocar con insistencia.
–¿Quién es, coño? –Emilio sigue moviéndose sin perder el ritmo, Gilberto mira hacia la puerta. Vuelven a tocar pero esta vez más seguido e insistente.
–¡Coño de la madre!
Se baja de la cama sin taparse, de su pene cuelga el condón. Abre la puerta.
–¿Qué pasó? –Su cara palidece al ver a la persona que entra de una vez a la habitación.
–¡Lo sabía, sabía que no podías aguantarte, pero no me imaginé que sería con este!
–Ernesto…ya va déjame explicarte, yo…contraté los servicios de un carajo para tirar pero nunca pensé que sería él.
–Aaah ok, bueno, disculpa Emilio por pensar mal, menos mal que no es que volviste con el parásito este. –Dijo eso y se le fue encima en la cama a darle golpes, uno detrás de otro hasta que Emilio lo tomó de los hombros y lo sacó de  la cama.
-¿¡Te volviste loco!? ¡Quédate quieto! Te puedo explicar.
–¿Qué coño me vas a explicar si te sigo con mi carro y veo que entras a un hotel? ¿que voy a pensar guevón?
Gilberto se levanta de la cama adolorido con sangre en la nariz, va hacia su morral y saca un aparato negro. Mientras Emilio y Ernesto discuten, el muchacho se acerca a Ernesto y le coloca el aparato en el cuello, una descarga eléctrica los deja tendido en el suelo.
–¿Qué hiciste? !Lo mataste!
–¡No chico! Está desmayado, vístete y nos vamos, lo dejas aquí.
–¿Estás loco? Vete tú yo me quedo con él.
–Como quieras ya cobré así que mi trabajo ya lo hice.
Emilio lo toma con fuerza del brazo y le da un golpe en la cara que lo tumba en la cama, se retuerce del dolor.  Se agacha para hacer reaccionar a Ernesto que apenas lo hace.

_________



6 meses después…


Luego de haber superado sus problemas de drogas y alcohol, retomó su vida laboral en otros colegios. También había resuelto con un psiquiatra su obsesión con el sexo. Hoy volvería a reencontrarse con
Ernesto, luego de 5 meses sin saber de él.
 

–Gracias por venir, pensé que no vendrías luego de tanto tiempo.
–¿Por qué? No somos carajitos, somos adultos y podemos hablar las vainas. Te quiero mucho a pesar de todas las vainas que pasamos.
–Yo también. –Hubo una pasusa de segundos y preguntó. –¿Estás saliendo con alguien?.
–Ernesto levantó la mirada viéndolo a los ojos. Se sonrió. –Sí… desde hace 3 meses.

A Emilio se le borró la sonrisa. –¿Y cómo te va?
 

–Hasta hace una semana bien, hace 3 días se fue del país, es un chamo de 25 años, ya me lo había dicho cuando nos conocimos así que nunca tuvimos una relación como tal.
–¿Te vas a ir con él? ¿vas a acompañarlo? –Ernesto volvió a mirarlo a los ojos.
–Tú me conoces, ¿me voy a ir con él? ¿Qué crees que hago aquí?.
–No sé, no había sabido de ti desde hace meses, luego de lo de Gilberto.

–¿Qué es de la vida de ese guevón? ¿Sigues con él?
–Te dije que el carajo es un escort, lo contraté.
–Lo contrataste porque querías estar con él de nuevo.
–Coño, te dije que fue casualidad, no sabía que era Gilberto.
–Vamos a dejar ese tema, ya eso es pasado, quiero saber que va a pasar con nosotros.
–Gilberto está metido en drogas y le va mal… ahora tiene sexo para que le den droga,
¿puedes creer eso? No sé en que momento se torció todo. Quiero ayudarlo.

Ernesto se escuchó eso y se levantó de la mesa. Emilio lo detuvo tomándolo del brazo.

–No te vayas, coño Ernesto, tú más que nadie sabe como es eso, no te pongas así, solo quiero ayudarlo no quiero volver con él, ya te dije lo que pasó aquella vez.

Ernesto pasó sus manos por la cara restregándolas y resoplando.


–Ok, ok, luego hablamos de eso. Quiero estar contigo, no me hagas ponerme como un adolescente a pedirte que seas mi novio, tan solo dime si quieres estar conmigo.

–Sí.
–Múdate, deja el apartamento donde vives y vive conmigo.
–Vivo en una habitación.


_______


Una camioneta con cabina esperaba a Emilio en la calle para llevarse sus cosas al apartamento de Ernesto.

–Métete por esta calle.

–¿Para qué? Vamos a dar un vueltón por aquí.
–¿Estás apurado?
–No, pero no entiendo.
–Dale sigue por aquí.

Mientras iban por la calle, en la acera de la derecha había un muchacho delgado caminando de
espalda a ellos, aunque no estaba mal vestido ni sucio, se veía perdido, distraído.

–Mira ese chamo, allá, ¿lo ves?

–Si, ¿que pasa?
–Acércate a él.

Aceleró un poco y se puso a pocos metros del muchacho.

–¿Ese es Gilberto?
-El muchacho se había detenido y estaba hablando solo mirando al cielo.

–¡GILBERTOOO! -Le gritó Emilio
–¿Para que lo llamas?

Gilberto se acerca y se apoya de la puerta.

–Hola, hola mis panas ¿cómo están? Les puedo mamar el guevo a ambos y me dan una vainita, o
me cogen los dos y les cobro un poco meas pero no se van a arrepentir, soy bueno, anda vale necesito plata marico, quiero meterme algo.

–Te vamos a llevar a un sitio donde  vas a disfrutar de todo eso, ¿quieres montarte?
–Dale a quien se lo mamo primero, ah? A ti?  Dame 10 mil y te lo mamo ya.

–¿Marico para que montas a este pana? Le hablaba en voz baja Ernesto a Emilio.

–Te dije la otra vez que quería ayudarlo.
–¿A quién se lo mamo primero?

–A nadie Gilberto, te vamos a dar un dinero pero te vamos a llevar a un sitio donde vas
a comer y te van a ayudar.

–Dale mi pana, llévame, dame los reales pues, ¿tienen algo para fumarme ahorita?, ando
limpio.

–Emilio se le hizo un nudo en la garganta viendo y escuchando a Gilberto, no aguantó las
ganas de llorar. Ernesto le pasó la mano por la cabeza.
 

–Yo sé que esto no se debe hacer pero por favor ayúdenlo, no puede estar más tiempo en la
calle y su familia no quiere saber de él.

El médico encargado del centro de rehabilitación, suspiró, vio a Ernesto y accedió.

–Esta bien, pero aquí no va a estar encerrado, si quiere irse lo puede hacer en cualquier
momento, el muchacho no está entrando por su propia voluntad.

–Gracias, gracias doctor, nosostros estaremos pendiente, aquí están nuestros teléfonos,
avísenos cualquier cosa.
–Te desconozco Emilio, te veo hacer estas cosas y me conmueve, haz superado tus
problemas, tus traumas, tus miedos y eso me hace feliz.

–Quiero rehacer mi vida ayudando a la gente y si es contigo a mi lado mucho mejor.
–Mira como me pusiste. Quiero hacer el amor contigo, vamos a casa, a nuestra casa.

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